Introducción
La implementación de la Enfermería Basada en la Evidencia (EBE) en la práctica diaria se ha convertido en una necesidad en los últimos años, para responder a esto, los profesionales de enfermería deben modificar el paradigma desde el hacer basado exclusivamente en la experiencia, por otro que los motive a desarrollar un pensamiento crítico y juicio clínico sustentado en los resultados de investigaciones en cuidados de la salud.1 En 1992 se dio a conocer una perspectiva Innovadora para desarrollar saberes médicos, como es la Medicina Basada en la Evidencia (MBE).2 Dicho enfoque cuestionaba la enseñanza sustentada en la experiencia clínica no sistemática, y estimulaba el desarrollo de la investigación clínica y de la participación de los usuarios, familias y comunidad explicitando que todos aportan con sus preferencias y valores,3 lo que resulta muy beneficioso, en especial en aquellos casos cuyos diagnósticos de salud implican tratamientos prolongados y crónicos.4 Así, desde que emerge la MBE, algunos profesionales de enfermería se han motivado a implementarla,3 por ello en 1996, aparecen las primeras publicaciones respecto al tema, y hoy, todo este movimiento se conoce como Enfermería Basada en la Evidencia (EBE).5
A pesar de lo interesante de la propuesta, su implementación ha tenido limitaciones. Algunos expertos puntualizan tres, como son: (a) recursos económicos restringidos en las instituciones de salud; (b) desarrollo de habilidades y juicio clínico del investigador; (c) percepción por parte de los profesionales de enfermería que la EBE desvaloriza las habilidades y experiencia e inhibe la práctica innovadora del tipo clínico.4
Otros autores afirman que el uso de EBE permite desarrollar habilidades para tomar decisiones basadas en el conocimiento científico y en la experiencia clínica sistematizada, por lo que se propone como modelo de entrega de cuidado, permitiendo a los profesionales de enfermería adoptar decisiones compartidas con el usuario en la prestación de cuidados.6 Lo señalado se fundamenta en que las preguntas de investigación surgen de problemas de la práctica diaria que son respondidas a través de resultados de investigación,3,7 y que van revaluándose y ajustando según sea apropiado, a través de reformulación de las preguntas e ideas a investigar.8 Sumado a lo anterior, es deseable que un profesional de enfermería desarrolle su quehacer, combinando la mejor evidencia de investigación con la experiencia clínica, considerando las preferencias de los pacientes, reconociéndolos como competentes para participar en la toma de decisiones,3,4 y los recursos disponibles en los distintos contextos de salud.1 Diversos autores afirman que el uso prolongado de la EBE permitirá el desarrollo de documentos para las prácticas de enfermería ante cada problema que presente el receptor de cuidado,3 como protocolos, guías o políticas que orienten la intervención de enfermería con calidad en la entrega de cuidado. 9,10
Sin embargo, pese a lo beneficioso que pudiera ser la EBE, han surgido algunas barreras en el desarrollo de esta metodología, es por esto que este artículo plantea reflexionar sobre las barreras en la implementación de la EBE por parte de los profesionales de enfermería. Con la intención de lograr el objetivo se realizó un levantamiento bibliográfico en base de datos ISI, PubMed, CINAHL complete, CUIDEN, Scielo y Redalyc, entre los años 2009-2019, además se sumó búsqueda manual, incorporando algunos textos de relevancia para la temática.
