Introducción
Los sistemas electrónicos de administración de nicotina, más conocidos como cigarrillos electrónicos o e-cigarrillos, son dispositivos que contienen una solución liquida, habitualmente compuesta por nicotina, propilenglicol y otros compuestos químicos, que mediante un mecanismo eléctrico es vaporizado para simular el efecto del uso de los cigarrillos convencionales.
Desde que emergieron en 2007, su popularidad e interés por su uso han ido en aumento a nivel mundial. Según el último informe del Eurobarometro (2017), la prevalencia del uso actual en la población general europea ronda el 2%, siendo muy pequeña la diferencia entre países, y mostrando una mayor proporción de usuarios en el Reino Unido (5%), seguido de Francia y Bélgica, ambos con un 4%. En España, la prevalencia de uso es del 1% de la población.1 Este dato es muy similar al encontrado recientemente por Tarrazo en la población gallega, el cual muestra una prevalencia del 0,7%,2 y al publicado por Martínez-Sánchez en la población de Barcelona que indica una prevalencia de uso del 1,6%.3
Los e-cigarrillos fueron introducidos en el mercado y promocionados (principalmente vía internet) como productos para el cese del consumo de tabaco. Trabajos recientes sugieren que el uso de los e-cigarrillos es menos perjudicial para la salud que el consumo de cigarrillos convencionales.4 De hecho, una revisión reciente apoya la creencia de que estos dispositivos son menos nocivos que el tabaco, animando a los profesionales de la salud a recomendarlos.5 Sin embargo, no se dispone de evidencia suficiente que demuestre que son un método eficaz para el abandono del tabaco.
La evidencia actual respecto al uso y los motivos de uso de estos dispositivos es muy escasa y se desconoce el perfil real de usuarios. Por el momento, se ha observado que existe un mayor uso del e-cigarrillo o alguna vez utilizado, entre la población joven, fumadora o exfumadora y con un estado sociolaboral de desempleo, siendo la población estudiante uno de los perfiles con mayor prevalencia de uso (19%).1
Un estudio realizado en Estados Unidos de América señaló en 2016 que el e-cigarrillo es el producto de tabaco más utilizado entre los estudiantes (3 millones), seguido del tabaco de liar (1,6 millones) y de los cigarrillos convencionales (1,4 millones).6 Diversos autores señalan que los programas de prevención del tabaquismo deberían incluir el uso de los e-cigarrillos, ya que son una puerta de entrada al consumo de tabaco.7,8
No obstante, existen muy pocas publicaciones sobre el uso y la percepción de nocividad de estos productos en la población sanitaria, concretamente en estudiantes de ciencias de la salud. Esta población constituye el futuro del sistema sanitario y tiene un rol muy importante en el control del tabaquismo, incluida la vigilancia del uso de otros productos derivados del tabaco.9 Por ello, es clave monitorizar su consumo de tabaco, incluyendo el uso de diversos productos del tabaco como los e-cigarrillos, y su conocimiento en tabaquismo. Por el momento, solo existen dos estudios en España realizados en estudiantes de medicina y enfermería, los cuales manifestaron la necesidad de seguir estudiando a esta población, no solo como grupo de población de riesgo, sino como futuros profesionales sanitarios.10,11
El objetivo de este estudio fue describir el conocimiento, uso, motivos de experimentación y percepción de nocividad de los e-cigarrillos en estudiantes de ciencias de salud (medicina y enfermería) de una universidad de Barcelona (España).
Metodología
Diseño y participantes. Se realizó un estudio transversal con estudiantes del Grado de Enfermería y Medicina de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC) de Barcelona (España) durante el primer cuatrimestre del curso académico 2014-2015. Los criterios de inclusión fueron: 1) estar matriculado, 2) tener ≥ 18 años, y 3) asistir a clase el día que se distribuyó el cuestionario. Los estudiantes en periodo de prácticas clínicas externas fueron excluidos. Por consiguiente, no fueron incluidos en el estudio los estudiantes de enfermería del cuarto año y los estudiantes de medicina del quinto y sexto año.10
Variables. Se diseñó un cuestionario anónimo basado en la Encuesta Mundial de Estudiantes de Profesiones de la Salud (EMEPS)12 para ser administrado durante las horas de clase. Este cuestionario incluía preguntas relacionadas con el consumo de tabaco convencional, el conocimiento y uso de los e-cigarrillos, los motivos de uso de estos dispositivos y la percepción de nocividad.
