El Dr. Fidel Pagés nació en Huesca y estudió medicina en Zaragoza para ingresar después en el cuerpo sanitario militar donde desarrolló toda su actividad investigadora y clínica hasta su muerte en accidente de tráfico a la temprana edad de 37 años. Pagés publicó 14 artículos científicos y tuvo 18 destinos distintos, afrontado 8 conflictos de guerra.
Como médico militar estuvo destinado en Melilla durante las guerras Rifeñas y gracias al dominio de los idiomas extranjeros (francés y alemán) estuvo destinado también en Austria durante la Primera Guerra Mundial. Su cercanía a situaciones clínicas asociadas a gran dolor fue un motor que le impulsó a la búsqueda de alternativas analgésicas para sus pacientes. Su perfil científico le llevó a mantenerse continuamente actualizado de los últimos avances de aquella época como las tres nuevas facetas de la cirugía: anestesia, asepsia y hemostasia1. Fue un gran investigador y publicó numerosos artículos científicos en diversas áreas del dolor y de la cirugía.
Su mayor contribución al mundo de la medicina fue el descubrimiento de lo que él denominó anestesia metamérica, hoy conocida como anestesia epidural, publicado en el año 1921 en la Revista Española de Cirugía. En ese artículo describe de forma detallada los aspectos técnicos y anatómicos para alcanzar el espacio epidural, indicaciones sobre volumen y concentración del anestésico a utilizar, así como la progresiva pérdida de sensación térmica y dolorosa del paciente, pero como se mantiene la sensibilidad táctil1. Describe también su experiencia con 43 pacientes. En este año celebramos el centenario de este hito histórico.
El descubrimiento de la anestesia epidural supone un hito en la historia de la medicina que no sólo ha mejorado el control del dolor en diferentes situaciones clínicas, sino que ha ofrecido la posibilidad de abordar procedimientos quirúrgicos en pacientes en los que no se puede o no está recomendada la anestesia general. En el mundo de la obstetricia, la anestesia epidural ha supuesto una gran oportunidad única para conseguir un parto sin dolor. Esta técnica se utiliza en hasta un 96% de los partos hoy en día y se estima que, según Eurostat, en Europa se realizan 1,16 millones de cesáreas al año.
El reconocimiento del Dr. Pagés como inventor de la anestesia epidural no ha estado exento de conflicto ya que su artículo Anestesia Metamérica fue publicado en español en el año 1921 en la revista Española de Cirugía y no fue traducido al inglés hasta el 1961 y en francés hasta el 1975, por lo que otros autores, como Dogliotti, que describieron posteriormente una técnica similar pero fueron traducidos antes (Dogliotti fue traducido al inglés en 1933) han sido erróneamente reconocidos como los descubridores de este tipo de anestesia. Hoy en día nadie duda de que Pagés fue el primer descubridor de esta técnica y el primero que la describió de forma exhaustiva en el citado artículo, donde ofreció además datos de su propia experiencia clínica en varios pacientes que habían sido sometidos a diversos tipos de cirugía.
La innovación de Pagés resultó en un gran beneficio para los pacientes y para los cirujanos al permitir privar de sensibilidad un segmento del cuerpo, dejando con ella a las proporciones que están por encima y por debajo del segmento medular de donde proceden las raíces nerviosas que han sido tratadas2.
A parte del perfil científico y clínico de máximo nivel, Pagés fue un ejemplo y modelo de persona empática, creativa, generosa, emprendedora y trabajador incansable, tal como quedó patente en los detalles que nos trasladó su familia durante la Jornada Homenaje al Dr. Fidel Pagés (SEMDOR, marzo 2021). Es evidente que la gran producción científica de este gigante de la medicina quedó truncada por una muerte temprana en un accidente de coche con tan sólo 37 años de edad.
En su época alcanzó gran reconocimiento, no sólo en España sino también a nivel internacional, siendo requerido para trabajar en los campos militares de Austria durante la Primera Guerra Mundial.
Gracias a los continuos avances y la innovación disponemos hoy de múltiples opciones analgésicas y anestésicas, pero, sin embargo, la anestesia epidural sigue siendo una herramienta fundamental, especialmente en algunos tipos de pacientes y procedimientos.
