INTRODUCCIÓN
Las lesiones por presión (LPP) constituyen un importante problema relacionado con la seguridad de los pacientes durante la atención sanitaria. Están relacionadas directamente con la calidad de los cuidados prestados al paciente, y su incidencia se utiliza como un indicador de la calidad de los cuidados prestados por los profesionales de enfermería.
A partir de 2009, la definición de úlcera por presión aceptada a nivel internacional se elaboró por consenso entre el Nacional Pressure Ulcer Advisory Panel (NPUAP) norteamericano y el European Pressure Ulcer Advisory Panel (EPUAP), que la definieron como “lesión localizada en la piel y/o en el tejido subyacente, por lo general sobre una prominencia ósea, como resultado de una presión o presión en combinación con cizalla”1. En 2014, García-Fernández et al. publican el modelo teórico sobre las lesiones relacionadas con la dependencia, definiéndolas como el conjunto de lesiones que tienen como factor común el desarrollarse en personas con algún grado de dependencia en un momento concreto de su vida y determinando 3 mecanismos causales: la presión, la humedad y la fricción. De esta forma se acuña el término LPP para diferenciarlas del resto de lesiones2,3.
La LPP se califican como efecto adverso, es decir, “accidente imprevisto e inesperado, recogido en la historia clínica que ha causado lesión y/o incapacidad y/o prolongación de la estancia y/o fallecimiento, que se deriva de la asistencia sanitaria y no de la enfermedad de base del paciente”4. En España, el estudio sobre efectos adversos ENEAS 2005, realizado en 24 hospitales, determinó que las LPP son el séptimo en frecuencia de los 48 efectos adversos identificados, sumando un 3,66% del total, por delante de las neumonías nosocomiales (2,6%) o de las sepsis (2,9%), y las clasifica como el más frecuente de los efectos adversos relacionados con los cuidados4.
En el contexto internacional, el estudio IBEAS 2010 realizado en 58 hospitales de Argentina, Colombia, Costa Rica, México y Perú, sitúa las LPP como tercer efecto adverso más prevalente, con un 7,2%, por delante de la sepsis o la bacteriemia (5%) y como el primero de los relacionados con los cuidados5. El estudio realizado en 273 hospitales ingleses sobre 6 efectos adversos, con una muestra de casi 6 millones de pacientes, determina que las LPP causan el mayor número de efectos negativos, por delante de sepsis, trombosis o infección de vías centrales, generando anualmente la pérdida de 26 años de vida saludable y el aumento de 555 días de ingreso por 100.000 habitantes6.
En EE. UU., el National Quality Forum (NQF) incluye las LPP adquiridas en el hospital (LPPAH) de categorías 3 y 4, como evento grave de declaración obligatoria desde el año 20027. Y los Centers for Medicare and Medicaid Services (CMS) las han calificado como eventos adversos adquiridos en el hospital no reembolsables, por considerarlas razonablemente prevenibles mediante el uso de guías de práctica clínica basadas en la evidencia8. También se consideran de declaración obligatoria en el National Health Service (NHS) en Escocia, o el Sydney South West Area Health Service en Australia. En Bélgica, desde el año 2015, se ha limitado el pago de los días de exceso de ingreso hospitalario provocados por las LPP. En Francia, Alemania y Reino Unido están incluidas como indicadores específicos de calidad para la acreditación de hospitales7.
En cuanto a su epidemiología, el metaanálisis realizado en 2020 ofrece una cifra internacional de prevalencia de LPPAH del 8,4%9. En España, el Quinto Estudio Nacional de Prevalencia de Lesiones Relacionadas con la Dependencia realizado en 2017 por el Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento sobre Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP) determinó una prevalencia de LPP del 7%10. El Complejo Asistencial Universitario de Burgos (CAUBU) cuenta con 4 estudios de prevalencia de LPP, que mostraron los siguientes resultados: el 11,96% en 2013; el 21,53% en 201511; el 25,14% en 201812, y el 16,54% en 2023.
