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Educación Médica

versión impresa ISSN 1575-1813

Educ. méd. vol.7 no.4  oct./dic. 2004

 

Declaración del Lazareto de Mahón: 
Evaluación de las Competencias Profesionales en el Pregrado

Sociedad Española de Educación Médica (SEDEM)

 

Las Facultades de Medicina españolas han iniciado un nuevo proceso de reforma curricular en el marco de la creación del Espacio Común Europeo de Educación Superior (Acuerdos de Bolonia). Uno de los puntos clave de dicho proceso es la necesidad de estructurar los curricula en base a competencias, y por ello, las Facultades de Medicina han empezado a trabajar en este sentido.

En base al control de calidad del proceso de formación, hay que tener presente que la definición de competencias en el currículum es un paso previo para la comprobación de que los estudiantes las han adquirido. Por todo ello, la Sociedad Española de Educación Médica (SEDEM) conjuntamente con la Universidad de Barcelona y bajo los auspicios del Instituto de Salud Carlos III*, organizaron los días 23 y 24 de septiembre de 2004 en el marco de la Escuela de Verano de Salud Pública del Lazareto de Mahón (Menorca), un Encuentro de la EVSP en el que se trató el tema ¿Cómo se evalúan las competencias profesionales en el pregrado?.

Dicho Encuentro tuvo el formato de un taller dinamizado por dos expertos en procesos de evaluación de las competencias profesionales de las profesiones sanitarias. En el Encuentro participó una representación de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina Españolas, del Instituto de Salud Carlos III y de la SEDEM.

La sesiones permitieron llegar a la formulación de una serie de puntos básicos que constituyen la Declaración del Lazareto de Mahón que se trascribe a continuación. La SEDEM los hace suyos y solicita a todos los agentes implicados en la Educación Médica en general y especialmente a todos los agentes implicados en la reforma curricular que los asuman y se solidaricen con los términos que se expresan en los siguientes puntos:

Declaración del Lazareto de Mahón.

1. Las Facultades de Medicina deben definir explícitamente las competencias que han de adquirir sus licenciados. Asimismo, deberían establecer un contrato Facultad-Alumno en base a las competencias que la Facultad debería enseñar y el alumno aprender.

2. Las Facultades de Medicina deben trabajar en un proceso de reforma curricular que conduzca a la elaboración del plan de estudios basado en las competencias definidas. Por ello, deberían elaborar una estrategia a largo plazo que contemple tanto el proceso participativo mediante el cual los agentes implicados definirán las competencias, como el desarrollo e implementación de las estrategias de aprendizaje necesarias para lograr su adquisición y evaluación.

3. Todos los agentes implicados, tanto internos (profesorado y estudiantes) como externos (colegios profesionales, administración, proveedores de servicios de salud, sociedades científicas) deben participar activamente en el proceso.

4. Para facilitar la implicación de los profesores encargados de participar en el proceso, se debería fomentar, por parte de las Facultades, la participación de expertos en Educación Médica que colaboren en la formación y asesoramiento del profesorado en los sistemas de definición y evaluación de las competencias profesionales.

5. El proceso de evaluación de las competencias, como cualquier otro proceso evaluativo, ha de ser válido, fiable y factible. El diseño del proceso debería tener en cuenta su aceptabilidad e impacto educativo tanto para los alumnos como para los profesores.

6. Sería deseable que en el momento de la implantación de los nuevos planes de estudio las Facultades dispusieran de experiencia en la evaluación de las competencias.

7. El proceso de evaluación de competencias debe iniciarse cuanto antes, y se debe ir implantando en todo el currículum. Aprendizaje y evaluación deben complementarse y retroalimentarse continuamente. Es bueno en este sentido desarrollar experiencias piloto asociadas a los procesos de evaluación de la calidad de los programas formativos o planes de estudios. De esta forma se dará respuesta también a las crecientes exigencias de las agencias evaluadoras.

8. El proceso de evaluación del aprendizaje y de las competencias profesionales se ve favorecido por la existencia de laboratorios de habilidades donde los estudiantes adquieren habilidades y destrezas de una forma continua. Por ello, las Facultades deberían facilitar la creación de estos laboratorios de habilidades, incrementando su dotación y mejorando sus prestaciones.

9. Con independencia de la estrategia de implantación continuada de aprendizaje y evaluación de competencias a lo largo de toda la carrera, se considera necesario establecer, al final de la Licenciatura, una evaluación formal, dotada de validez académica, de las competencias adquiridas. Conjuntamente con otros elementos, esta evaluación final de las competencias debería ser reconocida tanto por las asociaciones profesionales como por los programas de la formación postgraduada.

Lazareto de Mahón, Menorca
24 de septiembre de 2004

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