INTRODUCCIÓN
El estudio de la personalidad en los contextos deportivos ha generado una importante y abundante literatura a lo largo de décadas, con periodos de intermitencia en el interés de los investigadores (Allen, Greenlees, & Jones, 2013; Coulter, Mallett, Singer, & Gucciardi, 2016). Este interés se aviva periódicamente desde el punto de vista empírico aunque no teórico, contemplando de nuevo los mismos conceptos y medidas que históricamente han caracterizado los estudios de la personalidad en deportistas. Tal situación, sumada a la ya de por si complejidad explicativa de la personalidad, y a la gran variabilidad existente en los contextos deportivos (diferentes situaciones de alcanzar objetivos o no alcanzarlos, de influencias externas de entrenadores, de situaciones deportivas…), requiere del aporte de nuevos enfoques teóricos que profundicen en su influencia funcional sobre el comportamiento psicosocial humano, así como refresquen la idea de cuánto de nuestros aspectos internos más personales predicen, median o moderan las respuestas psicológicas que interiorizamos y exteriorizamos a modo de conducta (McAdams, 2013).
El estudio de las características más “oscuras” de la personalidad (Paulhus & Williams, 2002) es en la actualidad uno de los más prolíficos en cuanto a literatura científica. Contemplada inicialmente como asociada a características socialmente aversivas, la Triada Oscura de la Personalidad (TOP) se describe como la conjunción de tres características principales: narcisismo (definido por un sentimiento de vanidad, superioridad, dominio, necesidades dependientes o protagonismo), maquiavelismo (descrito por el uso del encanto, manipulación, estrategia o tergiversación hacia los demás) y psicopatía (definida por impulsividad, frialdad emocional, agresividad o alejamiento empático).
En su camino para alcanzar sus objetivos deportivos, el proceso formativo del deportista dirige la gran mayoría de los esfuerzos integrados en el entrenamiento mental a centrarse en sí mismo (Coulter, Mallett, Singer, & Gucciardi, 2016; Ruiz-Sánchez, Gómez-López, Granero-Gallegos, y González, 2017), reforzando procesos de autodireccionalidad, lo que es en ocasiones facilitador cuando se asocia a la toma de consciencia y esfuerzos perseverantes (Sabouri et al., 2016) y en otras perturbador cuando se asocia a incapacidad para el autocontrol, miedo al fallo, vergüenza o percepción del fracaso (Newman, Howells, & Fletcher, 2016).
La TOP ha sido principalmente abordada en contextos de salud (Jonason, Baughman, Carter, & Parker, 2015; Zuckerman & O'Loughlin, 2009), clínicos (Grigoras & Wille, 2017; Jones & Neria, 2015), laborales (Forsyth, Banks, & McDaniel, 2012; Jonason, Wee, & Li, 2015), académicos (Jonason & Webster, 2012; Stellwagen & Kerig, 2013), de religiosidad y juicio moral (Aghababaei, Mohammadtabar, & Saffarinia, 2014; Stanger, Kavussanu, Willoughby, & Ring, 2012) o de relación social (Houston, Queen, Cruz, Vlahov, & Gosnell, 2015; Jonason & Webster, 2012), entre otros. Han sido escasas las propuestas empíricas o teóricas centradas en estas características de personalidad en diferentes contextos deportivos y sus figuras integradas (deportistas, entrenadores, responsables de clubes, padres, etc.).
Los estudios más representativos establecen relaciones con omportamientos agresivos en jóvenes deportistas y sus padres en deporte infantil (Onli & Lavoi, 2009), conductas adictivas a apuestas en deportistas (Lister, Wohl, y Davis, 2014), conductas de autolesión (Lämmle, Oedl, & Ziegler, 2014), actitudes hacia el dopaje (Matosic, Ntoumanis, Boardley, Stenling, & Sedikides, 2017; Nicholls, Madigan, Backhouse, & Levy, 2017), diferentes niveles competitivos (Ueno, Shimotsukasa, Suyama, & Oshio, 2017) o desarrollo de conductas eficaces en líderes deportivos (Letcher & Arnold, 2011).
