Introduccion
Tradicionalmente, el golf se ha reconocido como un deporte basado en grandes habilidades técnicas y psicológicas1.
En la literatura2, la distancia y velocidad del drive se reconoce como uno de los golpeos más importantes en relación con el rendimiento en golf.
El drive es determinante dado que tiene que cubrir la mayor distancia posible desde el tee de salida y que la estrategia para jugar el hoyo debe ajustarse en función del éxito del golpeo del drive3. La distancia del drive se correlaciona con el resultado promedio en golfistas de élite (r = -0.24 a -0.50) por lo tanto, puede determinar la diferencia en el resultado final4.
Sin embargo, el entrenamiento físico hoy en día, es un componente integral en la rutina de un jugador de élite (Profesionales y Amateurs con hándicap <5)5 más concretamente la estabilidad central y la fuerza muscular periférica están correlacionadas con el rendimiento del golf5.
Dentro del total de golpes, uno de ellos, el swing es determinante para el rendimiento del jugador de élite. Según Leadbetter6, los aspectos técnicos de un swing de golf los determina el enlace correcto entre componentes del cuerpo con las manos y el palo produce un movimiento dinámico y con el torso controlando la dirección y la velocidad de la cabeza del palo.
El swing de golf está compuesto por 5 fases principales5; la subida, la bajada, aceleración, pase por bola y finalización, las cuales crean una cinética que proporciona un enlace entre las extremidades inferiores y superiores para transferir las fuerzas.
Científicos y especialistas del acondicionamiento físico como McGuill7 y Anderson en 20058, consideran que la estabilidad central es un componente clave del entrenamiento para mejorar la transferencia de fuerzas y a su vez el rendimiento deportivo.
En el golf de alto nivel, la capacidad de golpear a largas distancias, afecta al resultado final de manera positiva5. Varios investigadores han declarado que el rendimiento del golf, en concreto velocidad de la cabeza del palo (CHS) y distancia carry (CD), parámetros que están determinados por la capacidad técnica del swing de los golfistas y también por activar de manera eficiente los músculos involucrados en el movimiento9). Dichos parámetros, se pueden mejorar mediante el entrenamiento de fuerza, pliometría y el entrenamiento combinado de flexibilidad y movilidad, pero encontramos inclusión de ejercicio realizado sobre superficies inestables en una sola referencia10.
Por lo tanto, no se encuentra ninguna referencia en cuanto a la eficiencia del trabajo sobre superficie inestables, pero sin embargo, esta metodología de entrenamiento está constantemente presente en planificaciones, tanto amateurs como profesionales11.
Nuestro interés en determinar la eficiencia de dicho entrenamiento nace a partir de una simple observación en cuanto a la actividad del golf, la cual es practicada sobre superficies estables y también investigaciones como la de Giboin L. y colaboradores12, autores qué a través de un estudio entre varios tipos de tareas en superficies inestables, concluyen que entre una tarea adicional y otra específica, no hay trasferencias.
También Scibek y colaboradores13, estudiaron los efectos del entrenamiento sobre superficies inestables y el rendimiento en nadadores, con el objetivo de mejorar la tarea especifica, y tal objetivo no se cumplió.
La Sociedad Canadiense de Fisiología del Ejercicio (CSEP por sus siglas en ingles), también afirmó que el uso de inestabilidad para entrenar la musculatura del núcleo no respalda completamente el entrenamiento de inestabilidad para la mejora del rendimiento deportivo14.
Por lo tanto, nuestro objetivo a través de esta investigación es aportar información útil a la hora de utilizar o no herramienta inestable con el fin de mejorar la tarea específica, ya que, en el caso, del golf no está muy clara su eficiencia.
Población y Métodos
Para examinar la hipótesis planteada en esta investigación, colaboraron al estudio durante 8 semanas 25 jugadores, 2 jugadoras de golf de un equipo universitario de alto rendimiento de Málaga (GE n=14) y (GI n=14). Los criterios de inclusión fueron: mayores de 18 años, hándicap del sujeto, miembro del equipo universitario de alto rendimiento, y mínimo 1 año de experiencia en entrenamiento de fuerza y el 80% de asistencia en los entrenamientos.
Este estudio se define como cuasi experimental, los sujetos siendo miembros de un programa de alto rendimiento tenían horarios predefinidos, por lo tanto, no fue posible realizar un reparto aleatorio.
Procedimiento experimental
Las mediciones fueron realizadas durante los meses de pretemporada de los jugadores, desde mediados de Octubre hasta Diciembre.
Previo al comienzo de la intervención los sujetos llevaron a cabo el mismo programa de entrenamiento, durante un mes.
Durante la intervención, todos los jugadores han seguido la misma rutina de entrenamiento de golf, la cual incluye 4 días de entrenamiento técnico y un día dedicado a jugar una ronda entera (18 hoyos). La Figura 1, muestra el régimen de entrenamiento de los jugadores.