La investigación ha hecho posible la definición de los cuidados preventivos, pero el conocimiento por sí solo no garantiza que se apliquen las medidas preventivas, y es necesaria una estrategia de implementación que disminuya la brecha entre el conocimiento y la práctica clínica. Una de estas estrategias es el concepto care bundle, traducido como “paquete de cuidados” (PCuid) y definido como “un pequeño conjunto de intervenciones basadas en la evidencia para un segmento/población de pacientes definido y un entorno de atención que, cuando se implementan en conjunto, generan resultados significativamente mejores que cuando se implementan individualmente”13. Su efectividad reside en la sinergia de la aplicación conjunta de todas las intervenciones y su consistencia en aplicarlas a todos los pacientes, durante toda la duración de la asistencia sanitaria. Esta metodología pretende simplificar el proceso de implementación del conocimiento favoreciendo su inclusión en la práctica clínica habitual.
La Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ) define la aplicación de PCuid a las LPP como una de las 10 estrategias altamente recomendables para su uso en la práctica clínica14, y su efectividad se ha demostrado en 3 revisiones sistemáticas15-17. Mediante su aplicación se han obtenido resultados con distintos indicadores: reducciones de la incidencia, del 24,58 al 90%18-23; reducciones de la prevalencia, del 37 al 94%24-27, o incrementos del número de días sin LPP, del 50 al 59%18,28.
OBJETIVOS
METODOLOGÍA
Estudio cuasi experimental pre-post intervención. La intervención fue la implementación de un PCuid de prevención de LPP en el CAUBU, y los datos se obtuvieron mediante inspección directa de los pacientes y revisión de la historia clínica electrónica.
Se definió el concepto de LPP y sus categorías, según el consenso adoptado en 2009 por el NPUAP y el EPUAP29 y en consonancia con el nuevo marco conceptual elaborado por García-Fernández et al.2.
La población incluyó a pacientes adultos ingresados en unidades de hospitalización convencional del CAUBU, excluyendo a pacientes pediátricos y de unidades de cuidados intensivos o de recuperación posquirúrgica.
Las variables de estudio se agruparon en:
Datos sociodemográficos: sexo, edad y días de estancia hospitalaria.
Variables clínicas: existencia de LPP, origen de la lesión, localización anatómica, categoría de la lesión, realización de valoración del riesgo de padecer LPP mediante escala de Braden, puntuación de la escala de Braden, uso de dispositivo de prevención, tipo de dispositivo de prevención, realización de cambios posturales y registro de la lesión en la historia clínica.
El indicador de referencia elegido fue la prevalencia de LPPAH, contabilizándose como lesión adquirida en el hospital si no aparecía reflejada en los registros enfermeros en las primeras 48 h del ingreso hospitalario. Este indicador, en comparación con la incidencia, se considera, por varios autores, como el más adecuado para obtener información sobre las LPPAH, en cuanto a los recursos empleados para su medición se considera como más eficiente9,30. La cuantificación del objetivo de reducción de la prevalencia en un 50% se determinó por similitud con otros estudios previos27,31-34.
La recogida de datos se realizó mediante la observación directa de los pacientes para la información sobre las lesiones y los dispositivos preventivos en uso. Para el resto de las variables se revisó la historia clínica. El trabajo de campo lo desarrollaron enfermeros miembros de la Subcomisión de Heridas, enfermeros colaboradores y alumnos en prácticas del Grado en Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Burgos.
Previamente se consensuaron las definiciones y los parámetros del estudio para disminuir la variabilidad individual en las observaciones. Los grupos de trabajo estaban formados por 2 personas que realizaban la valoración simultáneamente, obteniéndose los datos por consenso entre ambos observadores. Esta metodología es la utilizada en un estudio multicéntrico europeo y avalada por el EPUAP35.
