INTRODUCCIÓN
El encéfalo necesita un aporte continuo de nutrientes para su correcta formación, desarrollo y funcionamiento. Todos los nutrientes son necesarios, aunque algunos tienen mayor implicación en la cognición y en la salud mental 1.
Numerosos estudios han evidenciado que muchos aspectos de la cognición (memoria, razonamiento, atención, cociente intelectual...) 2,3,4 y del deterioro cognitivo (demencia, depresión, enfermedad de Alzheimer, Parkinson...) 5,6,7,8 se ven afectados por el consumo de dietas inadecuadas.
Actualmente existe un creciente interés sobre el papel de los nutrientes de la dieta en la función cognitiva siendo el principal objetivo de esta revisión bibliográfica.
NUTRIENTES Y COGNICIÓN
HIDRATOS DE CARBONO: IMPORTANCIA DEL ÍNDICE GLUCÉMICO
El cerebro humano, debido a su alta actividad metabólica, necesita un aporte continuo de glucosa para mantener las capacidades cognitivas. La glucosa es el principal sustrato energético del tejido neuronal; el hipocampo (área clave del aprendizaje y memoria), es especialmente vulnerable a las interrupciones en su suministro.
Los alimentos de bajo índice glucémico (IG) reducen la resistencia a la insulina y pueden mejorar la capacidad cognitiva (atención, memoria, capacidad matemática...) en comparación con los alimentos de alto IG 9. El consumo elevado de azúcares simples se ha asociado con dificultad de concentración y atención 2,10.
PROTEÍNAS
La cantidad y la calidad de las proteínas que ingerimos con la dieta pueden modular la síntesis de neurotransmisores. Diversos estudios muestran una asociación positiva entre la ingesta de determinados aminoácidos y la capacidad cognitiva 11,12.
Los neurotransmisores serotonina, dopamina/adrenalina se sintetizan a partir de los aminoácidos triptófano y tirosina, respectivamente. La serotonina se encuentra involucrada en muchos procesos fisiológicos (sueño, depresión...), incluida la función cognitiva. Niveles bajos de serotonina se asocian con disminución del aprendizaje, el razonamiento y la memoria 13.
La conversión del triptófano en serotonina depende de sus concentraciones plasmáticas. El triptófano se encuentra en muchos alimentos (carne, lácteos, frutos secos...). Su suplementación mejora la atención, la memoria visual y el aprendizaje 14.
LÍPIDOS: PAPEL DE LOS ÁCIDOS GRASOS POLIINSATURADOS
Los ácidos grasos poliinsaturados (AGP) tienen un papel beneficioso en la enfermedad cardiovascular, en la diabetes, el cáncer, la depresión y la función cognitiva 15. Sin embargo, el consumo elevado de ácidos grasos saturados (AGS) se asocia con deterioro cognitivo.
El ácido docosahexaenoico (DHA) (22:6 -3) es el principal componente de los fosfolípidos de membrana, especialmente en la corteza cerebral, los sinaptosomas y las vesículas sinápticas, e interviene en la síntesis de neurotransmisores. Asimismo, tiene un papel importante en el desarrollo cognitivo, el aprendizaje, la sinaptogénesis, la neurogénesis y la memoria, además de intervenir en la función visual y en la auditiva 6,7,16.
Su deficiencia se ha relacionado con una disminución de la agudeza visual, de la memoria, del rendimiento cognitivo y con el trastorno del déficit de atención e hiperactividad (TDAH), además de tener un papel importante en la prevención y/o retardo de la progresión de enfermedades psiquiátricas y neurodegenerativas (demencia, depresión, trastorno bipolar y enfermedad de Alzheimer) 15.
La suplementación de DHA durante el embarazo, la lactancia y/o en los primeros años de vida parece mejorar el rendimiento mental y el desarrollo psicomotor de los niños 17.
Además, los bebés prematuros que reciben una fórmula enriquecida con DHA tienen un coeficiente de inteligencia mayor durante la adolescencia respecto a los que fueron alimentados con fórmula estándar 18.
Investigaciones recientes sugieren que no es el nivel de ácidos grasos n-3, sino el equilibrio entre las ingestas de ácidos grasos n-3 y n-6 lo que es crítico para una salud mental óptima 19.
Un aumento en la relación de omega-6:3 puede afectar negativamente la cognición en la vejez, por lo que es importante la ingesta de dietas con una proporción 5:1 de ácidos grasos omega-6:3 (dieta mediterránea), dado que se asocian con una mejor memoria y con un menor riesgo de deterioro cognitivo 20.
MICRONUTRIENTES: EFECTOS BENEFICIOSOS
VITAMINAS
Las vitaminas B1, B6, B12 y B9 (ácido fólico) son esenciales para el correcto funcionamiento cerebral.
La vitamina B1 interviene en el metabolismo de los hidratos de carbono, asegurando la producción de energía. Esta vitamina modula el rendimiento cognitivo, especialmente en ancianos. Diversos estudios muestran una asociación entre ingestas más altas de tiamina con una mejor función cognitiva 11,21.
La vitamina B9 es esencial para el correcto desarrollo y funcionamiento cerebral durante el periodo perinatal. Su deficiencia en embarazo se relaciona con defectos del tubo neural (DTN) y bajo peso al nacer. Diversos autores muestran una asociación positiva entre el estado materno de esta vitamina y el desarrollo cognitivo del descendiente durante la infancia, aunque es necesaria una mayor evidencia científica para establecer esta relación 22.
Resultados semejantes se han encontrado en colectivos de ancianos. Se ha observado una asociación entre concentraciones elevadas de folato en plasma y mejor función cognitiva y rendimiento en las pruebas de velocidad psicomotora 23.
