SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.34 número6Monitoreo de virus BK en pacientes trasplantados de la Unidad Renal del Hospital Perrando, Chaco, ArgentinaFunción renal residual en enfermos tratados con diálisis peritoneal: repercusión de los episodios de peritonitis índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Nefrología (Madrid)

versión On-line ISSN 1989-2284versión impresa ISSN 0211-6995

Nefrología (Madr.) vol.34 no.6 Cantabria  2014

https://dx.doi.org/10.3265/Nefrologia.pre2014.Aug.12000 

CARTAS AL DIRECTOR

 

Enfermedad renal crónica y acromegalia: cuando las apariencias engañan

Chronic kidney disease and acromegaly: when appearances are deceptive

 

 

Dirección para correspondencia

 

 

Sr. Director:

Presentamos un nuevo caso que ilustra la dificultad para diferenciar entre un desorden en la secreción de hormona del crecimiento (GH) y una acromegalia en un paciente con enfermedad renal crónica (ERC) debido a las alteraciones de las hormonas de crecimiento que se producen en la uremia.

 

Caso clínico

Paciente de 48 años remitido al hospital tras detectarse ambulatoriamente una creatinina sérica de 7,56mg/dl.

En la exploración destacaba: tensión arterial: 163/111mmHg, peso: 105kg, talla: 190cm, índice de masa corporal: 29kg/m2. Leve déficit cognitivo. Fenotipo corporal corpulento. Facies con prognatismo y macroglosia. Labios gruesos, arcos superciliares prominentes (figura 1), voz grave. Auscultación normal. Fondo de ojo normal. El paciente no refería cambios en su morfología corporal.

 

La ecografía mostraba riñones de dimensiones en el límite inferior de la normalidad, con espesor del parénquima renal bilateral marcadamente adelgazado, prácticamente inexistente.

En la analítica al ingreso presentaba parámetros bioquímicos propios de la uremia con serologías víricas negativas y pruebas inmunológicas normales. También se practicaron determinaciones hormonales:

- Cortisol: 23mcg/dl (6-28), TSH: 1,01mcUI/ml (0,27-4,2).

- Renina: 29,7microUI/ml (2,8-39,9).

- Aldosterona: 152,8pg/ml (10-160).

- FSH: 12,4mUI/ml (1,5-12,4), LH: 8,4mUI/ml (1,7-8,6).

- Prolactina: 553mUI/l (86-324), testosterona total: 1,99ng/ml (2,5-8,4).

- GH: 4,24ng/ml (0-1).

- Somatomedina C (IGF1): 670ng/ml (100-358).

- IGF1-BP3: 7,59micro/ml (3,3-6,7).

- ACTH: 39pg/ml (8-46).

La hipertensión se controló con tratamiento médico. Ante el deterioro de la función renal, cuya etiología no se pudo filiar, se inició tratamiento mediante hemodiálisis crónica.

Se practicó un primer test de sobrecarga oral a glucosa (TSOG) (figura 2).

 

Llegados a este punto, los clínicos sospechábamos, en función del fenotipo y del perfil hormonal (aumento de GH, IGF-1 y IGF1-BP3; TSOG sin supresión clara de la GH), una acromegalia. No pudo practicarse una resonancia magnética nuclear (RMN) hipofisaria ante la negativa del paciente y su familia.

Cuatro meses después se realizó finalmente la RMN sin contraste paramagnético. La hipófisis presentaba un tamaño dentro de los límites de la normalidad, con un tallo hipofisario centrado. Se practicó un nuevo TSOG, mostrando una GH basal normal, con aumento paradójico a los 30 minutos, pero con adecuada supresión a las dos horas (figura 2).

En esa fecha los niveles de IGF-1 (340 ng/ml) y de IGF1-BP3 (6,3 µg/ml) se habían normalizado también. La prolactina continuaba elevada y la testosterona era normal. Actualmente el paciente sigue controles periódicos en endocrinología y continúa en hemodiálisis.

 

Discusión

Las apariencias pueden resultar engañosas cuando se trata de diagnosticar una acromegalia en un paciente urémico. Nuestro enfermo finalmente no presentaba esta enfermedad, aunque sus rasgos morfológicos y las primeras determinaciones hormonales fueran compatibles con ella.

Tras revisar la literatura, hemos encontrado dos precedentes similares1,2. En nuestro paciente la incertidumbre se mantuvo hasta que se pudo realizar la RMN.

La repetición de las pruebas funcionales una vez iniciada la hemodiálisis durante varios meses mostró su normalización.

La hiperprolactinemia que también presentaba nuestro paciente es un hallazgo común en la ERC en ambos sexos3.

La acromegalia es rara, con una incidencia estimada en España de 3-4 casos por millón de habitantes y año y una prevalencia de 36 casos por millón4. El TSOG constituye la prueba que confirma el diagnóstico. Da lugar a la supresión, dentro de las dos horas posteriores, de los valores séricos de GH por debajo de 1ng/ml en individuos sanos. No obstante, se ha descrito que diversas patologías, entre las que se incluye la insuficiencia renal, pueden dar lugar a falsos positivos en el TSOG5.

