Las tasas de sobrepeso y obesidad entre los niños están aumentando en todo el mundo y se cree que la dieta poco saludable y los entornos obesogénicos desempeñan un papel importante en la epidemia mundial de obesidad1. Entre los factores ambientales que influyen sobre la ingesta dietética inadecuada de los niños destacan los sociales, culturales, la disponibilidad de bebidas y alimentos obesogénicos y la publicidad2. Es en consecuencia necesario hacer más énfasis en tratar el tema de forma comunitaria y rebajar la presión y responsabilidad individual. Tal y como comenta Del Águila y Col., se ha visto un incremento de las ventas de productos ultraprocesados a nivel mundial que puede explicarse, en parte, por la publicidad y promoción que poseen estos productos3. Exista o no relación causal, la creciente prevalencia de la obesidad coincide con los esfuerzos llevados a cabo por la industria alimentaria en el marketing dirigido a niños y adolescentes. De hecho, los datos muestran que los alimentos y bebidas con alto contenido de energía y bajos en nutrientes constituyen la mayoría de los productos ofertados4. Cada vez hay más pruebas de que el marketing de alimentos y bebidas no saludables dirigido a niños afecta negativamente a sus conductas alimentarias5.
A pesar de la regulación existente y de autorregulación planteada6, la exposición de los niños a la publicidad de los alimentos poco saludables es aún alta y, además, utiliza técnicas de persuasión5. Y es que los escenarios utilizados para estas prácticas son extensos y diversos. Sin dejar de lado el precio de los alimentos, que suele tender a la baja en aquellos con un perfil nutricional cuestionable, no sólo es la publicidad la encargada de estimular la adquisición de estos alimentos poco saludables, sino que el propio envasado, la colocación en los lineales de los supermercados y la alta disponibilidad de los mismos en lugares públicos dificultan la elección de alimentos saludables2. Una de estas estrategias queda reflejada en el estudio de Trujillo-Espino y Cols., donde puede verse que los alimentos con un contenido nutricional no saludable presentan una mayor cantidad de técnicas promocionales7.
Ya que la publicidad de los alimentos en los medios presenta una calidad nutricional general mejorable8, algunos expertos opinan que los organismos reguladores deberían adoptar políticas en materia de salud pública más eficaces en cuanto a la limitación de la exposición de los niños a dichos anuncios9. Sobre todo, hay que tener en cuenta que existe un conjunto de factores sociales considerados determinantes de salud de la población, y el marketing es uno de ellos, por tratarse un factor clave a la hora de orientar hacia una toma decisiones más o menos positiva10-11. En este sentido, el estudio de Valera y Cols.12 muestra que, aunque las familias adoptan sus estrategias con interés en promover una alimentación saludable en los niños, sus métodos presentan aún diferencias marcadas según su nivel socioeconómico. Además, incluso los padres que ponen en marcha estrategias eficaces requieren que los profesionales del cuidado preescolar, profesionales sanitarios y responsables de formular políticas, ayuden a mejorar la ingesta dietética del niño y sus conocimientos nutricionales2. Tal vez sea necesaria la figura del dietista-nutricionista, no sólo en atención primaria13 y especializada, también en entornos escolares, industria alimentaria, restauración y, cómo no, en organismos reguladores encargados de la formulación de políticas de salud pública.
Entre las posibles acciones a llevar a cabo en los entornos escolares, Briones-Villalba y Cols. destacan en su estudio la posibilidad de un programa de actividad física y educación nutricional para reducir el consumo de bebidas azucaradas y desarrollo de la obesidad en niños de 8 a 11 años14.
Estos datos respaldan la justificación de las intervenciones multifactoriales para reducir la ingesta dietética obesogénica en niños. Dichas intervenciones también deben estar dirigidas a reducir las barreras de la alimentación saludable: asequibilidad, conveniencia, modelos, educación, preferencia infantil, disponibilidad y publicidad.