Las principales variables del estudio fueron las relacionadas con el conocimiento y uso de los e-cigarrillos. Se preguntó si conocían los e-cigarrillos mediante la pregunta "¿sabe qué es el cigarrillo electrónico?" (sí, no, NS/NC). A quienes respondieron afirmativamente se les preguntó por el uso de estos dispositivos. Para el objetivo de este estudio, las respuestas sobre el uso de los e-cigarrillos fueron clasificadas en "alguna vez lo ha utilizado" (sí, actualmente; sí, pero en el pasado; sólo lo he probado) y "nunca lo ha utilizado" (nunca lo ha probado y NS/NC). A aquellos que lo habían utilizado alguna vez, se les preguntó por su uso con nicotina (si, no, NS/NC) y por el motivo de su uso mediante una pregunta de respuesta múltiple con opción también a respuesta abierta (para dejar de fumar tabaco convencional, para reducir el consumo de tabaco convencional, para utilizarlo donde está prohibido fumar, otros: especificar).
Asimismo, se recogió información de todos los participantes sobre su percepción sobre la nocividad de los e-cigarrillos. Para ello, la pregunta utilizada fue "comparando con los cigarrillos convencionales, ¿cree usted que los cigarrillos electrónicos son"?" clasificando las respuestas en cinco opciones de respuesta (más nocivos, igual de nocivos, menos nocivos, nada nocivos, NS/NC).
Por último, las variables sociodemográficas recogidas fueron: sexo (hombre o mujer), edad (≤18 años, 19-20 años, ≥21 años), lugar de origen (España o fuera de España), grado (medicina o enfermería), fumador de tabaco incluyendo cigarrillos convencionales y de liar (si o no), y grado de dependencia a la nicotina (baja o media-alta) mediante el Índice de Dependencia a la Nicotina.13
Procedimiento. Previo a la administración del cuestionario, se informó a los participantes sobre el objetivo principal del estudio y se les proporcionó el consentimiento informado. Todos los estudiantes que estaban en clase participaron de forma voluntaria. La muestra final del estudio estuvo compuesta por 380 estudiantes (380/517), obteniendo un 73,5% de representación de los estudiantes matriculados (el 63,4% en enfermería y el 80,1% en medicina).
Análisis estadístico. Se calcularon las prevalencias (%) y las odds ratio (OR) con sus intervalos de confianza del 95% (IC95%). Se utilizaron la prueba de Chi cuadrado y Kruskal-Wallis para estudiar diferencias entre grupos respecto a la percepción de nocividad del e-cigarrillo. El análisis de los datos se realizó mediante el software estadístico SPSS 21.0.
Resultados
La muestra final del presente estudio fue de 380 estudiantes, 73,5% del total de estudiantes matriculados (el 63,4% en enfermería y el 80,1% en medicina). La mayoría de los participantes eran mujeres (71%) de entre 18-20 años (58,2%) y principalmente de nacionalidad española. Ha-bía una mayor representación de estudiantes de medicina (65,8%). El 24% eran fumadores y mostraron una dependencia baja a la nicotina (87,7%).