Los rasgos de la TOP, incluyendo la descripción de sus tres facetas (narcisismo, maquiavelismo y psicopatía), han sido evaluados a través de un instrumento (Short Dark Triad, SD3; Jones & Paulhus, 2014), construido para ser integrados conceptualmente, incluso contemplando una medida global del concepto triada oscura de la personalidad (Paulhus & Williams, 2002), y revisada porteriormente para mostrar la consistencia de la medida (Persson, Kajonius, & Garcia, 2017).
Tales rasgos oscuros (Banicki, 2017; Paulhus & Williams, 2002) aparecen en estudios con población normal (Aghababaei & Błachnio, 2015; Furnham, Richards & Paulhus, 2013; Jonason & Tost, 2010) y clínica (Pincus & Lukowitsky, 2010), describiéndose inicialmente como rasgos de proceso con connotaciones negativas (maquiavelismo como manipulación social, hipercompetitividad o negación, narcisismo como responsabilidad extrema u orgullo existencial, psicopatía como frialdad emocional o desenganche moral), teniendo en cuenta una base subclínica (no patológica) de los mismos. Es esta consideración, la que inevitablemente se encuentra en nuestra manera de aprender y construirnos junto al mundo que nos rodea, explicada y utilizada como soporte de toda respuesta funcional-disfuncional (Houston et al., 2015; Luciano, Gómez-Becerra y Valdivia, 2002). En el contexto deportivo, tal respuesta funcional-disfuncional se convertirá en el resultado de eficacia (o ineficacia) del conjunto de todos los recursos mentales que el deportista deba aprender y poner en práctica en cualquier momento y circunstancia de sus experiencias deportivas, y que le permita alcanzar procesos adaptativos-desadaptativos, fuentes de continuidad-abandono en el esfuerzo, mayor-menor probabilidad de satisfacción personal, mejores-peores resultados y la consecuente percepción de éxito-fracaso en la implicación deportiva.
Trabajos recientes sobre la caracterización positiva de los rasgos personales (Allen et al., 2013; Coulter et al., 2016; Laborde, Guillén, Watson, & Allen, 2017) subrayan la necesidad de explorar los rasgos oscuros de la personalidad, a fin de rellenar un vacío explicativo sobre la conducta psicológica en el deporte, y como complemento a las corrientes de la psicología positiva.
Por todo ello, el objetivo del presente trabajo fue realizar una revisión sistemática de los estudios realizados sobre el constructo TOP en los diferentes contextos del deporte, y publicados en las principales bases de datos internacionales. La revisión tiene la siguiente doble intencionalidad: a) Identificar las evidencias más relevantes sobre el constructo en contextos deportivos, y b) ofrecer información sobre cuáles son las implicaciones obtenidas hasta el momento de las dimensiones de la TOP sobre otras variables de orden superior o inferior en los contextos deportivos.
MÉTODO
Criterios de inclusión y exclusión
Para la búsqueda de bibliografía pertinente, inicialmente fue seleccionado cualquier trabajo que relacionara la TOP con cualquier variable en el contexto deportivo. Una vez obtenidos los primeros resultados, se seleccionaron los estudios que cumplieron los siguientes criterios de inclusión: a) tipología de las fuentes documentales (artículos publicados en revistas de impacto y libros o manuales con diseños empíricos); b) tipología de las propuestas científicas (propuestas teóricas, diseños empíricos, relación con variables o poblaciones en contextos deportivos); y c) documentos escritos en español o inglés. En cuanto a los criterios de exclusión, se tuvo en cuenta principalmente que fuesen textos de tesis doctorales, actas de congresos o encuentros científicos y revistas de divulgación, ya que ante la escasa literatura científica existente se consideró (y así fue) que aportarían una información ya contemplada en los textos científicos publicados en fuentes de mayor prestigio.
Estrategia de búsqueda
Se realizó una búsqueda sistemática de literatura para identificar documentos que siguiendo las pautas PRISMA para las revisiones sistemáticas de estudios científicos (Urrutia y Bonfill, 2013). Los criterios de inclusión (tipología de documentos, tipología estudios, vínculos con contextos deportivos e idioma) siguieron la metodología PICOS (Moher, Liberati, Tetzlaff, & Altman, 2010), y se formularon a priori para guiar el alcance de la revisión y la búsqueda, selección y síntesis de la literatura.
