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Anales de Psicología
versión On-line ISSN 1695-2294versión impresa ISSN 0212-9728
Anal. Psicol. vol.30 no.3 Murcia oct. 2014
https://dx.doi.org/10.6018/analesps.30.3.168901
Tipología circadiana y problemas de salud mental
Circadian typology and problems in mental health
Juan M. Antúnez1, José F. Navarro1 y Ana Adan2,3
1Departamento de Psicobiología. Facultad de Psicología. Universidad de Málaga
2Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica. Universitat de Barcelona
3Instituto de Investigación en Cerebro, Cognición y Conducta (IR3C), Barcelona
Este trabajo se ha realizado gracias a los proyectos de investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación (PSI2009-12300) y del Ministerio de Economía y Competitividad (PSI2009-12300) y una beca de Formación de Profesorado Universitario otorgada al primer firmante (AP2010-3244) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Dirección para correspondencia
RESUMEN
La tipología circadiana (matutina, vespertina o intermedia) es una diferencia individual que se ha relacionado con numerosos aspectos de la salud mental. En este estudio se revisan los principales hallazgos publicados en el área. Tras la búsqueda bibliográfica en las principales bases de datos se seleccionaron un total de 70 artículos publicados en castellano e inglés entre los años 1990 y 2012, recogidos en las bases de datos ISI, Scopus y Medline, donde se muestra que los individuos vespertinos presentan una mayor prevalencia de trastorno afectivo estacional, depresión mayor, trastorno bipolar, esquizofrenia, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos del sueño, conductas adictivas, TDAH y mayores niveles de ansiedad que los matutinos. La tipología vespertina se perfila como un factor de riesgo y la matutina como un factor protector para el desarrollo de diversas psicopatologías, apuntándose como posibles causas polimorfismos de los genes reloj, el jet-lag social y algunos rasgos de personalidad. La tipología circadiana debe considerarse en la evaluación, tratamiento y prevención de las psicopatologías, pues afecta al inicio, curso, remisión y recaída de las mismas. La utilización de terapia cronobiológica es un factor a tener en cuenta en el abordaje terapéutico cuando la expresión rítmica circadiana se halla alterada.
Palabras clave: revisión sistemática cualitativa; tipología circadiana; matutinidad-vespertinidad; salud mental; psicopatología.
ABSTRACT
Circadian typology (morning-type, neither-type, and evening-type) is an individual difference which has been related to numerous aspects of mental health. In this paper we present a review of the findings published on this topic. After searching in the main databases a total number of 70 works were selected, published in Spanish and English from 1990 to 2012 collected in the databases ISI, Scopus and Medline. These works show that individuals with evening-type typology exhibit a greater prevalence of seasonal affective disorder, mayor depression, bipolar disorder, schizophrenia, eating disorders, sleep disorders, addictive behaviours, ADHD, and higher anxiety levels than morning-type typology individuals. In this sense, the evening-type is considered as a factor of risk whereas the morning-type would be a protective factor for the development of several mental disorders. This could be a result of clock gene polymorphisms, social jet lag and some personality traits. Orcadian typology must be considered in the evaluation, treatment and prevention of the mental disorders, as it affects to the start, course, remission and relapse of diverse problems of mental health. Chronobiological therapy must be also considered in the therapeutic approaching when the circadian rhythmical expression is altered.
Key words: qualitative systematic review; circadian typology; morningness-eveningness; mental health; psychopathology.
Introducción
Los ritmos circadianos, descritos por de Mairan en 1729 (como se cita en McClung, 2006), son ritmos biológicos de periodicidad aproximada de 24 horas, coincidiendo con el ciclo lumínico. Estos ritmos se generan endógenamente por los llamados marcapasos o relojes biológicos. En todas las especies vivas el sistema circadiano controla la actividad biológica de los patrones rítmicos diarios (Dardente y Cermakian, 2007). En los mamíferos existen numerosos relojes biológicos situados en diversas áreas cerebrales y en tejidos periféricos (Dardente y Cermakian, 2007), todos ellos controlados por el núcleo supraquiasmático del hipotálamo (Guo, Brewer, Lehman y Bittman, 2006). La mayoría de parámetros biológicos (temperatura corporal, secreción hormonal, sueño-vigilia, etc.) y comportamentales (alerta, atención, memoria, etc.) muestran una evidente ritmicidad circadiana (Silva, Albuquerque y Araujo, 2005; Wehr, 2001).