Realizamos el pre-test con 7 días de antelación al comienzo de los entrenamientos físicos, midiendo CD en ambos grupos a través de Trackman golf, siguiendo el mismo protocolo.
Tras un calentamiento, se registraba 5 golpes de cada sujeto, los cuales fueron medidos outdoor, utilizando la modalidad "normalización" de golpeo, esta modalidad que ofrece el software, es capaz de diferenciar la trayectoria y profundidad del golpeo en diferentes condiciones atmosféricas y de material de la bola por ejemplo. Nosotros determinamos las condiciones de juego, que fueron a 20° centígrados, a 0 m de altitud, ausencia de viento y con bola premium, el mismo criterio fue utilizado en pre y post test, por lo tanto, gracias a esta tecnología, todos los sujetos golpearon en las mismas condiciones en ambas mediciones.
Durante los siete días previos al comienzo, ambos grupos realizaron 3 sesiones de familiarización con el protocolo de entrenamiento.
Una vez terminadas las 8 semanas de entrenamiento, se dejo el mismo margen de siete días previo al post-test, que se realizó siguiendo el mismo protocolo (Tabla 1).
No especificamos marca de la bola porque se comprobó que entre bolas de marcas de gama alta, no se encuentran grandes diferencias aerodinámicas, mientras que entre una bola de marca y una de práctica, si hay diferencias importantes15.
Trackman golf
Herramienta capaz de medir las variaciones del movimiento del palo y de la bola, dicho de otra forma, es capaz de dar una visión técnica que nuestro ojo no es capaz de ver, sobre todo por las altas velocidades.
Es el software más utilizado por los profesionales de golf, por su extrema precisión, practicidad y fiabilidad. Se empleó la versión Trackman Golf 3E( (Dinamarca, 2012).
Trackman Golf es una herramienta portable, se utiliza a través de una aplicación, desde móvil o computadora. Es el software más utilizado por los profesionales de golf, por su extrema precisión, practicidad y fiabilidad. Se empleó la versión Trackman Golf 3E( (Dinamarca, 2012).
Herramienta15 capaz de medir las variaciones de impacto y vuelo de la bola, proporcionando la trayectoria en 3D del golpeo y hasta 26 distintos parámetros en tiempo real, dicho de otra forma, es capaz de dar una visión técnica que nuestro ojo no es capaz de ver, sobre todo por las altas velocidades, mostrando los siguientes:
Angulo de ataque: El movimiento hacia arriba o hacia abajo del centro geométrico de la cabeza del palo en el momento de la compresión máxima.
Velocidad de la bola: La velocidad del centro de gravedad de la pelota de golf inmediatamente después de la separación de la cara del palo.
Revoluciones de la bola: La velocidad de rotación de la pelota de golf alrededor de la línea imaginaria alrededor de la cual gira la pelota de golf, medida inmediatamente después de la separación de la cara del palo.
Para llevar a cabo la investigación, se utilizó CHS (la velocidad lineal del centro geométrico de la cabeza del palo justo antes del primer contacto con la pelota de golf) y CD (distancia en línea recta entre donde se lanzó la pelota de golf y dónde cruza un punto que tiene la misma elevación).
Protocolos de entrenamientos
Las 8 semanas de entrenamiento consistieron en trabajo de la zona lumbo-pélvica y core, con la utilización principal de bandas elásticas, y en caso del GI, materiales inestables: bosu o fitball. Previo al comienzo, se dedicó a ambos grupos una sesión de familiarización al protocolo y explicación de las técnicas y progresiones (Tabla 2).
El programa de entrenamiento exigió a los sujetos entrenar 90 minutos a la semana en 3 días de los cuales 2 consecutivos.
Cada día se trabajó con peso libre, utilizando la progresión core stability16, la cual se determina por el comienzo de un trabajo inicial general de core, como el Bracing, con el fin de generar presión intra-abdominal, la cual parece ser más efectiva de un 32% respecto a la técnica de Hollowing17 progresando sucesivamente a la disociación lumbopélvica, isometría y trabajo del patrón motor funcional de golf.
El GI, realizó la misma progresión, pero enteramente sobre superficies inestables.
Se registraron las asistencias de los sujetos y cada sesión fue dirigida por un profesional cualificado (Figura 2).
Análisis estadístico
Según los handicaps y el estatus de los jugadores, decidimos no realizar la prueba de normalidad (Kolmogorov-Smirnoff, o prueba KS), dado que el nivel de todos los participantes era de élite, lo cual garantiza la normalidad de los sujetos.
El análisis estadístico se realizó utilizando el software SPSS (IBM SPSS, Version 25.0. Armonk, NY: IBM Corp). En primer lugar, se analizó la diferencia entre los resultados medios (pre y post) de cada uno de los GE y GI de CHS y CD. Para ello se realizó la prueba t-student.
Sucesivamente, se analizó la comparación de los dos grupos de las variables dependientes, siempre a través de la prueba t-student. El nivel de significación para ambas pruebas estadísticas se estableció en un nivel alfa de p= < 0.05.
