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Nutrición Hospitalaria
versión On-line ISSN 1699-5198versión impresa ISSN 0212-1611
Nutr. Hosp. vol.28 no.1 Madrid ene./feb. 2013
https://dx.doi.org/10.3305/nh.2013.28.1.6312
REVISIÓN
Papel de los ácidos grasos omega-3 en la prevención de enfermedades cardiovasculares
Role of omega-3 fatty acids in cardiovascular disease prevention
Guadalupe Piñeiro-Corrales1, N. Lago Rivero1 y Jesús M. Culebras-Fernández2
1Servicio de Farmacia. Complejo Hospitalario Universitario de Vigo.
2Complejo Hospitalario Universitario de León. León. España.
Dirección para correspondencia
RESUMEN
Los ácidos grasos, además de su conocido valor energético y su función estructural, presentan otro tipo de propiedades beneficiosas. En concreto, los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 actúan sobre el aparato cardiovascular a través de multitud de vías ejerciendo un efecto protector frente al riesgo cardiovascular.
Los beneficios asociados a la reducción de la mortalidad cardiaca y en concreto la muerte súbita, están relacionados con la incorporación de EPA y DHA en los fosfolípidos de la membrana de los cardiomiocitos.
Se ha establecido un índice que relaciona el porcentaje de EPA+DHA del total de ácidos grasos en los eritrocitos y riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular pudiendo estratificarlo en diferentes grados.
Por lo tanto, el pescado graso principal fuente de AGPI w-3, se comporta como alimento de referencia en las dietas cardiosaludables.
Palabras clave: Ácidos grasos poliinsaturados. Omega-3. Enfermedad cardiovascular.
ABSTRACT
Fatty acids, in addition to its known energy value and its structural function, have other beneficial properties. In particular, the polyunsaturated fatty acids omega-3 acting on the cardiovascular apparatus through many channels exerting a protective effect against cardiovascular risk.
The benefits associated with the reduction in cardiac mortality and sudden death particular, are related to the incorporation of EPA and DHA in phospholipid membrane of cardiomyocytes.
An index is established that relates the percentage of EPA + DHA of total fatty acids in erythrocytes and risk of death from cardiovascular disease may layering in different degrees.
Therefore, the primary source of fatty fish w-3 PUFA, behaves like a reference food in cardiosaludables diets.
Key words: Polyunsaturated fatty acids. Omega-3. Cardiovascular disease.
Abreviaturas
AGPI: Ácidos grasos poliinsaturados.
ALA: Ácido alfa-linolénico.
ARA: Ácido araquidónico.
DHA: Ácido docosahexaenoico.
ECV: Enfermedades cardiovasculares.
EPA: Ácido eicosapentaenoico.
GLA: Ácido gammalinolénico.
HDL: High density lipoprotein.
LA: Ácido linoleico.
n-3: Omega-3.
n-6: Omega-6.
TXA2: Tromboxano A2.
VLDL: Very low density lipoprotein.
w-3: Omega-3.
w-6: Omega-6.
EIC: Enfermedad isquémica cardíaca.
Introducción
La longitud de la cadena de carbonos y el número y localización de enlaces dobles confieren a los ácidos grasos propiedades fisiológicas diferentes y permite agruparlos en ácidos grasos saturados, aquellos que no presentan ningún enlace doble, monoinsaturados, los que tienen un solo enlace doble y poliinsaturados, con dos o más enlaces dobles. A su vez, los ácidos grasos poliinsaturados se agrupan según el carbono en el que se sitúa el primer enlace doble: si el primer enlace doble se encuentra en el carbono 3 (C-3), nos referiremos a estos ácidos grasos como ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) omega-3 (w-3 o n-3), mientras que si el primer enlace doble aparece en C-6, hablaremos de omega-6 (w-6 o n-6). Dentro de la familia w-3, destaca el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido eicosapentanoico (EPA). La familia w-6 está representada por el ácido linoleico (LA), ácido gammalinolénico (GLA) y ácido araquidónico (ARA).
