INTRODUCCIÓN
Las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) son una serie de patologías que afectan la salud de personas de todas las edades, sin expectativa de cura, con evolución que ocasiona deterioro progresivo de la salud, y adicionalmente, representan la mayor carga de morbilidad y mortalidad de la población mundial1. Recientemente, la enfermedad renal crónica (ERC), se consolidó como una de las ECNT más frecuentes, estimándose una morbilidad mundial de 850 millones de casos, con altas tasas de mortalidad en las últimas dos décadas2, especialmente, en países de ingresos medios y bajos, provocando aproximadamente 2,4 millones de decesos anuales3.
Indicadores mundiales estiman que para el año 2030, aproximadamente 5,4 millones de personas con ERC requieran algún tipo de terapia de reemplazo renal como la hemodiálisis (HD)4, siendo ésta un tratamiento flexible que se adapta a las necesidades particulares de líquidos y electrolitos de cada paciente, generando un efecto cardioprotector secundario al control de la volemia, vigilancia de arritmias y reducción de los cuadros de coagulación, convirtiéndola en la alternativa terapéutica más empleada en los pacientes con ERC para el mantenimiento del equilibrio hidroelectrolítico y ácido-base5.
A pesar de sus ventajas, la HD junto con la evolución clínica de la ERC, repercuten negativamente no solo en el estado de salud física6, también en la percepción de calidad de vida (CV) y la sensación de bienestar de quien está sometido a esta intervención7, incrementando en estos pacientes la probabilidad de presentar ansiedad, sintomatología depresiva, mayores percepciones de carga de la enfermedad, aparición de disturbios del sueño, en la función sexual y la vitalidad8, potenciados por los cambios que la adherencia al tratamiento de HD trae para su vida cotidiana9.
A lo largo de la evolución conceptual del estado salud, se ha asignado un alto impacto a la sensación de bienestar presente en las dimensiones físicas, espirituales, emocionales y sociales, concibiendo el bienestar como el grado de satisfacción con la vida10, que incluye juicios valorados como positivos predominando sobre los negativos, en relación con las experiencias y vivencias previas, presentes y futuras de cada sujeto11, fortaleciendo las posibles implicaciones que tiene sobre la percepción de calidad de vida de sujetos con ERC en tratamiento con HD.
En concordancia con lo anterior, hallazgos previos sugieren que situaciones que afectan el bienestar psicológico (BP) como la presencia de sintomatología ansiosa y depresiva12, repercuten sobre la percepción de CV del paciente en HD; sin embargo, a pesar del estudio frecuente de la CV en este grupo de pacientes6)-(9, no se ha establecido la diferenciación del BP y la CV desde sus diferentes componentes, así como la influencia del BP sobre la percepción de CV.
Por todo lo anterior, el objetivo del presente trabajo fue analizar el perfil de bienestar psicológico y percepción de calidad de vida, así como, diferenciar e identificar la relación entre éstas variables en pacientes con ERC en tratamiento con hemodiálisis.
MATERIAL Y MÉTODO
Diseño del estudio: Se realizó un estudio observacional, descriptivo, transversal, entre los meses de noviembre de 2021 y enero de 2022.
Población de estudio: Se incluyeron en el estudio todos los pacientes con diagnóstico de ERC en tratamiento de HD tratados en una Unidad de Diálisis de la ciudad de Cúcuta, Colombia. Todos los pacientes de la unidad renal (173 pacientes) fueron estudiados, tras la verificación de los criterios de inclusión definidos (ser mayor de 18 años, en condiciones físicas y mentales óptimas para responder a los instrumentos de recolección de información) y aprobación de su participación mediante la firma del consentimiento informado.
Variables y Determinaciones: Se recogieron variables de tipo demográfico (edad, género, estado civil, nivel educativo, condición laboral, ingresos mensuales) y clínico (tiempo de diagnóstico de ERC, frecuencia de HD, Trasplante renal previo, comorbilidades, mantiene peso seco, rango de hemoglobina, rango de potasio, rango de fósforo), así como la percepción de bienestar psicológico y calidad de vida.
Las variables demográficas y clínicas se extrajeron de la historia clínica de los pacientes.
