El pasado 12 de abril, día de la Atención Primaria, comenzó el Mes de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria1, que terminó el 19 de mayo, día de la Medicina de Familia y Comunitaria. Un mes repleto de ciencia en abierto para2:
– Hablar de actividades comunitarias, actividades preventivas y de promoción de la salud.
– Escuchar las actualizaciones de los diferentes grupos de trabajo de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
– Adquirir habilidades y desarrollar competencias en el Congreso de Residentes, Jóvenes Médicos/as de Familia, Tutores/as y Unidades Docentes.
– Resaltar toda la actividad investigadora en Atención Primaria en el XLIII Congreso de la semFYC.
Como si de una consulta de Medicina de Familia y Comunitaria se tratara, encontramos diferentes motivos por los que los y las asistentes participaron en el Mes de la semFYC: aprender habilidades, actualizar conocimientos, encontrarse con compañeros/as, presentar experiencias docentes, comunicar resultados de investigaciones llevadas a cabo en sus ámbitos de trabajo, compartir vivencias de las personas que atienden y, sobre todo, disfrutar con ilusión y compromiso por su especialidad, la Medicina de Familia y Comunitaria3. Por otro lado, también existieron motivos de no participación a algunos de los eventos, como la no autorización de permisos por «necesidades del servicio», la imposibilidad de planificar asistencia a eventos formativos debida a la inestabilidad laboral o el gran reto de conciliar la vida laboral con la personal y familiar4. Todos los «motivos de consulta», tanto los de asistencia como los de ausencia, pueden habitar en una misma persona y refleja la realidad de los y las jóvenes médicas de familia (JMF) y, por tanto, de la Medicina de Familia y Comunitaria.
Exploramos miedos, incertidumbres e inseguridades: ¿Cómo afrontaré estar trabajando en el ámbito rural? ¿Y en el ámbito urbano? ¿Estaré acompañado/a por un buen equipo? ¿Me sentiré solo/a? ¿Cómo podré conciliar? ¿Tendré facilidades para la formación y para la docencia? ¿Cuánto tiempo estaré en este lugar? ¿Podré conocer la salud del barrio? ¿Otro contrato diferente? Y buscando esas respuestas, encontramos signos y síntomas que nos mostraron ilusión, energía, confianza, responsabilidad, motivación, compromiso y futuro, que nos ayudan a visualizar una Medicina de Familia y Comunitaria real.
Para seguir avanzando en esta entrevista clínica, tenemos que comprender el entorno en el que nos encontramos. Se nos ha enseñado, y hay datos que así lo demuestran, que la longitudinalidad, la continuidad y la accesibilidad, como valores de la Atención Primaria, dan lugar a que esta sea una estrategia eficiente, equitativa y sostenible para la atención sanitaria5, y que con su capacidad resolutiva ha demostrado los mejores resultados para la salud, incluyendo una menor mortalidad y tasa de ingresos hospitalarios6. Sin embargo, la sobrecarga asistencial, la burocratización de las consultas, la ausencia de un presupuesto finalista y la inestabilidad laboral, entre otros, aparecen como datos de alarma que afectan a los valores característicos de la Atención Primaria y suponen todo un reto para mantener la ilusión por nuestra especialidad.
Esta situación hace que se plantee como tratamiento una necesaria transformación de la Atención Primaria, con nuevos modelos organizativos y de gestión7, y que, además, tengan en cuenta la opinión y las necesidades de los y las JMF, para conseguir una Atención Primaria que, brinde asistencia sanitaria universal, equitativa, sostenible, coste-efectiva, accesible, longitudinal, personalizada, de precisión y que permita impulsar la Medicina de Familia y Comunitaria.
Sabemos, como médicas y médicos de familia, que ciertos problemas de salud precisan diferentes tiempos para su resolución. Durante este tiempo de espera, en un mundo de respuestas inmediatas, debemos velar por la prevención cuaternaria, evitando el sobrediagnóstico y el sobretratamiento8, entendido en este contexto como la negatividad, el pesimismo y la queja alrededor de nuestra profesión, que la deteriora sin generar cambio ni opción de mejora.
Aprovechemos cada oportunidad para conseguir el cambio de conducta que nos ayude a mejorar la salud y la carga de enfermedad9 de la Medicina de Familia y Comunitaria y de la Atención Primaria. Necesitamos impulsar campañas de promoción durante la formación pregrado, para que la Medicina de Familia y Comunitaria esté presente en la universidad, y los estudiantes de medicina conozcan y descubran una especialidad basada en el abordaje integral, la perspectiva comunitaria, la atención longitudinal, la visión integradora y la alta capacidad resolutiva de cerca del 90% de los problemas de salud que se resuelven en Atención Primaria, desde una perspectiva biopsicosocial10.
Además, también debemos estar presentes en las unidades docentes de Atención Familiar y Comunitaria para Averiguar las necesidades de las nuevas generaciones de médicos y médicas de familia y comunitaria, Aconsejar de manera clara y específica sobre la formación sanitaria especializada, Acordar objetivos y métodos más apropiados para la mejora e impulso de la Atención Primaria de Salud, Ayudar al desarrollo profesional de los médicos y médicas de familia, y Asegurar la continuidad de la ilusión y del compromiso por la Medicina de Familia y Comunitaria.
Por todo ello, #YoJMF.
#YoJMF quiero atender a un mismo grupo de personas en el tiempo.
#YoJMF quiero actualizar mis habilidades y competencias, para mejorar la atención a las personas.
#YoJMF quiero conciliar mi vida laboral con la personal.
#YoJMF quiero tener una red de apoyo.
#YoJMF quiero autogestionar la consulta.
#YoJMF quiero acudir al domicilio, al colegio, al barrio.
#YoJMF quiero investigar en Atención Primaria y en todos los ámbitos de la Medicina Familiar.
#YoJMF quiero adquirir y desarrollar herramientas docentes.
#YoJMF quiero tiempo de calidad con las personas que atiendo.
#YoJMF quiero promover la salud de las personas, de la comunidad y del planeta.