El hombre carece de las enzimas necesarias para sintetizar ciertos ácidos grasos que resultan imprescindibles para el metabolismo, tales como el ácido linoleico (18:2 w-6) y el α-linolénico (18:3 w-3), y que por tanto deben ser incorporados a nuestro organismo mediante la alimentación, por lo que son considerados como "ácidos grasos esenciales".
Los ácidos grasos, además de su conocido valor energético, forman parte de los fosfolípidos de las membranas de las células del organismo, ejerciendo una clara influencia sobre la composición de la membrana celular y determinando, en mayor o menor grado, la estructura y funcionalidad de la célula. Esta funcionalidad comprende diversos aspectos como fluidez y permeabilidad, peroxidación lipídica, influencia génica, etc.
Las principales fuentes de ALA son las nueces y, especialmente, los aceites vegetales de linaza, colza, cártamo, soja, onagra y lino. En cuanto al EPA y al DHA, las fuentes más ricas son los aceites de pescado. El contenido de AGPI w-3 varía en función de la especie de pescado, su localización, la estación del año y la disponibilidad de fitoplancton.
Los AGPI w-3 actúan sobre el aparato cardiovascular a través de multitud de vías ejerciendo un efecto beneficioso sobre el riesgo cardiovascular. Ejercen una acción estabilizadora de la membrana celular produciendo un efecto antiarrítmico1. Asimismo, los AGPI w-3 inhiben la agregación plaquetaria, particularmente la inducida por el colágeno, y la producción de tromboxano A2 (TXA2), prolongando discretamente el tiempo de hemorragia cuando se administran en dosis > 3 g/día. También se les atribuyen efectos globalmente favorables sobre el perfil lipídico (disminución de triglicéridos y colesterol VLDL, posible aumento del colesterol HDL) y propiedades hipotensoras.
En base a lo expuesto, el objetivo de este trabajo es estudiar la biodisponibilidad de la ingesta de ácidos grasos omega-3 del pescado y su papel en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Biodisponibilidad de AGPI w-3: EPA y DHA
Para evaluar la biodisponibilidad de EPA y DHA considerando como vehículo de los mismos el pescado o las cápsulas de aceite de pescado, se han realizado estudios2 comparando la velocidad y el limite de enriquecimiento de las membranas de los eritrocitos y los fosfolípidos en plasma en función de las dos fuentes de AGPI w-3. Para ello se analiza la administración diaria de cápsulas de aceite de pescado (Omega-3 CardioTabs, suplemento a diferencia de la mayoría contiene mayor proporción de DHA que EPA) con la recomendación de consumir al menos dos veces a la semana pescado con elevado contenido en AGPI w-3, en este caso 171 g de salmón noruego y 171 g de atún en lata. Como conclusión se establece que después de 16 semanas existe un incremento significativo tanto en los eritrocitos como en los fosfolípidos plasmáticos de EPA y DHA (p < 0,0001). El contenido en EPA aumenta más rápidamente en el grupo que consumió pescado (p < 0,01) durante las primeras 4 semanas, estabilizándose a las 16 semanas. La variación de ácidos grasos fue menor en eritrocitos que en los fosfolípidos del plasma, encontrándose que el contenido de EPA y DHA en los eritrocitos es más estable que en el plasma. También se analizó el efecto del pescado sobre las lipoproteínas y lípidos del suero encontrándose únicamente diferencias significativas en los triglicéridos, cuando se consumió pescado disminuyen los triglicéridos y por el contrario se incrementan con los suplementos en cápsulas a las 16 semanas.
Diversos trabajos3 manifiestan que el pescado se comporta como un vehículo más eficiente en términos de biodisponibilidad, además de proporcionar proteínas de elevado valor biológico y oligoelementos como iodo y selenio.
