INTRODUCCIÓN
La alfabetización en salud, del inglés health literacy, es la habilidad para obtener, procesar y entender información básica con respecto a la salud, necesaria para tomar decisiones para el cuidado de la misma 1 2.
Sin embargo, en el siglo XXI, el término alfabetización en salud debe ser reconsiderado, incorporando las fuentes o el entorno en el que en mayor medida los individuos acceden para buscar información sobre aspectos de salud y bienestar, siendo este el entorno digital.
Atendiendo a una actualización terminológica, emerge el concepto de alfabetización digital en salud, que es definido por la Organización Mundial de la Salud como la habilidad para buscar, acceder, entender, evaluar, validar y aplicar información de salud en línea. La capacidad para formular y expresar preguntas, opiniones, pensamientos o sentimientos al usar dispositivos digitales, y la frecuencia con la que las personas utilizan diferentes recursos de salud provenientes de fuentes y recursos digitales, como consultas en video en línea, registros de salud personales digitales, redes sociales, aplicaciones relacionadas con la salud, etc., para promover la salud 3.
En los últimos años la búsqueda de información sobre salud ha presentado un cambio importante de paradigma, pasando de la consulta directa del paciente con el médico o la enfermera de referencia al empleo de Internet y las redes sociales como opción para ello 4. Este hecho queda evidenciado con los datos de uso de las nuevas tecnologías de la información, los cuales manifiestan que más del 60% de la población española emplea Internet para consultar información sanitaria, siendo más del 20% los que acuden de manera directa a las redes sociales, donde personas de relevancia o influencers son los que brindan dicha información 5.
Los profesionales de la salud se enfrentan a una nueva realidad, ya que la información que los individuos encuentran mediante estos recursos es ingente y, generalmente, se muestra de manera poco organizada, en gran medida sin discriminar fuentes fiables de otras que aportan datos sin evidencia, pudiendo ir en muchas ocasiones en detrimento de su salud 6 7.
Ejemplos de ello se encuentran en estudios como el de Marina Ocaña et al., quienes mostraron que los ciudadanos españoles refieren dificultades para acceder a la información de salud por medios digitales, como pueden ser el no saber discriminar las fuentes fiables de las de dudosa fiabilidad y la infoxicación que encuentran a la hora de informarse acerca de un problema de salud 8.
En la actualidad se está produciendo un incremento del consumo de información en salud a través de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), sobre todo en la población más joven a través de las redes sociales 9. Este hecho pone de manifiesto la imperiosa necesidad de que el personal sanitario disponga de las herramientas para brindar a la población los conocimientos necesarios para que puedan valorar la calidad de la información que reciben, máxime cuando continuamente están haciéndose públicos escándalos derivados de la incorrecta y peligrosa información en salud que muchos influencers exponen, motivados principalmente por intereses comerciales 10.
Se ha investigado profundamente sobre el uso de Internet en la alfabetización en salud, pero hay muy pocos estudios que aborden de manera directa el impacto de las redes sociales en la alfabetización digital en salud de la población, siendo una de las fuentes principales de consumo de información en esta materia, sobre todo para la población joven 11 12.
Por lo tanto, el objetivo de este estudio fue determinar el impacto de las redes sociales en la alfabetización digital en salud en la población general española.
SUJETOS Y MÉTODOS
Tipo de estudio.
Estudio cuantitativo descriptivo transversal, llevado a cabo mediante el despliegue de un cuestionario autoadministrado en el año 2023.
Población y muestra.
Los criterios de inclusión fueron: personas mayores de dieciocho años; pertenecientes a población residente en España; que dispusieran de perfil en una o más redes sociales digitales.
Considerando la población a estudio, se determinó la muestra mínima necesaria para que los resultados fueran significativos. Considerando que, según los últimos datos publicados, hay unos 40,7 millones de usuarios de redes sociales en España, de los cuales se estima que el 60% acude a Internet para buscar información en salud y, de estos, el 20% lo hace directamente en redes sociales (4.884.000 personas) 13, aceptando un intervalo de confianza del 95% y un riesgo alfa de 0,05 en un contraste bilateral, se precisaron 738 sujetos para alcanzar la representatividad de los usuarios.
