Señor director:
El informe To err is human(Instituto Americano de Medicina, 1999)1 impulsó el desarrollo de las estrategias nacionales de seguridad del paciente. La primera estrategia en España se diseñó en el año 20052 y a ella le siguieron varios estudios sobre los eventos adversos (EA): el estudio ENEAS3 determinó su incidencia en el 9,3% de los pacientes hospitalizados y el estudio APEAS4, una prevalencia del 11,2‰ de los pacientes atendidos en consultas de Atención Primaria. Los EA tienen un gran impacto en la calidad asistencial, en la mortalidad y en el gasto sanitario2,5.
Con el objetivo de describir las características de los errores médicos (EM) autopercibidos en la atención pediátrica, se diseñó un estudio transversal mediante una encuesta anónima dirigida a pediatras de Atención Primaria (PAP), habilitada del 16 de marzo de 2021 al 15 de abril de 2021. Se incluyeron las definiciones2 de "incidente de seguridad" (evento o circunstancia que ha ocasionado o podría haber ocasionado un daño innecesario al paciente) y "evento adverso" (incidente que produce daño al paciente), utilizando el término "error médico" (EM) como equivalente al "incidente de seguridad" provocado por una acción u omisión del PAP. Se diseñó y validó un cuestionario sobre las características de los EM, su comunicación y consecuencias en los PAP (segundas víctimas). Las invitaciones se realizaron mediante mensajería instantánea telefónica a los PAP de la provincia de Sevilla y mediante correo electrónico a la lista nacional de PEDIAP6,con 1286 inscritos. Los criterios de exclusión fueron: profesionales distintos a PAP y cumplimentación incompleta de más de un bloque de preguntas. Se usaron la aplicación LimeSurvey y el programa estadístico R (v3.5.1).
Tras aplicar los criterios de exclusión (Fig. 1), la muestra fue de 105 PAP: 85 mujeres y 20 hombres, con edad media de 48,7 años (desviación estándar [DE]: 10,7) y experiencia laboral media de 20,0 años (DE: 10,4). El 85,7% trabajaban exclusivamente en la sanidad pública. Se recibieron respuestas de 27 provincias españolas, siendo Sevilla (n = 38), Madrid (n = 11) y Málaga (n = 7) las provincias con mayor participación. El 9,5% de los PAP recibió formación en el último año sobre prevención, notificación y gestión de EM, y el 27,6% ha recibido alguna vez formación sobre cómo comunicarlos al paciente y familiares.
El 11,4% cometió un EM en el mes anterior y el 43,8% refirió no saber si lo había cometido. La frecuencia de EM referida fue: mensualmente (6,7%), semestralmente (28,6%), anualmente (35,2%) y menos de un EM al año (22,9%). Los EM más frecuentes fueron el diagnóstico realizado (41,3%) o su retraso (39,4%), errores relacionados con el principio activo (dosificación: 27,9%, duración del tratamiento: 15,4%, elección del principio activo: 12,5%, duplicidad: 6,7%, alergia: 1,9%) y errores en la identificación del paciente (13,5%). Las principales causas referidas fueron: "falta de tiempo" (62,1%), "estrés laboral" (58,6%), "distracciones" (34,5%) y "falta de comunicación" (14,9%). En cuanto al daño producido fue: ninguno (42,9%), leve (31,4%), moderado (5,7%), severo (0,9%).
El 45,7% de los PAP conoce su sistema corporativo de notificación de EA, aunque solo el 14,3% lo usa "siempre" o "casi siempre". El 77,1% comunica sus EM "siempre" o "a veces" a sus compañeros. La comunicación a los familiares se realiza "siempre" en el 27,6% de los PAP. El 43,8% lo comunica a los familiares "dependiendo del caso", sobre todo, según haya generado daño o no. El 23,8% de los PAP refirió haber comunicado alguna vez un EM a su paciente pediátrico y el 67,6% considera necesario tener en cuenta la edad del paciente para comunicarlo, siendo el intervalo de 10 a 12 años el más adecuado para hacerlo según el 41,9%.
Las reacciones emocionales más frecuentes de los PAP (segundas víctimas) se muestran en la Figura 2. El 14,3% consideró sus síntomas como graves o muy graves y un profesional precisó incapacidad temporal.