La Confederación Internacional de Asociaciones de Dietética (ICDA) define al Dietista-Nutricionista (D-N) como el profesional de la salud cualificado y reconocido por las autoridades nacionales competentes que aplica la ciencia de la nutrición a la alimentación y educación de personas en estados de salud y de enfermedad a lo largo del curso de la vida1. Este profesional participa activamente en la promoción de hábitos alimentarios y estilos de vida saludables, interviene en la prevención, tratamiento y rehabilitación de pacientes, y utiliza estrategias basadas en la evidencia acorde con los adelantos científicos y tecnológicos actuales2.
La titulación habilitante para ejercer como D-N se consagra a través de una formación universitaria de Licenciatura en Nutrición o de Grado en Nutrición Humana y Dietética, en función del país donde se desarrolle. Además, actualmente existe una amplia oferta educativa de posgrado que permite la especialización en diferentes ámbitos y cuyo propósito es formar profesionales con conocimientos, habilidades y actitudes que desarrollen una práctica profesional innovadora y una labor científica con reconocimiento internacional y responsabilidad social. Dentro de las distintas áreas de especialización de esta profesión se encuentra la nutrición clínica, la restauración colectiva, la nutrición deportiva, entre otras. Sin embargo, la nutrición clínica es una de las especialidades de más demanda entre los profesionales hispanoamericanos3.
El futuro: Nutrición Clínica Especializada
Según las directrices de la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN), la nutrición clínica es una disciplina que se ocupa de la evaluación, diagnóstico, intervención y monitoreo del estado nutricional y metabólico relacionados con la salud y la enfermedad4. La relevancia de la figura del D-N ha ido en aumento en consonancia con los avances científicos que sitúan a la nutrición y a la alimentación como pilares en el mantenimiento de salud del ser humano. Este crecimiento requiere de la especialización del D-N, particularmente en el ámbito clínico, a fin de manejar adecuadamente los tratamientos nutricionales óptimos para cada patología, dando lugar a diversas subespecializaciones dentro de la nutrición clínica5.
En este sentido, las subespecializaciones en nutrición clínica se están orientando hacia patologías concretas (oncología, nefrología, cardiología, etc.), aunque también, hacia franjas etarias (pediatría, gerontología, etc.). La participación de profesionales D-N es cada vez más común desarrollando actividades y funciones de práctica clínica nutricional en los equipos multidisciplinarios específicos en los ámbitos hospitalarios y extra hospitalarios. Estos hechos se están desarrollando más en Latinoamérica que en España, dada la falta de inclusión de este profesional en el sistema sanitario español.
No obstante, a pesar de esta creciente necesidad de especialización y subespecialización del D-N clínico, existe una alta heterogeneidad en la formación entre diversos países, además de la escasa regulación normativa en este campo.
Latinoamérica tiene reconocido la necesidad del D-N clínico para el cumplimiento de la nutrición oportuna, completa, suficiente y de calidad durante el internamiento del paciente, interviniendo, sobre todo, en la prevención de la desnutrición hospitalaria a través de procesos estructurados como derecho humano. Este reconocimiento se desprende desde la Declaración de Cancún del año 20086, la Declaración de Cartagena en 20197, aunque ya desde el año 19658, a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se determinaron las bases del perfil profesional para el D-N clínico.
Estos hechos acontecidos en épocas pasadas reflejan la capacidad de acción que poseen los D-N clínicos en Latinoamérica. Por el contrario, en España aún no está estandarizada esta nomenclatura desde el punto de vista contractual y las especialidades no están reconocidas desde el punto de vista legislativo; únicamente se ha creado un perfil de las competencias a través de una Conferencia de Consenso entre representantes de las Universidades Españolas que imparten la titulación y la antigua Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas. Estos perfiles se crearon tras la aprobación del Real Decreto 433/1998, el 20 de marzo, por el cual se establece el título universitario oficial de Diplomado y Diplomada en Nutrición Humana y Dietética. Por este motivo, dichas especialidades carecen actualmente de oficialidad en el territorio español.
