Introducción
Con la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior existe un cambio en el papel del alumnado, el cual debe desarrollar múltiples competencias porque pasa a ser parte activa en el proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que puede generar la aparición de estrés académico [1]. A este hecho no sólo contribuyen las altas cargas de trabajo que ello provoca, sino que normalmente esta situación suele coincidir con una etapa en la que el alumnado debe enfrentarse a nuevos cambios en su vida, lo que representaría un punto culminante para la aparición de estrés académico.
Las universidades, además de formar profesionales e impartir cultura, tienen un nuevo desafío: fomentar los comportamientos saludables para toda la sociedad en general [2]. Por ello, se han desarrollado numerosos estudios, cuestionarios e inventarios para ayudar a identificar posibles estresores académicos, entre los que se destaca la sobrecarga académica, además de eventos como las notas, la adaptación al ambiente universitario, la preocupación por el desempeño académico o los conflictos con los compañeros, entre otros [3 4 5 6 7 8 9-10].
Parecen existir algunos factores socioeducativos y sociodemográficos que influyen acentuando o atenuando estas sensaciones. Algunos estudios sugieren la asociación entre el estrés académico y factores como el sexo o el nivel cursado en la carrera [10]; factores psicosociales, como el patrón de conducta o estrategias de afrontamiento, que a su vez pueden estar influidos por el sexo o el apoyo social; factores psicosocioeducativos, como el autoconcepto académico y el tipo de estudios; y factores socioeconómicos, como el lugar de residencia o la obtención de becas [11].
En este sentido, el apoyo social constituye uno de los factores con resultados más positivos para aumentar la resistencia del individuo ante las transiciones de la vida, los estresores diarios, etc. [12], y una parte importante de este apoyo social viene dado por los padres. La implicación y apoyo de los progenitores influye en aspectos como la motivación, la concentración, el esfuerzo, la actitud y el autoconcepto de los hijos [13]. Se ha comprobado que el autoconcepto se relaciona de manera negativa con todos y cada uno de los estresores académicos [14], y que un bajo autoconcepto puede llegar a ser un importante predictor de la vulnerabilidad física y psicológica a los estresores académicos. Además, los mayores niveles de optimismo son los que se relacionan con menores niveles de estrés. Se han encontrado diferencias significativas entre las profesiones de los progenitores con la ansiedad de sus hijos hacia las matemáticas [15], y también que un nivel socioeconómico bajo es un factor predictor de depresión en estudiantes de medicina [16]. Además, también se ha relacionado el estrés con los estilos educativos de los padres [17].
Como se puede observar, aunque numerosos estudios relacionan los estresores académicos de los estudiantes con el rendimiento académico, muy pocos han estudiado la relación del estrés del alumnado con el nivel académico de sus progenitores. Por ello, con este estudio, se pretende valorar si la percepción de los estresores académicos en el alumnado de fisioterapia se asocia con el nivel educativo de los progenitores, es decir, si el nivel educativo de los padres puede actuar como atenuante o agravante en la percepción de estos estresores.
Sujetos y métodos
Participantes
Los participantes del estudio fueron los alumnos de la Facultad de Fisioterapia de la Universidad de Vigo. La población de estudio estaba formada por 188 estudiantes matriculados en el Grado de Fisioterapia. Se trata de una población de pequeño tamaño y finita, ya que se conoce en su totalidad, limitándose a los estudiantes de los cuatro cursos de dicho grado. Por ello no se utiliza ninguna técnica de muestreo para intentar alcanzar la máxima participación posible.
Procedimientos
El reparto del cuestionario se realizó en horas lectivas de materias de carácter obligatorio o formación básica en el aula de cada curso, con el fin de poder acceder a un mayor número de estudiantes para que participasen en el estudio de investigación. Días previos al momento de repartir los cuestionarios en cada clase, se informó a los profesores de las materias elegidas y se les pidió su consentimiento de forma oral para la realización de dicha actuación.
Se informó al alumnado del objetivo de la investigación antes del reparto de los cuestionarios y se les solicitó su colaboración. Se indicó que la finalidad del estudio era tener un mejor conocimiento de la situación académica del alumnado y la relación del estrés académico con la situación sociodemográfica y socioeducativa. Se reiteró la importancia de responder sinceramente a las cuestiones planteadas para obtener la máxima fiabilidad.
