Introducción
Reconocer es la acción que permite diferenciar a un individuo entre los demás; es un acto de construcción intersubjetiva donde es posible enfatizar en las cualidades deseables o requeridas para el establecimiento y mantenimiento de diferentes relaciones humanas.1,2 De esta manera, el reconocimiento se sumerge en nuestra cotidianidad, en tanto se fundamenta en un proyecto político que tiene como fin lograr que socialmente se acepten las diferencias del otro, haciendo evidente las patologías sociales y la noción de reconocimiento donde surgen los ideales de movimientos que propenden por la emancipación de los sujetos en el marco de la filosofía política y social.3
Partiendo de lo anterior, Fitche abordó el reconocimiento en términos jurídicos y legales, en función de las necesidades de extranjeros y migrantes, con el objetivo de que fuesen incluidas en la constitución.4,5 De manera similar, Kant y Habermas consideraron que el reconocimiento mutuo es compatible con la libertad, convirtiéndose en el “núcleo del Estado de Derecho democrático, pues a partir de allí se asegura el respeto a cada uno”. 2,6 Esta visión no difiere del pensamiento de Nancy Fraser, quien enmarca el reconocimiento en términos de redistribución y justicia social.7
Hegel, por su parte, concibe una teoría del reconocimiento que aborda la organización del trabajo, la moral, el derecho, el Estado y la cultura, los cuales culminan en las relaciones jurídicas y sociales del Estado.8 Además, dentro de su conceptualización, Hegel contempla el amor como un elemento básico para el reconocimiento entre seres humanos, es decir, “uno es con respecto al otro”;9 en este sentido, cada quien constituye su esencia a partir de la interacción con los demás, apreciando las diferencias individuales.10
A partir de la conceptualización hegeliana, Axel Honneth elabora su teoría de la lucha por el reconocimiento.11 Se trata de una teoría normativa y sustancial de la sociedad que expone un concepto de persona intersubjetivo: se elucida la posibilidad de una autorrealización no distorsionada. Además, desarrolla una gramática moral de los conflictos sociales y concluye con una reconstrucción del concepto de eticidad, de carácter formal y no substantivo. Honneth contempla tres esferas de reconocimiento (amor, derecho, solidaridad social) y resalta la importancia de otorgar un valor positivo a las prácticas sociales humanas y a los diversos modos de vida.11 Asimismo, considera el reconocimiento como una necesidad permanente que, otorgada de manera positiva, permite cierta libertad; mientras que, concedido negativamente en virtud de la religión, etnia, orientación sexual, cultura o profesión, puede ocasionar daños que lastiman al individuo afectando su identidad.12
El concepto de reconocimiento y sus atributos
La metodología mencionada al inicio del texto propone el rastreo del término y su significado en distintos idiomas. En este sentido, reconocimiento se definió en idiomas como el alemán, el inglés, el italiano y el español, dado que guardan relación con las teorías filosóficas contemporáneas sobre reconocimiento. Etimológicamente, la palabra reconocer es definida como “darse cuenta de que algo que se percibe había sido apreciado en una experiencia previa; la raíz latina de este término (recognoscere) está compuesta por dos acepciones, las cuales significan ‘re- ‘de nuevo’ + cognoscere conocer; examinar”.13
En alemán, el reconocimiento es aquello que puede admitirse (Anspruch), aceptarse (Wechsel) y distinguirse (Frau).14 En anglosajón, reconocimiento es traducido como recognition15 y en italiano, riconoscimento (reconocimiento).16 En español, reconocer es definido por la Real Academia de la Lengua Española como “identificar, someter a examen, admitir como legítimo” y “agradecer”.17
Por otro lado, dentro de los conceptos relacionados con el término objeto de estudio, se encontraron seis palabras, presentadas a continuación.
