Púrpura y bronce. Dorothy Kate Richmond, 1905
En esta sección, quizá porque la Historia se ha encargado de diluir el talento pictórico femenino, he comentado mayoritariamente cuadros ejecutados por varones. Pero en esta ocasión me he prendado de una imagen ejecutada por una artista de enorme valía: la neozelandesa Dorothy Kate Richmond.
Miren cuánta belleza sutil y enigmática se plasma en este cuadro, lleno de contrastes: niño y mujer; desnudo y vestida; la exposición al sol y la mano en forma de visera; el bronce de la piel y el púrpura de la tela; la infancia de pie y la madurez sentada. Y además, ¿qué recoge del suelo el muchacho, qué guarda en la bolsa tirada?