Los ritmos circadianos se hallan sincronizados a señales externas, siendo la principal el ciclo luz-oscuridad, y cambios en éstas requieren reajustes de fase. Un ejemplo de ello es el fenómeno conocido como jet lag, producido comúnmente tras la realización de un vuelo transmeridional, donde el reloj biológico debe reajustarse al ambiente externo durante más o menos días dependiendo de la cantidad de zonas horarias modificadas (Vosko, Colwell y Avidan, 2010).
Los humanos presentan diferencias en la regulación de los ritmos circadianos, lo que suele evaluarse mediante cuestionarios auto-informados que presentan adecuadas propiedades psicométricas (Caci, Deschaux, Adan y Natale, 2009) y que tienen en cuenta diversos factores: hora preferida para levantarse, nivel de activación tras levantarse, momento del día en que el individuo se encuentra mejor y hora de la noche a la que la persona se encuentra cansada y siente la necesidad de dormir, entre otros (Adan y Almirall, 1991). Éstos aportan una puntuación en el continuo denominado matutinidad-vespertinidad, si bien existen puntos de corte para clasificar a los individuos en tres tipologías circadianas o crono-tipos: matutinos, intermedios y vespertinos. Las personas matutinas se encuentran más sincronizadas con el ciclo luz-oscuridad y los momentos horarios de sus valores máximos tanto de parámetros biológicos como comportamentales se producen más temprano -avanzados de fase- que en los vespertinos. Así, los individuos matutinos suelen acostarse y levantarse más temprano y sus máximos de actividad y rendimiento suelen producirse por la mañana, mientras que los vespertinos se acuestan y levantan más tarde y sus momentos de máxima actividad y rendimiento suelen producirse por la tarde (Bennett, Petros, Johnson y Ferraro, 2008; Schmidt, Collette, Cajochen y Peigneux, 2007). Los sujetos intermedios, por su parte, suelen situarse en posiciones entre los dos grupos extremos. La tipología intermedia es la más prevalente en adultos, pues está presente en el 60% de la población, mientras que las tipologías vespertina y matutina tienen una prevalencia aproximada del 20% cada una (Adan y Natale, 2002).
El cronotipo se ve influenciado por la edad y el sexo. La tipología matutina es más común hasta los 10 años y pasados los 50 (Roenneberg et al., 2004). Además, la mayoría de las investigaciones sostienen que la tendencia hacia la matutinidad se va incrementando con el aumento de la edad (Adan et al., 2012; Adan, Lachica, Caci y Natale, 2010). Los estudios realizados también apuntan a una mayor prevalencia de vespertinidad en los varones (Adan et al., 2012; Adan y Natale, 2002), los cuales además aportan una mayor amplitud de sus funciones circadianas (Adan y Sánchez-Turet, 2001), lo que se ha interpretado como una mayor potencia endógena rítmica menos dependiente de las señales externas. Otros factores que parecen afectar a la tipología circadiana son las variables ambientales, como el hábitat, el clima, la longitud y la latitud (Achari y Pati, 2007; Randler, 2008a).
Durante las últimas dos décadas se han desarrollado numerosas investigaciones con el objetivo de delimitar la posible relación entre la tipología circadiana, la calidad de vida y la prevalencia de trastornos psiquiátricos (estado de ánimo, esquizofrenia, conducta alimentaria, del sueño, consumo de drogas, etc.). Asimismo, aunque no existen trabajos que hayan explorado dicha relación con los trastornos de personalidad, son diversos los estudios realizados sobre tipología circadiana y rasgos de personalidad. Éstos señalan la existencia de una relación entre la tipología vespertina y puntuaciones elevadas en neuroticismo (Tonetti, Fabbri y Natale, 2009), extraversión (Tankova, Adan y Buela-Casal, 1994), búsqueda de la novedad (Adan et al., 2010), búsqueda de sensaciones (Tonetti et al., 2010) e impulsividad (Muro, Gomái-Freixanet, Adan y Cladellas, 2011).