Para el acceso a la muestra, se realizó un muestreo no probabilístico de tipo bola de nieve, empleando las redes sociales de los investigadores (Instagram, X [antiguo Twitter], Facebook y Tik Tok). Este tipo de muestreo fue seleccionado debido a la necesidad de obtener un amplio número de participantes y para asegurar la dispersión y heterogeneidad de los mismos 14. Para ello, se distribuyó un enlace al cuestionario a través de las redes sociales del equipo investigador y de colaboradores, solicitando que quien lo realizara pudiera distribuirlo entre su red de contactos en estas plataformas.
Herramienta de obtención de datos.
Se utilizó una adaptación del cuestionario validado The eHealth Literacy Scale (eHEALS) de alfabetización digital en salud 15. Las adaptaciones fueron: el reemplazo del término Internet por redes sociales; la inclusión de variables sociodemográficas (edad, identidad de género y nivel de estudios); y el patrón general y específico del uso de redes sociales como fuente de información sobre salud. Esta adaptación no fue validada de manera previa al estudio, aunque sí se midió su fiabilidad. El cuestionario se elaboró en la plataforma Microsoft Forms y fue pilotado previamente mediante la participación de un grupo de quince personas que, cumpliendo con los criterios de selección, indicaron sus impresiones acerca de la comprensión y factibilidad de este.
Análisis estadístico.
Para la codificación y análisis de los datos se creó una base de datos mediante el programa SPSS 22.0.
De manera inicial se realizó un análisis de la normalidad mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov, para poder determinar qué análisis estadísticos eran los apropiados para la muestra obtenida.
Como índices de la tendencia central y de la dispersión de las variables cuantitativas se emplearon la mediana y el rango intercuartílico por tratarse de una distribución no normal. Para las variables categóricas se emplearon las frecuencias absolutas y relativas porcentuales.
La medida de asociación entre dos variables categóricas se efectuó mediante la χ2 de Pearson. La comparación de grupos en variables cuantitativas se realizó mediante la prueba W de los rangos de Wilcoxon en el caso de pares de variables en el que no se cumplió el supuesto de normalidad. Para el análisis de varios grupos independientes de variables cuantitativas en los que no se exige el supuesto de normalidad, se usó la prueba no paramétrica de Kurskal Wallis. En el caso de que, para una variable cuantitativa, la variable de exposición tuviera varias categorías ordenadas se utilizó la prueba no paramétrica de tendencia de Jonckheere-Terpstra a través del coeficiente de correlación ordinal Tau-b de Kendall, para disponer del valor del coeficiente de correlación como indicador de la magnitud de la asociación entre las variables.
Finalmente, para determinar la fiabilidad de los resultados obtenidos en la adaptación del cuestionario eHEALS, se empleó el estadístico alfa de Cronbach.
En todos los casos, como grado de significación estadística se consideró un valor de p<0,05.
Consideraciones éticas.
Al no existir contacto entre el equipo investigador y los participantes del estudio, en el cuestionario se incluyó una carta explicativa en la que se expusieron los objetivos del estudio, preceptos ético-legales y condiciones de participación en el mismo.
El tratamiento de la información obtenida en esta metodología se realizó conforme a lo estipulado en la Ley Orgánica 3/2018 de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales.
La participación fue anónima, voluntaria y no remunerada. Al tratarse de una herramienta distribuida de manera telemática, para asegurar el consentimiento de participación tácito por parte de los encuestados, se incluyó una pregunta relativa a la aceptación en la participación en el estudio, con la respuesta dicotómica Sí-No.
En todo momento se preservó la confidencialidad de los participantes en el estudio, evitando que ningún dato pudiera correlacionarse con un individuo en particular.
El estudio obtuvo la aprobación del Comité de Ética y Experimentación Animal de la Universidad de Alcalá.
RESULTADOS
Fueron incluidos en el estudio 1.307 cuestionarios válidos. Del total de participantes, 668 (51,1%) fueron mujeres, 631 (48,3%) hombres y 8 (0,6%) se identificaron con otro género, siendo la distribución por edades mostrada en la Tabla 1.
Respecto al nivel de estudios, 13 (1%) indicaron no tener estudios, 8 (0,6%) disponían de un nivel de Educación Primaria, 214 (16,4%) afirmaron disponer de la Educación Secundaria, mientras que 251 (19,2%) expusieron poseer una cualificación de Formación Profesional. Finalmente, 739 (56,5%) disponían de estudios universitarios y 82 (6,3%) otro tipo de estudios.
