En un hospital de tercer nivel de la ciudad de Barcelona se realizan en la actualidad unas 600 intervenciones de cirugía cardíaca anuales.1 Se efectúan cirugías como: revascularización coronaria, de la aorta, de las arritmias, de raíz de la aorta, reparación o sustitución valvular mitral o tricúspide o recambio valvular. La cirugía cardíaca es una de las cirugías más regladas de todo el amplio abanico de cirugías posibles. Uno de los motivos es que siempre se interviene un órgano muy concreto que es el corazón y vasos adyacentes, el acceso de preferencia sigue siendo la vía transesternal y no se suelen intervenir tumores por su escasa incidencia. Por estos y otros motivos, se reduce la variabilidad en cuanto a instrumental, posición del paciente y otras cuestiones que atañen a las enfermeras quirúrgicas. No obstante, las enfermeras que trabajan en este tipo de cirugías son altamente especializadas. Se podría afirmar que los conocimientos y habilidades requeridas son avanzadas.
Hay cuestiones a tener en cuenta para individualizar los cuidados, por ejemplo, la anatomía del paciente nos influirá en su posición y en las protecciones necesarias durante la cirugía. De ahí la importancia del conocimiento tácito de base experiencial para poder individualizar los cuidados, entendido este como “intuición”, “saber cómo” y “conocimiento implícito”.2 Sin embargo, hay muchas otras tareas o funciones que son estándar y repetitivas y podemos seguir los protocolos de cada cirugía con pequeñas adaptaciones.
En el día a día, la información básica que necesitan las enfermeras para preparar el quirófano de cirugía cardíaca es muy escasa. Los datos mínimos que barajaní previos a la cirugía serían: tipo de cirugía, lugar de la lesión, si se empleará circulación extracorpórea o no (en revascularización coronaria normalmente se infiere según quienes sean los cirujanos) y nombre del cirujano principal. En base a esto, el día previo a la cirugía, pueden organizar el instrumental y el material fungible necesario. ííóA primera hora del día de la cirugía, el personal enfermero prepara el quirófano y posteriormente llegan los anestesiólogos. Sin embargo, los cirujanos acuden tras atender sus obligaciones ajenas al quirófano, normalmente en la planta de hospitalización (pasar visita a los pacientes, reuniones, sesiones del servicio, etc.).
Por tanto, las dudas que van surgiendo habitualmente se consultan in situ cuando llegan los cirujanos al quirófano o durante la cirugía. Se trata de cuestiones como: uso de determinados medidores valvulares según modelo a elegir, safena o radial en revascularización coronaria, tipo de separador a emplear, tamaño de las cánulas cardíacas, etc. íEn muchas ocasiones, la información que se obtiene a destiempo provoca que la enfermera quirúrgica circulante tenga que buscar cierto instrumental o aparataje de manera apresurada y desatendiendo a otras obligaciones, pudiéndose ralentizar la cirugía.
En este contexto, ¿qué pasa si hay alguna incidencia? ¿Algo que se salga de lo habitual o una cirugía de menor frecuencia a la que las enfermeras no estén habituadas y surjan dudas? ¿Qué pasa si se cambia el paciente por otro en el último momento? ¿Yé si el paciente programado no se puede operar (no hay camas disponibles, el paciente presenta alguna indisposición médica, etc.)áú? ¿Qué pasa si se cambia la indicación, el lugar de acceso u otro parámetro de la cirugía? ¿Cuáles son los cauces de comunicación interdisciplinaria y de obtención de información por parte de la enfermera quirúrgica?
Normalmente los cirujanos llaman telefónicamente al quirófano en la mañana de la cirugía cuando creen que hay algún asunto que comentar respecto a la organización del quirófano. En los últimos meses, también se emplean íííaplicaciones móviles de mensajería instantánea donde se comentan algunas cuestiones de último momento, siempre sin adjuntar datos personales del paciente que pudieran infringir la ley de protección de datos. Ayuda, sin embargo tiene limitaciones y no representa una solución a la falta de comunicación efectiva entre los distintos estamentos que actúan en el quirófano.
La Lista de Verificación de la Seguridad Quirúrgica (Check-list) fue lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2008 a modo de directrices recomendadas para unas prácticas más seguras.3 Se realiza óen tres tiempos: a la entrada del paciente a quirófano, justo antes de la incisión quirúrgica y justo antes de la salida del paciente del quirófano. Todos los miembros del equipo interdisciplinario deberían colaborar activamente, sin embargo, la realidad es que, en general, no hay una actitud proactiva respecto a estos sistemas de seguridad. ó
Podemos afirmar que “existe un déficit de motivación en la comunicación interprofesional que desemboca en un deterioro de las relaciones entre las diversas categorías de profesionales sanitarios (...)”.4
Cuando a la enfermera quirúrgica no se le comunican las cuestiones relacionadas con los cuidados del paciente en el perioperatorio o las cuestiones organizativas que le atañen, se puede llegar a sentir ignorada, fuera del equipo quirúrgico e incluso puede sentir indignación. La indignación es la manifestación generosa y moralizadora de la ira, “generosa porque [...] puede relacionarse con el mal realizado a otros [y] moralizadora porque el desencadenante suele ser algo injusto”. Esta indignación puede ser por “omisión” de medicina por ignorancia a enfermería.5
Por tanto, consideramos importante implementar la comunicación interdisciplinar primero por la seguridad del paciente, segundo para agilizar y coordinar el procedimiento y tercero por el bienestar de todos los profesionales a modo de verdadero equipo quirúrgico. Sería posible subsanar estas carencias de comunicación con medidas sencillas como, por ejemplo, que el cirujano o el residente se comunicaran con cierta anterioridad (el día previo a la cirugía) con el equipo enfermero referente de una determinada especialidad quirúrgica, perfusionistas y anestesiólogos para concretar cuestiones como identificación del paciente y requerimientos concretos. Otra opción podría ser disponer de un apartado especial dentro del software intrahospitalario (por ejemplo el sistema SAP®) donde se comunicaran los diversos profesionales en relación a los pacientes. También se podría idear una aplicación móvil profesional, segura y privada en que estuvieran presentes todos los agentes involucrados o un sistema informático en que surgieran mensajes instantáneos directamente en una pantalla de ordenador de los que se disponen en el interior del quirófano.
Lo que resulta indispensable es que, a pesar de la presión asistencial, se valoren las ventajas de una comunicación eficaz entre los miembros del equipo interdisciplinar. Al hacerlo se producen indudables ventajas, no solo para los profesionales y la organización, si no para el paciente.