Para la valoración de la metodología, se realizó una prueba piloto en una unidad de hospitalización de Medicina Interna de 40 camas, durante los meses de marzo a junio de 2022. El estudio general se amplió a 3 unidades de hospitalización: Medicina Interna, donde ya se había realizado la prueba piloto; Digestivo, y Neurología, sumando 107 camas, durante los meses de marzo a mayo de 2023.
En ambos períodos se repitió el mismo esquema de trabajo:
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Fase preintervención (Pre-i):
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- Elaboración del PCuid: para determinar las medidas preventivas se realizó una revisión exploratoria36 y una búsqueda en las guías de práctica clínica30,37-41. Las medidas seleccionadas se evaluaron por un grupo de expertos incluyendo a personal experto en LPP y a la Dirección de Enfermería del CAUBU para conformar un PCuid consensuado y adaptado al contexto específico de nuestro hospital. Las medidas preventivas elegidas fueron: evaluación de la piel, evaluación del riesgo de LPP mediante escala de Braden, cambios posturales, talones protegidos y uso de superficies especiales para el alivio de la presión. Este PCuid se denominó EVITA (fig. 1).
- Medición de la prevalencia basal de LPPAH para conocer la situación de partida.
- Medición del conocimiento basal sobre prevención de LPP mediante el cuestionario validado PIPK42.
- Módulo de formación impartido a las enfermeras y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) sobre la identificación y prevención de LPP, y el contenido del PCuid.
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- Implementación del PCuid en las unidades de hospitalización. Se desarrolló una campaña preventiva denominada UlZero creando un material visual informativo (fig. 1) y un díptico de bolsillo (fig. 2). El objetivo era crear un producto fácilmente identificable por su apariencia estética, con un mensaje claramente preventivo al relacionarse con otros proyectos Zero, que resultase atractivo y que sirviese de recordatorio de las medidas integrantes del PCuid.
- Medición del cumplimiento del PCuid mediante práctica autodeclarada en formulario on-line por parte de los profesionales realizando, en cada turno de trabajo, un apunte por cada paciente, en el que registraba si se estaba cumpliendo cada uno de los 5 cuidados preventivos.
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Fase postintervención (Post-i):
Consideraciones éticas
Se obtuvieron los permisos del Comité Ético de Investigación con Medicamentos del Área de Salud de Burgos y Soria (CEIM 1932), de la Dirección de Enfermería y de la Comisión de Cuidados del CAUBU. Se han respetado los principios éticos para las investigaciones en seres humanos y la legislación vigente en materia de intimidad, confidencialidad y protección de datos. Los datos fueron anonimizados y se recabó el consentimiento verbal de todos los participantes definiéndose 3 causas de exclusión: negativa (denegación expresa del consentimiento), imposibilidad (causa clínica que desaconsejara la movilización para la inspección directa) e incapacidad (deterioro cognitivo incapacitante para dar el consentimiento y ausencia de familiares que pudieran otorgarlo).
RESULTADOS
La prevalencia de LPP Pre-i es del 40,79% y la Post-i del 19,75% (p = 0,004%). La prevalencia de LPPAH Pre-i es del 38,16% y la Post-i del 9,88% (p < 0,001). Tras la aplicación del PCuid hay una reducción de la prevalencia de LPP del 51,58% y de la prevalencia de LPPAH del 74,1%.
Las características de la población de pacientes estudiada se detallan en la tabla 1; los resultados de la valoración del riesgo de padecer LPP mediante la escala de Braden se reflejan en la tabla 2; las características de las lesiones detectadas se presentan en la tabla 3, y las localizaciones anatómicas de las lesiones desarrolladas se reflejan en la tabla 4.
Pre-i | Post-i | |
---|---|---|
N | 76 | 81 |
Mujeres (%) | 46,05 (35) | 33,33 (27) |
Hombres (%) | 53,94 (41) | 66,67 (54) |
Edad media | 73,21 (DE 13,42) | 75,67 (DE 16,28) |
Días de estancia | 9,36 (DE 8,43) | 7,04 (DE 5,62) |
DE: desviación estándar; Post-i: postintervención; Pre-i: preintervención.