Instrumentos de medida: Como herramientas de medida para la percepción de bienestar psicológico y la calidad de vida se emplearon dos instrumentos: 1) el cuestionario de bienestar psicológico (PGGWBI), compuesto por 22 ítems organizados en las categorías: ansiedad, depresión, estado de ánimo positivo, autocontrol, percepción de la salud general y vitalidad; que valora cada categoría como positiva o presente con las mayores puntuaciones y negativa o ausente con las menores, con un índice de confiabilidad de 0,9413. 2) El World Heatlh Organizarion Quality of Life (WHO QOL-BREF) propuesto por la Organización Mundial de la Salud, que comprende 26 ítems evaluando cuatro dominios generales: salud física, salud psicológica, relaciones sociales y medio ambiente, en donde las puntuaciones más altas indican mayor percepción de la calidad de vida, válido para aplicarse en ésta población14, con una confiabilidad superior al 0,8015.
Análisis estadístico: Los datos obtenidos fueron procesados en el programa Microsoft Excel®, y analizados mediante el software estadístico Graph Pad Prism. Las variables cuantitativas se presentaron empleando medias y desviaciones estándar, y se emplearon frecuencias absolutas y relativas para las variables cualitativas. Inicialmente, fue establecida la normalidad de la distribución de los datos a través del test de Kolmogorov-Smirnov, posteriormente, para los análisis de diferenciación de las puntuaciones obtenidas en los dos instrumentos, en función de las variables demográficas y clínicas, se empleó el test U de Mann-Whitney al comparar dos grupos de resultados, o Kruskal-Wallis cuando fueron tres o más grupos de datos. Para el establecimiento de la relación entre la CV y el BP fue calculado el coeficiente de correlación de Spearman, considerando significancia estadística al obtener valores p<0,05.
Aspectos éticos y legales: El estudio se categoriza como “sin riesgo”, y fue ejecutado respetando los principios bioéticos y manteniendo la confidencialidad de los datos de los participantes. Se contó con la aprobación del comité de ética en investigación de la Facultad Ciencias de la Salud, respaldado por el acta CEIV-13-2021: ENFERMERÍA.
RESULTADOS
Fueron estudiados pacientes con ERC en tratamiento con HD entre los 19 y 86 años de edad, con un promedio de 57,59±13,31 años, predominantemente de género masculino (n=110; 63,58%) y estado civil casado (n=60; 34,68%). Académicamente con formación secundaria en su mayoría (n=85; 49,13%), en condición de desempleo al momento de la valoración (n=136; 78,61%) y con ingresos económicos mensuales inferiores a 267 dólares americanos (USD) (n=147; 84,97%). Por otro lado, el perfil clínico de los participantes mostró que tenían un tiempo de diagnóstico de ERC entre 1-10 años (n=163; 94,22%), sin antecedentes de trasplante renal previo (n=169; 97,69%) y cursando simultáneamente con Diabetes Mellitus (DM) e Hipertensión Ar terial (HTA) (n=89; 51,45%). Respecto al tratamiento actual, los participantes realizan hemodiálisis 3 veces por semana (n=170; 98,27%), mantienen el peso seco (n=141; 81,50%), las concentraciones de hemoglobina (n=152;87,86%), potasio (n=143; 82.66%) y fósforo sanguíneo (n=112; 64,74%), en rangos de normalidad tabla 1).
FA= Frecuencia absoluta; FR= Frecuencia relativa; USD= Dólar americano; ERC= Enfermedad renal crónica; HD= Hemodiálisis; DM= Diabetes Mellitus; HTA= Hipertensión Arterial; Hb= Hemoglobina; K+= Potasio sérico; P= fósforo sérico.
La interpretación de la puntuación general obtenida tras la aplicación del PGWBI y WHOQOL-BREF mostró que los pacientes con ERC en tratamiento con HD tienen bienestar psicológico positivo (n=136; 78,61%) y una percepción de calidad de vida moderada (n=95; 54,91%) tabla 2).