Los estudios se identificaron buscando en bases de datos electrónicas y de acceso no restringido. Las plataformas y bases de datos electrónicas utilizadas fueron Web of Science, Scopus, ProQuest, MEDline y EBSCO-HOST, e incluyeron recursos principales como PSYArticles, PsycINFO, LWW, ERIC, SportDISCUS, PubMED, ERIC, Dialnet, PubMed, ISOC y The Cochrane Library.
La búsqueda bibliográfica se realizó durante los meses de febrero a junio de 2017, con una actualización realizada en marzo de 2018. Los términos de búsqueda, tanto en inglés como en español, fueron: “dark triad/triada oscura”, “dark personality/personalidad oscura”, “narcissism/narcisist”, “machiavellianism/maquiavellian” y “psychopathy/psicopath”, combinando cada uno de ellos con las palabras “sport”, “athlete” o “coach”. Para una mayor concreción en las búsquedas, se utilizaron los conectivos “and” y “or”.
El proceso de búsqueda sistemática identificó 76 publicaciones, de las que en un 72% de los casos se obtuvieron los textos completos, y del resto los resúmenes (Figura 1). Primeramente, se descartaron aquellos documentos que aparecieron repetidos en las diferentes bases consultadas, y posteriormente en el cribado se consideraron aquellos estudios que cubrieron los criterios de inclusión del protocolo establecido. Se descartaron así 36 documentos por estar escritos en idiomas no entendibles por los investigadores (chino, polaco o alemán) y publicados como textos divulgativos. Finalmente, en una última fase de revisión, se descartaron documentos referidos a tesis doctorales o presentación en reuniones científicas (n = 12), ya que contemplaban información ya reflejada en textos principales publicados en revistas científicas o manuales. Así, quedó un conjunto final de documentos (n = 29), que constituyeron el grueso de trabajos para la revisión sistemática de la TOP en el deporte.
Dos autores realizaron independientemente el cribado de los documentos obtenidos, siguiendo el protocolo establecido para la búsqueda y selección de la literatura. Ambos, expertos en psicología aplicada al deporte, extrajeron sus propios datos y conclusiones, que quedaron reflejados en un informe común. Una vez obtenidos los informes, se discutieron y consensuaron posibles disparidades entre los tres autores, y se seleccionaron finalmente los datos más apropiados para la construcción de los argumentos sobre la literatura encontrada.
Para tal procedimiento, se siguieron las directrices PRISMA (Moher et al., 2010) para la lectura crítica y la evaluación de estudios epidemiológicos transversales, que se describen en 27 ítems distribuidos en 8 dimensiones: 1) pregunta u objeto de investigación; 2) participantes; 3) comparabilidad entre los grupos estudiados; 4) definición y medición de las variables principales; 5) análisis estadístico y confusión; 6) resultados; 7) conclusiones, validez externa y aplicabilidad de los resultados; y 8) conflicto de intereses. Considerando estos principios, se procedió a las fases de identificación de los términos y combinaciones en las bases de datos, selección según los criterios de inclusión y exclusión, evaluación objetiva de la información obtenida, análisis de la información llegando a consenso entre expertos y síntesis de la información obtenida en los documentos finales.
Nivel de evidencia científica y análisis de los estudios
Siguiendo los criterios de clasificación establecidos por la Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ, 2014), en la presente revisión predominan estudios observacionales, de opiniones basadas en experiencias clínicas, estudios descriptivos o informes de comités de expertos (nivel de evidencia científica III), no encontrando ningún estudio de intervención. Ante tal situación, el sumario de los documentos integrados en la presente revisión sistemática incluirá: Autores, año de publicación, muestra, método, instrumentos de evaluación, resultados, revistas/manual de publicación.