Las redes sociales más usadas fueron WhatsApp, Instagram, Facebook, X (antiguo Twitter) y Tik Tok [Figura 1], estando la mayoría de los participantes (68,6%) entre 1 hora y 4 horas diarias empleando dichas plataformas [Tabla 2], para lo cual el 99,8% de los encuestados afirmaron usar el smartphone.
La totalidad de los participantes indicaron haber consumido información sobre salud a través de las redes sociales, pero fueron 943 (72,1%) los que afirmaron haber usado estas plataformas de manera activa para buscar esta información sobre salud; el resto accedió a la misma sin intención de ello.
Las razones aportadas para emplear las redes sociales como fuente de información sobre salud fueron la inmediatez (51,5%), la intimidad (19,6%), la comodidad (16,3%) y la confianza (7,2%), indicando un 5,3% otras razones sin especificar.
La frecuencia de consumo de información sobre salud en redes sociales se expone en la Tabla 3.
Con respecto a la alfabetización digital en salud en el uso de las redes sociales, se obtuvo una puntuación mediana en el cuestionario eHEALS adaptado de 24 sobre 40 (RIC:12). Cabe destacar que en el cálculo de la fiabilidad del cuestionario calculado a través del estadístico alfa de Cronbach se obtuvo un resultado de 0,918.
Se encontró una diferencia estadísticamente significativa en el nivel de alfabetización digital sobre salud entre los que afirmaron emplear activamente las redes sociales como fuente de información sobre salud y los que no, mostrando los primeros una puntuación mediana significativamente mayor (24 frente a 20; p=0,0001).
También se hallaron diferencias estadísticamente significativas entre el nivel de alfabetización digital en salud con la edad, siendo esta menor en los grupos de mayor edad (p=0,0001) y con el nivel de estudios, objetivando una mejor alfabetización en salud en aquellos con mayor nivel de estudios (p=0,0001). Por otro lado, no se halló diferencia en este aspecto en cuanto a la identidad de género (p=0,072).
Finalmente, cabe destacar que en aquellos participantes que indicaron emplear activamente las redes sociales como fuente de información sobre salud, el 42,5% afirmaron acudir a personal sanitario para obtener información sobre su situación, frente al 74,5% que manifestaron acudir a informarse con su médico o enfermera en el grupo que no usaba estas plataformas para tal efecto.
DISCUSIÓN
Los españoles consultan el teléfono móvil unas 140 veces al día, siendo uno de los países en el que el tiempo de uso de estos dispositivos es mayor. Esta situación afecta de una manera trascendental a la forma en la que se consume información por parte de la población, siendo sus inclinaciones más destacadas la velocidad y la intimidad, sobre todo en aspectos como los relativos a la salud. Aunque todavía el personal sanitario sigue siendo la fuente que más confianza obtiene por parte de la sociedad, la realidad es que la consulta tradicional con el médico o la enfermera de referencia no puede satisfacer esta necesidad de inmediatez que caracteriza a la sociedad actual 6. Es en este punto en el que los recursos digitales han adquirido una gran relevancia en el consumo de información sobre salud, debido a que aportan esta velocidad que los individuos reclaman, así como intimidad.
Hasta la fecha, se ha investigado en profundidad el uso de Internet en general como fuente de información sobre salud 6 11 12, existiendo también algunos estudios sobre el consumo de este tipo de información en redes sociales 17. Sin embargo, no se encuentra apenas literatura que aborde la relación de las redes sociales con la alfabetización digital en salud.
Sobre el uso de redes sociales, se observa una gran similitud entre el patrón mostrado por la muestra de este estudio con respecto a los datos publicados en población general, los cuales muestran que estas plataformas son empleadas preferentemente por personas jóvenes, siendo el 52% mujeres y el 48% hombres, en su mayoría con estudios superiores, seguidos de Formación Profesional y Educación Secundaria 18 19.
Con respecto a la alfabetización en salud de la muestra de este estudio, cabe destacar que se obtuvo una puntuación en el estadístico alfa de Cronbach mayor que la mostrada en el estudio de validación de la escala original (α=0,88) 15, así como del estudio de validación de la adaptación de la escala al español, realizado para una población de estudiantes universitarios (α=0,87) 20.