Los resultados del análisis por categorías del PGWBI, mos traron que síntomas de depresión (n=168; 97,11%) y ansiedad (n=168; 97,11%), estuvieron acompañados de aspectos como estado de ánimo positivo (n=136; 78,61%), autocontrol (n=161; 93,06%), sensación de vitalidad (n=145; 83,81%) y percepción positiva del estado de salud (n=159; 91,91%) en la mayoría de los pacientes. En cuanto al análisis por dimensiones del WHOQOL-BREF, se observó que la percepción de salud física (n=131; 75,72%), relaciones sociales (n=115; 66,47%) y medio ambiente (n=126; 72,83%) se encontraron en condiciones moderadas, en cuanto la percepción de salud psicológica fue alta (n=119; 68,79%) tabla 3).
Fue realizado el análisis comparativo de las puntuaciones obtenidas en cada categoría/dimensión y el índice global de los dos instrumentos, en función de las variables demográficas y clínicas de los pacientes con ERC en tratamiento con HD. Inicialmente, tener mayores puntuaciones globales del PGWBI mostraron ser altamente influenciadas por variables como tener edades inferiores a los 30 años, educación universitaria, estar empleado, con ingresos económicos mensuales superiores a 268 USD, presencia única de HTA como comorbilidad y concentraciones sanguíneas normales de hemoglobina, potasio y fósforo (p≤0,01 para todos los casos). Observando de manera específica cada variable y su efecto por categoría, ser menor de 30 años de edad mejoró el desempeño de las categorías positividad (p=0,03) y vitalidad (p<0,01). Así mismo ocurrió con las categorías ansiedad (p<0,01), positividad (p<0,01), autocontrol (p<0,01), percepción general de la salud (p<0,01) y vitalidad (p<0,01), que mostraron mayores puntuaciones a mayor grado de escolaridad. La condición laboral fue una variable que presentó un comportamiento diferenciado en cada categoría; los síntomas de ansiedad (p<0,01) y depresión (p<0,01) fueron mayores en los sujetos desempleados, en cuanto la percepción del estado de salud general (p<0,01), la sensación de vitalidad (p<0,01) y la positividad (p<0,01), estuvieron mejor valorados por los pacientes empleados y pensionistas. Respecto a los ingresos económicos, tener ingresos superiores a 268 USD mensuales mostró mayores síntomas depresivos (p<0,01) y mejores puntuaciones en las categorías positividad (p<0,01), autocontrol (p<0,01), percepción de la salud (p<0,01) y vitalidad (p<0,01) tabla 4).
(p)= Valores p obtenidos; USD= Dólar americano; DM= Diabetes Mellitus; HTA= Hipertensión Arterial; Hb= Hemoglobina; K+= Potasio sérico; P= fósforo sérico.
(*)= valores p<0,05;
(**)= valores p<0,01 (test U de Mann-Whitney o Kruskal-Wallis).
Las puntuaciones globales del WHOQOL-BREF, mostraron mayores percepciones de calidad de vida en los pacientes con edades inferiores a los 30 años (p<0,01), con formación superior (p<0,01), pensionistas (p<0,01), ingresos mensuales superiores a los 268 USD (p<0,01) y concentraciones sanguíneas de hemoglobina (p<0,01), potasio (p<0,01) y fósforo (p<0,01) en rangos de normalidad. En el análisis diferencial de las puntuaciones obtenidas en cada dimensión en función de las variables clínicas, se observó que tener HTA como única comorbilidad, mostró mayores puntuaciones en la dimensión relaciones sociales (p=0,02) y medio ambiente (p=0,01), mientras que el diagnóstico de DM contribuyó con mejores puntuaciones en la dimensión salud física (p<0,01). Las variables sanguíneas hemoglobina y potasio, mostraron mejores puntuaciones en las dimensiones salud física (p<0,01), salud psicológica (p<0,01), relaciones sociales (p<0,01) y medio ambiente (p<0,01), al encontrarse en rangos de normalidad. Para el caso del ion fósforo, se reprodujeron los hallazgos anteriores, con excepción de la dimensión salud psicológica, que no mostró variabilidad entre los diferentes rangos de concentración sanguínea (tabla 5).
(p)= Valores p obtenidos; USD= Dólar americano; DM= Diabetes Mellitus; HTA= Hipertensión Arterial; Hb= Hemoglobina; K+= Potasio sérico; P= fósforo sérico.
