Introducción
Se entiende por equipo de protección individual (EPI), o en nomenclatura inglesa personal protective equipment (PPE), cualquier dispositivo o medio que vaya a llevar o del que vaya a disponer una persona con el objetivo de que la proteja contra uno o varios riesgos que puedan amenazar su salud y su seguridad1. Tanto en riesgos físicos, químicos o biológicos las recomendaciones sobre el uso de los mismos dependerán de las vías de exposición al riesgo2. Estos equipos han de proporcionar una protección eficaz frente a los riesgos que motivan su uso, sin suponer por sí mismos riesgos adicionales ni ocasionar molestias innecesarias, deben ser compatibles (si hay que usar varios a la vez) y cumplir con las disposiciones sobre diseño y fabricación en materia de seguridad y salud que les afecten3.
En el contexto de las enfermedades transmisibles y por lo que respecta a los profesionales sanitarios, desde hace tiempo numerosos organismos y agencias nacionales e internacionales han establecido, junto a un adecuado lavado o higiene de las manos, cuales son los equipos que deben utilizarse, según sea el mecanismo de transmisión del agente y las tareas que vayan a realizarse, las características que deben tener estos equipos, cómo deben utilizarse, así como instrucciones precisas sobre la técnica apropiada para su colocación y retirada una vez utilizados4,5,6,7,8,9,10.
Durante el brote de la enfermedad por virus Ebola en África occidental se destacó la importancia del equipo de protección personal apropiado como componente de la protección de los trabajadores de la salud11, sin embargo no está claro qué tipo de PPE protege mejor, cuál es la mejor manera de quitarlo y cómo asegurarse de que los profesionales sanitarios utilicen el PPE según las instrucciones12. Estudios realizados mediante simulación con marcadores fluorescentes o con virus no patógenos han comparado la eficacia de diferentes equipos de protección así como la autocontaminación en los procesos de retirada de los mismos11,12,13,14,15. Se detectan errores o desviaciones en los protocolos de retirada14,15 y algunas evidencias de que el entrenamiento activo en el uso de los equipos puede reducir los errores en la retirada más que el entrenamiento pasivo11. Se concluye en la necesidad de realizar nuevos estudios de simulación11, diseñar un EPP con un área de alta cobertura y características ergonómicas simples14, mejorar los procesos y los métodos de puesta y retirada de los equipos y promover la capacitación de los usuarios y su adherencia a los protocolos13,14,15. Algunos proponen incluso el desarrollo de una guía de consenso para la estandarización nacional de un protocolo unificado de puesta y retirada de los equipos12.
Vemos pues que puede haber diversos y diferentes equipos de protección, así como diferentes protocolos de colocación y retirada de los mismos que requieren del adecuado entrenamiento y que puede dar lugar a errores confusiones.
En nuestra experiencia personal a la hora de proponer equipos de protección individual y de formar y entrenar a los profesionales sanitarios en su puesta y retirada hemos podido constatar, desde el brote de Enfermedad por virus Ebola (EVE) de 2014 hasta el actual del COVID-19, la confusión y desconfianza que genera esta disparidad de criterios y las imágenes que se ven en los medios.
El objetivo de este trabajo es subrayar cómo las imágenes difundidas por los medios de comunicación para ilustrar las noticias sobre los brotes epidémicos, concretamente en caso actual del SARS-CoV-2, pueden contribuir a ésta confusión en lo que respecta a los equipos de protección individual (EPIs) que se deben utilizar para las diferentes actividades sanitarias y a la forma en que han de utilizarse.
Material y Métodos
Se realizaron varias búsquedas en Google Imágenes utilizando descriptores como coronavirus noticias, coronavirus actualidad, coronavirus news, coronavirus information y coronavirus PPE y se visualizaron las imágenes que ilustraban las noticias al respecto aparecidas en diferentes medios de comunicación, algunas de las cuales se repetían en diversos medios para ilustrar noticias diferentes.
Se seleccionaron para este estudio dieciocho de esas fotografías mediante dos criterios de inclusión. El primer criterio, el temporal: imágenes de noticias aparecidas entre el 22 de enero de 2020, una semana antes de la declaración de Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) por la OMS, y el 25 de febrero de 2020, fecha en que se cerró el estudio. El segundo criterio establecido fue que en las imágenes se apreciasen lo que hemos denominado disonancias (definida como falta de correspondencia o igualdad entre dos o más cosas), entendida aquí como falta de correspondencia de los EPIs utilizados o de su forma de utilización en diferentes lugares para la misma tarea, o como falta de coherencia entre los utilizados o en su forma de utilización en el mismo contexto para la misma tarea.
Para evitar sesgos, derivados del desconocimiento del contexto exacto de las acciones evaluadas, a la hora de considerar las diferencias en los equipos utilizados en diferentes lugares para una misma actuación se escogió tan sólo una acción muy general y estandarizada: la de tomar la temperatura a pasajeros en aeropuertos u otros lugares de tránsito. Por lo que respecta a las diferencias de EPIs en diferentes personas que compartían una misma actuación se consideraron aquellas en las que la imagen mostraba un mismo espacio, un mismo tiempo y una acción común.
Se agruparon y sistematizaron los datos obtenidos y se ilustran con fragmentos de las imágenes.
Resultados
Por lo que respecta a los EPIs utilizados para la toma de temperatura a pasajeros en aeropuertos u otros lugares de tránsito, se encontraron diferencias en los siguientes EPIs utilizados:
Mascarillas: en unos casos se utilizaban mascarillas quirúrgicas, en otros mascarillas autofiltrantes de alta eficacia y en algunos ambas superpuestas. En algunos casos se observaba también una deficiente colocación de las mismas.