Para poder entender plenamente la dimensión del descubrimiento de Pagés hemos de analizar brevemente los beneficios clínicos concretos que se derivan del uso de la anestesia epidural, aún hoy en día. Una revisión del año 2015 concluye que la anestesia epidural en pacientes con cáncer de colon aporta un beneficio significativo en la mejora de supervivencia global y reducción de muerte por cualquier causa3.
En otra revisión, se demostró que la anestesia y analgesia epidural puede aportar beneficios significativos respecto a la anestesia general en diferentes áreas4.
• Cerebral
- Mejora de la cognición post-cirugía que puede llegar
a afectar a un 20% de pacientes, siendo máxima la
incidencia entre 1 día y 1 semana post-intervención.
- Reducción de eventos cerebrovasulares.
• Cardiovascular
- Reducción de infarto de miocardio.
- Menor pérdida de sangre.
- Reducción de requerimientos de transfusión.
- 44% de reducción de la trombosis venosa profunda.
• Pulmonar
- Reducción de infecciones.
- 55% de reducción de embolismo pulmonar.
- Menor distorsión de la hemostasia.
- Reducción de depresión respiratoria.
- Reducción de hipoxemia.
- Reducción de tiempo de intubación (0,5 días versus
1,2 días), menor tiempo de estancia en UCI (1,3 días
vesus 2,8 días).
• Gastrointestinal
- Reducción de ileus al reducir los efectos en la función
intestinal.
- Mayor y más rápida recuperación de la función y
motilidad intestinal.
• Estrés
- La respuesta de estrés a la cirugía inicia una cascada
fisiológica y metabólica. Esta respuesta se inicia con
la anestesia general y dura 3-4 días tras cirugía y se
asocia a la liberación de mediadores neuroendocrinos
y citoquinas (IL-1, IL-6, TNF alfa) produciendo
secuelas clínicas como taquicardia, hipertensión,
fiebre, inmunosupresión y catabolismo de proteínas.
- Esta respuesta se asocia a gran cantidad de morbilidades
post-cirugía.
- La anestesia epidural ha demostrado reducir de forma
significativa la respuesta de estrés.
• Respuesta inmune
- La inmunosupresión tras cirugía está perfectamente
descrita y se asocia al alto riesgo de infección post-
operatoria. La respuesta de estrés se asocia a la
supresión de células T, células B, monocitos, neutrófilos
y células natural killer.
- La anestesia epidural puede preservar la función inmune
disminuyendo la respuesta de estrés, reducciendo la con-
centración alveolar de los anestésicos inhalados, mini-
mizando el uso de opiodes parenterales lo que ayuda
a mantener la respuesta inmune competente.
- En varios estudios se ha demostrado una reducción
de incidencia de infecciones en pacientes con anestesia
epidural.
• Resultado quirúrgico
- Reducción de la duración de la estancia hospitalaria.
- Reducción de la mortalidad a 30 días.
Por lo tanto, podemos concluir que, 100 años después de que Pagés descubriera y describiera la anestesia epidural, seguimos disfrutando de sus numerosos beneficios clínicos:
Para terminar, nos parece importante destacar que en el actual manejo de los pacientes con COVID-19. La Sociedad Americana de Anestesia Regional y Medicina del Dolor y la Sociedad Europea de Anestesia Regional y Dolor han publicado recientemente unas recomendaciones para el uso de anestesia regional en pacientes con sospecha o confirmación de COVID-19 donde se establece que la anestesia general se asocia a un riesgo de transmisión de infección de 6,6 veces superior comparado con aquellas en las que no existe una intubación traqueal5.
Otros autores han apoyado la recomendación de anestesia regional en pacientes con COVID-19, como método de elección en estos pacientes6.
“El uso de anestesia regional durante la pandemia COVID-19 debe ser el método preferido de anestesia, siempre que sea posible. Además de sus muchas ventajas en la prevención de las complicaciones postoperatorias, la técnica regional adecuada puede preservar la función respiratoria y evitar la aerosolización y la instrumentación de las vías respiratorias para prevenir la transmisión viral”.
Gracias a científicos y clínicos como Pagés, podemos disponer hoy de técnicas de anestesia y analgesia como la epidural y merecen todo nuestro reconocimiento y agradecimiento.