El 97,9% de los participantes manifestó conocer los e-cigarrillos, no habiendo diferencias significativas según sexo, edad, lugar de origen, grado académico, consumo de tabaco o dependencia a la nicotina (Tabla 1). Respecto al uso de estos dispositivos, el 29,2% reconoció haberlos utilizado alguna vez, observándose una mayor asociación de uso en el grado de enfermería (40,3%) frente al grado de medicina (23,5%) (OR: 2,20; IC95%: 1,38-3,51) y en los fumadores (71,6%) frente a no fumadores (15,5%) (OR: 13,77; IC95%: 7,57-24,59). Asimismo, de entre alguna vez consumidores el 76% lo había utilizado con nicotina, siendo menor la asociación de su uso con nicotina en ≤18 años (55,6%) frente a estudiantes de entre 19-20 años (92,9%) (OR: 10,40; IC95%: 1,48-73,00) y mayor en fumadores (84%) frente a no fumadores (62,5%) (OR: 3,15; IC95%: 1,05-17,45). No se observaron diferencias estadísticamente significativas para el resto de las variables independientes respeto al uso de los e-cigarrillos y su uso con nicotina (Tabla 1).
Conocimiento del cigarrillo electrónico | Alguna vez utilizado el cigarrillo electrónico | Ha usado el cigarrillo electrónico con nicotina | |||||||
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| |||||||||
n | % | OR (95%CI) | n | % | OR (95%CI) | n | % | OR (95%CI) | |
Global | 380 | 97,9 | 367 | 29,2 | 75 | 76,0 | |||
Sexo | |||||||||
Hombre | 110 | 98,2 | 1 | 107 | 30,8 | 1 | 27 | 77,8 | 1 |
Mujer | 270 | 97,8 | 0,81 (0,16 - 4,10) | 260 | 28,5 | 0,90 (0,55 - 1,46) | 48 | 75,0 | 0,86 (0,28 - 2,62) |
Edad | |||||||||
18 o menos | 85 | 98,8 | 1 | 83 | 24,1 | 1 | 9 | 55,6 | 1 |
19-20 años | 136 | 99,3 | 1,61 (0,10 - 26,04) | 134 | 30,6 | 1,39 (0,75 - 2,59) | 28 | 92,9 | 10,40 (1,48 - 73,00) |
21 o más | 152 | 96,7 | 0,35 (0,04 - 3,05) | 144 | 28,5 | 1,25 (0,67 - 2,33) | 34 | 70,6 | 1,92 (0,43 - 8,67) |
Lugar de origen | |||||||||
España | 353 | 98,0 | 1 | 341 | 29,3 | 1 | 71 | 77,5 | 1 |
Fuera de España | 22 | 100,0 | --- | 22 | 22,7 | 0,71 (0,28 - 2,32) | 3 | 33,3 | 0,15 (0,01 - 1,64) |
Grado | |||||||||
Medicina | 250 | 98,4 | 1 | 243 | 23,5 | 1 | 39 | 82,1 | 1 |
Enfermería | 130 | 96,9 | 0,51 (0,13 - 2,08) | 124 | 40,3 | 2,20 (1,38 - 3,51) | 36 | 69,4 | 0,50 (0,17 - 1,47) |
Fumador de tabacoa | |||||||||
No | 288 | 97,9 | 1 | 278 | 15,5 | 1 | 24 | 62,5 | 1 |
Si | 90 | 97,8 | 0,95 (0,15 - 4,76) | 88 | 71,6 | 13,77 (7,57 - 24,59) | 50 | 84,0 | 3,15 (1,05 - 17,45) |
Dependenciab | |||||||||
Baja | 79 | 97,5 | 1 | 77 | 70,1 | 1 | 43 | 83,7 | 1 |
Media-Alta | 11 | 100,0 | --- | 11 | 81,8 | 1,92 (0,41 - 32,13) | 7 | 85,7 | 1,17 (0,05 - 9,39) |
aFumador de tabaco: cigarrillos convencionales y de liar.
bDependencia según el Heavy SmokingIndex.