Los participantes de este estudio obtuvieron una mediana de 24 puntos, dato muy similar al de otros estudios realizados en contextos muy diferentes, como por ejemplo el hallado en población neerlandesa (28,2), australiana (27,1) o etíope (24,6). Hay que destacar que en los tres casos se analizaron medias no medianas, pero sirven para ejemplificar que, en general, la población parece disponer de un nivel medio de alfabetización digital en salud 21 22 23.
Sobre el análisis de la relación existente entre el uso de redes sociales con la alfabetización digital en salud, se debe destacar la ausencia de estudios publicados que aborden de manera clara esta relación.
En este sentido, se encuentra un estudio publicado en 2020 que relacionó el uso de las redes sociales en general con la alfabetización digital en salud y el conocimiento de la enfermedad durante la pandemia por SARS-CoV-2. Sus resultados apuntan a la misma relación que se objetiva en este estudio, afirmando que existe una relación moderada positiva entre el tiempo que se pasa en las redes sociales y la alfabetización digital en salud, añadiendo que también tiene un efecto positivo en el conocimiento de la enfermedad, en este caso la COVID-19, y en el mantenimiento de conductas preventivas 24.
Esta misma relación parece darse independientemente del contexto en el que se encuentren los individuos, ya que en un estudio realizado en población africana se objetivó igualmente que existía una relación significativa positiva entre el tiempo que se emplean las redes sociales y la alfabetización en salud 25, siendo los mismos resultados que se encontraron en otra investigación realizada en población de Estados Unidos 26.
Cabe destacar que estas dos últimas publicaciones mencionadas pusieron el foco en la alfabetización en salud en general, pero ante la escasez de estudios hallados sobre redes sociales y alfabetización digital en salud, se consideró relevante emplear estudios que abordaran la alfabetización tradicional, por la gran relación que tienen ambas y por la importancia que presentan para poder contextualizar los resultados de este estudio.
Por otro lado, parece que esta relación entre las redes sociales y tanto la alfabetización en salud como la alfabetización digital en salud es similar a la que se da con el uso de Internet y medios digitales como fuente de información sobre salud, evidenciándose también que un mayor tiempo de uso de estas plataformas, se relaciona con una mayor alfabetización, tanto general como digital, en salud 27 28.
Limitaciones del estudio.
Finalmente, es importante destacar que el diseño metodológico empleado no permite poder establecer relaciones de causa-efecto, por lo que, aunque se haya obtenido una diferencia estadísticamente significativa en la mediana del cuestionario eHEALS y haber usado activamente o no las redes sociales como fuente de información sobre salud, no se puede afirmar que exista una relación entre emplear estas plataformas para tal efecto y una mayor alfabetización digital en salud, siendo necesarios más estudios con otras metodologías para poder confirmar esta tendencia y poder afirmar científicamente la relación causal. Por otro lado, se debe considerar que es factible la influencia del acceso a otras fuentes de información por parte de los sujetos más activos en redes sociales, como puede ser Internet, hecho que puede haber influenciado en sus mayores niveles de alfabetización digital en salud.
Debido a ello, se hace imprescindible profundizar en el uso de las redes sociales como fuente de información en salud en futuras investigaciones, con diferentes metodologías que permitan establecer una relación causal y con las que incluir la influencia de otras fuentes de información digitales. Además, considerando el cambio de paradigma en el consumo de información en salud que está sufriendo la población, se considera muy importante determinar el efecto que esta realidad está teniendo en la relación entre el personal sanitario y los pacientes, en sus propios resultados de salud, así como en la gestión de los sistemas sanitarios.
Llegados a este punto, se puede afirmar que las redes sociales son plataformas de comunicación con un alto impacto en la información sobre salud que recibe la población general. A través de estas plataformas, todos los participantes encuestados consumieron información sanitaria, independientemente de su edad, género, nivel de estudios o intención de hacerlo. Por otro lado, parece que emplear de manera activa las redes sociales como fuente de información sobre salud tiene relación con el nivel de alfabetización digital en salud, siendo mayor en aquellos que adoptaron esta conducta que en los que afirmaron no hacerlo.