RESULTADOS
Deporte y estudios sobre la TOP
El proceso de revisión de la literatura ofrece información sobre cómo ha sido el tratamiento que ha tenido la TOP y sus dimensiones en estudios centrados en contextos deportivos (Tabla 1). El constructo configurado por Paulhus y Williams (2002) se plantea de manera trifactorial sobre las raíces teóricas distintivas de tres personalidades socialmente aversivas -narcisismo, maquiavelismo y psicopatía-, y poco tratadas en los contextos del deporte. En este sentido, vale la pena resaltar que la evolución explicativa de la TOP sobre poblaciones clínicas o generales ha descrito los rasgos identificativos de sus tres factores, pretendiendo una complementariedad conceptual y funcional entre los mismos. De ahí el interés de ciertos autores (Furnham et al., 2013; Persson et al., 2017) en alentar al estudio de la TOP con los tres rasgos en su conjunto. Aun así, la mayoría de los estudios encontrados en contextos deportivos ha abordado las dimensiones por separado, lo que en esencia orienta más a centrarse en las diferencias entre las mismas en lugar del equilibrio que las tres en su conjunto (la TOP) ofrecerían a propuestas empíricas que explicasen cómo se configuran respuestas psicológicas más funcionales (o disfuncionales) en diferentes momentos deportivos.
Cuatro estudios empíricos se refieren a la TOP como concepto único en contextos deportivos, aunque cada uno de ellos lo ha tratado de diferente forma. El primero de ellos (Nicholls et al., 2017) es el único que ha utilizado la escala SD3 (Jones & Paulhus, 2014; Persson et al., 2017), señalando la relación de las diferentes dimensiones con las actitudes hacia el dopaje. Otro de los trabajos (Sabouri et al., 2016) mide cada dimensión con un cuestionario específico, relacionándolos con la fortaleza mental. Lämmle, Oedl, & Ziegler, 2014) se centran en conectar la TOP con la autoestima y tendencia a las autolesiones, midiendo por separado cada dimensión con una prueba especifica. Por último, Ueno, Shimotsukasa, Suyama y Oshio (2017) tienen en cuenta tanto las dimensiones por separado como una medida única y global del constructo, atendiendo a sus relaciones con diferentes niveles competitivos, aunque con una versión adaptada de la escala SD3 a población japonesa.
Dimensiones de la TOP y contextos del deporte
El narcisismo es la dimensión más estudiada de las que componen la TOP. En contextos competitivos, ha sido contemplado tanto en deportes individuales (Roberts, Woodman, Hardy, Davis, & Wallace, 2013; Tazegül, Soykan, & Sancakli, 2013; Zhang et al., 2017) como en deportes de equipo (Cruickshank & Collins, 2014; Roberts, Woodman, Lofthouse, & Williams, 2015; Welch, 1997). Así mismo, se ha considerado como variable moderadora y explicativa del uso de estrategias psicológicas para el rendimiento deportivo (Arthur, Woodman, Ong, Hardy, & Ntoumanis, 2011; Beattie, Dempsey, Roberts, Woodman, & Cooke, 2017; Roberts, Callow, Hardy, Woodman, & Thomas, 2010; Roberts et al., 2013). En contextos de actividad física general y salud, el narcisismo se ha asociado de manera directa con la dependencia al ejercicio (Akehurst & Thatcher, 2010; Bruno et al., 2014; Bircher, Griffiths, Kasos, Demetrovics, & Szabo, 2017; Lichtenstein, Christiansen, Elklit, Bilenberg, & Støving, 2014; Spano, 2001) y con conductas de autolesión (Lämmle et al., 2014), mientras que a través de análisis indirectos, se ha considerado como moderador en la respuesta de dependencia al ejercicio ante motivadores externos o creencias de construcción personal (Lichtenstein et al., 2013), entre la adicción al ejercicio y percepción del dolor (Akehurst & Thatcher, 2010), o la autoeficacia y el rendimiento (Beattie et al., 2017). Considerado como un rasgo determinante en el desarrollo de conductas inmorales tanto en deportistas como en entrenadores, el narcisismo también ha sido estudiado en contextos sociales del deporte (Jones et al., 2017; Matosic, Ntoumanis, Boardley, Stenling, & Sedikides, 2016).
El maquiavelismo ha sido estudiado principalmente tanto en contextos del deporte formativo (Baar & Wubbels, 2011; Rankisam, 2016; Tomankova, 2017) como del deporte competitivo (Mirzaaghazadeh, Farzan, Amirnejad, & Hosseinzadeh, 2016; Rankisam, 2016; Russell, 1974). Ha sido un concepto vinculado a entrenadores para describir habilidades de liderazgo, escepticismo y recursos para el control de sus deportistas; asociado a espiritualidad, creencias de control o agresividad en deportistas.