Entre los motivos de alguna vez utilizado, el 10,3% de los estudiantes afirmó haberlo usado para dejar de fumar, el 11,2% para reducir el consumo de tabaco convencional y el 3,7% para utilizarlo donde está prohibido fumar (Tabla 2). Además, el 77,6% de los estudiantes también manifestó haberlo utilizado por otros motivos, entre los cuales destaca que el 70,1% lo hiciera por curiosidad. Solamente se encontraron diferencias estadísticamente significativas en su uso para reducir el consumo de tabaco convencional entre los estudiantes del grado de enfermería (18%) frente al grado de medicina (5,3%) (OR: 3,92; IC95%: 1,01-15,52) y entre los fumadores con dependencia media-alta a la nicotina (55,6%) frente a los que presentaban una dependencia baja (13%) (OR: 8,39; IC95%: 1,27-33,26) (Tabla 2).
Para dejar de fumar | Para reducir el consumo de tabaco convencional | Para utilizarlo donde está prohibido | |||||
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| |||||||
n | % | OR (95%CI) | % | OR (95%CI) | % | OR (95%CI) | |
Global | 107 | 10,3 | 11,2 | 3,7 | |||
Sexo | |||||||
Hombre | 33 | 15,2 | 1 | 15,2 | 1 | 0 | 1 |
Mujer | 74 | 8,1 | 0,49 (0,14 - 1,75) | 9,5 | 0,59 (0,17 - 2,00) | 5,4 | --- |
Edad | |||||||
18 o menos | 20 | 5,0 | 1 | 10,0 | 1 | 10,0 | 1 |
19-20 años | 41 | 4,9 | 0,97 (0,08 - 11,43) | 12,2 | 1,25 (0,22 - 7,08) | 0 | --- |
21 o más | 41 | 19,5 | 1,37 (0,53 - 39,71) | 12,2 | 1,25 (0,22 - 7,08) | 4,9 | 0,46 (0,06 - 3,54) |
Lugar de origen | |||||||
España | 100 | 10,0 | 1 | 12,0 | 1 | 4,0 | 1 |
Fuera de España | 5 | 20,0 | 2,25 (0,13 - 18,08) | 0 | --- | 0 | --- |
Grado | |||||||
Medicina | 57 | 7,0 | 1 | 5,3 | 1 | 1,8 | 1 |
Enfermería | 50 | 14,0 | 2,16 (0,59 - 7,86) | 18,0 | 3,92 (1,01 - 15,52) | 6,0 | 3,57 (0,36 - 35,51) |
Fumador de tabacoa | |||||||
No | 43 | 2,3 | 1 | 0,0 | 1 | 0 | 1 |
Si | 63 | 15,9 | 7,92 (0,87 - 71,07) | 19,0 | --- | 6,3 | --- |
Dependenciab | |||||||
Baja | 54 | 13,0 | 1 | 13,0 | 1 | 3,7 | 1 |
Media-Alta | 9 | 33,3 | 3,36 (0,50 - 18,80) | 55,6 | 8,39 (1,27 - 33,26) | 22,2 | 7,43 (0,65 - 275,33) |
aFumador de tabaco: cigarrillos convencionales y de liar.
bDependencia según el Heavy Smoking Index.
La Tabla 3 resume la percepción sobre el grado de nocividad de los e-cigarrillos en comparación con el tabaco convencional. La mayoría de los estudiantes reportó que los e-cigarrillos son menos nocivos (59,7%) o igual de nocivos (25,8%), y solo el 6,2% afirmó que son más nocivos (5,4%) o que no son nocivos (0,8%). Se hallaron diferencias estadísticamente significativas según grupos de edad (p = 0,040) y grado (p = 0,008), sin embargo, solo se observan diferencias estadísticamente significativas según grado (p = 0,001).
