Introducción
La pandemia de COVID-19 ha desafiado al sector de Salud Pública en todo el mundo.1 En el sector de la educación, desde principios de 2020, varios países han prohibido la apertura de escuelas y universidades. Las actividades remotas o de teletrabajo han exigido de los docentes la implementación de varios cambios en lo que se refiere a las estrategias de enseñanza-aprendizaje y también la adaptación a un contexto en el cual los estudiantes y los docentes se ven directamente afectados por las repercusiones de la pandemia en su vida cotidiana.2 En este marco, cabe destacar que la adaptación a este nuevo contexto ha dado lugar a la aparición de debates sobre la salud mental de todos los actoresinvolucrados.3,4
A partir de este panorama en construcción, la obtención de información sobre este período contribuirá significativamente con el trabajo docente, a fin de ampliar la comprensión del tema y brindar herramientas para la prevención de enfermedades mentales en estos profesionales, como demuestra la literatura reciente en relación con a los profesionales de la salud.5 Aunque la literatura reconoce los impactos psicológicos y laborales más inmediatos en estos profesionales, se ha demostrado que la discusión sobre los profesionales de la educación es aún incipiente, considerando que las actividades educativas se han visto directamente afectadas. Por lo tanto, el objetivo es reflexionar sobre el trabajo de los docentes durante la pandemia de COVID-19 y sobre los efectos de ese trabajo en su salud mental.
Este estudio se elaboró a partir de una revisión narrativa de la literatura científica que consideró las publicaciones actuales sobre COVID-19 en 2020, además de los estudios sobre la salud de los trabajadores, centrándose en los profesionales de la educación y las repercusiones en términos de salud mental. Es de destacar que los datos sintetizados aquí se basan en un escenario de discusión aún en construcción, dada la imprevisibilidad de la pandemia hasta el momento. Se espera que tales reflexiones puedan guiar estudios empíricos realizados con dichos profesionales en este contexto, respaldados por el seguimiento longitudinal pertinente.
El teletrabajo docente durante la pandemia de COVID-19
Desde el estallido de la pandemia, se han tomado algunas medidas para mantener las clases en diferentes niveles de formación, como la anticipación de los períodos de vacaciones, la flexibilización del calendario escolar y la adopción de estrategias para garantizar la continuidad de las clases basadas en estrategias sincrónicas y asincrónicas, próximas a la llamada educación a distancia o educación no presencial.6,7 Más allá de los efectos de estas estrategias en los procesos de enseñanza y aprendizaje, se sabe muy poco sobre la realidad de los docentes en este escenario.
Cuando se trata de prevenir la propagación de enfermedades infecciosas, el teletrabajo se convierte en una buena estrategia de mitigación durante las pandemias. De este modo, se evita la exposición de compañeros de trabajo durante el período de contagio como también de los propios estudiantes y demás trabajadores involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.8 Sin embargo, más que una respuesta adaptativa a un escenario de imprevisibilidad, el teletrabajo debe ser monitoreado e investigado continuamente en lo relativo a sus posibles repercusiones para la salud de sus trabajadores.
El teletrabajo, home office o trabajo remoto, es común entre los trabajos altamente cualificados, como el trabajo docente.8,9 Esta modalidad de trabajo se ha convertido en la modalidad más adoptada principalmente por las instituciones educativas durante la pandemia de COVID-19. Este cambio ha generado la necesidad urgente de adaptación por parte de muchos docentes.9 En este contexto, el docente ha estado trabajando durante la pandemia, realizando actividades de teletrabajo. Aunque esta continuidad de trabajo bajo una nueva modalidad puede sugerir una competencia adaptativa importante para que las actividades de enseñanza-aprendizaje no se suspendan, los cambios laborales necesarios para garantizar esta continuidad pueden ser muy significativos, como demuestra el presente debate.
Muchos de estos docentes no se encontraban cualificados para tal transición. Esta falta de preparación se debe a muchas razones, por ejemplo, al hecho de que no todos los hogares están preparados para la utilización de los requisitos técnicos relacionados con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación y que no siempre es posible mantener un ambiente cómodo para el teletrabajo. A veces se requiere una mayor carga de trabajo debido a las dificultades de adaptación del profesional o del alumno, debido al aislamiento y la distancia social. Además, al estar en casa, el docente también debe lidiar con varios otros factores, como la presencia de más personas en el mismo espacio, como niños y cónyuges que a su vez están sujetos a regímenes de teletrabajo y estudio a distancia debido al aislamiento y la distancia dispuestos por la pandemia.
