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Index de Enfermería
versión On-line ISSN 1699-5988versión impresa ISSN 1132-1296
Index Enferm vol.13 no.47 Granada 2004
MISCELÁNEA
RETABLO DE LAS MARAVILLAS
La Gran Sala del Hospital del Santo Espíritu de Roma (Italia) Mª Teresa Miralles Sangro, Crispín Gigante Pérez,
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1Profesores del Departamento de Enfermería, Universidad de Alcalá, Madrid, España. CORRESPONDENCIA: Manuscrito recibido el 3.04.2004 Index Enferm (Gran) 2004; 47:66-68 | Resumen Abstract Utilizando la historia como hilo conductor, esta lectura repasa la trayectoria del Hospital del Santo Espíritu en Sassia, considerado como uno de los primeros hospitales de la Europa medieval. Se apuntan formas de vida cotidiana en las que enfermos y enfermeras, conciben el sufrimiento y los cuidados como vía de salvación eterna, conviviendo y perdurando en las instituciones sanitarias el escenario sanitarioreligioso característico de los hospitales hasta bien entrado el siglo XX. THE GREAT HALL- HOSPITAL OF THE HOLY SPIRIT- SASSIA With these few words and using history as transmitter we will attempt to skim through the history of one of the most important hospitals originating in Medieval Europe; The Hospital of the Holy Spirit in Sassia. We point out the day-to-day life of patients and their nurses. Both perceived suffering and caring as means to eternal salvation. Together they lived there enduring institutionalised and medico-religious lives. These were the characteristics of the hospitals of the time until well into the XX century. |
El Complejo Hospitalario del Santo Espíritu en Sassia, es el mas famoso de los hospitales romanos, casa madre de la Orden del Espíritu Santo, y uno de los de mayor tradición de Europa. Situado en la orilla derecha del Tiber, ocupa el lugar de la casa de Agripina Mayor, mujer de Germánico y madre de Calígula. Su historia se remonta al año 727, cuando el rey Ina de Sussex (Condado de Gran Bretaña junto al canal de la Mancha) funda la "Escuela Saxonum" (de donde se deriva la palabra Sassia), cerca de la basílica del Vaticano como centro de acogida a los viajeros que acudían en peregrinación a Roma para visitar la tumba del apóstol San Pedro.
Grabado de Philippe e Felix Benoist, 1943
El complejo fue destrozado por el fuego y posteriormente reconstruido por Marchionne Dàrezzo en el año 1198, durante el pontificado de Inocencio III. Este papa, Inocencio III, impuso la autoridad pontificia tanto a los soberanos como a los clérigos. Por un lado dispuso del Imperio: haciendo que reconociesen su soberanía Inglaterra (Juan sin tierra, que estaba excomulgado, se humilló y se convirtió en su vasallo), Portugal, Aragón, Castilla, Dinamarca, Suecia, Polonia, Hungría y Bulgaria. Y por otro, en la iglesia, combatió los abusos que se daban con ocasión de las bulas, dando ejemplo de austeridad. Apoyó el movimiento monástico y animó la fundación de las órdenes mendicantes.
La construcción del hospital Santo Espíritu, se inició en el 1198 sobre terrenos propiedad de la Schola Saxonum, de nacionalidad inglesa, por lo que fue necesaria la aprobación de Juan Sin Tierra. La arquitectura del edificio fue obra de Marchionne d'Arezzo, y su organización fue regulada por Liber Regulae, circa 1230. En un principio, el hospital se llamó de Santa María en Sassia, pero con el tiempo acabó asumiendo el título de la Orden Hospitalaria que lo regía, y sería la casa central de la orden. Al ser un hospital papal su importancia e influencia se reflejó en otros muchos hospitales europeos, que incluso adoptaron su advocación del Espíritu Santo, aunque nada tuvieran que ver con la orden de este nombre o con el hospital romano.
Torno de los expósitos del siglo XV
Para el servicio y cuidado de los enfermos, el Papa Inocencio III hizo llamar a Guido de Montpellier, personaje que había fundado en Francia la Orden Hospitalaria del Espíritu Santo, formada exclusivamente por hombres laicos.1 La conformación arquitectónica del hospital, como hospital medieval en el cenit de su desarrollo, es la "sala".2 Bajo el concepto de "sala" se entiende un amplio espacio interior indiviso y que está dotada de ventanas en sus costados. Aparte de eventuales dependencias anexas esta sala constituye el hospital, y cumple todas sus funciones bajo un sol techo. La idea fundamental, de hospital, estribaba en acoger a todos los moradores, sometidos a reglas propias, en sentido de una comunidad, en una sola estancia en la que fuera posible satisfacer todos los requisitos indispensables para la vida humana: vivir, comer y dormir, y sobretodo, el culto divino. Este tipo de dependencia requería, por lo tanto, de una superficie adecuada, el espacio aéreo suficiente para hacer tolerables las condiciones de vida, y un altar como punto central del culto divino, el poder mirar y ver directamente el altar desde cualquier punto era requisito indispensable del hospital medieval y definía la arquitectura.