La primera es el respeto, un valor que Derrida define como un mandamiento, una situación de distancia infinita, donde se tiene en cuenta el lugar que una persona ocupa en determinada comunidad, el prestigio que posee y las emociones que, ligadas al estatus, despierta en otros,18,19 contemplando la dignidad individual y colectiva.20,21
Unido a lo anterior, la alteridad es primordial en la responsabilidad que se tiene con otro ser en condiciones de sufrimiento, dolor y muerte.22 En ese orden de ideas, puede considerarse al otro: (a) de manera positiva, partícipe de una esfera simbólica social o cognitiva, o (b) estimarse de forma negativa, ubicando a los individuos en grupos minoritarios que tienden a representar lo poco usual y, como consecuencia, suelen ser rechazados por el pensamiento dominante en términos socioculturales.23
En este sentido, para que exista reconocimiento, es necesario valorar la otredad, admitiendo las diferencias,24 dado que el ser humano es un ser “objetivado” y “objetivante”, que tiene relación con sí mismo y con el otro, donde se configura la individualidad. Con respecto a esto, Kant señala que las normas, creencias y valores sociales complementan dicha consolidación pues el ser humano es un ser moral.25
Según la lógica expuesta, la subjetividad guarda relación con el reconocimiento, pues de acuerdo con Heidegger, el fundamento de la objetividad es un proceso inherente al funcionamiento cultural del hombre y el mundo social, donde se tejen procesos simbólicos y emocionales,26 que dependen de la reciprocidad, en la cual se comparte, de manera intersubjetiva, la conciencia y conocimiento de una persona a otra, ofreciendo una perspectiva de validación del otro en la cotidianidad.27,28
Ahora bien, el reconocimiento, en términos políticos es entendido como una manifestación en la que se admiten los méritos de una persona para pertenecer a un grupo.29 Por otra parte, la psicología lo vincula a una posible autorrealización en el ámbito social, posibilitando la constitución del “yo i-deal”.30 Desde la perspectiva de la sociología y la educación, el reconocimiento posibilita la comprensión de fenómenos como la identidad cultural, los daños y el sufrimiento invisible,31-33 generados por tendencias privatizadoras y excluyentes, derivadas de una concepción errónea de la religión, el género, la etnia y la posición económica.34,35
En consonancia con lo anterior, en términos de justicia social, el reconocimiento ha permitido analizar hechos como el desplazamiento forzado,36 la identificación de experiencias de grupos desfavorecidos, donde los medios de comunicación, la Internet y las diferentes redes sociales se configuran como espacios de lucha por el reconocimiento y en formas de representación de discursos mediáticos sobre ellos.37
En el sector salud, el reconocimiento se ha utilizado en la indagación de problemáticas como: la discriminación, el menosprecio, el difícil acceso al sistema de salud debido al padecimiento de enfermedades de alto costo y, así mismo, explorar las relaciones de poder existentes entre los profesionales de dicho gremio.40-41 Para la enfermería, el reconocimiento posibilita el análisis de experiencias vividas por los enfermeros (por economía de lenguaje se empleará la palabra enfermeros, para nombrar a hombres y mujeres que ejercen la Enfermería), en el ejercicio de su rol, ya que debido a diversos factores, la profesión ha sido poco visible.42-44
Reconocimiento y Enfermería
En este apartado, se analizarán los desafíos actuales de la enfermería a la luz del reconocimiento, incluyendo aspectos como: (a) la contratación de los profesionales, (b) la autono-mía en el desempeño profesional y (c) la calidad del cuidado con relación a la distribución del talento humano, de acuerdo con la complejidad de la atención, desde la formación en lo referente a la articulación de objetivos comunes por parte de las instituciones formadoras y las instituciones prestadoras de salud. Asimismo, desde la dimensión política, se analizará el fortalecimiento de las organizaciones en enfermería.