Pre-i | Post-i | p | |
---|---|---|---|
Pacientes con valoración (%) | 83,78 (62) | 100 (81) | < 0,001 |
Riesgo alto (%) | 4,83 (3) | 17,28 (14) | 0,007 |
Riesgo moderado (%) | 11,29 (7) | 11,11 (9) | 0,694 |
Riesgo bajo (%) | 17,74 (11) | 8,64 (7) | 0,252 |
Sin riesgo (%) | 66,12 (41) | 62,96 (51) | 0,252 |
Post-i: postintervención; Pre-i: preintervención.
Prueba χ2.
LPP Pre-i | LPP Post-i | LPPAH Pre-i | LPPAH Post-i | p | |
---|---|---|---|---|---|
Categoría 1 (%) | 52,71 (19) | 44,44 (12) | 60,71 (17) | 88,88 (8) | - |
Categoría 2 (%) | 11,11 (4) | 25,92 (7) | 14,28 (4) | 11,11 (1) | - |
Categoría 3 (%) | 2,77 (1) | 18,51 (5) | - | - | - |
Categoría 4 (%) | 8,33 (3) | 11,11 (3) | 7,14 (2) | - | - |
Lesión de tejidos profundos (%) | 11,11 (4) | - | 10,71 (3) | - | - |
Lesión no estadiable (%) | 13,88 (5) | - | 7,14 (2) | - | - |
Total | 36 | 27 | 28 | 9 | - |
LPPAH (%) | - | - | 77,77 | 33,33 | < 0,001 |
LPP: lesiones por presión; LPPAH: lesiones por presión adquiridas en el hospital; Post-i: postintervención; Pre-i: preintervención.
Prueba χ2.
LPP Pre-i | LPPAH Pre-i | LPP Post-i | LPPAH Post-i | |
---|---|---|---|---|
% (n) | % (n) | % (n) | % (n) | |
Oreja | 44,44 (24) | 21,42 (6) | 15,38 (4) | 44,44 (4) |
Talón | 12,96 (7) | 21,42 (6) | 23,07 (6) | 22,22 (2) |
Sacro | 11,11 (6) | 17,85 (5) | 11,53 (3) | 11,11 (1) |
Maléolo | 9,25 (5) | 17,85 (5) | 11,53 (3) | - |
Nariz | 5,55 (3) | - | - | - |
Glúteo | 3,7 (2) | - | - | - |
Codo | 3,7 (2) | 1,85 (1) | 7,69 (2) | - |
Pierna | 3,7 (2) | 3,7 (2) | - | - |
Trocánter | 1,85 (1) | 1,85 (1) | 7,69 (2) | - |
Dedos pie | 1,85 (1) | 1,85 (1) | 7,69 (2) | - |
Isquion | - | - | 3,84 (1) | - |
Glúteo | 1,85 (1) | 1,85 (1) | 3,84 (1) | |
Espina ilíaca | - | - | 3,84 (1) | 11,11 (1) |
Brazo | - | - | 3,84 (1) | 11,11 (1) |
TOTAL | 100 (54) | 100 (28) | 100 (26) | 100 (9) |
LPP: lesiones por presión; LPPAH: lesiones por presión adquiridas en el hospital; Post-i: postintervención; Pre-i: preintervención.
Con respecto a las medidas de prevención usadas, el tipo y la frecuencia de utilización de dispositivos preventivos se refleja en la tabla 5. Se determinó que se realizaban cambios posturales al 36,84% (n = 28) de pacientes en la medición Pre-i, y al 41,98% (n = 34) en la Post-i (p = 0,511).