Esta realidad también puede ser diferente para hombres y mujeres, destacando las asimetrías de género que marcan las relaciones familiares y también el mercado laboral.10 Aunque la literatura se centra en resaltar aspectos como la mayor exposición de las mujeres a la violencia doméstica debido a la cuarentena,11 en el contexto laboral es legítimo considerar que la mujer puede estar aún más agobiada en este entorno.
Las diversas adaptaciones para el teletrabajo en el contexto de los profesionales de la educación pueden promover el sufrimiento emocional, derivado tanto de las experiencias de aislamiento y distancia social como de la sobrecarga de trabajo devenida de la necesidad de mantener las actividades laborales en el régimen de teletrabajo. De este modo, estas condiciones pueden exponer a los docentes a riesgos que pueden afectar su salud mental durante la pandemia, imponiéndoles la necesidad de desarrollar habilidades y competencias para poder lidiar con los problemas vinculados con su salud mental en ese período.12 De esta forma, se considera que deben desarrollarse mecanismos para reducir los riesgos laborales durante el teletrabajo, así como también estrategias de afrontamiento destinadas a prevenir enfermedades. En esta perspectiva, se presentarán reflexiones sobre la salud mental del docente durante el período pandémico de COVID-19, especialmente considerando el contexto brasileño y el escenario de trabajo con la educación superior.13
En el escenario actual de esta pandemia, estos profesionales se han deparado con nuevos desafíos. Por lo tanto, no basta con hablar sobre el teletrabajo desarrollado por los docentes, sino que es necesario referir al contexto en el que se insertan la mayoría de ellos durante este tipo de trabajo.5 6-7,10 11 12-13 La exposición a los riesgos se vuelve sistémica, de modo que aumentan las posibilidades de encontrar docentes expuestos y sujetos a la aparición de síntomas psicopatológicos causados por elementos provenientes del trabajo como el estrés y el síndrome de burnout.
Reflexiones sobre la salud mental de los docentes en la pandemia da COVID-19
Ciertos factores estresantes no afectan directamente al bienestar y la salud mental de las personas, sino que se enfrentan a la adaptación al medio ambiente por el mecanismo humano, que puede transformarse o minimizarse, ya que los seres humanos deben lidiar con un inestimable escudo psíquico en sus vidas cotidianas en un mundo agitado.14 De esta manera, es probable que algunos docentes se adapten y otros desarrollen enfermedades mentales, especialmente en vista de la necesidad de adaptación que se impone ante la pandemia actual.
Con respecto a los síntomas, la literatura científica producida antes de la pandemia es unánime al considerar la exposición de los docentes a los riesgos psicosociales derivados del trabajo realizado en el entorno escolar y también como una posibilidad futura para la ejecución del teletrabajo, que implica una mayor exposición a la depresión, el estrés y una disminución de la salud mental.15,16 La literatura también señala que existe una relación entre las condiciones de trabajo inadecuadas de los docentes y las consecuencias biopsicosociales, como el estrés, la disfonía o los problemas relacionados con la voz, la inactividad física en el tiempo libre y la ansiedad.15 16 17 18 19 20-21
En el contexto de la educación remota, la literatura científica producida antes de la pandemia ha resaltado las largas horas de trabajo de los docentes vinculados a la educación a distancia, que pueden ir acompañadas de condiciones laborales precarias.22 Estos docentes revelan que, a pesar de las altas demandas en sus entornos de trabajo, no son socialmente reconocidos por su actuación profesional.23 Además, el tiempo y el espacio de la educación a distancia son difíciles de medir, lo que puede tener repercusiones en la remuneración incompatible con el esfuerzo realizado.22
Este escenario lleva a la necesidad imperiosa de reorganizar la docencia en el marco del teletrabajo. Además, las docentes del sexo femenino comparten el teletrabajo con numerosas otras funciones, como la dedicación de cuidados, quehaceres personales, deberes ciudadanos y profesionales en esta pandemia.24 Las docentes que tienen hijos enfrentan obstáculos en la realización de esta actividad en el hogar, presentando sentimientos como la intensa preocupación que surge de las actividades concurrentes en un mismo espacio, con privación de circulación y otras interacciones debido a la distancia social.25 Además, algunas se encuentran a cargo de sus familias, lo que las convierte en personas directamente afectadas por la dirección del teletrabajo en este ámbito temporoespacial de la pandemia.