EBE: Una herramienta en la Investigación en enfermería
La EBE exige a los profesionales de enfermería desarrollar investigación, incorporando herramientas para robustecer el conocimiento profesional y disciplinar, lo que permite fortalecer la autonomía. Expertos indican que los profesionales de enfermería se ven a sí mismos, más como usuarios del conocimiento, que como productores del mismo.11 Es necesario sensibilizar a estos profesionales sobre la relevancia de transformar las prácticas tradicionales, en prácticas basadas en evidencia científica, desarrollando la capacidad de cuestionar y reflexionar sobre el quehacer clínico generando preguntas de investigación, búsqueda bibliográfica, lectura crítica, implementación de la evidencia en el quehacer y evaluación.12 Según lo expuesto, sin duda, el desarrollo de EBE requiere conocimientos. Se indica que estos saberes debieran ser adquiridos en el pregrado, por lo que es prioritario ir incentivando a los estudiantes a alcanzar competencias investigadoras y metodológicas.13,14
Pese a esto, algunos autores plantean que los profesionales de enfermería aún tienen escasa experiencia para sistematizar, sintetizar e introducir los resultados obtenidos en la práctica asistencial,15 por lo que continúan consultando a expertos de determinadas áreas del saber, lo que se considera como último criterio recomendado en la pirámide de los niveles de calidad de la evidencia.16 A esto se agrega que las investigaciones desarrolladas no siempre son publicadas,9-17 provocando así escasa evidencia que genere un impacto en el quehacer, y, por ende, genera un pobre desarrollo disciplinar.12 Para zanjar esta brecha, se hipotetiza que, potenciando procesos colaborativos multidisciplinarios, combinando profesionales de lo académico y de lo clínico, se podrían obtener los beneficios de conjugar la experiencia práctica con la experiencia metodológica.7,18
Se invita a los profesionales de enfermería a potenciar el trabajo multidisciplinario, a pesar de las malas experiencias pasadas donde el aporte de enferme-ría era considerado como trabajo de colaboración técnica en la resolución de problemas de otras disciplinas, con nulo o poco reconocimiento al momento de socializar los resultados en el ámbito científico.13
Desarrollo de habilidades y del juicio clínico del investigador
Para la implementación de la EBE es necesario el pensamiento crítico, analítico, reflexivo, para planear y entregar cuidados según valores, preferencias personales y culturales de los usuarios, familias y comunidad.14,19 Como se ha indicado en párrafos anteriores, aunque han ido en aumento, son pocas las enfermeras clínicas que comunican sus hallazgos, por lo que la transferencia del conocimiento es escasa, lo que dificulta los procesos reflexivos y analíticos para la mejora del cuidado de las personas.9
Por otra parte, al preguntar a los profesionales de enfermería sobre su actitud frente a la EBE, ellos afirman tener una actitud positiva hacia su incorporación y expresan interés por desarrollar investigación,8,12,17,20,21 sin embargo manifiestan que carecen de conocimientos suficientes para desarrollar un proyecto de investigación e incapacidad para entender términos usados en investigación y sus análisis estadísticos,22,23 refieren que no saben cómo implementar estos hallazgos.18 Es por esto que actualmente desde los centros formadores se han preocupado de diseñar modelos formativos para que los egresados desarrollen habilidades y competencias para utilizar los distintos abordajes de investigación como son cualitativo, cuantitativo y mixto,5,14 consiguiendo que quienes poseen el nivel de Licenciado tengan las competencias de realizar búsquedas bibliográficas y de elaborar preguntas de investigación derivadas de la práctica clínica e idealmente trabajando de forma colaborativa con equipos de investigación.18,22
Sumado a lo anterior, a nivel de postgrado los profesionales de enfermería que poseen el grado de Magister, debieran ser capaces de optimizar la gestión del cuidado promoviendo líneas de investigación y aplicando los resultados de estas en la práctica diaria, y por último los que posean grado de doctor tengan las competencias para crear y liderar líneas de investigación.13 Pese a esto los egresados de los programas de postgrado resultan insuficientes para el desarrollo de investigaciones,8,22 que fortalezcan la disciplina, o cuando retornan de su formación, deben dedicar muchas horas de su jornada laboral a otras acciones, y es escaso el tiempo para desarrollar investigación y generar nueva evidencia.