El presente estudio tiene como objetivo presentar las relaciones conocidas entre la tipología circadiana y diversos problemas de salud mental tales como trastornos del estado de ánimo, esquizofrenia y trastornos psicóticos, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos del sueño, trastorno por uso de sustancias, problemas de ansiedad y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), a partir de la revisión sistemática de 70 artículos seleccionados de entre los publicados en los últimos 22 años. Nuestra hipótesis es que la tipología vespertina es un factor de riesgo y la matutina un factor de protección para el desarrollo de diversos problemas de salud mental.
Método
Materiales y tipo de estudio
A continuación se presenta un estudio teórico de revisión integrador según la clasificación de Fernández-Ríos y Buela-Casal (2009). Los materiales empleados fueron los artículos de investigación y revisión seleccionados durante las búsquedas bibliográficas en las principales bases de datos, formando un total de 70 artículos (59 empíricos y 11 teóricos) publicados entre los años 1990 y 2012.
Procedimiento y análisis de la información
Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2012 se realizó una búsqueda en diferentes bases de datos con la finalidad de cubrir el mayor número de áreas temáticas. Las bases de datos empleadas fueron Scopus, Isi Web of Knowledge y PubMed.
Los términos empleados para realizar la búsqueda bibliográfica fueron: "circadian typology", "chronotype", "addicti-ve", "addiction", "anxiety", "depression", "schizophrenia", "psychotic", "attention deficit hyperactivity disorder", "ADHD", "bipolar disorder", "anorexia", "bulimia", "dyssomnia" y "parasomnia". Los términos de búsqueda se limitaron al título, resumen y palabras clave. Dado el elevado número de artículos (273) que aparecieron, así como la probable inclusión de artículos irrelevantes, se establecieron criterios de inclusión y exclusión. Se incluyeron sólo artículos y revisiones publicados en castellano e inglés y, tras la lectura del resumen de cada uno de ellos, se seleccionaron los que trataban sobre la relación entre la tipología circadiana y alguno de los problemas de salud mental objetivo de estudio.
Los trabajos seleccionados se organizaron y analizaron en siete grupos temáticos de acuerdo a la clasificación propuesta por el DSM-IV-TR: trastornos del estado de ánimo (trastorno afectivo estacional, trastorno depresivo y trastorno bipolar), esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos del sueño, trastornos relacionados con sustancias, problemas de ansiedad y trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
Resultados
Tras la evaluación de los 59 artículos empíricos y 11 teóricos, y como puede verse en la Figura 1, la depresión y el trastorno afectivo estacional y su relación con la tipología circadiana ha sido el problema de salud mental que mayor atención ha recibido por parte de la comunidad científica, seguidos por el trastorno bipolar, trastornos del sueño, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos por uso de sustancias, problemas de ansiedad, trastornos psicóticos y TDAH. Asimismo, durante los últimos cuatro años se ha observado un incremento considerable de la producción científica. En la figura 2 se muestra la distribución, por año y trastorno psicológico, de los artículos analizados en esta revisión.
Trastornos del estado de ánimo
La tipología circadiana se ha implicado con la prevalencia y el curso de numerosos trastornos del estado de ánimo. Los trabajos existentes se han centrado en conocer el papel de la tipología circadiana en el desarrollo y mantenimiento de la patología, así como en la influencia que ésta puede tener en el manejo terapéutico y en el pronóstico de recaídas.
Trastorno afectivo estacional y depresión mayor
Una de las manifestaciones clínicas observables durante el curso de un estado depresivo es la alteración de los ritmos circadianos (Germain y Kupfer, 2008). Durante los últimos años diversos estudios han mostrado que tanto en el trastorno afectivo estacional (Natale, Adan y Scapellato, 2005; Wirz-Justice, 2008), como en la depresión mayor (Abe et al., 2011; Wirz-Justice, 2008), se produce un retraso de fase en la expresión rítmica circadiana. Las alteraciones circadianas durante los trastornos afectivos suelen ser evidentes en el ciclo sueño-vigilia (Ford y Cooper-Patrick, 2001), la temperatura corporal y los ritmos hormonales (Crocq, 2008). En esta línea, Wirz-Justice et al. (2004) han observado que intervenciones basadas en la modificación de parámetros circadianos (terapia lumínica y privación de sueño), ocasionando el adelanto de fase en la secreción nocturna de melatonina, se han mostrado eficaces para disminuir la sintomatología depresiva.