La suplementación con ácido fólico (800 µg/día) durante tres años en personas (50-70 años) con homocisteinemia muestra una mejora en la memoria y en la velocidad de procesamiento de la información y en la de respuesta sensorial y motora 24.
Las vitaminas B6 y B12 están directamente involucradas en la síntesis de neurotransmisores. La vitamina B12 retrasa la aparición de signos de demencia, y su suplementación mejora las funciones cerebrales y cognitivas en los ancianos. Los adolescentes que tienen un nivel límite de esta vitamina desarrollan signos de cambios cognitivos 21.
En los últimos años, se ha relacionado la vitamina D no solo con efectos en la salud ósea, sino también con enfermedades crónicas (diabetes, obesidad, hipertensión, accidente cerebrovascular, cáncer...) y alteraciones en la función y deterioro cognitivo.
Los receptores de esta vitamina se encuentran en distintas regiones del encéfalo, incluido el hipocampo. Su deficiencia en países desarrollados sigue aumentando, especialmente en la población mayor, cuyo riesgo es alto debido a la disminución de la síntesis cutánea. Estudios recientes han confirmado una asociación entre la deficiencia de vitamina D y el deterioro cognitivo y la demencia 25.
La colina es un precursor del neurotransmisor acetilcolina y de los fosfolípidos de membrana (fosfatidilcolina). La acetilcolina tiene efecto sobre el sueño, la memoria y el aprendizaje. La adecuada ingesta materna de este nutriente se asocia con una mejora de la memoria en los descendientes en la etapa infantil 26 y con un menor riesgo de DTN.
MINERALES
El hierro es necesario en el proceso de mielinización de las neuronas y en la síntesis de neurotransmisores (catecolaminas y GABA). Su deficiencia es frecuente en países tanto desarrollados como en desarrollo. La anemia por deficiencia de hierro se ha relacionado con disminución de la concentración, del razonamiento, de la velocidad de aciertos, del rendimiento, de la memoria, del cálculo y de TDAH 3,21,23. La administración de suplementos de hierro mejora la capacidad cognitiva 27.
El yodo interviene en la síntesis de hormonas tiroideas, necesarias para el correcto desarrollo cerebral y mental. Es importante su aporte materno, ya que el feto depende del suministro de hormonas tiroideas de la madre. Existe una asociación entre la deficiencia de yodo durante la gestación y las puntuaciones cognitivas (inteligencia verbal y lectura) más bajas en la infancia 28,29.
Aunque la yodación universal de la sal y la fortificación con yodo de piensos destinados al ganado para consumo doméstico han sido adoptadas como método para erradicar la deficiencia de yodo a nivel poblacional, existen numerosos países que no tienen un programa oficial de yodación, por lo que en estos casos es necesario el uso de suplementos yodados 30.
ANTIOXIDANTES
El deterioro cognitivo se ha asociado con estrés oxidativo. Muchos autores indican que podría prevenirse con el consumo de antioxidantes (vitaminas C y E, beta carotenos, cinc y selenio).
La vitamina C interviene en la síntesis de neurotransmisores (catecolaminas y serotonina), protegiendo al tejido nervioso del estrés oxidativo. Existe una correlación inversa entre sus niveles en plasma y los marcadores de salud metabólica y el deterioro cognitivo 31.
Entre los diversos tipos de vitamina E (tocoferoles y tocotrienoles), solo los tocoferoles son captados activamente por el cerebro y están involucrados en la protección de las membranas neuronales. Los niveles séricos de tocoferol están inversamente asociados con el riesgo de deterioro cognitivo, aunque se necesitan más estudios prospectivos a gran escala para establecer esta asociación 21,32.
El cinc interviene en el metabolismo energético, en las defensas antioxidante e inmunitaria y en la síntesis de neurotransmisores, y desempeña un papel importante en las actividades cerebrales 7,33. Su deficiencia está relacionada con TDAH en niños, problemas de memoria y aprendizaje en adolescentes y estrés, depresión y deterioro cognitivo en adultos y ancianos 33.
SUSTANCIAS FITOQUÍMICAS: CAROTENOIDES
La luteína (L) y la zeaxantina (Z) son potentes antioxidantes y agentes antiinflamatorios que ayudan a proteger el sistema nervioso del estrés oxidativo e inflamatorio 34. El cerebro y los ojos son susceptibles al daño de los radicales libres, pues ambos tienen concentraciones muy altas de AGP y una carga metabólica alta. Existe relación entre los carotenoides maculares y el rendimiento cognitivo. Diversos estudios muestran una asociación entre las concentraciones de L y Z y mejores resultados cognitivos 35.
Un estudio realizado en personas de edad avanzada observó una asociación entre la baja densidad óptica del pigmento macular (MPOD) y el menor rendimiento cognitivo (atención, aprendizaje, velocidad de procesamiento y memoria visual) 36. Los suplementos de L y Z parecen beneficiar a la función neurocognitiva al mejorar la perfusión cerebral 36.
HIDRATACIÓN Y CAPACIDAD COGNITIVA
El agua es un nutriente esencial para el correcto funcionamiento cerebral. Una disminución en su ingesta está relacionada con estados de confusión, irritabilidad, letargia y pérdida de función cognitiva. La deshidratación en el encéfalo perjudica la transmisión nerviosa y disminuye la circulación sanguínea cerebral, lo que puede afectar al rendimiento mental. Se ha observado que personas correctamente hidratadas presentan puntuaciones más altas en los test de inteligencia 37. Una deshidratación leve (2%) afecta al rendimiento cognitivo (atención, memoria) y al psicomotor 38.