Resultados
La Tabla 4 muestra los resultados medios y porcentaje de cambio que se verificó en, tanto en CHS y CD. La prueba t-student no mostró cambios significativos entre pre y post test en CHS (p > 0.05) en ninguno de los grupos, disminuyendo el rendimiento en el GI. Por el contrario, el GE si obtuvo mejoras significativas en CD (p=0,02).
En cuanto a los datos obtenidos en el análisis de los datos de la distancia pico, observamos como nuevamente el GI no obtiene mejoras significativas, e incluso, disminuye su rendimiento tanto en CHS y CD -0,002% y -0,004% respectivamente (Tabla 5). En cambio, el GE obtuvo mejoras en ambos parámetros, siendo significativas en DC (p=0,03).
En la Figura 3, se observan las correlaciones entre los datos pre y post en los valores pico de ambos grupos. Los valores de R2 demuestran un mayor ajuste en los valores del GE frente al GI.
La Figura 4 también mostró una mejora relación del GE en los valores medios de CHS y DC, que el GI.
Discusión
Los principales hallazgos de este estudio tras las 8 semanas de entrenamiento, fueron un aumento significativo en CD del grupo control (p≤ 0.05), que trabajando sobre superficies estables consiguieron un aumento de 8 metros aproximadamente, dato que muestra ser relacionado con la mejora de CHS (Tabla 3 y Tabla 4).
Datos similares se registraron en otras investigaciones, Weston18 realizó un estudio enfocado en el entrenamiento del core a través de 8 ejercicios básicos, realizados todos en superficie estable. Consiguió una ligera mejora en CHS, lo cual se asemeja bastante a nuestros resultados.
Fletcher en 20041, desarrolló un protocolo caracterizado por 3 ejercicios específicos y un trabajo de fuerza explosiva con balón medicinal, y su muestra termina mejorando la distancia del Driver (no especifica si carry o total), mientras que la velocidad mejoró, pero de manera no significativa, por lo tanto detectamos que nuestras conclusiones van en la misma línea, en nuestro caso el grupo inestable, conforme que disminuye su velocidad media, también baja la distancia.
En 1994, Staron y colaboradores19, encontraron que, aunque la fuerza se incrementó durante un programa de fuerza de 8 semanas, los aumentos del área transversal muscular no fueron significativos. Llegaron a la conclusión de que, aunque la hipertrofia puede tener un papel en el entrenamiento de fuerza de fase temprana, las adaptaciones neurales tienen un impacto más importante.
Cressey y colaboradores (2007), compararon dos grupos de futbolistas entrenados, que realizaron el mismo protocolo de entrenamiento excepto que el grupo inestable realizo ejercicios suplementarios (Sentadilla, Peso muerto, Zancadas y equilibrio unilateral) sobre superficies inestables. Los resultados fueron una significativa mejora del grupo estable vs inestable, sobretodo en el tiempo de sprint de 40m y 10m20.
Esta investigación es la primera enfocada en encontrar una relación entre un entrenamiento físico específico para golfistas, en dos tipos de superficies diferentes para determinar qué tipo de adaptaciones se producen.
Los resultados, aunque con un valor no significativo, parecen mostrar que entrenar en superficies inestable de forma continua podría perjudicar la velocidad y distancia, también nos indican que trabajar en superficie estables, beneficia el desarrollo de las trasferencias de fuerzas.
Conclusiones
A través de las investigaciones mencionadas y nuestros resultados, entendemos que el golf siendo un deporte físicamente completo, encontramos varias maneras de conseguir una mejora de estas variables.
Como mencionamos en nuestra metodología, este estudio exigía un hándicap determinado, pero no se exigió́ un nivel de fuerza específico, por el motivo de que el golf tiene una característica casi única, permite al jugador tener un nivel muy alto de rendimiento sin requerir elevados niveles en pruebas tradicionales del entrenamiento de fuerza (referencia). Por ello, se ha utilizado la dinámica de entrenamiento habitual en golfistas de alto nivel.
Sin poder demostrar conclusiones significativas, y como ya hemos visto en otras investigaciones con una metodología similar, consideramos que puede existir una relación directa entre el entrenamiento de la zona lumbo-pélvica en superficies estables con las mejoras de variables como la velocidad CHS y CD. Asimismo, observamos una la posible influencia negativa del trabajo constante en superficies inestable en relación con CHS y CD.
La tendencia que el análisis estadístico ha demostrado en los resultados medios, va de acuerdo con la hipótesis establecida. Por lo tanto, la continuidad del entrenamiento específico del golf enfocado en la zona lumbo-pélvica sobre superficies inestables, podía demostrase perjudicial para la CHS y CD.
Deberíamos considerar a dicho material como un recurso más a integrar dentro de la progresión en el entrenamiento y no como la base sobre la que sustentar un programa, o un estímulo recurrente para la mejora del rendimiento de golfistas de alto nivel. Por lo tanto, podemos concluir que nuestra investigación sigue la tendencia actual sobre este tema.