Pre-i | Post-i | p | |
---|---|---|---|
Almohada | 7 | 1 | |
Apósito preventivo | 4 | 6 | |
Calcetines | 3 | ||
Taloneras | 3 | 15 | |
SEMP dinámica | 1 | 8 | |
Bota neumática | 2 | ||
Total | 18 | 32 | |
Pacientes con dispositivo (%) | 22,36 (17) | 25,93 (21) | 0,603 |
Post-i: postintervención; Pre-i: preintervención; SEMP: superficie especial de manejo de presión.
Prueba χ2.
En cuanto a la existencia de registro de la LPP en el apartado específico de la valoración en la historia clínica, no se detectó ninguno en la medición Pre-i, y en la Post-i tan solo lo presentaron 2 pacientes (5,88%).
Se obtuvieron 4.119 registros a través del formulario de cumplimentación del PCuid. Los porcentajes declarados de cumplimiento de cada medida preventiva fueron: evaluación de la piel (99,51%); evaluación del riesgo (95,46%); cambios posturales (87,57%); talones protegidos (73,76%), y uso de superficies de apoyo especiales (54,99%). El cumplimiento total de las 5 medidas preventivas del PCuid EVITA fue del 46,27%.
En relación con los conocimientos sobre prevención, se impartieron 3 módulos formativos, en los que participaron 56 profesionales de enfermería. La puntuación media en el cuestionario PIPK Pre-i fue del 84% (desviación estándar [DE]: 8,1) y tras la intervención educativa fue del 92,4% (DE: 8), con un incremento del 10%, con significación estadística (p < 0,001).
DISCUSIÓN
La aportación principal de este estudio ha sido el desarrollo del primer PCuid de prevención de LPP en un hospital en España y los primeros datos que apoyan la eficacia de este enfoque preventivo.
Prevalencia de lesiones por presión adquiridas en el hospital
Se obtuvieron unas cifras del 38,16% Pre-i, y del 9,88% Post-i, mientras que los resultados internacionales la sitúan en el 7,5%31, el 8,5%9, el 2,9%43 o el 1,87%44. La diferencia de estos resultados puede deberse a que la metodología del estudio se basa en la inspección directa de los pacientes detectando mayor número de lesiones, mientras que otros estudios han utilizado los registros escritos encontrándonos con el problema del infrarregistro de las actividades de enfermería, ya descrito por otros autores45-47.
La reducción de la prevalencia de LPPAH entre la medición Pre-i y la Post-i es del 74,1%, superando el objetivo inicial fijado en el 50%. Otros estudios publicados obtuvieron reducciones desde el 37 al 94%24,25,27,31. Estudios similares que determinaron la eficacia con otros indicadores, obtuvieron disminuciones de la incidencia desde el 8 al 90%18-22,32,46 o el aumento del número de días sin LPP del 50 al 59%18,28. Podemos concluir que, aun partiendo de cifras elevadas de prevalencia como consecuencia de la metodología de medición por inspección directa, se consigue un elevado resultado preventivo.
Conocimiento sobre prevención
La puntuación obtenida por los profesionales sobre los conocimientos preventivos tanto la Pre-i (84%) como la Post-i (92,4%), es superior al 80,6% obtenido en el estudio de Matiz-Vera y González-Consuegra empleando el mismo test PIPK48. Otros estudios, empleando diferentes instrumentos de medición, determinaron puntuaciones del 79,9% en enfermeras españolas49, en Brasil solo el 22,7% de las enfermeras o el 7,1% de las TCAE superaron el 90% de puntuación estimada como satisfactoria50. En un hospital terciario de China se encontró que el 82,9% de las enfermeras presentaba una puntuación inferior al 60%51. Estudios realizados en Bélgica obtuvieron puntuaciones desde el 49,752 hasta el 50,7%53. En Australia, casi el 80% de enfermeras obtuvieron una puntuación superior al 70%, considerado el punto de corte para definir un buen conocimiento preventivo54. En 2 metaanálisis sobre el tema, se obtuvieron puntuaciones del 55,4% para enfermeras y del 42,2% para TCAE55, o del 51,5% para enfermeras56. Podemos afirmar que el conocimiento en nuestro hospital es elevado y mejora tras la intervención educativa en un 10% (intervalo de confianza del 95% [IC95%], p < 0,001).