La psicopatía ha sido la dimensión menos estudiada por separado, y únicamente se ha encontrado un estudio con deportistas de competición, relacionándose positivamente con el desenganche moral y la respuesta emocional (Stanger et al., 2012).
Deporte, TOP y variables asociadas
Principalmente asociados a procesos disfuncionales, es posible encontrar estudios sobre las características por separado de las dimensiones de la TOP. Así, se ha vinculado narcisismo y maquiavelismo conjuntamente con mayores actitudes tramposas en deportistas (Cruickshank, Collins, & Minten, 2014; Nicholls et al., 2017), conductas antisociales (Jones, Woodman, Barlow, & Roberts, 2017) o una mayor derogación del esfuerzo en deportistas (Beattie et al., 2017); maquiavelismo con escepticismo (Cruickshank, y Collins, 2014); narcisismo con mayor perfeccionismo (Miller y Mesagno, 2014; Smith, Sherry, Chen, Saklofske, Flett, & Hewitt, 2016; Stoeber, 2018), vulnerabilidad o grandiosidad en líderes (Roberts, Woodman, & Sedikides, 2017); y psicopatía con percepciones de malestar general, desarrollo de conductas poco morales dentro de los equipos deportivos (Stanger et al., 2012) y respuestas agresivas entre aficionados (Brewer & Howarth, 2012; Spaaij, 2014).
Sin embargo, las dimensiones de la TOP también se han vinculado a procesos funcionales como el desarrollo de la autoeficacia y esfuerzo (Beattie et al., 2017), persistencia (Manley, Roberts, Beattie, & Woodman, 2018), relaciones ambiguas con el rendimiento bajo estrés (Zhang, Roberts, Cooke, & Woodman, 2017), niveles de motivación (Roberts et al., 2015), estado emocional (Vallerand, 1983), recursos competitivos (Rankisam, 2016) o participación e implicación deportiva en atletas (Laborde, Guillén, Dosseville, & Allen, 2015).
Estudios que contemplan la medida global de todas las dimensiones de la TOP vinculan la personalidad oscura con un aumento de la dureza mental (mental toughness) (Sabouri et al., 2016) y actitudes más favorables hacia el dopaje (Nicholls et al., 2017). Asimismo, se han encontrado diferencias de género a favor de los hombres y de los deportistas con mayor nivel competitivo (Ueno et al., 2017).
TOP y estudios sobre diferentes figuras del contexto deportivo
Las figuras del ámbito deportivo que más se han estudiado en la literatura científica de la TOP (o de alguna de sus dimensiones por separado) son las figuras del entrenador y de los deportistas. Entendidas como aspectos integrados en el liderazgo en entrenadores de alto nivel (Arthur et al., 2011; Cruickshank & Collins, 2014; Matosic et al., 2017), se ha vinculado el narcisismo de los entrenadores con sus motivaciones, niveles de clima motivacional generado y actitudes hacia el dopaje (Matosic et al., 2016).
Por otro lado, el narcisismo en deportistas se ha vinculado con perfeccionismo (Miller & Mesagno, 2014), con conductas asociadas al liderazgo (junto con maquiavelismo) (Cruickshank & Collins, 2015; Haijun, 2015; Judge, Piccolo, & Kosalka, 2009; Letcher & Arnold, 2011), violencia hacia otros (Welch, 1997), agresividad hacia uno mismo (Lämmle et al., 2016), adicción al ejercicio (Akehurst & Thatcher, 2010; Basson, 2001; Bircher et al., 2017; Bruno et al., 2014; Lichtenstein et al., 2014; Spano, 2001) o eficacia deportiva (Beattie et al., 2017). El maquiavelismo se ha vinculado con la relación entre iguales en jóvenes deportistas (Barr & Wubbels, 2011), locus de control o estrategias competitivas (espiritualidad, tomar precauciones,…) (Mirzaaghazadeh et al., 2016; Russell, 1974), así como se han constatado diferencias de género y por nivel competitivo (Rankisam, 2016). La psicopatía, la dimensión menos estudiada entre las figuras del deporte, ha sido asociada con la respuesta físico-emocional contenida (Stanger et al., 2012).