Variables de estudio e instrumentos de medida
Las variables sociodemográficas utilizadas son la edad y el sexo, variable cuantitativa continua y cualitativa nominal dicotómica, respectivamente. Las variables socioeducativas son los estudios del padre y los estudios de la madre; esta variable es cuantitativa nominal, ya que se han agrupado en tres niveles: estudios primarios (enseñanza primaria o sin estudios), secundarios (enseñanza secundaria y formación profesional) y superiores (estudios universitarios medios y universitarios superiores).
El instrumento utilizado en este trabajo es el cuestionario de estrés académico (CEA) [18]. Ha sido validado sobre población universitaria española y se compone de tres escalas: estresores académicos (E-CEA), respuesta de estrés (R-CEA) y estrategias de afrontamiento (A-CEA). Las respuestas a cada uno de los ítems se realizan sobre una escala tipo Likert de cinco puntos, desde ‘nunca'; (un punto) hasta ‘siempre'; (cinco puntos).
La E-CEA se compone de un total de 54 ítems que pretenden medir diferentes situaciones o circunstancias del contexto académico que pueden presionar al estudiante y que éste los valore como un peligro o amenaza para su bienestar. Esta escala muestra una estructura factorial de nueve dimensiones, que logran explicar el 67,5% de la varianza total. Las dimensiones de esta escala son: deficiencias metodológicas del profesorado, sobrecarga del estudiante, intervenciones en público, clima social negativo, falta de control sobre el propio rendimiento académico, carencia de valor de los contenidos, baja autoestima académica, exámenes y falta de participación en las decisiones académicas [14].
Análisis estadístico
Se realizó un análisis descriptivo de las principales características de los alumnos y los progenitores. Las variables continuas se presentaron como medias ± desviación estándar, y las cualitativas, como frecuencias y porcentajes.
Para conocer si existían diferencias significativas entre el alumnado con progenitores de un determinado nivel educativo y la percepción de los estresores académicos se efectuó un análisis comparativo de medias tanto para el nivel educativo del padre como de la madre mediante la prueba ANOVA para un factor, y para comprobar en qué sentido se daban estas diferencias se realizó la prueba de Scheffé. Para el análisis de los datos se empleó el programa estadístico SSPS v. 15.0 y se consideraron diferencias significativas si p < 0,05.
Resultados
Un total de 151 alumnos aceptaron participar voluntariamente en el estudio cumplimentando los cuestionarios propuestos, lo que supone una tasa de respuesta general del 80,3%. Del total de la muestra, 105 sujetos eran mujeres (69,5%), y 46, hombres (30,5%). Las edades estaban comprendidas entre 18 y 46 años, con una media de 21,7 ± 3,4 años.
Con respecto a los niveles de fiabilidad de la escala de estresores académicos utilizada (E-CEA) se obtuvieron las siguientes puntuaciones para cada una de las dimensiones a través del α de Cronbach: deficiencias metodológicas del profesorado, 0,941; sobrecarga del estudiante, 0,90; intervenciones en público, 0,916; clima social negativo, 0,794; falta de control sobre el propio rendimiento académico, 0,87; carencia de valor de los contenidos, 0,849; baja autoestima académica, 0,854; exámenes, 0,879, y falta de participación en las decisiones académicas, 0,879.
El porcentaje de cada uno de los niveles establecidos de los progenitores se muestra en la tabla I.
Estudios básicos | Estudios medios | Estudios superiores | |
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Madres | 35,8% | 45,0% | 19,2% |
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Padres | 32,7% | 48,7% | 18,7% |
Estresores y estudios del padre
Tras la realización de la prueba ANOVA para conocer si existen diferencias significativas entre el alumnado con padres de un determinado nivel educativo y la percepción de los estresores académicos, se observa la existencia de diferencias significativas en el factor ‘exámenes'; (Tabla II).
