INTRODUCCIÓN
El síndrome de las tuberías oxidadas, calostro marrón o síndrome de rusty-pipe es una afección benigna de la lactancia materna en la que el color de la leche materna se torna naranja, marrón o de color óxido generalmente de forma bilateral1. Afecta principalmente a madres primíparas durante los días previos al parto o durante los primeros días de lactancia y es indoloro2. Este cambio de coloración se debe a la mezcla de la leche con sangre que se filtra de vasos sanguíneos frágiles que han crecido y se han desarrollado alrededor del tejido glandular3.
Aunque la clínica pueda alarmar, se trata de un proceso benigno que no supone peligro para la madre ni para el recién nacido, por lo que no se debe suspender la lactancia4. Pese a que es poco probable que se produzcan problemas en el neonato, debido a la irritación digestiva causada por la sangre, ocasionalmente pueden presentar clínica de irritación o vómitos. En estos casos se recomienda la sustitución temporal de la lactancia por fórmula artificial a la par que la madre se estimula la producción de leche; reiniciando la lactancia tan pronto como la leche vaya aclarándose.
Este proceso suele mejorar a medida que aumenta la producción de leche por lo que habitualmente se resuelve de forma espontánea sin tratamiento en un periodo de entre tres y siete días5. En caso de no mejoría tras este periodo es importante establecer diagnóstico diferencial con otras patologías como grietas, mastitis, papilomas, traumatismos desapercibidos o cáncer de mama.
CASO CLÍNICO
Puérpera de 34 años que consulta por presentar desde hace unas horas secreción mamaria sanguinolenta de forma bilateral. Refiere hijo de dos días de vida, alimentado con lactancia materna a demanda de forma exclusiva, sin presentar dolor durante las tomas. No destaca otra sintomatología. No tiene antecedentes de traumatismo ni de tratamiento farmacológico. Aporta una muestra de leche extraída manualmente (Fig. 1).
En la exploración se aprecian mamas sin ingurgitación, no dolorosas. No se observan grietas ni otras lesiones. En la palpación, se observa secreción sanguinolenta bilateral franca a través de los pezones. El resto de la exploración no presenta hallazgos significativos.
Tras la exploración física y valoración de la muestra se explica a la madre que se trata de un fenómeno fisiológico que no requiere tratamiento alguno y se recomienda mantener la lactancia como hasta el momento.
A los tres días la coloración de la leche comenzó a aclararse y a los seis días se volvió totalmente normal (Figs. 2 y 3). No refirió ningún problema con la alimentación del recién nacido, que presentó una buena curva ponderal, por lo que se decide el alta.
DISCUSIÓN
El síndrome de las tuberías oxidadas es un cuadro fisiológico muy poco conocido dada su baja incidencia y del que existe muy poca bibliografía. Es importante dar a conocer que se trata de un proceso benigno, generalmente bilateral que se resuelve de forma espontánea en menos de una semana y que no precisa interrumpir la lactancia. Así, su conocimiento puede evitar el fracaso de una lactancia bien establecida.