No obstante, a pesar de esta situación, resulta preocupante que no exista una especialización en nutrición clínica oficial teniendo en cuenta la importancia de su inclusión y participación en la sanidad pública. Dicha actividad redundaría en el beneficio de todos y todas al implicar un ahorro en el gasto sanitario público, principalmente en la disminución del consumo de fármacos e ingresos, así como la reducción en la estancia hospitalaria9.
Contexto laboral del D-N clínico
El profesional D-N clínico en Latinoamérica cuenta con una larga trayectoria de actividad asistencial en comparación con España. Esta trascendencia se vio reflejada, además, en el año 2012, gracias al Consenso de Funciones y Competencias del Nutricionista Clínico de la Federación Latinoamericana de Terapia Nutricional, Nutrición Clínica y Metabolismo (FELANPE)2. Se trata de un documento que constituye una orientación para el D-N y, en general, para el equipo de salud, pretendiendo ser utilizada para el desarrollo de todas las actividades vinculadas al desempeño de la nutrición clínica. La participación de diversas asociaciones internacionales en su elaboración justifica un documento trascendente y referencial para el profesional, considerando la unificación de criterios como uno de sus beneficios para el ejercicio profesional con relación a las funciones del D-N clínico.
Aunque este documento podría ser de aplicación para D-N que desarrollen su actividad en España, no puede ser extrapolable a este país dada la mínima capacidad de acción que puede tener un D-N clínico en el Sistema Nacional de Salud (SNS) público español (al menos hasta la fecha actual), y dada también la idiosincrasia y diferencia entre países en la gestión sanitaria.
No obstante, a pesar de que la inclusión del D-N en el SNS español mejora, aún está a años luz de compararse con homólogos latinoamericanos. La dificultad con la que cuenta este colectivo para ejercer su actividad dentro del SNS español es bien conocida, tal y como refleja el último documento de posicionamiento elaborado por Grupo de Especialización en Nutrición Clínica y Dietética de la Academia Española de Nutrición y Dietética10. Aún son escasas las comunidades autónomas que han incorporado la figura del D-N en el SNS y, por tanto, la presencia de este profesional continúa siendo prácticamente nula en el sistema de salud español.
La situación sigue siendo alarmante, sobre todo, teniendo en cuenta que, tanto desde el punto de vista sanitario como del económico, se ha descrito el beneficio que aporta a los sistemas de salud y a sus usuarios contar con la presencia del D-N en el sistema de salud, habiéndose reportado multitud de estudios que ponen de manifiesto el impacto económico que supone la actividad de este profesional en términos de costo-eficiencia10,11,12.
A pesar de estos hechos, además de las demandas a través de publicaciones y documentos científicos12,13, así como la multitud de egresados que finalizan sus estudios en Nutrición Humana y Dietética, España continúa sin homogenizar la inclusión de este profesional dentro de sus estructuras sanitarias. Es un deber de los usuarios y las usuarias poder acceder al profesional D-N y es necesario un mayor apoyo y compromiso por parte del Ministerio de Sanidad, que integre en su totalidad al D-N en la cartera de servicios comunes del SNS, y que, además, cuente con una representatividad realista y coherente para llevar a cabo una atención adecuada y de calidad.
Desde la RENHyD, se quiere alentar a los lectores y lectoras, investigadoras e investigadores, profesionales de la salud y al colectivo de D-N, a continuar con el análisis crítico de estos y más retos que supone la atención nutricional, haciendo énfasis en que la nutrición clínica no tiene solo un enfoque curativo, sino también preventivo, desde un campo profesional global de la alimentación y la nutrición en la salud y enfermedad. Se les invita a enviar sus contribuciones científicas a esta revista, y a colaborar en el desarrollo de nuevas estrategias del futuro profesional en el mundo de la nutrición clínica, así como difundir prácticas clínicas exitosas que puedan ser replicadas en distintos escenarios.