Suma de cuadrados | Grados de libertad | Media cuadrática | F | Sig. | ||
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Deficiencia metodológica del profesorado | Intergrupos | 0,464 | 2 | 0,232 | 0,276 | 0,759 |
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Intragrupos | 123,611 | 147 | 0,841 | |||
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Total | 124,076 | 149 | ||||
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Sobrecarga del estudiante | Intergrupos | 0,666 | 2 | 0,333 | 0,535 | 0,587 |
| ||||||
Intragrupos | 91,460 | 147 | 0,622 | |||
| ||||||
Total | 92,126 | 149 | ||||
| ||||||
Intervenciones en público | Intergrupos | 5,234 | 2 | 2,617 | 2,589 | 0,078 |
| ||||||
Intragrupos | 148,579 | 147 | 1,011 | |||
| ||||||
Total | 153,814 | 149 | ||||
| ||||||
Malas relaciones sociales en el contexto académico | Intergrupos | 0,716 | 2 | 0,358 | 0,806 | 0,449 |
| ||||||
Intragrupos | 65,259 | 147 | 0,444 | |||
| ||||||
Total | 65,975 | 149 | ||||
| ||||||
Falta de control sobre el propio rendimiento académico | Intergrupos | 2,291 | 2 | 1,145 | 1,662 | 0,193 |
| ||||||
Intragrupos | 101,333 | 147 | 0,689 | |||
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Total | 103,624 | 149 | ||||
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Carencia de valor de los contenidos académicos | Intergrupos | 1,288 | 2 | 0,644 | 0,846 | 0,431 |
| ||||||
Intragrupos | 111,979 | 147 | 0,762 | |||
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Total | 113,267 | 149 | ||||
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Baja autoestima académica | Intergrupos | 1,354 | 2 | 0,677 | 1,070 | 0,346 |
| ||||||
Intragrupos | 93,008 | 147 | 0,633 | |||
| ||||||
Total | 94,362 | 149 | ||||
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Exámenes | Intergrupos | 11,219 | 2 | 5,610 | 5,909 | 0,003 |
| ||||||
Intragrupos | 139,540 | 147 | 0,949 | |||
| ||||||
Total | 150,759 | 149 | ||||
| ||||||
Imposibilidad de participación en las decisiones académicas | Intergrupos | 0,257 | 2 | 0,129 | 0,118 | 0,888 |
| ||||||
Intragrupos | 159,631 | 147 | 1,086 | |||
| ||||||
Total | 159,888 | 149 |
En el análisis del sentido en que se dan estas diferencias, se confirma que el alumnado cuyo progenitor posee estudios superiores presenta valores más bajos en la puntuación de este estresor en comparación con el alumnado cuyo padre presenta estudios medios (p < 0,001) y básicos (p < 0,001).
Estresores y estudios de la madre
En la tabla III se puede observar que existen diferencias significativas entre los grupos en los factores ‘sobrecarga del estudiante';, ‘falta de control sobre el propio rendimiento académico';, ‘baja autoestima académica';, ‘exámenes'; e ‘imposibilidad de participación en las decisiones académicas'; (p < 0,05).
Suma de cuadrados | Grados de libertad | Media cuadrática | F | Sig. | ||
---|---|---|---|---|---|---|
Deficiencia metodológica del profesorado | Intergrupos | 1,411 | 2 | 0,706 | 0,851 | 0,429 |
| ||||||
Intragrupos | 122,667 | 148 | 0,829 | |||
| ||||||
Total | 124,078 | 150 | ||||
| ||||||
Sobrecarga del estudiante | Intergrupos | 4,027 | 2 | 2,013 | 3,353 | 0,038 |
| ||||||
Intragrupos | 88,872 | 148 | 0,600 | |||
| ||||||
Total | 92,898 | 150 | ||||
| ||||||
Intervenciones en público | Intergrupos | 1,502 | 2 | 0,751 | 0,706 | 0,495 |
| ||||||
Intragrupos | 157,457 | 148 | 1,064 | |||
| ||||||
Total | 158,959 | 150 | ||||
| ||||||
Malas relaciones sociales en el contexto académico | Intergrupos | 1,206 | 2 | 0,603 | 1,372 | 0,257 |
| ||||||
Intragrupos | 65,079 | 148 | 0,440 | |||
| ||||||
Total | 66,286 | 150 | ||||
| ||||||
Falta de control sobre el propio rendimiento académico | Intergrupos | 8,846 | 2 | 4,423 | 6,760 | 0,002 |
| ||||||
Intragrupos | 96,841 | 148 | 0,654 | |||
| ||||||
Total | 105,687 | 150 | ||||
| ||||||
Carencia de valor de los contenidos académicos | Intergrupos | 4,242 | 2 | 2,121 | 2,876 | 0,060 |
| ||||||
Intragrupos | 109,139 | 148 | 0,737 | |||
| ||||||
Total | 113,381 | 150 | ||||
| ||||||
Baja autoestima académica | Intergrupos | 3,911 | 2 | 1,955 | 3,194 | 0,044 |
| ||||||
Intragrupos | 90,597 | 148 | 0,612 | |||
| ||||||
Total | 94,508 | 150 | ||||
| ||||||
Exámenes | Intergrupos | 9,417 | 2 | 4,709 | 4,875 | 0,009 |
| ||||||
Intragrupos | 142,950 | 148 | 0,966 | |||
| ||||||
Total | 152,367 | 150 | ||||
| ||||||
Imposibilidad de participación en las decisiones académicas | Intergrupos | 7,692 | 2 | 3,846 | 3,686 | 0,027 |
| ||||||
Intragrupos | 154,438 | 148 | 1,043 | |||
| ||||||
Total | 162,130 | 150 |
En los factores ‘sobrecarga del estudiante'; y ‘exámenes'; se puede ver que el alumnado cuya madre tiene estudios superiores puntúa menos que los compañeros cuya madre posee estudios medios o básicos. En cuanto a los factores ‘falta de control sobre el propio rendimiento académico'; y ‘baja autoestima académica';, el alumnado con madre con estudios básicos puntúa más alto que el alumnado con madre con estudios medios y superiores, que se comportan de un modo similar.
