Introducción
La simulación clínica es una estrategia que nació a mediados del siglo XX y perdura hasta la actualidad. Es una estrategia que favorece el logro de competencias de los futuros profesionales y/o mejora las competencias de los profesionales en ejercicio [1].
Toda enseñanza basada en simulación requiere un diseño previo donde se delimita el objetivo y el tipo de simulación que se va a realizar; un facilitador o instructor formado que pueda favorecer el aprendizaje reflexivo; y el conocimiento de la estrategia por parte de los facilitadores [2].
Una limitación para el desarrollo de la simulación es la formación de docentes en esta estrategia [1,3,4].
El instructor o facilitador en simulación clínica tiene un papel importante en el uso de esta estrategia. Los docentes en simulación se consideran 'facilitadores' más que instructores, ya que buscan generar actividades que permitan la reflexión del participante sin ser un transmisor de conocimiento [5,6]. Su formación ha ido evolucionando a lo largo de los años, con distintas ofertas académicas, basadas en distintas teorías pedagógicas [2,4,7].
En Argentina, la formación de facilitadores también ha ido evolucionando a lo largo de los años. Antes de la pandemia, la mayoría de las ofertas de formación era en modalidad presencial, con ofertas de cursos entre 20 y 30 horas. En 2020 se vieron disminuidas las ofertas y, a partir del año 2021, aumentaron las ofertas virtuales y en modalidad blended o mixta, con componentes presenciales y virtuales, aunque retomando también las ofertas presenciales. En los últimos dos años se han sumado diplomaturas y programas de formación de instructores en modalidad virtual asincrónica, virtual sincrónica y presencial. Desde nuestra institución, previamente al 2020, se ofrecían programas de formación presencial y, a partir del 2021, se ofrecieron los mismos programas en modalidad en línea un 100% sincrónicos.
El propósito de este estudio es comparar el grado de satisfacción de los participantes de los programas de formación de instructores en simulación clínica de modalidad presencial y virtual. También se planteó analizar la percepción de los participantes sobre la pertinencia de los temas abordados en ambas modalidades.
Material y métodos
Se realizó un estudio observacional, analítico, de corte transversal, sobre encuestas anónimas obtenidas tras los programas de formación en simulación clínica. El curso presencial se hizo en el año 2019 y el virtual en el 2021-2022, con el mismo contenido teórico-práctico. En el presencial participaron 100 profesionales de la salud. Tras cada clase teórica, se realizó la práctica sobre el tema abordado, con los participantes divididos en pequeños grupos (10 participantes por instructor). La carga horaria total fue de 20 horas.
En el curso virtual participaron 85 profesionales de la salud y se desarrolló el mismo programa de formación en modalidad virtual sincrónica. Consistió en encuentros sincrónicos semanales, a través de la plataforma Zoom®, con una duración de 20 horas sincrónicas. Tras las clases teóricas se trabajaba en pequeños grupos, con un instructor cada 10 participantes, para practicar los temas abordados.
Los directores del programa en ambas modalidades fueron los responsables de coordinar los temas y procuraron asegurar los contenidos y las estrategias educativas.
Las encuestas (Figura) contenían tres preguntas sobre variables sociodemográficas y 15 sobre las variables en estudio, que indagaban sobre la pertinencia de los temas abordados, la evaluación global del programa y si recomendaría o no el programa a otros colegas. Además, se preguntaba por el grado de satisfacción con el curso.
Para el análisis se incluyeron todas las encuestas que tuvieran completos los ítems que se iban a analizar.
Se definió la satisfacción como el grado de conformidad con la capacitación recibida, puntuándola sobre 10. Se clasificó como: a) muy satisfecho, cuando la evaluación global del programa obtuvo una puntuación mayor o igual a 8 puntos y recomendaría el programa a otros profesionales/colegas; b) satisfecho, cuando la evaluación global del programa obtuvo una puntuación entre 5 y 7 puntos, y recomendaría el programa a otros profesionales/colegas; y c) poco/nada satisfecho, cuando la evaluación global del programa obtuvo una puntuación menor de 5, recomiende o no el programa. Las respuestas que decían que no recomendarían el programa se clasificaron en poco/nada satisfecho, con independencia de la puntuación global.