(*)= valores p<0,05;
(**)= valores p<0,01 (test U de Mann-Whitney o Kruskal-Wallis).
El análisis de correlación efectuado entre las puntuaciones globales obtenidas con la aplicación de ambos instrumentos, identificó que ambas variables tienen una fuerte y creciente relación lineal (r=0,81; p=0,0001) (figura 1).
DISCUSIÓN
Durante el desarrollo de este estudio, se lograron analizar los niveles de BP y CV en pacientes con ERC en tratamiento con HD, su relación y diferenciación según los perfiles clínicos y demográficos de los pacientes analizados. Fue descrito que el género masculino es el más frecuente en este grupo de pacientes, información que es compatible con indicadores internacionales, que enuncian que a pesar de que un metaanálisis reciente encuentra que la ERC es más prevalente en el género femenino16, las mayores incidencias de terapia de reemplazo renal (TRR) son en el género masculino17.
Variables como tener una edad alrededor de los 60±14 años, estar casado, haber cursado estudios hasta educación secundaria, encontrarse en situación de desempleo, tener hasta 10 años en TRR, con HTA y DM entre las principales comorbilidades17),(18, definen el perfil demográfico y clínico del paciente con ERC en tratamiento con HD de este estudio, datos en concordancia con resultados de escenarios nacionales19 e internacionales desarrollados en Norteamérica, Europa, Australia y Nueva Zelanda17),(18.
Psicológicamente, la HD es un alternativa terapéutica que por sí sola expone al paciente a diversas fuentes generadoras de ansiedad, entre las que destacan la dependencia de una máquina y el equipo multidisciplinario de salud, restricciones hídricas y alimentarias, que cursan conjuntamente con aspectos propios de la ERC como el tratamiento poli-farmacológico e incerteza en el pronóstico de vida, son aspectos que consolidan el perfil de situaciones a las que está expuesto con regularidad, siendo situaciones que repercuten negativamente en la sensación de bienestar y la percepción de calidad de vida del paciente con ERC en HD20.
En contraste con los resultados generales obtenidos de la aplicación de ambos instrumentos, estudios previos han evidenciado menor bienestar psicológico, percepción de la salud y vitalidad en pacientes en HD21 al comparados con los de diálisis peritoneal22, trasplante renal21 y cuando son estudiados de forma independiente23; en correspondencia, los hallazgos del presente estudio muestran la presencia de mayores problemas emocionales caracterizados por alta sintomatología depresiva y ansiosa en las personas en HD.
La calidad de vida general identificada en los pacientes con ERC en HD fue clasificada como moderada y alta, resultados respaldados por los hallazgos de un estudio internacional reciente que empleó el mismo instrumento24; sin embargo, se oponen con lo descrito estudios que afirman que la calidad de vida del paciente en TRR está disminuida, especialmente en el paciente que se encuentra en HD23)-(25. En el análisis por dominios, el presente estudio mostró que se encuentran con percepciones de calidad moderadas o altas, en concordancia con resultados de estudios internacionales, donde los dominios relaciones sociales26, salud psicológica y medio ambiente tuvieron las valoraciones más altas27.
Los resultados del análisis diferencial de las puntuaciones obtenidas en cada categoría o dimensión, así como los índices globales obtenidos a través de la aplicación de ambos instrumentos en función de variables demográficas y clínicas, evidenciaron que tener una edad superior a los 71 años muestra índices inferiores de positividad, vitalidad, salud física, salud psicológica, relaciones sociales y menores puntuaciones generales en las variables BP y CV. Esta situación está respaldada por hallazgos previos de la literatura que enuncian que a mayor edad, los pacientes presentan mayor insatisfacción y poseen una carga mayor por el tiempo en HD, aspectos que se asocian de manera positiva con percepciones de calidad de vida deficientes28.
Asímismo, fue identificado que los pacientes con menores niveles de escolaridad, presentan peores desempeños en las categorías y en el índice global de bienestar psicológico, el mismo comportamiento se reproduce en las dimensiones y perfil general de calidad de vida, resultados que se corresponden con hallazgos previos donde se afirma que bajos niveles de escolaridad repercuten sobre la sensación de bienestar y la percepción de calidad de vida en el paciente en HD7),(29.
