Hace pocas semanas mi hija me preguntó si había visto La sociedad de la nieve (2023) de J.A. Bayona, porque había muchos detalles médicos que estaban siendo ampliamente comentados en redes sociales. A pesar del éxito que había cosechado en los premios Goya no había atraído mi atención porque pensé que era una más de las cintas sobre un suceso que pensaba estaba olvidado.
Pero me picó la curiosidad y la vi e indagué en el impacto que los aspectos médicos reflejados en la película habían tenido en redes sociales, prensa...Y me sorprendí. Muchos periódicos on-line y de tirada nacional, e incluso algún programa de televisión, se hacían eco de las cuestiones médicas más llamativas -orina negra, "ojos de mapache" ...- y analizaban las posibles causas1-17. Videos en Tik Tok, reels en Instagram, grupos de Facebook, hilos en X -antiguo Twitter-, blogs... con más o menos fortuna interpretaban y discutían signos y síntomas y valoraban la idoneidad de actuaciones y comportamientos de los supervivientes del accidente aéreo frente a determinadas situaciones "médicas".
Ante esta avalancha de reseñas, comentarios e interpretaciones, pensé una vez más que esta revista ha sido y es necesaria y que, en los días que vivimos, es más necesaria que nunca. La ingente cantidad de información disponible a un simple click de ratón, la inmediatez de los medios de comunicación y la gran utilización de las redes sociales -con sus comentarios y respuestas- crean una madeja de información válida pero también de inexactitudes, errores, malas interpretaciones y bulos difícil de desenredar y de desenmarañar.
Además, otra cuestión queda fuera de toda duda y ha sido puesta una vez más de manifiesto: el impacto del cine en la sociedad y su poder para despertar nuestra mente, nuestra curiosidad y nuestras ansias de saber. Es cierto que La sociedad de la nieve aglutina todos los ingredientes para que así sea, ya que está basada en una historia real de supervivencia heroica rodeada de un halo de misterio no exento de destellos morbosos derivados de la necesidad de recurrir a la antropofagia para sobrevivir. Narra las vivencias y desafíos a los que se enfrentaron los 33 supervivientes del accidente aéreo del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que se estrelló en la Cordillera de los Andes el 13 de octubre de 197218. Y retrata -literalmente hablando- los sentimientos y la organización de los miembros de esa autentica sociedad, anclada en los convencionalismos sociales en los que habían nacido los protagonistas, pero con nuevas reglas determinadas por el ansia de sobrevivir.
Y, cuando se ve con "ojos médicos" afloran cuestiones que avalan además el poder del cine como herramienta formativa en ciencias de la salud. El frío extremo, los traumatismos consecuencia de accidente y de sucesivas avalanchas, la falta de alimentos y de agua... determinaron la aparición de múltiples problemas de salud cuyos signos y síntomas son reflejados en el filme con bastante exactitud gracias, no sólo a la interpretación sino sobre todo a una magnífica caracterización y labor de maquillaje. Además, incide en otras cuestiones importantes tanto médicas -necesidad de implantar un sistema de triaje de los heridos o poner en práctica medidas preventivas- como bioéticas -antropofagia-19.
Y en eso tuvo mucho que ver que el equipo de dirección contó con asesoramiento médico desde la concepción del filme para lograr el máximo realismo posible. Los actores dispusieron de supervisión médica para someterse a cambios de peso que dieran verosimilitud a la historia, lo que condicionó la necesidad de un rodaje lineal. Además, la implicación de los protagonistas reales de la historia colabora a dar credibilidad al guion y a la ambientación del filme20,21.
Muchas películas son valiosísimas para abordar temas médicos pero el éxito en los premios Goya y Platino, la candidatura a los premios Oscar, el tirón de la historia entre los jóvenes que desconocían el suceso y los mayores que lo recordaban, la gran promoción con implicación de los personajes reales, la promoción paralela del libro de Pablo Vierci en el que está basada la película... crearon el caldo de cultivo ideal para el gran impacto de esta película acrecentado por su difusión a través de una plataforma de streaming.
Y, llegados a este punto, las conclusiones parecen evidentes. La Revista de Medicina y cine nació ante una necesidad y con unos objetivos claros que se han mantenido y consolidado con el paso del tiempo22, 23. Pero la necesidad sigue aumentando porque el acceso a la información es cada día mayor y, en muchas ocasiones esa información carece del más mínimo rigor y no procede de fuentes autorizadas. Las redes sociales incrementan geométricamente la confusión porque llegan a muchas personas que dan a esa información una veracidad "fuera de toda duda". Personas para las que la salud y la enfermedad, además, son un tema de interés primordial. Y esto no es una impresión, una intuición o una mera frase hecha, está avalado por diferentes encuestas y estudios.
La revista MC, aparte de colaborar en la formación de profesionales biosanitarios y estudiantes, debe dar respuesta a la demanda de la sociedad acercando con rigor la medicina a la población general. "Poner orden" en esa avalancha de datos, escritos, anécdotas, interpretaciones y comentarios es una tarea ineludible. Además, es importante colaborar en la formación de los profesionales de los medios de comunicación porque el manejo de la información sanitaria no es fácil. Divulgar no significa ni trivializar ni faltar a la verdad ni ser inexacto. La divulgación también debe responder a la evidencia científica.
Reiterar el agradecimiento a los profesores José Elías y Enrique García Sánchez por haber concebido y puesto en marcha este valioso y necesario proyecto y a todos los autores gracias a los cuales se mantienen los pilares originales de la revista: formar, informar y desarrollar el espíritu crítico, la observación y la reflexión.