Los beneficios asociados a reducir la mortalidad cardiaca y en concreto la muerte súbita están relacionados con la incorporación de EPA y DHA en los fosfolípidos de la membrana de los cardiomiocitos. Metcalf4 diseñó un estudio para investigar la cinética de incorporación de AGPI w-3 en los fosfolípidos de la membrana del miocardio, demostrando que se puede incrementar el EPA y DHA en el miocardio con una semana de suplementación de aceite de pescado o su contenido equivalente de EPA+DHA del pescado, y que la incorporación de DHA en aurícula es superior a EPA.
Se ha establecido un índice relacionado con la biodisponibilidad de EPA y DHA y que puede ser utilizado como un indicador de ingesta de AGPI w-3. Establecido por Harris, está basado en el hecho de que la membrana de los eritrocitos refleja el contenido de AGPI w-3 de la membrana cardíaca5. Este índice relaciona el porcentaje de EPA+DHA del total de ácidos grasos en los eritrocitos y riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular (ECV), pudiendo estratificarlo en diferentes grados: riesgo bajo, medio y elevado.
Aplicando el Índice omega-3, a los diferentes estudios realizados en los que se relacionaba el contenido en plasma de AGPI w-3 con el riesgo de muerte por ECV6-11, epidemiológicos12-15, en ensayos clínicos controlados aleatorizados16-19 y estudios de prevención secundaria20,21 y tomando como base estos estudios y el publicado previamente en 200422, se establece un valor diana de Índice omega 3 mayor de 8% asociado con el mas bajo riesgo de muerte por ECV y de menor del 4% con el de mayor riesgo23 (fig. 1).
En un análisis multivariante el índice w-3 fue el único índice predictor independiente de arritmias ventriculares en un seguimiento de 3, 6 y 9 meses (odds ratio 1,80, 95% CI 1,16-2,81, p = 0,009), comportándose como un buen predictor de arritmias ventriculares en pacientes con enfermedad cardiaca estructural y con insuficiencia cardiaca. Esto enfatiza la corriente de que los pacientes con insuficiencia cardíaca presentan un metabolismo cardíaco alterado.
Efectos cardiosaludables de AGPI w-3
Para evaluar los efectos cardiosaludables de AGPI w-3, se han realizado estudios observacionales, epidemiológicos, casos-control, cohortes y ensayos clínicos aleatorizados, en los que se relaciona el consumo de pescado "graso" y/o suplementos de aceite de pescado con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Numerosos autores confirman la relación positiva entre la ingesta de pescado o aceite de pescado y el riesgo relativo de muerte por enfermedad coronaria24. En la figura 2 se muestra la relación entre ingesta de pescado o aceite de pescado y riesgo relativo de muerte por enfermedad coronaria. La representación fue realizada por análisis combinado de los estudios prospectivos y ensayos clínicos evaluados25-39, utilizando pruebas no paramétricas y splines cúbicos40,41 restringidos y ajustados para cada estudios dentro de la relación
Dado que en muchos estudios el grupo de referencia tiene elevada ingesta de AGPI w-3, el riesgo relativo fue de referencia a escala 0,7 para estudios con ingestas de referencia entre 150-500 mg/día de EPA+DHA y de 0,6 para grupos con ingestas superiores a 500 mg/día. El tratamiento estadístico de los datos muestra un efecto umbral con ingestas de 250 mg/d (p < 0,001). Se observa un 36% de bajo riesgo de muerte por ECV evidente entre 0 y 250 mg/d de consumo de EPA+DHA (RR = 0,64; 95% IC; p < 0,001) y pequeños beneficios que se obtienen con mayores ingestas (= 1; 95% CI = 0,99-1,01; p = 0,94).
Se ha demostrado que el consumo dos veces por semana de pescado graso reduce la mortalidad total un 29% en dos años (95% IC = 0,54-0,92), con una reducción del 33% de muerte por ECV (p < 0,01)42. La suplementación con aceite de pescado 1 g/día también se asocia a una reducción de la mortalidad total en un 14% (95% CI = 0,76-0,97), resultando una disminución del 26% del riesgo de muerte súbita (95% CI = 0,58-0,93)15. Estos beneficios son corroborados en un estudio en el que fueron reclutadas 91.981 mujeres entre 34 y 59 años43. Pocas intervenciones médicas reducen la mortalidad total de una manera tan prolongada.
