Pedro Antonio (Figura 1) formaba parte de aquel grupo fundador de la Asociación Española de Medicina del Trabajo, que en 1984 comenzaba su andadura por el impulso de jóvenes y entusiastas médicos que estaban cursando la especialidad en la Escuela Profesional de Medicina del Trabajo de la Universidad Complutense.
Si hay que glosar alguna virtud en Pedro Antonio Gutiérrez Royuela, dos son las que quiero hacer mención.
En primer lugar su vocación por la especialidad, en la que creía, como lo demostró en su andadura profesional en varias empresas: Asepeyo, Auto Res, Sanitas y Previlabor, en las que siempre se dedicó en cuerpo y alma, en una época en la que lo normal era que se ejerciera la llamada medicina de empresa a ratos, por médicos de variopintas especialidades, luchando por demostrar los beneficios de contar con un Especialista en Medicina del Trabajo.
En segundo lugar no puedo dejar de nombrar una escasa virtud a lo largo de los tiempos y en especial en épocas de dificultad, LA LEALTAD.
Pedro Antonio tenía un respeto y fidelidad hacia la especialidad, hacia sus compañeros médicos y hacia los compañeros de la Asociación, altamente encomiables.
Formó parte de las sucesivas Juntas Directivas de la AEEMT desde 1984 hasta 2007, llegando a tomar la responsabilidad incluso de la secretaria general durante tres años, hasta que algunos, el Dr. Nistal, el Dr. Pedro Antonio Gutiérrez y yo mismo, tomamos la decisión de dejar paso a la siguiente generación de asociados para que dinamizaran nuestra asociación.
En todos esos años, jamás formó parte de ninguna camarilla en la sombra, de ningún “lobby”, trabajando para la Junta de manera desinteresada y con trasparencia, sin utilizar el nombre de la asociación para obtener o mejorar su carrera profesional, poniendo en las reuniones de las Juntas Directivas el toque de la discreción y del código deontológico del médico.
Pedro Antonio tras unos pocos años de retiro por enfermedad se nos fue en silencio, como había vivido, el 30 de septiembre de 2019. Tan callada y discretamente que no fue hasta tres meses después cuando nos enteramos.
Descanse en Paz.