La investigación genera una cantidad ingente de datos, pero solo una parte llega a ver la luz en forma de publicación1,2 ; no desperdiciar el conocimiento generado es una necesidad. Parte de la investigación incluye estudios clínicos de intervención en los que los participantes asumen ciertos riesgos. Esto hace que la difusión de los resultados de todas las investigaciones y la compartición de la información generada en el curso de estas sea, además, una exigencia ética.
En 2016 y desde el ámbito del International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE) tomó cuerpo una iniciativa en esta dirección3 ; su propósito fue promover el interés y el debate en torno a la necesidad de la difusión de la información cruda generada por la investigación. Un selecto grupo de publicaciones médicas se sumó pronto a la iniciativa4 . Hoy es una tendencia en curso con la aspiración de llegar a ser una realidad.
Los beneficios de la compartición de los datos (data-sharing) son magros: aprovechar mejor los recursos (evitando la pérdida de información y la duplicidad de estudios, procurando su reutilización), facilitar la labor de los investigadores y permitir la comprobación de los hallazgos reduciendo así el fraude científico. Aunque las dificultades e incertidumbres son notables también5 .
Cómo llevar a cabo la compartición de datos, cómo los investigadores ponen la información a disposición de la comunidad científica y cómo otros pueden utilizarlos, es una tarea pendiente y de envergadura extraordinaria, pues involucra a todas las partes, los investigadores, las instituciones académicas, las entidades patrocinadoras, los organismos reguladores y a cientos de miles de participantes en los estudios. Además, su implementación exige conciliar derechos e intereses legítimos de todas las partes.
Los resultados de todos los ensayos de intervención en personas y los que se llevan a cabo en o con el apoyo de instituciones públicas deben ser puestos a disposición de la comunidad científica. El primer paso para ello es el registro previo como requisito imprescindible. ClinicalTrials.gov6 y la plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la OMS7 facilitan la labor de registro y control de la publicación de resultados. El propósito es poner a disposición de las personas que participan en la toma de decisiones, tanto a nivel clínico como en las instituciones, la mejor información posible.
La iniciativa REWARD patrocinada por The Lancetpersigue propósitos en la misma dirección8 . No solo hay que ampliar el conocimiento, sino también mejorar las prácticas comunes en investigación, evitando el dispendio de recursos.
En el Programa marco de Investigación e Innovación en la Unión Europea Horizonte 2020 se incluye un mandato específico para los proyectos financiados por la Comisión Europea en varias áreas concretas, en las cuales tanto las publicaciones derivadas de estos proyectos como los datos de investigación deben depositarse en repositorios y estar disponibles en abierto, y contar con un plan de gestión de datos9,10 . En el panorama de las publicaciones en español, A. Benavent ya expuso en 2013 la necesidad de dar pasos en la compartición de información en la investigación11 .
Otro aspecto que considerar es el coste de la operación y la sostenibilidad del proyecto, pues sin duda exigirá inversiones importantes en infraestructura para el depósito permanente de un volumen importante de registros electrónicos, que han de garantizar en todo caso la anonimización de los datos almacenados y su uso seguro.
Mejorar el (cuestionado)12 panorama de la calidad de la investigación y el aprovechamiento de los recursos científicos es la meta. La necesidad de dar pasos efectivos (la compartición de datos es solo un elemento entre otros)13 es un requisito crítico para la sostenibilidad de la investigación científica como medio de un desarrollo social global y justo.
Con el apoyo de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria14 , la Revista Pediatría de Atención Primaria, que ha sido aceptada como participante de la iniciativa REWARD7 y como miembro seguidor del ICMJE15 desde febrero de 2015, se propone sumarse a los objetivos mencionados añadiendo nuestros modestos esfuerzos, y estudiar la forma y plazos para incorporar el requisito de compartición de la información generada en la investigación que involucre la intervención sobre personas.