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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología
versión impresa ISSN 0365-6691
Arch Soc Esp Oftalmol vol.79 no.4 abr. 2004
EDITORIAL
EL POTENCIAL DE LOS LIPOSOMAS COMO FORMAS DE
ADMINISTRACIÓN OCULAR DE FÁRMACOS
LIPOSOMES AS OCULAR DRUG DELIVERY SYSTEMS
CARVALHO ELS, DE LA FUENTE M, SEIJO REY B1
En un momento en el que en diferentes ámbitos de la vida, y más aún dentro del campo de la investigación biomédica, las denominadas nanotecnologías despiertan un interés creciente, derivado del hecho de que son técnicas que permiten la manipulación de la materia a su nivel más mínimo; resulta mucho más fácil señalar el papel relevante que pueden desempeñar los vectores coloidales, y en particular los liposomas, como sistemas adecuados para la administración de fármacos, entre otras, por vía ocular.
El conjunto formado por los fármacos y los vehículos que los transportan es lo que la Fundación Europea de la Ciencia (European Science Fundation, ESF) acaba de definir como nanomedicinas. El prefijo nano hace referencia a que se trata de sistemas de tamaño nanométrico que funcionan como vehículos de transporte de los fármacos, que de otra manera tendrían dificultad para atravesar las diferentes barreras biológicas del organismo. Además, estos vehículos pueden ser diseñados incluso para que lleguen específicamente a un solo órgano, a determinadas células dentro del mismo o a una zona concreta de un tipo celular en particular.
Son numerosas las referencias bibliográficas que demuestran que con este tipo de vehículos, se puede mejorar significativamente la eficacia de los tratamientos de diferentes patologías oculares (1,2), ya que estos nuevos sistemas de administración actúan como reservorios del fármaco, lo que permite prolongar su tiempo de residencia en el lugar de administración, controlar su liberación en el tiempo y, en consecuencia, reducir la toxicidad y el número de administraciones requeridas.
El potencial de los vectores coloidales, entre los que se encuentran los liposomas (3), ha sido evaluado tras administración tópica, para el tratamiento de patologías oculares que se desarrollan a nivel superficial, así como también tras inyección intravítrea, en este caso para el tratamiento de afecciones profundas.
Los liposomas son vesículas coloidales de tamaño comprendido entre 50 nm y algunas micras, constituidas por uno o varios espacios acuosos, encerrados en un número igual de lamelas o bicapas fosfolipídicas. En estas vesículas se pueden incorporar fármacos hidrofílicos, lipofílicos o incluso anfifílicos, que se van a disponer en su interior de acuerdo con sus características fisicoquímicas.
El éxito de una administración tópica ocular de fármacos encapsulados en liposomas, parece estar muy relacionado precisamente con las propiedades fisicoquímicas del fármaco elegido, observándose un claro incremento en la biodisponibilidad ocular si las moléculas son lipofílicas o anfifílicas (3). Además, se ha comprobado que las vesículas se comportan mejor si presentan una superficie cargada positivamente, en relación a liposomas neutros o con carga negativa (4); lo que sin duda se relaciona con un incremento en la retención de las mismas en el área precorneal, como consecuencia de la interacción electrostática del sistema coloidal con los epitelios corneal y conjuntival, a su vez cargados negativamente.
La estabilidad de las vesículas en el fluido lacrimal es otro factor a tener en cuenta, ya que las proteínas presentes en él, pueden aumentar la permeabilidad de la pared liposomal, provocando la salida prematura del fármaco encapsulado y, por lo tanto, eliminando la posibilidad de que pueda quedar retenido a nivel precorneal.
Tras analizar en detalle todos los estudios que proponen el uso de liposomas para la administración de fármacos en la superficie ocular, parece claro que el incremento en el tiempo de permanencia en la superficie ocular, es uno de los aspectos que más se debe mejorar para que, en un futuro, este tipo de tratamiento pueda tener un interés clínico real. La incorporación de ligandos específicos a la superficie de los liposomas, el recubrimiento de los mismos con polímeros mucoadhesivos o el desarrollo de sistemas combinados en los que, además lípidos, estén presentes estos polímeros mucoadhesivos (5), son alternativas que previsiblemente pueden contribuir a mejorar los resultados.
Si las patologías a tratar no se localizan a nivel superficial o, como mucho, en el segmento anterior del ojo, la instilación de los liposomas en forma de colirio no produce ningún efecto beneficioso. Para el tratamiento de afecciones profundas (como endoftalmías, retinitis virales, vitreorretinopatía proliferativa, etc.), se requiere su inyección intravítrea. Se ha observado una neta reducción en el aclaramiento vítreo de diversos fármacos encapsulados en liposomas, lo que permite reducir el número de inyecciones, aumentando las posibilidades reales de utilización este procedimiento de administración, ya que se sabe que su empleo repetido puede ser causa de aparición de desórdenes oculares graves como hemorragias vítreas, desprendimiento de retina o edemas maculares.
Una reducción del efecto tóxico frente a los tejidos oculares, se puede lograr tras la administración intravítrea de determinados fármacos encapsulados en liposomas (2), probablemente como consecuencia de la disminución de la cantidad de fármaco en forma libre que está en contacto con el tejido; en otras palabras gracias a la liberación controlada de la molécula activa en el seno del vítreo.
No obstante, a pesar de los beneficios asociados a la administración intravítrea de fármacos encapsulados en liposomas, se debe señalar algún aspecto negativo relativo a su utilización en la práctica clínica. En particular, se ha observado que, tras su administración en humanos, pueden aparecer cuerpos vítreos localizados preferentemente en la parte inferior del ojo, así como también una disminución de la agudeza visual que, en todo caso, revierte después de 14 a 21 días.
En conclusión, los vectores coloidales entre los que se encuentran los liposomas, presentan un gran potencial como sistemas de administración ocular de fármacos, en particular mediante inyección intravítrea, ya que permiten reducir la toxicidad de muchos fármacos y prolongar su permanencia en los tejidos internos del globo ocular, lo que mejorará notablemente el grado de confort del paciente gracias a una reducción importante en el número de inyecciones. El interés de una administración tópica ocular pasa por conseguir un incremento real en el tiempo de permanencia del vehículo en el área precorneal.
1 Profesor Titular de Farmacia y Tecnología Farmacéutica. Dpto. Farmacia y Tecnología Farmacéutica. Facultad de Farmacia. Campus Sur
15782. Santiago de Compostela
E-mail: ffseijo@usc
BIBLIOGRAFÍA
1. Alonso MJ, Sánchez A. The potencial of chitosan in ocular drug delivery. J Pharm Pharmacol 2003; 55: 1451-1463.
2. Bochot A, Barbault-Foucher S, Fattal E. Colloidal vectors: roles and limitations in ophthalmology. S.T.P. Pharma Practiques 2002; 12: 42-49.
3. Kaur IP, Garg A, Singla AK, Aggarwal D. Vesicular systems in ocular drug delivery: an overview. Int J Pharm 2004; 269: 1-14.
4. Law SL, Huang KJ, Chiang CH. Acyclovir containing liposomes for potential ocular delivery. Corneal penetration and absorption. J Control Rel 2000; 63: 135-140.
5. Diebold Y, Jarrin M, Callejo S, Carvalho ELS, Seijo B, Alonso MJ. Study of Liposome-chitosan nanoparticles for drug delivery in normal human conjunctiva epithelial systems in vitro. 76th edition of ARVO, 2004. Fort Lauderdale (Florida).