INTRODUCCIÓN
La alta prevalencia mundial de la deficiencia de vitamina D es motivo de preocupación creciente debido a los posibles efectos adversos sobre la salud humana.
Según algunos estudios, se encuentran cifras de hasta el 88 % de la población estudiada con 25-OH vitamina D (25-OH-D) en suero < 30 ng/ml (1) y, centrándonos en la población infantil-juvenil, encontramos hasta un 60,4 %, según la muestra estudiada, con contenido orgánico de vitamina D por debajo de lo deseable (2).
Existe controversia sobre los niveles óptimos de 25-OH-D en suero (3,4):
− Concentraciones de 25-OH-D < 20 ng/mL se consideran indicadoras de deficiencia de vitamina D.
− Aunque la Endocrine Society y otros grupos de expertos consideran que la suficiencia se alcanza con cifras de 25-OH-D comprendidas entre 21 y 30 ng/mL.
− Para acciones no clásicas, algunos autores proponen alcanzar niveles > 40 ng/mL.
ACCIONES DE LA VITAMINA D
Más allá de su función clásica como reguladora del metabolismo del calcio y del fosfato y de su implicación fundamental en la salud ósea y en el sistema musculoesquelético en todas las etapas de la vida, su deficiencia se ha asociado a múltiples efectos adversos, especialmente en las primeras etapas de la vida.
De esta manera, podemos clasificar las acciones de la vitamina D en acciones (5,6):
− Clásicas: relacionadas con el mantenimiento de la homeostasis mineral (favorecer la absorción intestinal de calcio y fosfato, aumentar la formación y la resorción ósea, disminuir la excreción renal de calcio, etc.).
− No clásicas: protección cardiovascular, estimulación de la inmunidad, de la proliferación celular, de la apoptosis, etc.
Vamos a analizar la influencia de la vitamina D en diferentes situaciones perinatales.
VITAMINA D DURANTE EL EMBARAZO Y SALUD DEL DESCENDIENTE
Del mismo modo, la deficiencia de vitamina D durante el embarazo se ha asociado a efectos sobre el recién nacido (4):
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− Clásicos: hipocalcemia tardía y raquitismo nutricional. La vitamina D juega un papel importante en el crecimiento y en la mineralización del esqueleto fetal. El periodo principal de mineralización esquelética (80 %) se da durante el tercer trimestre. Diversos estudios han detectado una relación entre el estado nutricional de vitamina D en el embarazo (o sangre del cordón umbilical) y los parámetros de: masa ósea, calidad y tamaño óseo de los descendientes, estudiados por diferentes técnicas: densitometría ósea, ultrasonido y tomografía computarizada cuantitativa periférica (7).
Incluso se ha observado en diferentes estudios que la situación de 25-OH-D en el suero materno durante el embarazo se relaciona con la densidad y con el contenido mineral óseo en la infancia y en la adolescencia (4).
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− No clásicos: preeclampsia, diabetes gestacional, parto prematuro (8-10), bajo peso al nacer (8,9), posible relación con el desarrollo futuro de enfermedades como bronquiolitis, asma, diabetes de tipo 1, esclerosis múltiple (11), etc.
En relación con el desarrollo de diferentes enfermedades como el asma se ha estudiado que la vitamina D está fuertemente asociada con el desarrollo pulmonar del feto en etapas muy tempranas, por lo que la situación en 25-OH-D materna debe ser adecuada desde el inicio del embarazo. Se ha observado que las madres con asma tienen 2 veces más riesgo de tener un hijo con asma o sibilancias recurrentes antes de los 3 años en comparación con madres sin asma, pero este riesgo disminuye significativamente en aquellas mujeres con asma que comienzan sus embarazos con niveles altos de vitamina D y permanecen con suficiente vitamina D durante todo el embarazo. Se observa una disminución del riesgo de asma o de sibilancias recurrentes en sus hijos hasta los 6 años de edad (12).
También se ha encontrado en diferentes estudios una relación entre la situación deficitaria de vitamina D en madres durante el embarazo y un mayor riesgo de sus descendientes de desarrollar diabetes mellitus (DM) (13).
VITAMINA D Y SALUD DEL LACTANTE Y EL NIÑO
Más allá de los efectos clásicos que ya se han mencionado de la vitamina D sobre la salud ósea, vamos a describir hallazgos de diferentes estudios y revisiones en relación con diferentes patologías y estados de salud.
− La vitamina D juega un papel en la regulación del sistema inmunológico y puede estar vinculada a la alteración del microbioma intestinal, lo que conduce a varias enfermedades inmunológicas (14) (Fig. 1).
− Se ha observado una mejoría de diferentes parámetros (tiempo medio empleado para la resolución de la enfermedad, tiempo medio empleado para mejorar la alimentación oral y duración de la hospitalización) en niños con bronquiolitis suplementados con vitamina D comparados con placebo (15).
− Se ha observado una relación entre niveles bajos de vitamina D y un mayor riesgo de depresión en niños y adolescentes (16).
− Se ha detectado correlación entre la deficiencia de vitamina D en los niños y diferentes trastornos del sueño (sueño inquieto, sudoración nocturna y síndrome de las piernas inquietas) (17).
SUPLEMENTACIÓN RECOMENDADA CON VITAMINA D
Se recomienda suplementación con vitamina D durante las diferentes etapas vitales (4), pues aporta diferentes beneficios en cada una de ellas, según hemos comentado:
− En el embarazo: reduce las complicaciones materno-fetales y neonatales.
− En lactantes y niños: reduce el riesgo de raquitismo, de infecciones respiratorias y posiblemente de enfermedades autoinmunes.
Las dosis recomendadas en cada una de estas etapas son:
La leche materna (LM) es el mejor alimento para los bebés (20). Además, la lactancia materna se ha asociado con un menor riesgo de infecciones virales y bacterianas, mejor desarrollo visual y neurológico, menor desarrollo en el futuro de obesidad y DM, de alergias, de asma, etc. (20).
La LM contiene la cantidad perfecta de nutrientes necesarios para promover el crecimiento infantil, excepto la vitamina D, ya que la cantidad de vitamina D en LM varía entre 3 y 100 UI/litro. Por este motivo se recomienda la suplementación con vitamina D en todos los lactantes que reciben lactancia materna, pues, como hemos comentado, el aporte puede ser deficitario, así como en los lactantes que reciben menos de 1 litro de fórmula artificial al día (en la práctica, todos los lactantes menores de 12 meses).
También hay que tener en cuenta que, en los recién nacidos prematuros, debe darse un suplemento de vitamina D de 200 UI/kg al día hasta un máximo de 400 UI diarios (19).
Se han realizado algunos estudios en los que se han dado suplementos de vitamina D a las madres lactantes (21,22) para que, a través de la LM, pasen a los bebés. Hay resultados contrapuestos entre ellos y, aunque algunos han encontrado resultados prometedores (21), a día de hoy la recomendación continúa siendo suplementar a los lactantes.
CONCLUSIONES
En todo el mundo, la prevalencia de hipovitaminosis D es alta antes, durante y después del embarazo, así como en los niños.
La suplementación supone cambios positivos en la masa ósea del recién nacido y resultados prometedores en la prevención de enfermedades (bronquiolitis, asma, diabetes de tipo 1, esclerosis múltiple, etc.).
Se recomienda alcanzar un nivel óptimo de 25-OH-D ≥ 30 ng/mL antes de la concepción y durante todo el embarazo, evitando niveles < 20 ng/mL.
La evidencia permite proponer la suplementación desde antes de la concepción, durante el embarazo y en los primeros meses de vida, así como la necesidad de más estudios sobre el tema.