Aspectos económicos como estar desempleado y tener acceso a ingresos económicos mensuales inferiores a los 267 USD, mostraron menores índices de bienestar psicológico en las categorías: depresión, positividad, percepción de la salud, vitalidad y en la valoración global del PGWBI, así como en las dimensiones y puntuación general de calidad de vida evaluados empleando el WHOQOL-BREF; aspectos que son fortalecidos por hallazgos previos de la literatura7),(9),(19),(28.
Características clínicas del paciente con ERC en HD como la DM de forma aislada o cursando de forma concomitante con hipertensión arterial, repercute con índices inferiores en las categorías y dimensiones valoradas con los dos instrumentos, tal como en las puntuaciones generales consolidadas de ambas variables. Estos resultados se respaldan por la literatura, que exhiben que la presencia de sintomatología depresiva, ansiedad y peores percepciones de calidad de vida, se relacionan positivamente con el paciente en HD que tiene ésta comorbilidad30.
Bajas concentraciones sanguíneas de hemoglobina, potasio y fósforo mostraron peores desempeños en el análisis diferenciado y global de ambos instrumentos. Respaldando lo anterior, diversos estudios de carácter multicéntrico han demostrado la relación positiva entre las bajas concentraciones sanguíneas de hemoglobina31, potasio32 y fósforo33 con altas prevalencias de depresión en pacientes con ERC en tratamiento de HD, lo que directamente puede incidir en aspectos característicos del bienestar como la calidad del sueño, el soporte social, la percepción de salud física34 y de calidad de vida((35)).
El análisis de correlación de las variables BP y CV realizado en el presente estudio mostró una fuerte relación lineal entre las mismas, evidenciando que, a mayores niveles de bienestar psicológico identificados por el PGWBI, mayor fue la percepción de calidad de vida global detectada con el WHOQOL-BREF en los pacientes con diagnóstico de ERC en tratamiento de HD. Este hallazgo es consistente con lo informado por Küçük y cols, quienes encontraron que existe una relación lineal significativa entre la salud mental, aspectos que interfieren en el bienestar psicológico como la calidad del sueño y la calidad de vida, donde mejores desempeños en la evaluación de la salud mental, se relacionaron directamente con mayores puntajes en la valoración de la calidad de vida y del sueño del paciente con ERC en diferentes terapias de reemplazo renal21.
En las limitaciones de este estudio, se destaca el diseño empleado, dada la restricción que genera para extrapolar los resultados obtenidos a la población general de pacientes con ERC en tratamiento de HD. Sin embargo, se exalta el tamaño de la muestra obtenida para los análisis de las dos variables estudiadas, siendo superior a las empleadas por diversos referentes de la literatura7)-(9),(21),(23),(28),(29, asignándole relevancia a los hallazgos del presente estudio. Con todo lo anterior, se considera relevante abordar el análisis de la calidad de vida del paciente con ERC en HD desde una perspectiva amplia, en la que sean consideradas subvariables que involucren el bienestar psicológico de estos pacientes, de manera que permita establecer un panorama de situaciones precisas a ser intervenidas para favorecer de manera integral el bienestar general de este grupo de pacientes.
A partir de los resultados obtenidos, se puede concluir que la mayoría de los pacientes con ERC en tratamiento con HD presentan bienestar psicológico positivo y percepción de calidad de vida moderada, como producto de valoraciones de positividad, autocontrol, percepción positiva del estado de salud y vitalidad presentes, así como niveles moderados de salud psicológica, relaciones sociales y medio ambiente. Igualmente, se observó que variables demográficas como edad, nivel de escolaridad, condición laboral e ingresos económicos mensuales, además de la presencia de variables clínicas como DM y concentraciones sanguíneas inadecuadas de hemoglobina, potasio y fósforo, repercuten en las percepciones de calidad de vida y bienestar psicológico de estos pacientes. Sobresale de igual manera la relación positiva existente entre las puntuaciones globales obtenidas de la aplicación de los dos instrumentos, sugiriendo que el bienestar psicológico incide directamente sobre las percepciones de calidad de vida de los sujetos evaluados.