En el panorama actual, resulta difícil comprender cómo la enfermería es quizá una de las profesiones que identifica la sociedad con mayor frecuencia, pero a su vez, es una de las más desconocidas. Pese a las importantes construcciones filosóficas que soportan la disciplina y los logros en materia de investigación y normatividad, pareciera que la representación social de este oficio continúa ligado a la vocación, la caridad y a la subordinación de la medicina;45(21-3) como consecuencia, se da un reconocimiento escaso comparado con otros oficios.46-48
En ese orden de ideas, entre las acciones que promueven el reconocimiento de la enfermería a nivel mundial, se destacan aportes como la campaña Nursing Now¸ liderada por Gran Bretaña, en el marco de la celebración de los 200 años del nacimiento de Florence Nightingale en el 2020. Esta iniciativa está centrada en brindar visibilidad a las capacidades de los enfermeros y los obstáculos que impiden una adecuada educación y correcta difusión de las prácticas de enfermería en la política de salud y toma de decisiones a nivel nacional y mundial.
Del mismo modo, diferentes organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud y el Consejo Internacional de Enfermería, se han esforzado por resaltar la importancia del talento humano en enfermería como pieza clave en el alcance de objetivos propuestos en los diversos acuerdos internacionales,45(10-2) estas instituciones buscan mejorar las condiciones de vida del individuo, la familia y la población en general.49
En Colombia, existen múltiples organizaciones y cuerpos colegiados de enfermería: como el Consejo Técnico Nacional de Enfermería, la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia, la Asociación Colombiana de Facultades de Enfermería, el Tribunal Nacional Ético de Enfermería, la Organización Colegial de Enfermería y la Asociación Colombiana Estudiantil de Enfermería. Sin embargo, no se cuenta con una articulación entre actores que promueva y oriente el desarrollo y la práctica profesional en un contexto utilitarista y precarizado, que se agudizó a partir de la generación y aplicación de la Ley 100 de 1993. Hasta ahora, dichas organizaciones se unen para proponer la Política Nacional de Enfermería y su operatividad a través del Plan Estratégico Decenal 2020-2030.45(8-9)
El objetivo de este plan es promover el reconocimiento de la enfermería en Colombia a partir del desarrollo de las siguientes líneas: (a) fortalecimiento y consolidación del liderazgo; (b) gestión estratégica de la enfermería en el contexto de los sistemas de salud y en la formulación y monitoreo de políticas; (c) abordaje integral de las condiciones de trabajo y las capacidades del profesional de enfermería para expandir el acceso y la cobertura con equidad y calidad; (d) fortalecimiento de la calidad de la educación en enfermería para responder a las necesidades de los sistemas de salud orientados al acceso y cobertura universal.
Respecto a las problemáticas desde el contexto laboral, Pescador sostiene que el mercado concede mayor reconocimiento económico a las actividades tradicionalmente ejecutadas por hombres, más que las realizadas por mujeres.48 Esta designación diferencial entre sexos es justificada en términos biológicos: la mujer está mejor adaptada para el cuidado, la crianza, y la realización de tareas domésticas, mientras que la naturaleza masculina es apropiada para suministrar y producir bienes y recursos, generando una retribución desigual.46 En palabras de Nancy Fraser: al género masculino le corresponden altos ingresos y, en contraste, las ocupaciones de “delantal”, asociadas al género femenino, perciben bajos salarios.50
En Colombia, el bienestar de los enfermeros es afectado por contratos laborales a corto plazo, bajos salarios que obligan a recurrir a múltiples empleos; dicha situación impacta en la calidad del servicio y la vida personal y familiar de los empleados. Además, las metas de productividad condicionan la actuación de los enfermeros: pasan de ser autónomos a autómatas, puesto que deben obedecer a las exigencias de un sistema centrado en la producción, que poco reconoce la importancia de su papel. Estas situaciones generan dilemas éticos constantes en los profesionales, pues deben pensar continuamente en su subsistencia y la de su familia o en el beneficio de salud del paciente.45(27-8),51