Guantes: en algún caso parecían de polietileno, en otros de vinilo. Cabe decir también que en muchos casos no se llevaba manga larga, dejando los brazos expuestos y en otros se apreciaba el guante colocado por debajo de la manga de la ropa, lo que podría favorecer la autocontaminación al retirarlo.
Bata: en unos casos llevaban bata, en otros incluso mono y en otros la ropa habitual.
Protección ocular: En algunos casos no se utilizaba, en otros se utilizaban gafas, en otros una pantalla facial y en otros ambos a la vez.
Gorro: en unos casos se utilizaba y en otros no.
En la composición de imágenes Figura 1 se pueden observar estas diferencias.
Pueden verse monos (4,5), batas (3,15) y ropa habitual (resto). Mascarillas quirúrgicas (3,4,5,7,8,9,14), mascarillas autofiltrantes (1,15) o ambas superpuestas (17). Guantes de polietileno (1,9) y de vinilo (resto). Mangas cortas (7,14) o largas (resto),aunque en la mayoría de los casos el guante no cubre la manga. Sin protección ocular (1,7,8,9,14 ), con gafas de protección (3,5), con pantalla facial (4,17) o con ambas superpuestas (15). Sin gorro desechable (1,7,8,9,14) o con él (3,4,5,15,17).
Por lo que respecta a las diferencias de tipo de EPI, o de su colocación, entre personas que compartían tarea y escenario se encontró lo siguiente:
Mono/bata: En una misma imagen y en una misma actuación podían verse trabajadores con diferente mono o unos con mono y otros con bata sobre mono. Cabe destacar que en algún caso podían apreciarse numerosos objetos susceptibles de contaminación por fuera del equipo.
Protección respiratoria: En algunas imágenes podían verse a la vez trabajadores con mascarilla quirúrgica, con mascarilla autofiltrante e incluso con máscara facial con filtro acoplado. En algún caso la mascarilla se observaba colocada por fuera del gorro del mono.
Protección ocular: Se observaban a la vez en la misma imagen gafas de protección ocular colocadas por dentro y por fuera de la capucha del mono.
En la composición de imágenes Figura 2 y Figura 3 se pueden apreciar estas diferencias.
Pueden verse (detalle en la columna de la derecha): Gafas por fuera y por dentro de la capucha del gorro (10,13) y con diferente tipo de mascarilla (12). Unos con mono y pantalla facial y otros con bata y sin protección ocular (6).
Pueden verse (detalle en la columna de la derecha): Gafas colocadas y levantadas (2), con diferente mascarilla. Gafas por fuera y por dentro de la capucha del gorro (11). Dos tipos diferentes de monos y tres mascarillas distintas, una protección ocular por dentro y otras por fuera de la capucha (16). Uno sólo con mono y dos con bata desechable sobre el mono (18), además de un portabolígrafos por fuera de las protecciones.
Discusión y Conclusiones
Es frecuente ver diferencias en los equipos de protección individual utilizados o en la forma de colocación de los mismos en las imágenes que ilustran las noticias sobre los brotes epidémicos en los medios de comunicación. Esto, añadido a la diversidad de equipos y de protocolos existentes puede contribuir al equívoco y a la inseguridad de los profesionales sanitarios que han de utilizarlos.
Aunque el coronavirus SARS-CoV-2 tiene una transmisión probada sólo por contacto y gotas, vemos cómo en algunas imágenes se utilizan mascarillas autofiltrantes o incluso añadidas a la mascarilla quirúrgica en tareas, como tomar la temperatura, para las que bastaría esta última dado que no se generan aerosoles, más aun cuando en muchos casos el sujeto al que se le toma lleva una mascarilla puesta. Vemos también que unas veces se portan gafas de protección ocular, indicada en el contacto por gotas para distancias cercanas o en maniobras que generen aerosoles, si bien llevarlas levantadas como se observa en algún caso las convierte en un simple objeto decorativo, en otros se usan pantallas faciales y en algunos incluso ambos a la vez. Por otra parte las gafas en unas ocasiones están colocadas por dentro y en otras por fuera de la capucha del mono, lo que determina el momento en que la conjuntiva ocular queda desprotegida durante el procedimiento de retirada de los EPI, que es como hemos visto algo crucial a la hora de evitar autocontaminación.
Vemos así mismo que en unos casos se utiliza un mono integral en otros bata, suponemos que resistente a salpicaduras y en otros una sobre el otro. Igualmente no siempre vemos los puños de la bata por dentro del guante, algo que en transmisión por contacto y utilizando un solo par de guantes nosotros recomendamos. Incluso se observa personal con manga corta que deja desprotegido los brazos frente al contacto con posibles gotas o con superficies contaminadas. Por otra parte, cabe recordar que cuanto más múltiple y complejo sea un EPI, mayor será la dificultad para su retirada y mayor el riesgo de autocontaminarse en alguno de los pasos necesarios para ello. La presencia, apreciable claramente en algunas fotografías, de diverso material (bolígrafos, papeles, etc.) en tareas de contacto profesional con probables o posibles infectados no parece, sin duda, muy adecuado dada la transmisión por contacto del virus y parece un contrasentido equiparse adecuadamente, o incluso muy por encima de lo necesario, frente a la transmisión por contacto y añadir después por fuera de estas barreras objetos que puedan contaminarse del virus.
Dada la vital importancia de estos equipos en el control de la transmisión de las enfermedades infecciosas, así como del riesgo de autocontaminación en la retirada de los equipos sería muy útil unificar y estandarizar equipos lo más sencillos posible para las diferentes tareas así como los protocolos de colocación y retirada, con el debido entrenamiento de los profesionales que los utilizan.