"[La puerta de la fábrica] era la señal que dividía dos mundos. El mundo de la producción, establecido sobre la relación desigual, y el mundo exterior a la producción, el de los individuos libres e iguales" Bilbao A. El accidente de trabajo: entre lo negativo y lo irreformable. Madrid: Siglo XXI; 1997:42-43.
La interacción entre salud pública y salud laboral desde los correspondientes servicios de la administración sanitaria sigue un abordaje que se podría formular en los siguientes términos: ¿qué puede hacer la salud pública por el mejor ejercicio la salud laboral?1. Así, en salud laboral se trasladan a la atención sobre la población trabajadora conceptos y herramientas propios de la salud pública tales como los sistemas de vigilancia de enfermedades2 o los programas de promoción de la salud3 que, pese a las mutilaciones que impone "la puerta de la fábrica", contribuyen a proteger y mejorar la salud de la población trabajadora. También se apuntan con enorme potencial (y no pocas dificultades) propuestas más recientes para prevenir y actuar sobre la violencia de género desde el medio laboral4 o para incorporar el principio de "salud en todas las políticas" en las decisiones organizativas de la empresa5. Ese espejo de las prioridades y focos de la salud pública en el ejercicio de la salud laboral ha enriquecido y seguirá enriqueciendo a esta última, aportando estrategias y nuevas oportunidades para la acción. Pero en este Editorial planteamos una perspectiva complementaria y creemos que escasamente explorada en nuestro ámbito (tampoco muy presente en la bibliografía internacional) y que respondería al siguiente planteamiento: ¿qué puede hacer la salud laboral por el mejor ejercicio de la salud pública?
Son muchos los programas propios de los servicios de salud pública que se enriquecerían asumiendo más explícitamente el carácter del entorno laboral como determinante principal de la salud de las personas y actuando directamente sobre el mismo. De manera similar a como se ha defendido, con logros ya evidentes y un recorrido de futuro muy prometedor, la incorporación de la "perspectiva de género" a los programas de salud pública6, proponemos incorporar la "perspectiva laboral" a estos mismos programas, aprovechando además algunas de las fortalezas que presenta la organización de la salud laboral en el trabajo como son estructuras de participación normalizadas7 o el hecho de que una gran parte de la población pasa una gran parte de su tiempo en entornos laborales. Ilustramos a continuación esta propuesta con dos ejemplos concretos: el primero relacionado con un ámbito de acción tradicional en salud pública y el segundo con un campo más novedoso. En ambos casos, ejemplos y propuestas vinculan con la actividad rutinaria de los servicios de salud pública y de salud laboral en la administración sanitaria.
Vigilancia de brotes epidemiológicos
Desde todos los servicios de salud pública, epidemiólogas y epidemiólogos actúan casi a diario sobre brotes infecciosos que afectan a su población de referencia a través de sistemas de vigilancia y alerta muy protocolizados y mediante intervenciones también muy estandarizadas. En particular, los brotes comunitarios se originan con frecuencia en centros de trabajo, especialmente en centros escolares, hoteles y residencias de mayores8. La afectación del personal que trabaja en esos centros no es excepcional. En estos casos, los servicios epidemiológicos y de salud laboral deberían aplicar también protocolos de actuación conjuntos, que contemplaran mecanismos de comunicación y coordinación inmediata con el servicio de prevención de riesgos laborales del centro y con el comité de seguridad y salud y/o delegado de prevención, en su caso, garantizando una comunicación fluida. El objetivo es que los servicios preventivos y los organismos de participación en salud propios del lugar de trabajo cuenten desde el principio con información precisa y actualizada sobre el brote. Asimismo, se debería también garantizar, de forma directa o indirecta, que las personas trabajadoras en el centro cuentan con toda la información relevante sobre los protocolos y medidas profilácticas adoptadas. Se debería también procurar que los casos confirmados en trabajadoras o trabajadores conocieran el carácter de enfermedad profesional (o, en su defecto, "accidente de trabajo") que tiene su patología y las prestaciones especiales de cobertura a las que tienen derecho. Para garantizar este particular sería necesario también establecer desde salud pública una comunicación directa con la mutua correspondiente como parte rutinaria del protocolo de actuación. La experiencia puede ayudar a reforzar la formación e información de todos los agentes relevantes en el centro de trabajo acerca de las medidas de prevención ante situaciones similares, con el apoyo del personal de epidemiología de los servicios de salud pública. El informe final del brote debería contemplar un apartado específico describiendo el impacto del brote sobre las personas trabajadoras y las acciones emprendidas sobre estas personas y sobre los agentes y estructuras de salud laboral vinculadas con el centro. De esta forma, se reforzaría el liderazgo de salud pública como autoridad sanitaria en la gestión del brote en todas sus dimensiones, laboral y comunitaria.