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
El presente trabajo ha planteado una revisión sistemática de los estudios que han abordado la relación de los rasgos de la TOP con variables relevantes para la ejecución o el rendimiento en contextos deportivos. A lo largo de las publicaciones científicas, se evidencia el escaso tratamiento de esta constelación de las características más oscuras de la personalidad en su conjunto para explicar las conductas de los deportistas o de cualquier figura presente en las situaciones deportivas.
El deporte se asocia principalmente a una orientación “hacia el equilibrio” o mejora de procesos, donde las principales variables estudiadas han permitido a lo largo de ya varias décadas entender las experiencias de los protagonistas del deporte como facilitadoras de mayores niveles de motivación, mejora de conductas sociales, procesos de autorregulación, auto-superación o aprendizaje personal en la gestión psicológica de situaciones competitivas, entre otras muchas. Sin embargo, Sabouri et al. (2017) y Ueno et al. (2016) inciden en una relación lineal entre el aumento de la dureza mental y las tres dimensiones de la TOP, lo que permite señalar la importancia de la construcción del narcisismo, maquiavelismo y psicopatía en el deportista, atendiendo a su relación funcional con la respuesta psicológica, en cuanto a sus fortalezas para la resistencia ante diferentes situaciones y rendimiento deportivo.
También es cierto que se ha mostrado prolífica cierta orientación “hacia el desequilibrio” o empeoramiento de procesos físicos, psicológicos y sociales en relación con la práctica deportiva y respuestas disfuncionales como el estrés y la ansiedad, burnout, agresividad, actitudes tramposas, adicción, incluso abandono de la práctica deportiva. En este sentido, los estudios han vinculado de manera directa los indicadores de narcisismo con elevados desajustes como la adicción al ejercicio (Basson, 2001; Bruno et al., 2014; Lichtenstein et al., 2013), la violencia y conducta antisocial (Jones et al., 2017; Welch, 1997) y la percepción de una mayor ansiedad social (Akehurst y Thatche, 2010; Spano, 2001).
Todo ello, más que constatar su orientación hacia procesos disfuncionales, indica la importancia de contemplar todas y cada una de las características de diferenciación individual y de personalidad, como parte de las respuestas dirigidas a dar valor explicativo al comportamiento deportivo. Bruno et al. (2014) señalan la relevancia que tiene la existencia de adecuados niveles de narcisismo (narcisismo moderado o funcional) para el aumento de la autoestima, así como el factor protector del narcisismo ante la adicción al ejercicio cuando la autoestima es baja (Beattie et al., 2017; Roberts et al., 2017). De la misma manera, la existencia de un narcisismo moderado (incluso alto en algunas ocasiones) se ha vinculado con mayores niveles de compromiso deportivo (Spano, 2001), rendimiento motor (Roberts et al., 2010) y liderazgo transformacional en jóvenes deportistas (Arthur et al., 2011; Roberts et al., 2017).
El maquiavelismo fue el primer constructo de la TOP estudiado en entrenadores de escuelas universitarias americanas (Sage, 1972), y parece más asociado con la estructura de pensamiento que el deportista construye (en cuanto a sus creencias), sus rutinas mentales o sus relaciones con rivales, compañeros o figuras de poder. De esta manera, altos niveles de maquiavelismo se asocian a altos niveles de liderazgo (Cruickshank y Collins, 2014; Sage, 1972), mayores indicadores de autocontrol (Rankisam, 2016) y bajas preocupaciones sociales (Barr y Wobbels, 2011). Rankisam (2016) lo vincula más al género masculino y a los deportistas que compiten en mayor niveles deportivos. Vinculado con la psicopatía, altos niveles de ambas dimensiones (psicopatía y maquiavelismo) se han asociado a mayor desenganche moral en las conductas de hacer trampas tanto en el juego (apuestas o amaños) como en el rendimiento (dopaje) (Stanger et al., 2012).