A excepción de unos pocos trabajos (Putilov, 2008; Taylor, Clay, Bramoweth, Sethi y Roane, 2011), la mayoría de las investigaciones han hallado asociaciones entre la tipología circadiana y sintomatología depresiva (Abe et al., 2011; Antunes, da Jornada, Ramalho e Hidalgo, 2010; Hidalgo et al., 2009; Hsu, Gau, Shang, Chiu y Lee, 2012; Kitamura et al., 2010; Levandovski et al., 2011; Mecacci y Rocchetti, 1998; Natale et al., 2005; Ong, Huang, Kuo y Manber, 2007; Pabst, Negriff, Dorn, Susman y Huang, 2009; Randler, 2011; Takeuchi, Oishi y Harada, 2005; Tzischinski y Shochat, 2011), así como con depresión mayor (Gaspar-Barba et al., 2009; Meliska et al., 2011; Selvi et al., 2010.). En la Tabla 1 se presentan los principales resultados existentes en el tema. Como puede observarse, la tipología vespertina se asocia a una mayor prevalencia de sintomatología depresiva e ideación suicida, y los síntomas suelen ser más intensos que en los individuos matutinos e intermedios con el mismo diagnóstico.
Trastorno bipolar
Las alteraciones de los ritmos circadianos son comunes durante el curso del trastorno bipolar I. Diversos estudios han señalado alteraciones en el sueño, la actividad y el apetito, así como en la secreción de hormonas en pacientes con trastorno bipolar I tanto durante la remisión como en la recaída (Kennedy, Kutcher, Ralevski y Brown, 1996; Leiben-luft, Albert, Rosenthal y Wehr, 1996; Nurnberger, Berrettini, Simmons-Alling, Lawrence y Brittain, 1990). A partir de estos datos se ha sugerido que las alteraciones en los ritmos circadianos pueden estar involucradas en la patogénesis del trastorno bipolar (Mitterauer, 2000).
Diversos fármacos reguladores del estado de ánimo, entre los que destaca el litio, presentan efectos moduladores en los ritmos circadianos (Abe, Herzog y Block, 2000). Técnicas no farmacológicas destinadas a la modificación de los ritmos circadianos también se han mostrado eficaces en el tratamiento del trastorno bipolar (Anderson, 2010; Wirz-Justice, 2003). Finalmente, se ha observado que los viajes a través de diversas zonas horarias pueden precipitar síntomas depresivos (viajes hacia el oeste) o maníacos (viajes hacia el este) en población con esta problemática (Soreca, Fagiolini, Frank, Goodpaster y Kupfer, 2009).
Como se aprecia en la Tabla 2, los estudios orientados a conocer la relación entre la tipología circadiana y el trastorno bipolar destacan una inclinación hacia la tipología vespertina en los pacientes respecto a individuos sanos que, en ocasiones extremas, puede llegar a ser un síndrome de retraso de fase (Ami et al., 2008; Giglio et al., 2010; Wood et al., 2009). Cabe matizar que las personas con trastorno bipolar I presentan esta misma tendencia siempre y cuando se controle la edad (Mansour et al., 2005) y que el trastorno bipolar II podría encontrarse más estrechamente relacionado con la vespertinidad que el trastorno bipolar I (Chung et al., 2012).
Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos
Pese a la evidencia de alteraciones circadianas en los individuos afectados de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos (ver Tabla 3), el papel de la tipología circadiana en esta población ha sido poco estudiado. En estos pacientes son comunes los problemas del ciclo sueño-vigilia, pudiéndose destacar que suelen estar más tiempo en cama, sufren más interrupciones durante el sueño, duermen más durante el día y su ritmicidad circadiana es menos robusta (Martin, Jeste y Ancoli-Israel, 2005). La termorregulación también se ve alterada en estos individuos, pues presentan una temperatura corporal basal más elevada y un avance horario de los máximos de temperatura que se producen por la mañana (Chong y Castle, 2004). La afectación del eje pituitario adrenal, cuya hiperactividad es común en la esquizofrenia, es otra de las funciones circadianas afectadas en este trastorno (Ryan, Sharifi, Condren y Thakore, 2004).
Algunos estudios han comparado las puntuaciones de matutinidad-vespertinidad de individuos con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo y controles sanos. En los pacientes con trastornos psicóticos no existe relación alguna entre la edad y las puntuaciones de matutinidad-vespertinidad, a diferencia de lo observado en controles sanos (Ahn et al., 2008; Mansour et al., 2005).