Prevalencia (%) | ||||||||
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| ||||||||
n | Más nocivo | Igual de nocivo | Menos nocivo | Los cigarrillos electrónicos no son nocivos | NS/NC | p-valorc | p-valord | |
Global | 372 | 5,4 | 25,8 | 59,7 | 0,8 | 8,3 | ||
Sexo | 0,157 | 0,350 | ||||||
Hombre | 108 | 5,6 | 28,7 | 51,9 | 1,9 | 12,0 | ||
Mujer | 264 | 5,3 | 24,6 | 62,9 | 0,4 | 6,8 | ||
Edad | 0,040 | 0,061 | ||||||
18 o menos | 84 | 8,3 | 16,7 | 60,7 | 2,4 | 11,9 | ||
19-20 años | 135 | 3,7 | 23,7 | 66,7 | 0,7 | 5,2 | ||
21 o más | 147 | 5,4 | 32,0 | 53,1 | 0,0 | 9,5 | ||
Lugar de origen | 0,225 | 0,506 | ||||||
España | 346 | 5,2 | 25,4 | 60,1 | 0,6 | 8,7 | ||
Fuera de España | 22 | 9,1 | 31,8 | 50,0 | 4,5 | 4,5 | ||
Grado | 0,008 | 0,001 | ||||||
Medicina | 246 | 5,3 | 20,7 | 65,4 | 1,2 | 7,3 | ||
Enfermería | 126 | 5,6 | 35,7 | 48,4 | 0,0 | 10,3 | ||
Fumador de tabacoa | 0,450 | 0,224 | ||||||
No | 282 | 4,3 | 25,5 | 61,0 | 0,7 | 8,5 | ||
Si | 88 | 9,1 | 27,3 | 55,7 | 1,1 | 6,8 | ||
Dependenciab | 0,887 | 0,895 | ||||||
Baja | 77 | 9,1 | 27,3 | 54,5 | 1,3 | 7,8 | ||
Media-Alta | 11 | 9,1 | 27,3 | 63,6 | 0,0 | 0,0 | ||
Alguna vez ha utilizado el cigarrillo electrónico | 0,115 | 0,247 | ||||||
No | 260 | 3,8 | 26,2 | 59,6 | 1,2 | 9,2 | ||
Si | 107 | 9,3 | 26,2 | 59,8 | 0,0 | 4,7 |
aFumador de tabaco: cigarrillos convencionales y de liar.
bDependencia según el Heavy Smoking Index.
cChi-cuadrado.
dKruskal-Wallis.
Discusión
Este es el primer estudio que describe el conocimiento, uso, motivos de experimentación y percepción de nocividad de los cigarrillos electrónicos de estudiantes de ciencias de la salud, y que incluye estudiantes del grado de medicina y de enfermería. Estudios realizados en otros países incluían estudiantes de ciencias de la salud como parte de su muestra pero no como su población directa de estudio,14,15 no obstante, sus resultados mostraron una mayor prevalencia de uso de los e-cigarrillos en estudiantes de la salud en comparación con otros grados universitarios.14 En nuestro estudio casi la totalidad (alrededor del 98%) de los estudiantes cono-cían los e-cigarrillos. Además, un tercio de los estudiantes declaró haberlos utilizado alguna vez (el 76% con nicotina), destacando un mayor uso entre los estudiantes de enfermería, los fumadores (tabaco manufacturado o de liar) y aquellos entre 19-20 años. Estos datos son de relevancia para reflexionar sobre el papel de los profesionales sanitarios en el control del tabaquismo y diseñar estrategias y dinámicas que fomenten la implicación de los futuros profesionales.16
Estudios recientes llevados a cabo en la población adulta de la misma ciudad (Barcelona), coincidían en que existía un mayor conocimiento y prevalencia de "alguna vez utilizado" entre las personas jóvenes, con nivel educativo intermedio-alto (graduado escolar-universitario) y fumadoras.3,17 Estos datos podrían representar un acercamiento para describir el perfil de usuarios de e-cigarrillos de esta ciudad. Asimismo, estos datos coinciden con las características de los usuarios de e-cigarrillos publicado en el Eurobarometro, en el que se afirma una mayor prevalencia entre las personas jóvenes, fumadoras y en estudiantes.1 Nuestros resultados están en sintonía con estudios previos realizados en estudiantes universitarios en los que indican una mayor probabilidad de uso de los e-cigarrillos entre los fumadores de tabaco convencional.14,15,18,19