En cuanto a los ítems que acumulan mayor número de error son: no sobrepasar los 30° de elevación del cabecero de la cama en personas encamadas, la contraindicación de uso de dispositivos tipo “rosco” para aliviar la presión, la no indicación de los ácidos grasos hiperoxigenados como protección frente a la humedad o que la valoración integral de la piel puede hacerse hasta en las primeras 48 h tras el ingreso. En el estudio de Matiz-Vera y González-Consuegra coinciden los mismos ítems que acumulan error, excepto el relativo a la valoración de la piel48. Esto nos indica en qué aspectos debe incidir la formación en prevención para continuar mejorando.
Valoración del riesgo
Es una de las medidas preventivas integrantes del PCuid, consiguiéndose que en la medición Post-i su uso y registro se realice al 100% de los pacientes, aumentando su aplicación un 19,36% (IC95%, p < 0,001), este efecto también se detecta en el estudio de Staines et al., con un 36% de mejoría32.
Con relación a la puntuación de la escala Braden, se mantiene un porcentaje similar, en torno al 63%, de pacientes que no presentan riesgo (Braden > 16) en ambas mediciones. Se aprecia que en la medición Post-i los pacientes puntuados como de riesgo alto (Braden ≤ 12) son 3,5 veces más numerosos que en la Pre-i, indicando que la muestra Post-i es más propensa a desarrollar LPP.
Características de las lesiones por presión
Se cuantifica una reducción del número de LPP del 25%, mientras que las LPPAH lo hacen un 67,85% (IC95%, p < 0,001), demostrando no solo una reducción de las LPP en general, sino que esta reducción se nutre fundamentalmente de las LPPAH, es decir, de aquellas sobre las que actúa el PCuid.
La distribución por categorías de las LPPAH muestra que en la medición Post-i tan solo se detectan de categorías 1 (88,88%) y 2 (11,11%), desapareciendo las de categorías 3 y 4, las de tejidos profundos o las no estadiables, que en la medición Pre-i suponían el 25% del total. Las cifras obtenidas en la revisión sistemática realizada por Li et al. para las LPPAH son del 54,3% para el estadio I, del 29% para el estadio II y del 17,7% para el resto de categorías9. La intervención ha provocado la desaparición de las LPP de categorías más graves detectando únicamente LPP de categorías más leves.
La distribución por zonas anatómicas se centra en las zonas clásicas, talón (22,22%) y sacro (11,11%), pero destacan las encontradas en oreja (44,44%), como resultado del uso de dispositivos de administración de oxígeno. Consideramos que el hallazgo de tantas lesiones en esta zona se debe a la metodología por inspección directa, en la que la búsqueda activa nos lleva a registrar LPP que pueden pasar inadvertidas. En la revisión sistemática de Li et al. se obtiene un 41,5% en talón, un 37,3% en sacro y un 7,78% en trocánter9, y en el estudio realizado mediante la International Pressure Ulcer Prevalence Survey, la distribución fue un 35% sacro, un 18% talón y un 17% glúteo44. En la medición Post-i se mantiene el porcentaje de las LPPAH de talón, se reducen las de sacro y las de oreja aumentaron al doble, con lo que no solo tenemos menos lesiones, sino que estas son potencialmente menos graves.
Medidas preventivas
La prevalencia de su uso aumentó un 12,88%, pero no presenta significación estadística (IC95%, p = 0,603). El número de los dispositivos preventivos utilizados aumentó fundamentalmente por el uso dispositivos especialmente recomendados en el PCuid, como taloneras, que se multiplicó por 5, y colchones dinámicos, que se multiplicó por 8.