Trastornos de la conducta alimentaria
Los trastornos de la conducta alimentaria aparecen frecuentemente durante la adolescencia y en población femenina (Schmidt y Randler, 2010), y suelen mantenerse pasada esta etapa vital (Natale, Ballardini, Schumann, Mencarelli y Magelli, 2008). Durante los años 90 se inició el estudio de la relación entre los trastornos de la conducta alimentaria y los ritmos biológicos. Se observó que la tendencia a comer durante la noche es más prevalente en aquellas personas que suelen sufrir atracones (Rand, Macgregor y Stunkard, 1997), que las personas bulímicas suelen acostarse y levantarse una hora más tarde que aquellas que no sufren dicha problemática (Latzer, Tzischinsky, Epstein, Klein y Peretz, 1999), que los atracones son más probables durante la noche que durante el día (Johnson, Schlundt, Barclay, Carr-Nangle y Engler, 1995) y que la frecuencia de atracones y purgas se incrementa durante los meses con menos horas de luz solar (Lam, Goldner y Grewal, 1996).
Kasof (2001) encontró que la vespertinidad se hallaba, aunque de forma moderada, directamente relacionada con dos medidas de conducta bulímica: The Bulimia Scale of the Eating Disorders Inventory y The Bulimia Test Revised. Posteriormente, Natale et al. (2008) no evidenciaron una asociación significativa entre tipología circadiana y bulimia, pero sí observaron que la proporción de vespertinos en el grupo clínico doblaba a la del grupo control. Además, la aplicación de un tratamiento eficaz producía una remisión de la sintomatología seguida de un aumento en las puntuaciones de matuunidad. Paralelamente, Schubert y Randler (2008) constataron una relación positiva entre matutinidad y restricción alimentaria (conducta habitual en personas con anorexia nerviosa), y una relación negativa entre matutinidad con alimentación descontrolada, hambre percibida e índice de masa corporal (comportamiento habitual en los individuos con problemas de bulimia). Más recientemente, Schmidt y Randler (2010) hallaron una correlación positiva entre la insatisfacción corporal y la delgadez con el horario de sueño. Concretamente, encontraron una interrelación entre el índice de masa corporal, la edad y el continuo matutinidad vespertinidad, de modo que las niñas más mayores presentaban un mayor índice de masa corporal y mayor vespertinidad. En la Tabla 4 se muestran los principales resultados de los artículos analizados.
Trastornos del sueño
La tipología circadiana también parece hallarse implicada en el desarrollo y mantenimiento de alteraciones del ciclo sueño-vigilia (ver Tabla 5). Se ha observado que los individuos vespertinos manifiestan mayores niveles de somnolencia diurna y poseen creencias más inapropiadas sobre el sueño que los matutinos (Adan, Fabbri, Natale y Prat, 2006; Hidalgo, de Souza, Zanette y Nunes, 2003). Éstos, además, pasan más tiempo en la cama y duermen más que los matutinos e intermedios, pudiendo ser ello una estrategia eficaz para compensar la falta de sueño nocturno (Ong et al., 2007).
Estudios realizados en personas con insomnio han mostrado un retraso en los patrones de la temperatura corporal central, en casos de insomnio de inicio, así como un adelanto en los patrones de la misma en los individuos que presentan insomnio caracterizado por el despertar temprano (Lack y Wright, 1993; Morris, Lack y Dawson, 1990). Estos datos sugieren un importante papel de los ritmos circadianos en la patogénesis del insomnio. Ong et al. (2007) encontraron que los individuos vespertinos, que presentan una mayor preocupación que los matutinos por las consecuencias del insomnio, se quejaban de una mayor cantidad de sintomatología asociada al insomnio que los matutinos. En esta línea, Fernández-Mendoza et al. (2009) observaron una mayor prevalencia de vespertinos en una muestra de pacientes con insomnio respecto a los controles sanos.
Los individuos vespertinos que tienden a incrementar el tiempo de sueño los fines de semana y a dormir la siesta entre semana (Hidalgo et al., 2003; Ong et al., 2007; Tzischinsky y Shochat, 2011), así como a acostarse y levantarse unas dos horas más tarde que los matutinos, podrían presentar una mayor necesidad de sueño (Meliska et al., 2011). Esto podría explicar la mayor prevalencia de individuos vespertinos en una muestra de personas con hipersomnia idiopática (Vernet y Arnulf, 2009).