Entre las actividades realizadas en el teletrabajo docente, se destacan el mapeo y las actualizaciones en tiempo real, las conferencias web, lives, y la producción de clases en videos, entre otros materiales para estudio remoto. En las primeras semanas de la cuarentena, las adaptaciones se consideraron oportunas y positivas para el mantenimiento de los procesos educativos. Sin embargo, con la prolongación del encierro y la falta de seguimiento a estos profesionales de la educación, en lo que se refiere a salud y condiciones de trabajo, se plantea la posibilidad de sufrimiento, relacionado tanto con las condiciones de prestación de estos servicios como con la intensidad en que los mismos se demandan.25 A partir de este panorama, se puede considerar que, aunque los docentes componen una estructura esencial para el mantenimiento de las actividades básicas de socialización durante el período de pandemia, todavía constituyen una categoría invisible en la producción científica que se ocupa de la salud mental en este contexto.2
A este escenario se agrega la necesidad de que estos docentes deban adaptarse para mantener estructuras que permitan la educación remota, lo que implica erogaciones financieras para costear ciertas tecnologías, acceso de banda ancha y aplicaciones específicas, entre otras.26 También se pueden suscitar cambios en los horarios de trabajo, dado que algunos docentes necesitan grabar clases virtuales al amanecer, por ejemplo, mientras los miembros de la familia duermen y para reducir el ruido.25 Es posible que los docentes también tengan que aclarar las dudas de los estudiantes en momentos en que tradicionalmente no prestaban servicios e incluso de los medios de comunicación utilizados anteriormente para círculos sociales distintos de los relacionados con el trabajo, que no siempre serán remunerados, conigurando trabajo adicional.26 En otras palabras, los profesores pierden autonomía para administrar su propio tiempo de trabajo, lo que los lleva a trabajar bajo un régimen precario,27 lo que podría potenciarse en el contexto de la pandemia.
Los dispositivos de comunicación móvil contribuyen a aumentar los niveles de estrés e insomnio, lo que afecta la salud y el bienestar de los trabajadores.28 Otras desventajas que pueden conducir a enfermedades mentales son el aislamiento resultante de la pérdida de contacto directo con los estudiantes y los compañeros de trabajo, disminución de la creatividad, jornadas laborales extensas,26 intensificación del trabajo,29 mayor exposición a enfermedades ocupacionales debido a condiciones ergonómicas precarias, que culminan en el aumento de los costos de previsión social.30 Aunque estos hallazgos se han tomado de investigaciones realizadas antes de la pandemia, se convierten en marcadores importantes que pueden surgir en un contexto en el que algunos de estos elementos ya han demostrado ser los pilares de la construcción de relaciones laborales debido a las especificidades del teletrabajo en la contemporaneidad.
Los resultados presentados en los estudios compartidos aquí nos permiten ubicar la actividad docente como propensa al sufrimiento emocional y las condiciones de trabajo experimentadas potencian la exposición a riesgos laborales. Sin embargo, estos datos se produjeron antes de la pandemia de COVID-19, por lo que es necesario cotejar muchos otros elementos en las investigaciones que surjan tanto en este escenario como después de la pandemia. Se espera que los nuevos estudios puedan considerar de modo suficiente las condiciones producidas en este período, lo que permitirá un análisis más detallado de la realidad laboral encarnada por diferentes docentes en el teletrabajo de todo el mundo.
En vista de lo expuesto, se advierte la necesidad inequívoca de repensar la salud mental y crear estrategias preventivas para el cuidado del docente durante la pandemia. El coping puede desarrollarse a partir de las experiencias del sujeto, capaces de influir en las respuestas adaptativas a estímulos específicos. Es importante que los docentes puedan desarrollar estrategias de coping, así como acciones enfocadas a la conciencia y el monitoreo de agentes nocivos potencialmente dañinos para su salud, especialmente en este momento de aislamiento y distancia social.30 Es necesario reflejar que este proceso no solo puede involucrar marcadores individuales, sino que también incluye estrategias de afrontamiento colectivas, de modo que las posibles fallas en esta adaptación no se adjudiquen exclusivamente al funcionamiento individual de cada docente, sino que los grupos e instituciones puedan ser responsables de un proceso de atención que debe llegar a toda la comunidad educativa.
Cabe mencionar que los profesionales de la Salud Ocupacional deben actuar para evitar accidentes y enfermedades profesionales, mejorando la calidad de vida en el trabajo, lo que evoca la necesidad de llevar a cabo una evaluación crítica de este contexto específico. Cualquier problema de salud, cuando es identificado y tratado de forma temprana, minimiza las consecuencias para los trabajadores.29,30 Por ello, enfatizamos la necesidad de disponer una atención integral para los trabajadores.
Es necesario pensar en la salud de los docentes durante la pandemia de COVID-19 de modo integral, es decir, cuidando su salud física y mental. De más está decir que las estrategias deben ser pensadas colectivamente y no solo vinculadas a las condiciones individuales de cada docente, sin perder de vista el hecho de que los individuos son únicos y que cada uno tiene su propia historia de vida. Cuando hablamos de coping, por ejemplo, aunque consideramos las expresiones y los recursos individuales que conforman este constructo, es necesario problematizar cómo es posible enfrentar los desafíos y dificultades que surgen en este contexto actual, en términos colectivos. Por lo tanto, se sugiere que las construcciones teóricas también pueden revisarse desde los circunscriptores y los marcadores contemporáneos que pueden afectar el trabajo docente.
