INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, la esperanza de vida se ha incrementado en promedio 30 años1,2,3. Estos años extra de vida son un privilegio sin precedentes que se ha denominado la "revolución de la longevidad"2. Los años de vida ganados tienen importantes implicaciones derivadas principalmente del potencial incremento de personas mayores dependientes4. Sin embargo, una vida más larga también proporciona al individuo la oportunidad de invertir esos años de forma innovadora, tener más tiempo para la reflexión y las relaciones afectivas y sociales, y prestar mayor atención a la generatividad y a la generosidad2,5. Así, la extensión de la vida puede generar bienestar para el individuo a la vez que desarrollo social y económico en el entorno en el que vive5.
La “revolución de la longevidad” coincide con otra tendencia global, la denominada “revolución tecnológica”1. Las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) han experimentado grandes avances en las últimas décadas, aportando soluciones a las necesidades de las personas en ámbitos diversos como la salud, los transportes, el ocio o el entretenimiento6. La informática actualmente disponible en cualquier ambiente permite cada vez más que los objetos se conecten a través de Internet y que los sistemas reconozcan el contexto y puedan procesar el conocimiento para generar nuevo conocimiento6,7. Características de las TIC tales como el tamaño y manejabilidad de los dispositivos móviles; la mejora continua en el alcance, la seguridad y la fiabilidad en las comunicaciones; el desarrollo de interfaces inteligentes; las técnicas de procesamiento de lenguaje natural; y, la inteligencia artificial entre otros, acercan cada vez más la tecnología a las personas6. Si bien en edades avanzadas muchas personas carecen de habilidades básicas para aprovechar los beneficios potenciales de las TIC y muestran menos interés que el resto de la población general, fomentar estas habilidades favorece su inclusión social8, mejora su calidad de vida y refuerza sus vínculos con la sociedad9.
Una tercera revolución está también en marcha. Se trata del “Big Data”, una revolución para los sistemas sanitarios en el mundo entero7. Décadas de digitalización de registros clínicos empiezan a devolver a los sistemas y a los individuos conocimiento útil para la toma de decisiones en salud, la garantía de tratamiento oportuno y adecuado y el descubrimiento de nuevas terapias y enfoques para la provisión de cuidados, entre otros7.
Las TIC no solo prestan apoyo en la atención a la enfermedad y la discapacidad, sino que cada vez más ofrecen alternativas para el mantenimiento de la capacidad funcional y cognitiva de las personas a medida que envejecen1. En este contexto resulta imprescindible disponer de un modelo conceptual que permita comprender cuál es la contribución que las TIC proporcionan al envejecimiento saludable10. Este modelo conceptual será útil para el diseño de las soluciones tecnológicas que apoyan las intervenciones en envejecimiento saludable, así como para el establecimiento de indicadores de evaluación de resultados. Para ello, se propuso el siguiente estudio que, a través de una metasíntesis cualitativa, permitiera organizar el conocimiento disponible y construir el modelo conceptual.
MÉTODOS
Tipo de estudio
Metasíntesis cualitativa como forma de revisión sistemática e integración de hallazgos de estudios primarios, cuyo propósito es crear una representación interpretativa, permaneciendo fiel a las interpretaciones de cada estudio particular. Bajo esta metodología, es posible sintetizar hallazgos de estudios cualitativos y cuantitativos11. El propósito de esta técnica es comprender el fenómeno de estudio, por lo que las limitaciones habituales de las revisiones sistemáticas (heterogeneidad de estudios, sesgos de publicación, idioma o selección, etc.) se asumen y explicitan durante el proceso de análisis.
Método de búsqueda
Pregunta PICOT: P = personas mayores; I = intervenciones apoyadas en TIC; C = no procede; O = envejecimiento saludable; T = no procede. Bases de datos consultadas: Cochrane Library, PubMed, EMBASE, Medline, SciELO, Medline plus y Science Direct. Se realizaron búsquedas en lenguaje natural y en lenguaje controlado utilizando descriptores MeSH (“aging”, “elderly”, “informatic applications”, “health services for the aged”); EMTREE (“aging”, “aged”, “elderly care”, “mobile applications”, “medical informatics”, “information technology”) y DeCS (“envejecimiento”, “aplicaciones móviles”, “tecnología de la información”).
Criterios de inclusión y exclusión
Se seleccionaron estudios publicados en castellano e inglés en el período 2013-2018. Se incluyeron los manuscritos en función de su capacidad para explicar el fenómeno de estudio12. La exclusión de documentos se basó en criterios de saturación12. Se excluyeron publicaciones que se referían a intervenciones específicas sobre patologías o condiciones de salud tales como fragilidad, cáncer, demencias, diabetes, inmunizaciones, etc., o que incluían otros grupos de edad.
Extracción de datos
Tras la lectura íntegra de los textos, se extrajeron los datos de identificación del estudio, el tipo de diseño, el ámbito geográfico y el año de publicación.
Síntesis de datos
Se aplicó una técnica de metasíntesis cualitativa13 a través de la creación inductiva de categorías en vivo (codificación abierta), su agrupación en categorías principales (codificación axial) y la selección de los temas centrales (codificación selectiva) para la construcción del modelo.
RESULTADOS
Se obtuvieron 262 estudios (tabla 1) y se utilizaron 22 para el análisis cualitativo (fig. 1). El 45% de los estudios se realizaron en América del Norte, un 32% en Europa, un 14% en países asiáticos y un 9% en América del Sur. El 55% eran estudios cualitativos; el 27% revisiones sistemáticas, el 9% tenía un diseño mixto y el 9% eran cuantitativos. La metasíntesis cualitativa se realizó en tres fases13: una codificación abierta para identificar temas emergentes (tabla 2); una codificación axial, para agrupar estos temas en categorías (tabla 3); y, una codificación selectiva, seleccionando una categoría central, en torno a la cual organizar e integrar el resto de categorías para construir el modelo conceptual (fig. 2).