Otra de las diferencias halladas se observa en la respuesta al incremento de presión homeostática durante el sueño, más pronunciada en matutinos que en vespertinos y reflejada mediante una mayor presencia de actividad de ondas lentas (Mongrain y Dumont, 2007). También se ha observado que los vespertinos presentan menos dificultades que los matutinos para adaptarse a los cambios en los hábitos de sueño-vigilia (Natale, Martoni y Cicogna, 2003), por lo que pueden tolerar mejor el trabajo por turnos.
Consumo, abuso y dependencia de sustancias
Diversos estudios han mostrado que el consumo de drogas conlleva efectos negativos sobre la expresión rítmica circadiana. De hecho, las personas con problemas de abuso y/o dependencia de sustancias suelen presentar un aplanamiento de la amplitud de las funciones circadianas y un retraso horario de los valores máximos, pudiéndose producir incluso un estado de desincronización del control endógeno (Adan, 2010; Conroy et al., 2012; Hasler, Smith, Cousins y Bootzin, 2012). Esta alteración de la ritmicidad circadiana deriva en dificultades de adaptación a los cambios ambientales y se asociaría con un amplio rango de alteraciones.
Adan (1994), en un estudio pionero, observó un mayor consumo de drogas legales (alcohol, nicotina y cafeína) en vespertinos respecto a matutinos e intermedios. Recientemente, Urbán, Magyaródi y Rigó (2011) y Taylor et al. (2011) han evidenciado que el consumo de alcohol a lo largo de la vida es superior en los vespertinos, y Prat y Adan (2011) han hallado que los vespertinos también consumen más drogas ilegales (cannabis, éxtasis, cocaína), presentan más problemas relacionados con el consumo de alcohol y una mayor severidad en los síntomas de resaca (dificultades de aprendizaje, cansancio, dolores de cabeza, hipersensibilidad sensorial, ansiedad, irritabilidad y sed) que los matutinos.
Por otro lado, se ha observado que los fumadores jóvenes presentan una menor amplitud y un retraso horario del máximo en los valores diurnos de activación subjetiva y del estado afectivo, en comparación con no fumadores (Adan y Sánchez-Turet, 2000), siendo ello más marcado en los de dependencia alta (Adan, Prat y Sánchez-Turet, 2004). En esta línea, los fumadores presentan una marcada tendencia hacia la vespertinidad, así como grandes diferencias a la hora de levantarse de lunes a viernes respecto a los fines de semana (Randler, 2008b; Urbán et al., 2011). También en consumidores crónicos de alcohol es común la presencia de un aplanamiento de la amplitud rítmica tanto de la temperatura corporal como de la melatonina, situación que se vería potenciada por el síndrome de abstinencia (Adan, 2010). Aunque la mayoría de trabajos se han realizado con alcohol y tabaco, la afectación de la ritmicidad circadiana con el consumo continuado de drogas parece generalizable a todas ellas (Adan, 2013). En la Tabla 6 se muestran los principales resultados existentes sobre consumo de drogas y tipología circadiana.
Ansiedad y Trastorno por déficit de atención con Ansiedad y Trastorno hiperactividad
Ansiedad
La investigación sobre tipología circadiana y ansiedad realizada hasta la fecha sólo explora la presencia de niveles de ansiedad (como estado o rasgo, con manifestaciones psicológicas o somáticas) sin haber estudiado trastornos de ansiedad como entidades diagnósticas (Tabla 7). Aunque algunos trabajos no han encontrado relación entre la tipología circadiana y la ansiedad (Kantermann, Theadom, Roenneberg y Cropley, 2012; Taylor et al., 2011), otros sí han hallado datos que asocian la tipología vespertina con elevados niveles de ansiedad (Díaz-Morales y Sánchez-López, 2008; Gaspar-Barba et al., 2009; Hsu et al., 2012; Mecacci y Rocchetti, 1998), relación que parece potenciarse en mujeres (Díaz-Morales y Sánchez-López, 2008). Asimismo, también se ha propuesto una curva de niveles de ansiedad diferente para matutinos y vespertinos. Los primeros se irían sintiendo más ansiosos con el avance de la tarde y noche, mientras que los segundos sufrirían mayores niveles de ansiedad durante las primeras horas del día (Arushanyan, Mastyagina, Mastyagin y Popova, 2005).
Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH)
El TDAH también ha sido objeto de estudio, dadas las similitudes entre los problemas de sueño que sufren estos individuos y las características de las personas vespertinas: mayor latencia de sueño, se acuestan más tarde, conductas impulsivas y dificultades para conciliar el sueño (Caci, Bouchez y Baylé, 2009). En los trabajos analizados (ver Tabla 8) se observa una mayor vespertinidad en adultos con TDAH, en comparación con quienes no presentan el trastorno (Caci, Bouchez y Baylé, 2009; Rybak, McNeely, Mackenzie, Jain y Levitan, 2007; Voinescu, Szentagotai y David, 2012). Además, la vespertinidad se encontraría más asociada a los síntomas de inatención que a la sintomatología hiperactiva (Rybak et al., 2007).
Discusión
Este es el primer trabajo de revisión realizado sobre tipología circadiana y problemas de salud mental. La mayoría de los estudios analizados señalan la existencia de relaciones entre la tipología circadiana (vespertina principalmente) y diversos trastornos mentales como depresión y trastorno afectivo estacional, trastorno bipolar, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos del sueño, trastornos por uso de sustancias, y TDAH, así como con elevados niveles de ansiedad. En línea con la hipótesis planteada, la mayoría de resultados sugieren la existencia de vulnerabilidad a desarrollar problemas de salud mental en la tipología vespertina, mientras que la tipología matutina parece actuar como un factor de protección frente al desarrollo de los mismos. La tipología intermedia, por su parte, no ha sido estudiada tan exhaustivamente pero los datos existentes apuntan a que no siempre se sitúa en una posición intermedia entre los extremos matutino y vespertino.
Las relaciones existentes entre la tipología circadiana y los diversos problemas de salud mental analizados apuntan a una implicación de la tipología circadiana en el inicio, curso, remisión y recaída de dichas alteraciones, por lo que ésta debería tenerse en cuenta en la evaluación y tratamiento de pacientes, así como en la prevención de estos problemas en población de riesgo. La terapia cronobiológica (hábitos conductuales, terapia lumínica o terapia farmacológica con melatonina) se postula como una novedosa herramienta que puede resultar de gran utilidad en el tratamiento de diversos problemas de salud mental tales como el trastorno por uso de sustancias y los trastornos de ansiedad (Adan, 2013), trastornos del estado de ánimo (Anderson, 2010; Quera-Salva et al., 2011; Wirz-Justice, 2003; Wirz-Justice et al., 2005), TDAH (Rybak, McNeely, Mackenzie, Jain y Levitan, 200ó), problemas de sueño (Gammack, 2008; Kledzik y Thome, 2011) y esquizofrenia (Kledzik y Thome, 2011), si bien se requieren estudios con muestras amplias de sujetos que permitan desarrollar recomendaciones de consenso.
A la hora de buscar teorías explicativas de la relación existente entre el cronotipo y la salud mental destacan tres factores: la genética, el jet lag social y las características y rasgos de personalidad. La tipología circadiana presenta una base genética responsable de, aproximadamente, un 50% de su variabilidad (Barclay, Eley, Buysse, Archer y Gregory, 2010; Koskenvuo, Hublin, Partinen, Heikkila y Kaprio, 2007). Varios estudios han encontrado asociaciones entre la tipología circadiana y polimorfismos de los genes reloj Perl (Carpen, von Schantz, Smits, Skene y Archer, 2006) Per2 (Matsuo, Shiino, Yamada, Ozeki y Okawa, 2007), Per3 (Jones et al., 2007) y Clock (Mishima, Tozawa, Satoh, Saitoh y Mishima, 2005). Genes reloj que también se hallan implicados en diversos problemas de salud mental. En los trastornos depresivos existen asociaciones con polimorfismos en los genes Per2 (Lavebratt, Sjòholm, Partonen, Schalling y Forsell, 2010), Per3 (Nievergelt et al., 2006) y Clock (Benedetti et al., 2003), en el trastorno bipolar destacan los polimorfismos en los genes Per3 (Nievergelt et al., 2006) y Clock (Soria et al., 2010) , en el consumo de drogas se han hallado relaciones con los genes Perl (Liu et al., 2007; McClung, 2007), Per2 (Perreau-Lenz, Zghould, de Fonseca, Spanagel y Bilbao, 2009) y Clock (McClung, Sidiripoulou, Vitaterna, Takahashi y White, 2005), y la esquizofrenia se ha visto asociada a polimorfismos de los genes Per3 (Mansour et al., 2006) y Clock (Zhang et al., 2011). Por último, los trastornos de sueño se han relacionado con mutaciones en los genes Per2 y Per3 (Cermakian y Boivin, 2003) y el TDAH con mutaciones en el gen Per2 (Baird, Coogan, Siddiqui, Donev y Thome, 2012).