Promoción de la salud en el entorno comunitario
Desde los servicios de salud pública, también en los últimos años, se está fortaleciendo y propagando la acción en salud comunitaria, con programas dirigidos a colectivos desfavorecidos o a la comunidad local, trabajando sobre la identificación y promoción de entornos físicos y sociales saludables y con el propósito común de empoderar a las personas en el control de su propia salud9. Por ejemplo, el Programa Mihsalud (Mujeres, Infancia y Hombres construyendo Salud)10 se promueve desde el Centro de Salud Pública de Valencia con la colaboración de la administración local, centros de salud y asociaciones ciudadanas de la ciudad de Valencia. Mihsalud va dirigido fundamentalmente a población inmigrante y en situación de vulnerabilidad e incluye la realización de foros mensuales con las asociaciones, la educación entre iguales basada en la formación de agentes de salud de base comunitaria y la elaboración y dinamización de mapas de activos para la salud en la ciudad10,11. Desde Mihsalud los técnicos de salud pública y los profesionales sanitarios trabajan con la comunidad temas como el acceso a los servicios de salud, la alimentación, el envejecimiento saludable, la actividad física o el bienestar emocional. El empoderamiento para la salud de estos colectivos más vulnerables se reforzaría si se incluyeran también contenidos relacionados con el trabajo, un determinante principal de la salud y bienestar de las personas. Así, de manera similar a como se trabaja la información y recursos que permiten el ejercicio de los derechos en un sistema de salud universal, se puede reforzar el conocimiento sobre recursos y derechos para la protección de la salud en el trabajo, igualmente garantizada en nuestro marco normativo. Una reciente revisión destacaba el papel privilegiado que los técnicos de salud comunitaria tienen para acceder a los colectivos laborales más marginalizados, con mayor riesgo también de padecer daños derivados del trabajo12. Según esta revisión, serían componentes de ese papel privilegiado la accesibilidad de los técnicos comunitarios a las personas y redes de la población de interés, su conocimiento y capacidades de comunicación con las mismas y su aceptabilidad también por parte de dicha población, fortalecida por el hecho de que, frecuentemente, el personal técnico de estos programas pertenecen étnica o culturalmente a los mismos colectivos sobre los que se quiere actuar. Todas estas cualidades, de las que se beneficia la promoción de la salud en colectivos desfavorecidos, son también de evidente utilidad para reforzar la salud laboral en esos mismos colectivos.
Muchas más oportunidades
No es posible desarrollar más ejemplos en el breve texto que permite un Editorial. Pero los servicios de salud pública y de salud laboral de la administración sanitaria deberían reflexionar conjuntamente sobre las oportunidades y potencial común que la "perspectiva laboral" puede aportar al ejercicio conjunto de sus funciones. Todo ello implica reforzar líneas de trabajo transversales e innovadoras, en base a la experiencia y con permanente atención sobre la evidencia creciente en este sentido. Por ejemplo, se ha señalado13 que la fiebre por el virus del Nilo Occidental -una enfermedad transmitida por vectores, de creciente frecuencia en toda Europa, también en España14, y que supone un riesgo para la población general y también, especialmente, para los trabajadores del sector primario- es una oportunidad para integrar la práctica de la salud laboral con las actividades de salud pública, reforzando así sus correspondientes impactos preventivos. En otro estudio15 se recuerda a los técnicos de salud pública y asistenciales que el trabajo al aire libre, especialmente el que implica esfuerzo físico, es un factor de riesgo extremo y debe contemplarse específicamente en los programas y campañas preventivas frente a las olas de calor. Estas campañas con frecuencia recomiendan a la población evitar la práctica de ejercicio al aire libre o actividades intensas en las horas más calurosas, pero parecen olvidar las recomendaciones para empresas y trabajadores (por ejemplo, del sector construcción) como uno de los colectivos con mayor riesgo16. También la investigación-acción participativa en el ámbito local se está revelando como una plataforma útil para la intervención sobre los determinantes laborales de la salud comunitaria17.
Workers are people too
Bajo este obvio titular recordaba Nancy Krieger18 que el marco de derechos humanos y del derecho a la salud que fundamenta la misión y la acción de la salud pública incluye también a las personas trabajadoras, y que desde los servicios de salud pública se deben asumir las intervenciones necesarias para que estas personas tengan también vidas (laborales) saludables y dignas. Para seguir progresando en ese camino, será de enorme utilidad que los servicios de salud pública y de salud laboral de la administración sanitaria adquieran confianza en su capacidad de acción y descubran y exploten todo su potencial conjunto desde ambos lados de la puerta de la fábrica.