También es necesario el desarrollo de la capacidad de interpretar y de hacer análisis de la información que aporta el usuario, adoptar o descartar evidencia encontrada y así adoptar una decisión con juicio clínico según las preferencias y valores de los usuarios,24 considerando siempre la seguridad de este como receptor de cuidados.14
Carga laboral: logro de metas y escaso tiempo
Otra barrera es que los profesionales de enfermería que se desempeñan en unidades clínicas plantean tener escaso tiempo para leer artículos de investigación y una lectura crítica de las investigaciones publicadas en revistas.22,25,26
Por otra parte, muchos profesionales de enfermería refieren limitación en el manejo del idioma (inglés y portugués), lo que reduce el número de revistas y artículos a los que pueden acceder, limitando la implementación de nuevos hallazgos en el desarrollo de su quehacer.22,23 La principal causa es que carecen de tiempo, debido al gran volumen de trabajo asistencial,15,22,27-29 situación que se agrava por la escasez de profesionales de enfermería a nivel mundial.22,23 Esto provoca la no implementación de estos resultados en los cuidados entregados a los usuarios.27 Además, afirman falta de colaboración por parte de otras disciplinas cuando se quieren implementar nuevas ideas, quienes cuestionan el quehacer autónomo en la entrega de cuidados y el saber de enfermería,20,24,30 por lo que los profesionales de enferme-ría sienten que sus habilidades y experiencia son desvalorizadas, inhibiendo la práctica innovadora de tipo clínico, limitando el desarrollo disciplinar y el ejercicio de la EBE.5,22
Esta situación, que se ve agravada por la percepción de poco apoyo de la organización, que según algunos autores es una de las barreras más frecuentes, ya que no facilitan las condiciones para hacer efectivas las nuevas investigaciones y no ofrecen incentivos atractivos para los profesionales,20-22,24 el acceso a congresos, seminarios y jornadas de investigación,30 lo que genera resistencia al cambio y obliga a priorizar el uso de protocolos locales,17 con lo que se posterga la implementación de los resultados recientes de investigaciones de calidad debido a la falta de conocimiento.15
Existe la percepción de que es responsabilidad de las direcciones de enfermería en su rol de gestión del cuidado generar un ambiente laboral que facilite la implementación de las evidencias científicas,21,22 y organice grupos de investigación,23 lo que permitirá el desarrollo de un profesional capaz de tomar decisiones independientes y fundamentadas,30 con la mejor evidencia disponible para desarrollar guías de práctica clínica y planes de cuidado propios de la disciplina, incorporando las expectativas, preferencias y valores de los usuarios.27
Escuchar para mejorar la calidad de los cuidados
Para conocer las preferencias de las personas con alteraciones de salud, es necesario escucharlos. La metodología ideal para conseguir este objetivo es la investigación de abordaje cualitativo, ya que promueve esta conducta y se centra en las experiencias, vivencias, actitudes y necesidades de los usuarios, familia y comunidad, sin embargo, es considerada en los niveles más bajos de evidencia,9 existiendo así la percepción de que se priorizan los resultados procedentes del paradigma cuantitativo,5,31 para evaluar las intervenciones de enfermería. Es responsabilidad de los centros formadores deconstruir estas percepciones, relevando la importancia de este paradigma, ya que en el quehacer diario en algunas oportunidades se ignoran las preferencias y experiencias de los usuarios cuando este no está en condiciones de salud para decidir,32 situación que se agrava cuando este pertenece a otra cultura o etnia, en aumento con la globalización.
Conclusiones
La EBE es una herramienta necesaria para la entrega de cuidado y el desarrollo disciplinar. Sin embargo, los profesionales de enfermería explicitan que carecen de formación sólida que les permita utilizarla.
Las instituciones de educación superior en conjunto con los centros asistenciales deben desarrollar programas de formación continua, que permita robustecer el conocimiento adquirido y establecer discusiones sobre la implementación de los resultados de investigación en la práctica clínica.
La toma de decisiones de nuevas prácticas clínicas está limitada por las extenuantes jornadas de trabajo, que dificulta la lectura crítica, esto asociado a la incapacidad para comprender los análisis estadísticos de las investigaciones publicadas.
Para fortalecer la autonomía profesional es necesario reforzar por parte de los centros formadores y las organizaciones el desarrollo del conocimiento en investigación.
Es importante desarrollar la actitud de escucha activa al usuario, familia y comunidad, lo que facilitará la entrega de cuidado, conducta que debe ser socializada actuando como modelo de los profesionales de enfermería recién egresados.
Se deben desarrollar estrategias para mejorar el desarrollo de la EBE, entre las que se pueden mencionar acciones dirigidas por los centros asistenciales; que asignen tiempo para desarrollar entre los grupos de enfermeros preguntas clínicas y discutan investigaciones para en equipo tomar la mejor decisión, mejorando la calidad de atención entregada al usuario, familia y comunidad.
Finalmente, este manuscrito permite evidenciar algunas barreras para incorporar la EBE en las instituciones públicas y privadas. Esta mirada crítica pudiera contribuir a establecer estrategias para reducir estas barreras y que la enfermería desarrolle y planifique sus acciones de cuidado basada en evidencia actualizada y aporte al saber profesional y disciplinar.