El jet lag social es un fenómeno descrito como la desincronización entre el reloj social y el biológico, con importantes diferencias horarias entre los días laborales y los festivos (Wittmann, Dinich, Merrow y Roenneberg, 2006). En esta línea, los individuos desarrollarían diferentes patrones conductuales a fin de adaptarse a las demandas socio-culturales, orientadas hacia la matutinidad. Mientras que los individuos matutinos no tendrían grandes dificultades para adaptarse, los vespertinos tendrían que poner en marcha una serie de mecanismos que les permitieran seguir el ritmo y acabar con los efectos perniciosos del jet lag social (v.g. somnolencia). De este modo, los vespertinos tendrían que sobreponerse a dificultades añadidas para adaptarse a los horarios sociales, lo que podría incrementar el riesgo a desarrollar diversas alteraciones: sintomatología afectiva (Wittmann et al., 2006) y ansiosa (Díaz-Morales y Sánchez-López, 2008), problemas de sueño (Giannotti, Cortesi, Sebastiani y Ottaviano, 2002) y consumo de drogas (Adan, 2013).
Las características y rasgos de personalidad, por su parte, se han consolidado como otro factor que podría influir en la relación entre la salud mental y la tipología circadiana. Mientras la asociación existente entre neuroticismo y tipología vespertina podría actuar como factor de vulnerabilidad para el desarrollo de sintomatología depresiva y bipolar (Tonetti et al., 2009), la relación entre búsqueda de sensaciones e impulsividad con la vespertinidad podría facilitar la aparición de trastornos de la conducta alimentaria y de consumo de drogas (Adan et al., 2010; Muro et al., 2011; Natale et al., 2008; Tonetti et al., 2010).
Este trabajo no está exento de limitaciones. Por un lado la propia búsqueda bibliográfica, pues acotamos el análisis a aquellos trabajos publicados entre 1990 y 2012 en lengua castellana o inglesa. Por otro lado, se aprecia una cierta descompensación entre los artículos pertenecientes a diferentes trastornos. Así, se observa que los artículos publicados en los últimos 12 años sobre depresión cuadriplican aquellos publicados sobre esquizofrenia y duplican los publicados sobre otros trastornos (a excepción de aquellos referentes al trastorno bipolar), lo que dificulta la comparación y generalización de los resultados. Futuros trabajos deberán indagar no tanto en la existencia o no de dichas relaciones sino en el porqué de las mismas, desarrollando modelos explicativos que exploren y evalúen exhaustivamente la aplicabilidad y eficacia de las terapias cronobiológicas en diversos problemas de salud mental.
Conclusiones
La tipología circadiana ejerce un papel importante en la salud mental. La tipología vespertina es considerada un factor de riesgo para el desarrollo de diversos problemas de salud mental, mientras que la tipología matutina se considera un factor protector. Las asociaciones se observan en múltiples aspectos, tanto en el inicio, curso y remisión de los trastornos como en el riesgo de recaídas. Entre los factores explicativos de dicha asociación destaca la posible implicación de los genes reloj, el jet lag social y las características de personalidad. La terapia cronobiológica puede resultar de utilidad en el tratamiento y prevención de diversos trastornos mentales asociados a la alteración de la ritmicidad circadiana. Por otro lado, es necesario el desarrollo de nuevas investigaciones para profundizar en la etiología y tipo de relación entre tipología circadiana y trastornos mentales, así como estudiar exhaustivamente el papel y la eficacia de la terapia cronobiológica en el tratamiento de diversos trastornos mentales.
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Dirección para correspondencia:
Ana Adan
Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica
Facultad de Psicología, Campus Mundet
Universitat de Barcelona,
08035 Barcelona (España)
E-mail: aadan@ub.edu
Artículo recibido: 25-9-2012
Revisión recibida: 15-2-2013
Aceptado: 13-9-2013