Los enfermeros que prestan servicios en los sectores de Salud Ocupacional y Salud Mental pueden contribuir a la preservación de la salud física y mental de los docentes, y su capacitación profesional es un factor determinante en los procesos de promoción de la salud al estimular debates técnicos en relación con los procesos de atención médica, salud y enfermedad, además de fortalecer las relaciones sociales entre la educación y los profesionales de la salud. Pueden colaborar en el mejoramiento de las condiciones de trabajo, permitiendo que los educadores sepan cómo lidiar con los diferentes factores estresantes del trabajo, creando redes de apoyo para manejar el estrés laboral. De este modo, pueden contribuir a la promoción del bienestar y la calidad de vida en el trabajo y, en este sentido, también ayudan a mejorar las relaciones interpersonales que surgen a partir del aislamiento para debatir las perspectivas del trabajo inter, intra y multiprofesional, así como durante este período de pandemia.14,30
La colaboración de la Enfermería Ocupacional frente a la enfermedad mental de los docentes durante la pandemia de COVID-19 puede incitar a pensar en el modo como las instituciones educativas, las escuelas y las universidades pueden contribuir para que el teletrabajo pueda llevarse a cabo preservando la salud de sus profesionales, evitando enfermedades y molestias causadas por el aislamiento y la distancia social recomendados por las organizaciones de salud y los gobiernos. El teletrabajo, por lo tanto, debe desarrollarse y proponerse bajo la premisa de la necesidad de ofrecer buenas condiciones en un escenario específico, siempre que los profesionales tengan condiciones adecuadas de trabajo y salud para esta demanda.
Las estrategias para tratar las enfermedades mentales y los problemas de salud debido a la pandemia se han destacado en la literatura científica reciente, aunque requieren pruebas y monitoreo a largo plazo. Sin embargo, estas estrategias pueden ser efectivas considerando la existencia de exposición al estrés, ansiedad y burnout en los docentes, constituyendo recursos importantes para que el teletrabajo se dimensione con el objetivo de respetar la integralidad de la atención y su humanización en las relaciones de trabajo.27 En este contexto, adaptar estas estrategias a las particularidades de la enseñanza es una necesidad urgente en futuros estudios.
Vale resaltar la necesidad de que el docente estipule su tiempo para el trabajo, el ocio, el descanso y otras actividades diarias debido a la pandemia y la competencia con otras demandas, como las familiares, el cuidado de su propia salud y la de su entorno más próximo.28 Dicha organización es esencial para los teletrabajadores, ya que promueve la automotivación, la independencia, la disciplina y mejores resultados. Estas recomendaciones deben seguirse junto a la consolidación de la confianza mutua entre todos los involucrados, con un buen conocimiento de los requisitos y necesidades del teletrabajo, además del dominio y la competencia en lo referido al uso de las tecnologías de la información, gestión adecuada del tiempo y separación entre vida profesional y personal. Dichas recomendaciones son relevantes para el escenario de pandemia actual COVID-19.
En este sentido, es posible reflexionar sobre estrategias para la prevención y la atención de la salud mental, tales como: monitorear el entorno de del teletrabajo docente, promover redes de apoyo en línea para manejar el estrés ocupacional, estimular la notificación de problemas de salud mental, discutir las medidas preventivas de las condiciones de trabajo durante la pandemia y capacitar a los educadores para que sepan cómo actuar en este contexto. Como resultado, es posible promover un ambiente de trabajo más seguro y, a su vez, contribuir de modo inequívoco con la salud física y mental de los docentes en el teletrabajo.
Conclusiones
Los profesionales de la educación permanecen expuestos a riesgos psicosociales durante la pandemia de COVID-19, lo que lleva a la necesidad de realizar investigaciones con estos profesionales que también consideren los efectos de las diferentes fases de aislamiento y de distancia social, así como los diferentes niveles de formación y desempeño de estos docentes, dado que cada nivel educativo requiere habilidades, competencias y, en consecuencia, desafíos específicos en respuesta a la pandemia.
En este marco, deben desarrollarse estrategias de apoyo psicológico a nivel individual e institucional con el objetivo de cuidar la salud mental de estos profesionales, ya que su exposición a riesgos laborales ya era significativa antes de la pandemia, como lo destaca la literatura mencionada en las líneas precedentes. El actual escenario de la educación a distancia puede operar como desencadenante y generar la afectación de la salud mental, razón por la cual, se requiere un seguimiento directo y crítico por parte de la literatura en el campo de la salud mental del trabajador.