DISCUSIÓN
El modelo conceptual desarrollado en este estudio explora la contribución de las TIC al envejecimiento saludable y aporta elementos clave para la evaluación de la efectividad de las intervenciones en este campo. En el ámbito individual, las TIC contribuyen al empoderamiento de la persona mayor. Empoderamiento en el autocuidado28,33, en la autonomía en la toma de decisiones33, en la vida independiente28,30 y en la autoeficacia en la gestión de la enfermedad y la medicación22,25,31. El empoderamiento descrito por Shearer y sus colaboradores36 como un proceso que involucra relaciones y fuerzas sociales que actúan sobre la persona y afectan su sentido de control puede ser medido a través de diversos instrumentos37. Analizado como resultado y no como intervención, el empoderamiento hace referencia al esfuerzo de ejercer control e influencia sobre las decisiones que afectan a la vida de cada persona. Y es en este sentido que las TIC actúan como una herramienta que proporciona información y recursos útiles, de forma que la persona pueda entender mejor lo que le ocurre y sea capaz de manejar las situaciones por sí misma o por medio de otras personas de su red de apoyo. En el ámbito social, las TIC pueden favorecer el acceso a recursos que pueden proporcionar el refuerzo necesario para que la persona pueda tomar decisiones de forma más autónoma38.
Y es que la llamada salud móvil se convierte en una oportunidad para la gestión de las condiciones de salud28, al tiempo que supone toda una revolución en el autocuidado. En esta idea redundan otros autores que señalan cómo las tecnologías de información de salud tienen un gran potencial para el empoderamiento de las personas mayores a la hora de tomar un rol proactivo en su salud24. Por otra parte, los desarrollos informáticos de soporte al bienestar que presentan una visión holística de las necesidades de las personas mayores facilitan la toma de decisiones, enlazan con las redes informales de cuidados y pueden reducir eventos adversos de salud17.
Para conseguir este empoderamiento, la tecnología debe ser desarrollada mediante un trabajo estrecho con la comunidad a la que va dirigida19, tener en cuenta las posibles barreras asociadas al envejecimiento, tales como la falta de familiaridad y de confianza en las propias tecnologías18 y las necesidades especiales de la población mayor22, en particular las asociadas al deterioro funcional y cognitivo34.
El empleo de las TIC dirigido hacia las personas mayores debe tener muy en cuenta las características de esta población; además de la facilidad y la intuición en los productos, se les exige que sean veraces y precisos a fin de conseguir su adherencia. Es aquí donde surge la necesidad de investigar el diseño centrado en la persona22 en cuanto al análisis de sus necesidades, deseos y limitaciones, como herramienta metodológica que informe el desarrollo de tecnologías de salud para la población mayor. La simplicidad en la interfaz30, la facilidad de uso25, la educación y el entrenamiento en su utilización22,32, la forma cómo se implementan las TIC en la práctica diaria33, la facilidad percibida de uso, la utilidad percibida y las condiciones facilitadoras20 y la comprensibilidad21, entre otros, son factores que afectan a la adopción de un sistema de tecnología de información de salud.
Así, por ejemplo, los mensajes de promoción de la salud a través de la mensajería de texto tienen un alto índice de satisfacción cuando van dirigidos a problemas específicos sentidos como tales por la población destinataria23. Además, pueden ser útiles para el desarrollo de programas de salud, al contar con la aceptación de pacientes y personas cuidadoras27.
En el ámbito comunitario, el modelo entiende que las TIC favorecen la participación de las personas mayores en los sistemas de cuidados y promueven la democratización de la salud6,15,26. La participación ciudadana se hace efectiva en la orientación de los servicios a las necesidades de las personas mayores; en la sostenibilidad del sistema de cuidados; en la generación de entornos amigables, y en la generación de nuevos conocimientos15. En este campo, el papel de las TIC es fundamental. El registro y análisis permanente de la información respecto a las condiciones de salud y los hábitos de vida contribuye a la personalización de los servicios y favorece el cuidado de la salud de esta población.
Otro de los resultados clave que se desprende del modelo es la necesidad de diseñar instrumentos de evaluación flexibles que se adapten a la diversidad de TIC en función de su tipología, funciones y requisitos. Los sistemas de telecuidado, los registros electrónicos de salud, los sistemas de soporte de decisiones, los sitios web para personas mayores y cuidadoras, las tecnologías de información para la vida asistida32, sumadas a las aplicaciones para móviles dirigidas al manejo de patologías tan diversas como el asma, los trastornos psicológicos, la diabetes, las migrañas o la actividad física, etc.22, abren un enorme campo de investigación que aporte información útil para comprender y evaluar cómo la tecnología puede servir al propósito del bienestar individual y el desarrollo social y económico de las sociedades altamente envejecidas14,29,35.
En conclusión, las TIC contribuyen al empoderamiento de las personas para el autocuidado; mejoran su autoeficacia, promueven su autonomía en la toma de decisiones; favorecen su participación efectiva en los sistemas sanitarios y de cuidados; y contribuyen a democratizar la salud. Su utilización depende de la participación de las personas mayores en su diseño y su adaptación a los entornos y preferencias de las personas usuarias, su simplicidad, comprensibilidad, utilidad percibida y facilidad de uso.