No hay muchos trabajos que hayan evaluado la función renal en acromegálicos. En un estudio reciente se analizó una amplia serie de pacientes, concluyendo que la acromegalia se caracteriza por modificaciones significativas en la estructura y la función renales6. Se puede conjeturar que quizá a través de un mecanismo de hiperfiltración podría deteriorarse a la larga la función renal en estas personas.

Con frecuencia los estudios sobre la secreción de la GH en la ERC no han sido concluyentes o han arrojado resultados contradictorios, posiblemente debido a la naturaleza pulsátil de la GH, el aumento de retención y catabolismo en la uremia, la actividad variable de las proteínas transportadoras y el efecto del estrés, la desnutrición y otras influencias no del todo conocidas7. Existen evidencias de que la uremia provoca un estado de resistencia a las hormonas del crecimiento3,8,9 y esto explicaría por qué la acromegalia es tan rara en los enfermos renales. En algunos estudios se ha mostrado como el tratamiento con diálisis puede disminuir significativamente los niveles de GH, llegando a normalizarlos9,10, como sucedió en nuestro paciente.

En conclusión, nuestro caso ilustra la dificultad que entraña la interpretación de los resultados del eje GH/IGF-1 en la uremia. Creemos preciso recordar a los clínicos estas alteraciones a la hora de valorar la presencia de una posible acromegalia en un paciente con ERC. La realización de un estudio hormonal completo, incluyendo pruebas de imagen, y el seguimiento de los niveles hormonales una vez iniciada la diálisis ayudarán a establecer el diagnóstico correcto.

 

Conflictos de interés

Los autores declaran que no tienen conflictos de interés potenciales relacionados con los contenidos de este artículo.

 

José M. Peña-Porta1, Irene Burgase-Estallo2,
Francisco Nicolás-Sánchez3 y Carmen Vicente-de Vera Floristán4

1Unidad de Nefrología. Hospital de Barbastro, Huesca
2Unidad de Endocrinología. Hospital de Barbastro, Huesca
3Servicio de Medicina Interna. Hospital de Santa María. Lleida
4Servicio de Medicina Interna. Hospital Universitario Arnau de Vilanova. Lleida

 

Referencias Bibliográficas

1. Wong NA, Ahlquist JA, Camacho-Hübner C, Goodwin CJ, Dattani M, Marshall NJ, et al. Acromegaly or chronic renal failure: a diagnostic dilemma. Clin Endocrinol (Oxf) 1997;46:221-6.         [ Links ]

2. Müssig K, Gallwitz B, Ranke MB, Horger M, Häring HU, Quabbe HJ. Acromegaly andend-stage renal disease: a diagnostic challenge. J Endocrinol Invest 2006;29:745-9.         [ Links ]

3. Caravaca F. Alteraciones endocrinas en la uremia. En: Hernando Avendaño L (ed.). Nefrología Clínica. 3.a edición. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2008. pp. 843-9.         [ Links ]

4. Arroyo M, Mestrón A, Webb S. Acromegalia. Concepto, epidemiología y mortalidad de la acromegalia. La epidemiología de la acromegalia en España. Endocrinol Nutr 2005;52(Suppl 3):2-6.         [ Links ]

5. Villabona C, Soler J. Acromegalia. Diagnóstico bioquímico y morfológico: criterios y algoritmo diagnóstico. Endocrinol Nutr 2005;52(Suppl 3):23-7.         [ Links ]

6. Auriemma RS, Galdiero M, De Martino MC, De Leo M, Grasso LF, Vitale P, et al. The kidney in acromegaly: renal structure and function in patients with acromegaly during active disease and 1 year after disease remission. Eur J Endocrinol 2010;162:1035-42.         [ Links ]

7. Krieg RJ Jr, Santos F, Chan JC. Growth hormone, insulin-like growth factor and the kidney. Kidney Int 1995;48:321-36.         [ Links ]

8. Iglesias P, Díez JJ, Fernández-Reyes MJ, Méndez J, Bajo MA, Aguilera A, et al. Growth hormone, IGF-1 and its binding proteins (IGFBP-1 and 3) in adult uraemic patients undergoing peritoneal dialysis and haemodialysis. Clin Endocrinol (Oxf) 2004;60:741-9.         [ Links ]

9. Caufriez A, Abramowicz D, Vanherweghem JL, Copinschi G. Insulin-like growth factor I values in patients on maintenance haemodialysis: relationship to growth hormone and albumin levels. J Endocrinol Invest 1993;16:691-6.         [ Links ]

10. Kagan A, Zadik Z, Gertler A, Ulman M, Bar-Khayim Y. Serum concentrations and peritoneal loss of growth hormone and growth-hormone-binding protein activity in older adults undergoing continuous ambulatory peritoneal dialysis: comparison with haemodialysis patients and normal subjets. Nephrol Dial Transplant 1993;8:352-6.         [ Links ]

 

 

Dirección para correspondencia:
José M. Peña-Porta
Unidad de Nefrología
Hospital de Barbastro
Huesca
pporta@hispavista.com

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons