En 1946 (1), Lewin presentó el término “investigación-acción”; inicialmente lo planteó como un cuestionamiento autorreflexivo, que tras el desarrollo de los estudios en el área originaron dos corrientes principales: una sociológica y otra educativa (2), es por esto, que actualmente se pueden encontrar cuantiosas y heterogéneas definiciones. En dicho escenario, se utilizará el concepto en el presente manuscrito como: “un proceso participativo que se ocupa de desarrollar el conocimiento práctico en la búsqueda de propósitos humanos valiosos. Pretende aunar la acción y la reflexión, la teoría y la práctica, en participación con los demás, en la búsqueda de soluciones prácticas a los problemas que preocupan a la gente y, en general, al florecimiento de las personas y sus comunidades” (3).
Lo anterior, cobra especial importancia cuando se han descrito indicios del desarrollo del patrón de conocimiento de enfermería “emancipatorio”, a través del uso de la investigación-acción (4); bajo dicha premisa, se gesta la presente carta al director, que responde al objetivo de presentar a la investigación-acción como una oportunidad para el desarrollo epistemológico en enfermería; como una alternativa profesional que trascienda el quehacer, invitando al cuestionamiento y la reflexión teórica-práctica que están contenidas en dicho patrón, facilitando el abordaje de las necesidades de salud de la sociedad que son de responsabilidad de enfermería.
En cuanto a las características distintivas de la investigación-acción, Guevara, et al (5), señalan que corresponde a un proceso cíclico y recursivo, debido a la secuencia de los pasos involucrados; participativo, ya que los implicados forman parte del proceso investigativo y asimismo son beneficiarios de los resultados; finalmente, es reflexivo pues en cada ciclo la reflexión crítica toma especial relevancia.
Barbara Carper, en el año 1978 (6), describe cuatro patrones del conocimiento de enfermería, basado en el análisis de los componentes conceptuales del conocimiento, los cuales son: el patrón ético, personal, estético y el empírico. Posteriormente, en el año 2008 (7), Chinn y Kramer incorporan un quinto patrón, denominado “emancipatorio”, el que es definido como la capacidad de enfermería para ser consciente y reflexionar críticamente sobre el statu quo social, cultural y político, y determinar cómo y por qué llegó a ser así (8).
Desde la consciencia social crítica (9), se ha descrito a la investigación-acción como una oportunidad para generar saberes que tributen al desarrollo epistemológico emancipatorio de enfermería, el que a su vez se comportará como un catalizador de los otros patrones del conocimiento, logrando un efecto sinérgico.
En dicho escenario, se invita a la comunidad científica a utilizar este proceso participativo (investigación-acción), para el abordaje de las problemáticas presentes en el quehacer de enfermería, más allá de lo inmediato, evidente y rutinario; comprometiendo la función asistencial, educación, administración e investigación de enfermería.
Por lo tanto, la investigación-acción contribuye al abordaje social de las problemáticas identificadas a través del quehacer de enfermería, operacionalizando dichas falencias, es decir, trascendiendo su identificación y convirtiéndola en “resolución” ¿qué implicancias prácticas trae consigo el subsanar las necesidades sociales a través de la investigación enfermera? Sin lugar a duda, el posicionamiento directivo de la gestión del cuidado, explicitar el rol activo de enfermería en la resolución de problemas desde su monopolio de competencia, aquel abordaje que solo puede darse desde la ciencia del cuidado.