En este contexto, resulta urgente transformar el imaginario colectivo y las representaciones sociales sobre la enfermería, trabajando desde un enfoque intercultural y de género de modo que sea posible contar con escenarios de equidad e igualdad que favorezcan el desarrollo integral de la profesión, con una visión que incluya lo individual y colectivo sin distingo de etnia, sexo o identidad sexual.52
Sobre la base de las consideraciones anteriores, es necesario mencionar que el Sistema General de Seguridad Social en Salud (en adelante, SGSSS) en Colombia limita no solo el reconocimiento de la enfermería, sino también, el libre ejercicio de la práctica, dado que el SGSSS ha sido creado sobre la base de corrientes neoliberales que buscan mayor prestación de servicios a la población al menor costo posible.52 Dentro del SGSSS, se privilegia la privatización y la competencia de un gran número de actores del sector público y privado vinculados al aseguramiento y la prestación de servicios, interviniendo en las decisiones clínicas y administrativas y su relación con el acceso y la calidad de los servicios. Así pues, ejercer la enfermería en medio del clientelismo desmedido influye en la calidad de los cuidados que se prestan dado que la constante búsqueda financiera genera prácticas no éticas y conductas que van en contra del derecho a la salud.53
Asimismo, las múltiples responsabilidades administrativas que surgen dentro del SGSSS asignadas a los profesionales de enfermería obligan a delegar el cuidado al personal auxiliar. Dicha situación desdibuja el rol de los profesionales y compromete la seguridad del paciente, ya que estos empleados carecen de los conocimientos y habilidades para asumir dicha labor.45(12-3) Debido a lo anterior, los enfermeros son incapaces de visibilizar y desempeñar el cuidado directo eje fundamental de la profesión de manera articulada dentro de su ejercicio profesional.45 Todo lo anterior conlleva a una distorsión considerable entre las necesidades en salud de la población colombiana y la formación del talento humano; por ello, los contenidos curriculares de las distintas instituciones educativas distan de la realidad. De igual forma, los profesionales graduados señalan que lo aprendido durante su formación poco obedece con las dimensiones reales del trabajo cotidiano, sobre todo en los escenarios clínicos y comunitarios.45(16-21)
En virtud de las consideraciones anteriores, se genera una desmotivación de los profesionales de enfermería frente a la formación avanzada, puesto que debido a la complejidad de los servicios ofrecidos, las instituciones de salud reconocen las capacidades de los enfermeros y el alto conocimiento en áreas especializadas, pero no por ello mejoran su remuneración y estabilidad laboral;45(16-21) por el contrario, se exponen a mayor responsabilidad, sobrecarga laboral y presión derivada de los bajos salarios, que no retribuyen los altos costos de la formación posgraduada. 45(13-6)
Este hecho conlleva a que los profesionales de enfermería se ubiquen en los centros más poblados del país (Bogotá, Cundinamarca, Antioquia, Valle del Cauca) en búsqueda de mejor remuneración, especialmente en el sector educativo universitario, donde se ofrecen mejores garantías a profesionales con formación de maestría y doctorado.60 En resumen, la situación expuesta demuestra la incapacidad del Estado para reconocer la importancia de la enfermería dentro del SGSSS, dejando al descubierto las necesidades de la población que habita lugares de difícil acceso. 45(8-11)
Conclusiones
El concepto de reconocimiento aplicado a la enfermería favorece la comprensión de fenómenos que rodean la práctica profesional en diferentes contextos: (a) desde los escenarios de actuación, promoviendo la identificación de las acciones derivadas del cuidado directo en relación con las funciones asignadas en su rol; (b) desde los escenarios políticos y económicos, impulsando la participación de los profesionales de enfermería en asociaciones, fortaleciendo el desarrollo de políticas públicas que garanticen un cuidado de calidad acorde a las necesidades sociales, así como el bienestar laboral de quienes ejercen la profesión; finalmente, (c) desde el componente educativo, se requiere una articulación entre las dinámicas del mercado y los criterios de formación de las instituciones de educación superior que dan como resultado profesionales de enfermería con pertinencia social.
En conclusión, el reconocimiento permite reflexionar acerca de las luchas y múltiples esfuerzos políticos y emancipatorios que diariamente libran los enfermeros.