Al comparar pequeña ingesta o no ingesta de AGPI w-3 con modesta ingesta, se observa una reducción en el riesgo de arritmias cardíacas mortales (muerte por ECV y muerte súbita); mientras que mayores dosis y con largas duraciones de ingesta, se encuentran ciertos beneficios sobre eventos ECV no mortales. Esta fuerte concordancia demostrada con el consumo de pescado y aceite de pescado en diversas poblaciones provee fuerte evidencia de los efectos de AGPI w-3 derivados de productos marinos sobre el riesgo de ECV. Estos resultados acumulados con los de estudios prospectivos de cohortes indican la probable relación dosis-respuesta para muerte por ECV (fig. 3).
En un metaanálisis realizado por He et al.44 se concluye que el consumo de pescado se relaciona inversamente con la mortalidad por cardiopatía isquémica y que por cada 20 g/día de consumo de pescado se reduce el riesgo relativo de muerte por cardiopatía isquémica un 7%.
Independientemente de los factores de riesgo cardiovascular tradicionales y de factores genéticos, niveles elevados de AGPI w-3 en suero tienen propiedades antiaterogénicas45. Este efecto antiinflamatorio esta relacionado con las propiedades antinflamatorias de los AGPI w-346. Estudios recientes relacionan un mayor riesgo de ateroesclerosis coronaria asociada a una disminución del ratio de AGPI w-3/w-647.
En cuanto a las diferencias por sexos, los hombres necesitan comer más pescado que las mujeres para obtener el mismo nivel de AGPI w-348.
Considerando las propiedades beneficiosas de los AGPI w-3 en las enfermedades cardiovasculares, determinados alimentos están siendo modificados para incrementar los AGPI w-3 de origen marino en la dieta49, de modo que otras fuentes diferentes al pescado puedan ser utilizadas para incrementar los AGPI w-3 de origen marino y prevenir ECV.
Contribución del ácido α-linolénico a las propiedades cardiosaludables de AGPI w-3
Aunque la principal fuente de ácido α-linolénico (ALA) son los aceites de linaza, soja, colza y alimentos de origen vegetal; estos también se encuentra aunque en menor cuantía en los pescados. Después de su ingestión, el ALA se convierte en parte (4% a 8%) en AGPI w-3 principalmente en EPA50.
La evidencia de los beneficios cardiovasculares de ALA esta menos establecido que para EPA+DHA51-54. Estudios epidemiológicos evidencian que el ácido α-linolénico (ALA) reduce el riesgo de infarto de miocardio y de enfermedad isquémica cardiaca (EIC) fatal en mujeres55,56. Asimismo, determinados estudios le atribuyen propiedades antiarrítmicas, contribuyendo significativamente a la reducción de la mortalidad por patologías cardiovasculares57.
El ácido α-linolénico ha demostrado igualmente acortar los intervalos QT y JT del electrocardiograma, tanto en varones como en mujeres, y disminuir el riesgo de una repolarización anormalmente prolongada58,59.
Conclusiones
El consumo de ácidos grasos poliinsaturados w-3 se relaciona con una disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares, reduciendo el riesgo de muerte asociada a este tipo de patología.
Los pescados grasos, ricos en ácidos grasos poliinsaturas w-3, además de excelente fuente de proteínas y minerales, se presentan como alimento de referencia en las dietas cardiosaludables.
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Dirección para correspondencia:
Guadalupe Piñeiro-Corrales.
Complexo Hospitalario Pontevedra.
C/ Mourente, s/n.
Pontevedra. España.
E-mail: guadalupe.pineiro.corrales@sergas.es
Recibido: 10-XI-2012.
Aceptado: 12-XII-2012.