El pasado 13 de julio se fue nuestro compañero y amigo Jorge Veiga (Figura 1), después de años luchando con coraje y optimismo contra un cáncer que finalmente se lo ha llevado.
Jorge nació en 1956 en Salamaca, donde se licenció en Medicina y Cirugía. En 1990 ingresó en la Escala de Facultativos y Especialistas de la Administración Institucional de la Sanidad Nacional y pasó a ocupar una plaza de Jefe de Área de Neuroepidemiología en el Centro Nacional de Epidemiología donde trabajó hasta 1998 cuando fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Ciencias de la Salud (BNCS). En esta etapa su carrera alcanzó los mayores éxitos.
Gracias a su visión estratégica, optimista y contagiosa supo ver la enorme oportunidad que ofrecían las nuevas tecnologías de la información y de la difusión científica. De este modo inició una etapa de colaboración con Bireme que le brindó muchas alegrías y no pocos quebraderos de cabeza.
Fruto de esta colaboración nacieron la Biblioteca Virtual en Salud España1, la primera de estas características en nuestro país, el Indice Bibliográfico Español en Ciencias de la Salud 2 y el sitio SciELO España3. Todos ellos siguen funcionando y sin duda han contribuido enormemente a la difusión y a la visibilidad de nuestras revistas y nuestra ciencia.
Tuve la suerte de conocer a Jorge en esta etapa, cuando entré a formar parte de la BNCS al ganar una plaza en el Instituto. Nunca pensé que entrar a trabajar en una biblioteca científica fuese tan divertido. Me encontré a un jefe humano, afable, conciliador, fácil de trato, conocedor de la importancia de las relaciones humanas, del respeto, de la tolerancia y de saber formar un buen equipo. Esos años trabajando codo a codo con Jorge siempre formarán parte de mis mejores recuerdos en el ISCIII.
Al pensar en Jorge, podría enumerar cantidad de situaciones, detalles y momentos notables que tuve la suerte de compartir con él. Me vienen a la memoria muchas cosas buenas de las que yo destacaría su optimismo, su valentía, su capacidad de adaptación y su falta de complejos al defender lo que creía. Y una de las cosas en las que creía era en la capacidad de las bibliotecas para generar igualdad, para llevar el conocimiento científico a todos los rincones y en el acceso abierto como herramienta para ello. Sin otras credenciales distintas a su empuje logró que la BNCS liderase un proyecto pionero en su momento. Además de ser buena persona, fue un adelantado y promovió un avance histórico en la información y comunicación científica en salud de España.
Deja atrás a Carmen, su mujer, sus hijos Jorge y Álvaro y sus nietos, además de un gran número de amigos dentro y fuera de España que le recordaremos con admiración y respeto, pero sobre todo con cariño y gratitud.
Descanse en paz.
Con todo cariño