El principal motivo de experimentación en nuestra muestra de estudio fue la curiosidad. También se encontraron asociaciones estadísticamente significativas en su uso para reducir el consumo de tabaco convencional, especialmente en fumadores con una dependencia media-alta a la nicotina. Estudios realizados en estudiantes universitarios de Francia, la curiosidad también fue uno de los principales motivos de experimentación e incluso de alternativa para dejar de fumar.14,15 Estos resultados alertan de que la población universitaria no está bien informada y tienen la percepción de que dichos dispositivos son más saludables. Por el momento, solo disponemos de un estudio que indica que el consumo de e-cigarrillos es un 95% menos nocivos que el tabaco convencional.5 Por ello, es necesario estudiar el comportamiento de los estudiantes de ciencias de la salud en el consumo de productos del tabaco, incluido los e-cigarrillos, y sus actitudes frente al tabaquismo. Es necesario formarlos y mantenerlos actualizados en conocimientos sobre el tabaco y los productos derivados del tabaco de modo que puedan ser agentes de salud implicados.9,11,16 Además, en nuestro estudio, más del 15% de los estudiantes no fumadores había utilizado alguna vez estos dispositivos, la mayoría de ellos con líquidos que contenían nicotina. Una de las principales amenazas descritas sobre los e-cigarrillos, además de tener el potencial para crear una nueva generación de personas adictas a la nicotina, es el potencial riesgo de ser una nueva puerta de entrada para el consumo de otras drogas.20-22 De hecho, un estudio estadounidense alerta del uso actual de los e-cigarrillos para consumir cannabis y otros derivados.23
Respecto a la percepción de nocividad de los e-cigarrillos, más del 90% de los estudiantes los perciben como productos nocivos para la salud (solo el 0,8% afirmó que no son nocivos), aunque la mayoría (59,7%) compartía la creencia de que son menos nocivos que el tabaco convencional. En otro estudio, estudiantes de medicina también consideraban los e-cigarrillos más seguros que los cigarrillos convencionales para la salud,11 creencia que coincide en otros países donde son percibidos como una alternativa al tabaco menos nociva.18,19 Sin embargo, en nuestro estudio, encontramos diferencias estadísticamente significativas entre la percepción de los estudiantes del grado de medicina y de enfermería. Esto puede ser debido a que históricamente en nuestro país los médicos, y posiblemente los estudiantes de medicina, han tenido una prevalencia de consumo y una percepción mayor sobre la nocividad del tabaco que las enfermeras.24,25
En cuanto a limitaciones, en el estudio no se incluyó la variable de "nivel socioeconómico", el 25% de los alumnos matriculados no asistieron a clase el día de la administración del cuestionario.
Conclusiones
Uno de cada cuatro estudiantes de ciencias de la salud ha probado el e-cigarrillo. Los principales predictores de su consumo son ser fumador, tener una dependencia media-alta a la nicotina y ser estudiantes de enfermería. Además, existe una elevada prevalencia de uso en estudiantes no fumadores (casi 2 de cada 10, más de la mitad de ellos lo utilizaron con nicotina). El principal motivo de uso fue la curiosidad. Estos resultados apoyan la hipótesis de que los e-cigarrillos pueden ser una posible entrada a productos con nicotina entre la población joven no fumadora. Por otro lado, los estudiantes de ciencias de la salud, y en particular los estudiantes de medicina y enfermería, representan un pilar fundamental dentro del sistema sanitario como futuros profesionales a cargo de la salud de la población. Es importante seguir estudiando a esta población no solo como población de riesgo sino como futuros responsables del control del tabaquismo. Formar y mantener actualizados a los estudiantes sobre los avances en los conocimientos del tabaquismo y de nuevos productos dispensadores de nicotina como los e-cigarrillos, podría aumentar las intervenciones en la práctica clínica para dejar de fumar y no recaer en otros productos de tabaco para mejorar la salud de la población.