El factor ‘imposibilidad de participación en las decisiones académicas'; presenta unos valores mayores para el alumnado cuya madre tiene estudios básicos con respecto a los estudios medios.
Discusión
Los factores ‘deficiencia metodológica del profesorado';, ‘intervenciones en público';, ‘malas relaciones sociales en el contexto académico'; y ‘carencia del valor de los contenidos'; son estresores que no correlacionan con el nivel educativo de la madre ni del padre, lo cual podría deberse a que resultan difícilmente atenuables; de hecho, en numerosos estudios, la mayoría figuran como los factores que los alumnos perciben como más estresantes [19 20-21].
El factor ‘exámenes'; se relaciona directamente tanto con el nivel académico de la madre como del padre; así, el alumnado cuyo padre o madre posee estudios superiores, percibe el factor ‘exámenes'; menos amenazante que aquel con padre o madre con estudios medios o básicos. Esto podría deberse a que, como indican Morales et al [22], influye mucho el nivel cultural del padre en la educación de los hijos, porque si éstos están habituados a ver leer y manejar libros, estarán más motivados al estudio. Para Olmedo [23], el origen social y educativo de los padres también tiene un impacto significativo en el éxito académico de los hijos. Así, los estudiantes cuyos progenitores poseen formación universitaria superior tienen expectativas académicas más favorables que aquellos que tienen padres con estudios elementales, lo que coincide con Shadach y Ganor-Miller [24], que manifiestan que la formación académica de los padres se relaciona positivamente con la ansiedad ante los exámenes de los estudiantes.
Los padres son una fuente importante de apoyo social y se han encontrado trabajos que explican cómo distintas conductas de los padres influyen en la motivación, concentración, esfuerzo, actitud y autoconcepto de sus hijos [13]; actuando sobre el autoconcepto se puede actuar sobre el estrés, ya que se ha comprobado que la autoeficacia y el autoconcepto se relaciona de manera negativa con todos y cada uno de los estresores académicos [14]. La actitud que los padres transmiten a sus hijos hacia la educación, la cultura, los profesores y la escuela ejerce gran influencia en el proceso de aprendizaje [25] y se asocia con el establecimiento de una alta competencia académica percibida y con la motivación hacia el cumplimiento académico [26].
Los estresores ‘sobrecarga del estudiante';, ‘falta de control sobre el propio rendimiento académico';, ‘baja autoestima académica'; e ‘imposibilidad de participación'; solamente se correlacionan con el nivel educativo de la madre; de este modo, que la madre tenga un nivel educativo alto parece ser un factor mediador en la percepción de estos estresores. Este aspecto coincide con Mato et al [15], quienes también encontraron una mayor relación entre estresores y nivel educativo de la madre.
Morales et al [22] indican que la madre es la que se ocupa de un modo más directo de la educación escolar de los hijos: es la que acude al colegio cuando hay reuniones o quiere informarse sobre su marcha, y si tiene un nivel de estudios medios o altos, podrá ayudarlos más, lo que repercutirá positivamente en su aprendizaje. Cuanto mayor nivel educativo tenga la madre, mayores exigencias académicas plantea a sus hijos, un poco sustentado en la creencia de que cuanto más asciendan sus hijos académicamente, mayores posibilidades tendrán de éxito futuro [27].
