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Actas Urológicas Españolas
versión impresa ISSN 0210-4806
Actas Urol Esp vol.29 no.7 jul./ago. 2005
NOTA CLÍNICA
Priapismo de alto flujo y larga evolución. Presentación de un caso y propuesta
de algoritmo diagnóstico y tratamiento
J. Pagà Carbonell*, L. Peri i Cusí**
*Unitat dUrología. Clínica Plató, F.P. Barcelona. **Servei dUrología. Hospital Clínic i Provincial. Barcelona.
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Dentro de la clasificación del priapismo en 2 grupos (alto y bajo flujo), el de alto flujo se define por un aumento del flujo sanguíneo arterial en los cuerpos cavernosos del pene, que da lugar a una erección mantenida con buena oxigenación tisular. El primer caso de priapismo de alto flujo fue publicado en 19601, pero no es hasta 1990 que se describe su fisiopatología2,3.
En la bibliografía se han descrito 202 casos, siendo la principal causa los traumatismos perineales4 y más frecuentemente en adultos.
Históricamente el diagnóstico se basa siempre en la gasometría intracavernosa y la arteriografía de las arterias pudendas. Algunos autores utilizan, antes de la angiografía, el doppler color.
El tratamiento aconsejado es siempre de urgencia diferida, por el peligro de fibrosis de los cuerpos cavernosos y la subsiguiente impotencia y consiste en la embolización supraselectiva de la fístula arteriovenosa y, en casos extremos, en la ligadura de la arteria pudenda interna5,6,8. Especialmente en niños, se han utilizado tratamientos conservadores como el frío local, la compresión perineal, la inyección intracavernosa de azul de metileno o de agonistas alfa-adrenérgicos, con resultados diversos7.
También son diversos los resultados obtenidos con la embolización, especialmente en cuanto a recurrencias y a impotencia posterior, que puede alcanzar el 20% de los casos8.
CASO CLÍNICO
Varón de 35 años, con antecedentes de lúes, hepatitis no filiada y circuncisión a los 4 años, que consulta por bifidez del chorro miccional. A la exploración, el meato es normal y no hay fístulas. Llama la atención un pene más grande de lo que se podría considerar normal y una erección de los cuerpos cavernosos, sin participación del glande. (Fig. 1).
Reinterrogado, afirma estar en esta situación desde que recuerda y que, de niño, sujetaba el pene con un cordel a la cintura para que no se notara su erección. Sobre su actividad sexual, afirma su opción homosexual y su satisfacción por el tamaño de su pene y su permanente erección, que le permite coitos sucesivos e indefinidos. No presenta ningún problema de eyaculación.
Se practica ecodoppler peneano, con valores de tiempo/velocidad en cuerpos cavernosos compatibles con la erección (velocidad sistólica cavernosa derecha de 51 cm/seg y de 41 cm/seg en el lado izquierdo). Probable fístula arterio-cavernosa en la porción proximal del cuerpo cavernoso derecho (Fig. 2).
La angioRNM demuestra fístula arteriocavernosa en el lado derecho, que está presente tanto en la fase arterial como en la venosa y que confirma el diagnóstico de priapismo arterial de alto flujo (Fig. 3).
FIGURA3
DISCUSIÓN
El curioso motivo de la consulta, la bifidez del chorro miccional, se explica por la compresión de los cuerpos cavernosos sobre la uretra y no tiene más trascendencia.
La etiología de la fístula, al no existir ningún antecedente traumático, sólo se podría explicar por una lesión en la arteria cavernosa y del cuerpo cavernoso derecho, en una anestesia troncular que acompañara a una sedación en la circuncisión que se le practicó a los 4 años. De hecho, coincide en el tiempo y hay casos descritos de priapismo de alto flujo por lesiones durante la inyección intracavernosa de sustancias vaso activas.
Las extraordinarias medidas del pene se podrían explicar por la sobrepresión mantenida en los cuerpos cavernosos en la edad prepuberal y de crecimiento.
Sólo hemos encontrado un caso en toda la literatura de priapismo de alto flujo de tan larga evolución, más de 30 años9, y, de hecho, todos los autores aconsejan un tratamiento inmediato por desconocer las complicaciones que podría ocasionar, como fibrosis y impotencia, pero ninguno está documentado5,7. Se ha atribuido la fibrosis a una lesión obstructiva de la arteria cavernosa contra lateral, ocurrida en el mismo traumatismo que provocaría una reducción de la oxigenación. Parece demostrado, en este caso, que la no intervención, no provoca lesiones en los cuerpos cavernosos pues, si bien es cierto que existe una hiperpresión, la oxigenación de los cuerpos cavernosos es correcta y esto puede evitar la fibrosis10.
CONCLUSIONES
El tratamiento cruento del priapismo de alto flujo no es obligatorio. Se trata únicamente de un posible problema social y psicológico y es el paciente el que debe decidir.
La gasometría de los cuerpos cavernosos, la arteriografía con contraste y la embolización más o menos selectiva no están exentas de riesgo: abscesos, infección, dolores glúteos, anafilaxia e impotencia. Por ello, nuestra propuesta diagnóstica consiste en la exploración clínica (ausencia de dolor, erección habitualmente parcial sin participación del cuerpo esponjoso) y en la utilización de pruebas complementarias no invasivas: el ecodoppler, que nos ofrece un diagnóstico casi definitivo, y la angioRNM, que nos ofrece imágenes diagnósticas definitivas.
No hemos encontrado en la literatura ni ninguna referencia respecto al posible papel de la angioRNM en el diagnóstico de priapismo y creemos que es una exploración a tener muy en cuenta. La arteriografía invasiva debería reservarse para los casos en que, de antemano, se ha decidido una embolización en el mismo acto.
REFERENCIAS
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2. Witt MA, Goldstein I, Sáenz de Tejada I, Greenfield A, Krane RJ. Traumatic laceration of intracavernosal arteries: the pathophysiology of nonischemic, high flow, arterial priapism. J Urol 1990;143:129-132. [ Links ]
3. Burnett A. Pathophysiology of priapism: dysregulatory erection physiology thesis. J Urol 2003;170:26-34. [ Links ]
4. Kuefer R, et al.: Changing diagnostic and therapeutic concepts in hig-flow priapism. Int J Impot Res online publication 1 julio;2004. [ Links ]
5. Ciampalini S, Savoca G, Buttazzi L, Gattuccio I, Mucelli FP, Bertolotto M, De Stefani S, Belgrano E.: High-flow priapism: treatment and long-term follow-up. Urology 2002; 59(1):110-113. [ Links ]
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10. Melman A, Serels S. Priapism, International Journal Impotence Research 2000;12(suppl.4):S133. [ Links ]
Dr. J. Pagà Carbonell
C/ Mallorca, 451 b, 1º, 4ª
08013 - Barcelona
e-mail: paga@menta.net
(Trabajo recibido el 5 noviembre 2004)