Cuando un deportista se orienta hacia una práctica evaluada como “de relevancia”, pone en juego esfuerzos personales, búsqueda de objetivos, habilidades psicomotrices, sociales, cognitivas, intelectuales, emocionales, junto con una inversión fisiológica; experimenta muy diversos y variados caminos, marcados por la incertidumbre u optimismo y sus efectos sobre el bienestar, y constantes señales de dificultad-facilidad y competencia percibida. De esta manera, las dimensiones de la TOP, así como su relación con otras variables en los contextos deportivos, se antoja interesante para determinar cómo influyen estas características de la personalidad oscura en diferentes circunstancias deportivas y tipologías de figuras en el deporte (entrenadores, deportistas, padres, árbitros, directivos…).
La literatura científica debe profundizar en todos aquellos elementos importantes para el aprendizaje y rendimiento deportivos. Ello, a través de la influencia mediadora de las características individuales de personalidad (oscuras y no oscuras), exige que la evidencia científica centrada en los contextos deportivos tenga más apertura de argumentos, integrando y aceptando la polaridad interactiva y constante entre la persona y su ambiente, aunque comprendiendo la gran variabilidad existente a la hora de interpretar los comportamientos humanos.
A partir de este trabajo, se abren interesantes propuestas de investigación dirigidas a abordar explicaciones mucho más útiles en cuanto a la influencia de las características individuales (de personalidad, carácter y temperamento) en la respuesta psicológica, tanto para los procesos funcionales (esfuerzo, dureza mental, compromiso, niveles motivacionales, empatía, etc.) como disfuncionales (falta de autorregulación, miedo al fallo, vergüenza, percepción del fracaso, vulnerabilidad a la ansiedad, autocastigos, etc.) que surgen en los contextos deportivos, así como para la detección, diseño y elección de estrategias para la “formación psicológica” del deportista, aportando luces sobre la adaptación saludable y no saludable de los deportistas en sus caminos de éxito, o simplemente sobre sus vivencias deportivas sean cuales sean sus propósitos deportivos.
APLICACIONES PRÁCTICAS
En un constante camino de logro de objetivos, el deportista busca el mayor conocimiento de sí mismo y dominio de sus recursos ante las exigencias deportivas. Tal proceso de búsqueda permite descubrir y experimentar cuáles son sus “referencias psicológicas individuales” que le convierten en lo más funcional posible para cualquier actividad que realiza asociada a la consecución de los objetivos propuestos.
En el mundo del deporte, tal “autodescubrimiento” es la clave para que las personas que practican cualquier tipo de modalidad deportiva (a cualquier nivel), y las figuras que les rodean (principalmente entrenadores, profesores de educación física y padres de jóvenes deportistas), construyan sobre la base de sus cualidades personales la esencia de sus fortalezas, y reduzcan a la vez, paulatinamente, la percepción de la influencia contextual sobre el comportamiento y el rendimiento (“no se me motiva”, “no es mi mejor hora para rendir”, “mis compañeros no me ayudan”…), a la que, principalmente en ocasiones de incertidumbre, incomprensión o conflicto, se recurre como justificación de la implicación o de los resultados obtenidos.
Si con estos “indicadores psicológicos” el deportista percibe sus ejecuciones y la práctica deportiva que realiza con mayor claridad, realismo y capacidad, podrá hacer de esa práctica un reto superable o, al menos, menos temible. De ahí la relevancia de cuánto influyen los rasgos de la TOP en la adquisición de habilidades para el mantenimiento psicológico del esfuerzo y de la constancia (factores de resistencia), disfrutar con la actividad deportiva propiamente dicha (bienestar psicológico), emplear mayor esfuerzo ante las dificultades (autosuperación) y, en el caso de no superarla (no conseguir lo propuesto), recuperar la percepción de eficacia de manera constructiva.
Por todo ello, vale la pena considerar al menos (y entendidos como procesos no patológicos ni negativos) que cada experiencia personal y deportiva se vive en primera persona, centrada en uno mismo (autorreferente), movida por “autojuicios” de eficacia y bienestar-malestar (experiencia narcisista); que todo proceso de cambio en el deporte requiere de estrategias para la modificación de creencias, actitudes y comportamientos, de apertura a lo oportuno, incluso a lo novedoso (“autoconvencimiento” manipulativo y funcional); así como que, en numerosas ocasiones, el deportista requiere de la consciencia de autorregulación emocional, controlando respuestas fisiológicas y cognitivas (frialdad emocional).