Las mujeres con mejores niveles educativos son madres con tendencia a mostrar una actitud positiva hacia el estudio de sus hijos, más preocupadas por su desempeño y con una mayor orientación hacia la importancia de la continuación de los estudios hasta su titulación [28]. Dan mayor importancia a los deberes académicos de sus hijos, algo muy distinto a lo que suele suceder con las madres con ausencia o menores niveles educativos [29].
Castejón y Pérez [27] justificaban ya en 1998 que es el nivel académico de la madre, y no el del padre, el que ejerce una mayor influencia, ya que en ella se suele delegar la educación de los hijos, independientemente del nivel socioeconómico, educativo y cultural de la familia.
Numerosos estudios relacionan el nivel educativo de los progenitores con aspectos como el rendimiento académico; así, algunos autores consideran las variables relativas al entorno familiar como las principales predictoras del rendimiento académico del alumno, por encima incluso de las escolares [30], y en general, a mayor cantidad de años de educación de los padres, mayor es el tiempo dedicado al estudiante y mayor calidad de supervisión de su desempeño [31].
Cordero-Ferrera et al [32] realizaron una revisión de los estudios publicados en los últimos 40 años en España y concluyeron que los factores socioeconómicos tienen un peso muy relevante en la explicación del rendimiento educativo de los estudiantes españoles, especialmente las variables asociadas con el nivel educativo de los padres; incluso se hallan estudios, como el de Hamaideh y Hamdan-Mansour [33], que aseguran que el nivel educativo de la madre es el mejor predictor del rendimiento académico. Coincidiendo en esta misma línea, Yusoff et al [34] encontraron que la ansiedad en estudiantes de medicina se asocia con el nivel educativo de la madre.
Parece que el estrés, el rendimiento académico y las variables socioeducativas y socioeconómicas están estrechamente relacionadas y, dentro de las variables socioeducativas, el nivel educativo de la madre sería una variable a tener en cuenta. Es fundamental conocer los factores que pueden influir sobre el alumnado para poder mejorar su rendimiento y evitar así el temido abandono académico, pudiendo dar un mayor apoyo a los alumnos con padres con un nivel académico menor mediante programas de mejora de estrategias de aprendizaje, ya que podrían no estar adquiridas.
Los progenitores de bajo nivel socioeducativo utilizan estrategias poco efectivas para enseñar a sus hijos, aunque valoren la educación y deseen que ellos tengan un buen rendimiento en la escuela, e interactúan escasamente con sus hijos en actividades relacionadas con estrategias de aprendizaje [35]. En esta misma línea, Jadue et al [36] encuentran que la baja escolaridad de los padres constituye un factor de riesgo y se relaciona con un nivel económico más bajo y con una pobre calidad y escasez de estrategias de aprendizaje que ayuden a los hijos al éxito en la escuela. Aunque estos padres valoran la educación, por su baja escolaridad, no poseen la habilidad para conformar estrategias de aprendizaje en el hogar que apoyen la labor de los profesores.
Cerezo et al [37] concluyeron que la aceptación, entendida como la ayuda y comprensión de los padres, es importante en la determinación del aprendizaje y el logro académico de los hijos, ya que les ayuda a llevar a cabo aprendizajes autorregulados.
Como limitaciones de este estudio tenemos que sus resultados son difícilmente generalizables a toda la población de estudiantes universitarios, ya que sólo se ha realizado sobre una muestra de alumnos de una única titulación y de una facultad en concreto. Además, el alumnado de esta muestra se caracteriza por tener una trayectoria previa con un alto rendimiento académico, lo que podría estar influyendo en los resultados. Sería deseable contar con una muestra más amplia y heterogénea.
En conclusión, se puede destacar que el nivel educativo del padre se asocia, de forma discreta, con la percepción del estrés académico porque solamente actúa sobre uno de los nueve factores analizados. Por contra, el nivel educativo de la madre se muestra como una variable determinante como mediador en la percepción del estrés académico, ya que actúa sobre más de la mitad de los factores de estrés académico estudiados.
Se precisarían más estudios que abordasen este aspecto para poder comprobar si estos resultados son coincidentes en el resto de alumnado universitario.