En cuanto a la realización de cambios posturales, comprobamos que era un dato que apenas se veía reflejado en la historia clínica, para lo que hubo que consultar la información sobre los cuidados de las TCAE, que no está integrada en la historia clínica electrónica. En la medición Post-i, su uso había aumentado un 9,88%, aunque la diferencia no resulta significativa estadísticamente (IC95%, p = 0,511). Debemos hacer una reflexión acerca de mejorar la sistematización y el registro de esta medida preventiva, que se considera como de nivel de evidencia A++30 o IA39.
Registro de actividades
Se ha comprobado el escaso uso que se realiza del registro de LPP del aplicativo informático de cuidados de enfermería Gacela Care, tan solo el 5,88% de los pacientes Post-i, muy por debajo de los resultados obtenidos por Carson et al. al aplicar un PCuid, que mejora la cumplimentación de los registros del 85 al 98%24. Esto nos lleva a plantear la importancia del registro escrito para garantizar la continuidad de cuidados y para dejar constancia del trabajo realizado. Por otro lado, deberíamos plantearnos si el diseño de los registros informáticos en uso es el idóneo para dar respuesta a las necesidades de los profesionales, o si resulta poco eficaz y trabajoso de cumplimentar, motivando que no se use.
Cumplimiento del paquete de cuidados
Un tema de especial importancia es el control del cumplimiento del PCuid por parte del personal, como método para certificar su implementación. En nuestro estudio se optó por la práctica autodeclarada por parte del personal, usada también en otros estudios28. Mientras que en estudios publicados se ha recurrido a las mediciones de prevalencia e incidencia trimestrales21 o mensuales24,57, las auditorías periódicas31-33,58, la inspección diaria de los pacientes22 o a la contratación de una enfermera especialista como responsable de la implementación y de su control27. Algunos estudios han planteado que para considerarse válido, este cumplimiento debe ser ≥ 95%28,59. Este objetivo parece bastante ambicioso, pero se alinea con la definición del PCuid, que consiste en la aplicación de todas las medidas preventivas a todos los pacientes durante todo el tiempo. En nuestro estudio se declaró el cumplimiento total de las 5 medidas del PCuid en el 46,27% de las ocasiones. Cifra superior a la conseguida en la prueba piloto (16,7%) y al 30% conseguido por Staines et al.32. La medida preventiva que obtuvo menor puntuación fue el uso de superficies de apoyo (54,99%), esta medida no solo requiere del trabajo de los profesionales sino de la existencia de los recursos necesarios, y solucionar esto abre una importante línea de mejora para futuras intervenciones. Debemos suponer que conseguir mejorar las cifras de cumplimiento redundaría en una mayor reducción de la prevalencia de LPPAH.
CONCLUSIONES
La implementación de un PCuid para la prevención de LPPAH en adultos hospitalizados muestra ser eficaz disminuyendo su prevalencia y la gravedad de las lesiones.
Se ha comprobado una reducción de la prevalencia de LPPAH del 74,1%.
El programa formativo en prevención de LPP aumenta el conocimiento del personal de enfermería en un 10%.
Otro efecto de la implementación del PCuid es el aumento de las valoraciones del riesgo de padecer LPP mediante la escala de Braden.
No se han podido demostrar de forma estadísticamente significativa los incrementos del uso de dispositivos preventivos, ni de la aplicación de cambios posturales.
El registro de la cumplimentación de las medidas preventivas es todo un reto por el consumo de recursos y la necesidad de implicación del personal, para lo cual se aconseja desarrollar sistemas que consigan representar de la forma más fiable posible la realidad de la práctica clínica diaria, como la combinación de la autodeclaración con las auditorías.
Son necesarios más estudios y de mejor calidad para obtener conclusiones más robustas y es recomendable estandarizar el indicador de prevalencia de LPPAH como patrón que permita la comparación de la efectividad de la aplicación de distintos PCuid.