La pertinencia se definió como el grado en que el contenido del programa respondió a la necesidad de aprendizaje de los participantes. Se clasificó a través de una escala de Likert de 1 a 4. Se agruparon los valores 1 y 2, y se clasificaron en tres niveles: muy pertinente; pertinente; y poco/nada pertinente.
Los datos se analizaron con el programa SPSS 27 y se realizó una estadística descriptiva. Se calculó un n = 62 para cada grupo, considerando un valor alfa de 0,05, un poder de 0,8 y una diferencia esperada entre grupos de 0,2. Para la comparación de grupos se utilizó el test de χ2.
Al ser encuestas anónimas y analizarse la base de datos sin posibilidad de relacionar el dato obtenido con los datos personales, se considera que se han cumplido los requisitos éticos necesarios.
Resultados
Se analizaron 92 encuestas en el grupo presencial -media de edad: 42,8 años (±9); un 80%, mujeres- y 77 en el grupo -media de edad: 42,5 años (±8,7); un 70%, mujeres-.
El 96% de los participantes manifestó estar muy satisfecho en ambas modalidades, sin diferencias estadísticamente significativas (=0,64) (Tabla).
Presencial (%) | Virtual (%) | |
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n = 92 | n = 77 | |
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Muy satisfecho | 88 (96) | 74 (96) |
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Satisfecho | 3 (3) | 3 (4) |
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Nada satisfecho | 1 (1) | 0 (0) |
Se utilizó el estadístico χ2, p = 0,64.
Se comparó también la pertinencia de los temas abordados de manera global, donde un 96% consideró los contenidos como muy pertinentes, un 1%, pertinentes, y un 3%, poco/nada pertinentes en la modalidad presencial; mientras que un 95% los consideró muy pertinentes, un 1%, pertinentes, y un 4%, poco/nada pertinentes en la modalidad virtual. La diferencia entre los dos grupos se comparó con el estadístico χ2, que dio una p = 0,96.
Discusión
A partir de los resultados obtenidos, podemos decir que no hay diferencias estadísticamente significativas en la satisfacción de los participantes según la modalidad presencial o virtual de dictado del programa. Creemos que esto puede deberse al hecho de que la modalidad virtual tuvo actividades prácticas, al igual que la modalidad presencial, en la que el participante 'aprendió haciendo' [3,4]. Los cursos de modalidad virtual parecen ser una modalidad que ha dejado la pandemia de COVID-19 y que permite la formación a distancia, favoreciendo la interacción entre los profesionales con experiencia en simulación clínica y los que se inician [8,9].
Si analizamos la realidad de los países de América Latina [10], parece ser una alternativa para ofrecer capacitación en simulación, aprovechando la tecnología y disminuyendo los costes asociados al desplazamiento y las grandes distancias en los que deben incurrir los participantes.
Los beneficios de la presencialidad en educación son conocidos, y las estancias y prácticas en simulación tienen muchas ventajas [4]. Sin embargo, poder brindar conocimientos y herramientas para comenzar con la simulación, utilizando la virtualidad y haciendo ejercicios prácticos a través de la pantalla, ha resultado en este estudio ser igualmente satisfactorio. La modalidad no influyó en la satisfacción global de la formación ni en su pertinencia.
Es importante considerar que ambos tipos de curso se hicieron con un intervalo de casi tres años entre sí, y, en ese período, la población en general, y la comunidad educativa en particular, avanzaron en la tecnología de la comunicación virtual con amplia aceptación. Sin embargo, este cambio fortalece la posibilidad de extender la modalidad virtual con resultados semejantes a la presencialidad.
Para extender y extrapolar los resultados de este trabajo se deben tener en cuenta sus limitaciones. Puede haber sesgos de subjetividad o condescendencia al responder las encuestas, ya que fueron los mismos instructores los que solicitaron que se completaran éstas. Por otro lado, si bien la procedencia de las distintas partes del país de los profesionales de la salud participantes fue semejante en ambos grupos, puede tener características distintas a otras poblaciones de la región.
Aun así, los resultados nos permiten conocer que la modalidad virtual es altamente satisfactoria, al igual que la modalidad presencial, lo que permite mayor accesibilidad a la formación de facilitadores en simulación.