Los asilados hacían su vida exclusivamente en esta gran sala hospitalaria. Los lechos estaban dispuestos en largas filas, siguiendo los puntos de apoyo, en un principio paralelamente y con posterioridad formando ángulo recto a las paredes exteriores, de forma que quedara espacio suficiente en el centro a modo de amplio pasillo. El tipo de gente que llenaba el hospital eran pobres y enfermos, ancianos y desamparados, en el hospital no estaban representados nada más que los estratos inferiores de la sociedad.
Los hospitalizados estaban separados por sexos, y eventualmente se hacía también una separación atendiendo a sus necesidades. A finales de la Edad Media, el número de camas era 300, mientras que el de enfermos se elevaba al doble, lo que supone una ocupación de casi tres pacientes por cama.3 Dada la escasez de medios terapéuticos con que se contaba en la época, los principales cuidados de carácter material que se proporcionaban eran el reposo en cama, el calor (se construían chimeneas en las salas) y en algunos casos la comida o al menos la sal. La higiene de estos establecimientos era muy precaria, a lo que se unía el que una misma cama fuera compartida por dos o más enfermos, por lo que las tasas de mortalidad fueran tremendamente altas.4
Uno de los objetivos de las gentes que acudían al hospital era el de encontrar allí residencia definitiva. Por ello se regularizó el ingreso de beneficiados, que ingresaban en el hospital anticipando determinado capital o bien pagando periódicamente cierta cantidad en concepto de manutención.
En 1414 el hospital suspendió la asistencia. Años más tarde, fue el Papa Sixto IV el renovador y gran impulsor de la grandiosa institución. En el año 1473, Sixto IV, constatando el grave estado de deterioro del hospital, con los muros caídos, la edificación ya obsoleta, angosta, tétrica, privada de aire y sin posibilidad de ofrecer un mínimo de comodidad para el cuidado de los enfermos, mandó llamar a los arquitectos Baccio Pontelli y Giovanni de Gherarducci para adecuar el complejo a las nuevas exigencias del cuidado a los enfermos.
En la recuperación y restauración se incluyó un nuevo elemento, el órgano, que data de 1547 y que se instaló en el centro de la Sala, para que su sonido, partiendo del centro, llegara hasta la última cama. El objetivo era terapéutico, en los siglos XVI y XVII, durante el renacimiento, ya se consideraba a la música como el arte de ejercer influencias sobre el espíritu humano mediante una combinación de sonidos y silencios.5 Se trataba de utilizar la música para ayudar a conseguir un cambio específico de conducta o sentimiento en el enfermo. En cuanto al arte de la medicina, el hospital contaba con ilustres doctores como Giovanni Tiracorda, médico de Clemente X, Lancisi, Baglivi así como muchos otros, que secundaron la idea de Sixto IV.
Hospital de Santo Spirito de Saxia, grabado de G.B. Falda (s.XVII)
Es también de esta época, tardorrenacentista, una vez superada la contrarreforma en el siglo XVI, la construcción del espectacular campanario octogonal que divide en dos la Gran Sala del hospital, y la decoración de la Sala con frescos que ilustran la historia del antiguo hospital de inocentes y la biografía del famoso Papa franciscano. En el exterior del hospital se conserva la gruta de los expósitos que cubre el torno donde se dejaba a los niños abandonados.
Desde entonces hasta nuestros días se han sucedido nuevas destrucciones, saqueos y derribos, a los que les han seguido reconstrucciones y nuevas transformaciones, permitiendo mantenerse a lo largo de los siglos, que este imponente Complejo Monumental del Santo Espirito en Sassia, bloque arquitectónico, de importante tradición médica, que alberga en su interior: los 4 patios en una de cuyas galerías se conserva un curioso reloj barroco de 1827, con forma de capelo cardinalizio, el hospital con gran pórtico de entrada, el convento, la iglesia de San Pedro construida en el lugar de la antigua de Santa Maria, la farmacia, el palacio del Comendador, sección administrativa del hospital, y la inclusa, además de Biblioteca Lancisiana fundada por el gran médico filántropo Giovanni Maria Lancisi en el año 1711, y el Museo histórico Nacional del Arte Sanitario inaugurado en el año 1933 y donde hemos podido contemplar una espléndida maqueta de la Gran Sala Hospital de Santo Espirito descrita.
Bibliografía
1. La Cava AF. Lòrdine di S. Spirito precursore dellássistenza ospitaliera e sociale. en Atti del Primo Congreso Europeo di storia ospitaliera. Italia, Regio Emilia, 1962. [ Links ]
2. Leistikow D. Edificios hospitalarios en Europa durante diez siglos. C.H. Boehringer Sohn. Ingelheim am Rhein, 1967. [ Links ]
3. Esposito A. Assistenza e organizzazione sanitaria nell'Ospedale di Santo Spirito tra XIII e XV secolo. Universitá La Sapienza, Roma, 2000. [ Links ]
4. Rodríguez Mateos MV. Los hospitales de Extremadura 1492-1700. Universidad de Extremadura y Junta de Extremadura. Cáceres, 2003. [ Links ]
5. Doménech Part J. Introducción al mundo de la música. Ediciones Daimon. Barcelona, 1980. [ Links ]