Introducción
La pérdida de capacidad auditiva inducida por ruido se define como “sordera neuro sensorial” generada tras la exposición prolongada del sistema auditivo, de forma continua o intermitente, a un entorno ruidoso lo que a mediano y largo plazo afecta la calidad de vida1,2. Los estándares internacionales recomendados para exposición de ruido en el ámbito laboral corresponden a ocho horas al día con niveles de hasta 85 dB por cinco días a la semana. Niveles por encima de esta cifra aumentan el riesgo de afectación de la audición en seres humanos3. El Instituto Nacional de Sordera y Desordenes de la Comunicación del departamento de salud de los EEUU (NIDCD), manifiesta que exponerse repetidamente a sonidos iguales o superiores a 85 dB puede producir pérdida de audición inducida por el ruido (NIHL), esta condición puede darse de manera inmediata o lenta; puede ser temporal o permanente y puede afectar uno o ambos oídos4.
La lesión en el oído inducido por la exposición a ruido (DAIR), representa un daño directo sobre las células ciliadas por la exposición continua en un ambiente de ruido, el cual genera una hipoacusia sensorial que es irreversible y que a su vez trae efectos sobre la salud integral del trabajador, tales como fatiga, cefalea, hipertensión e irritabilidad, entre otros. El DAIR se produce cuando el incremento en la opresión de ambos tipos de sonidos es superior a los límites de resistencia notoria y/o fisiológica del oído medio y el oído interno (generalmente a 80 dB). De esta manera, el ruido es el contaminante ambiental más frecuente en los lugares de trabajo siendo este uno de los mayores generadores de pérdidas auditivas por causa laboral y por ende afecta directamente la salud comunicativa de las personas, reduce la calidad de vida del ser humano y su socialización, lo que a su vez interfiere directamente en la capacidad de escucha y en la interacción social5.
Según la OMS, en el mundo hay 466 millones de personas con pérdida de audición y una de sus causas relacionadas es la exposición a sonidos elevados y/o ruido; para el año 2050 se proyecta que una de cada cuatro personas presente alteración en su audición, de las cuales 430 millones requerirán rehabilitación con prótesis auditivas6. En Colombia, de acuerdo con los datos del Ministerio de Salud, alrededor de siete millones de personas padecen problemas de audición, es decir aproximadamente el 17% de la población total del territorio nacional7.
La tendencia de la pérdida auditiva va en aumento debido a factores determinantes como la exposición a ruido incluso desde personas muy jóvenes sin ninguna protección auditiva. Dentro de esa exposición a ruido se encuentra el uso de auriculares en el trabajo y el ambiente social y recreativo, el trabajo con equipos que generen ruido, en cuyo caso depende de la frecuencia del ruido (db) y del tiempo de exposición del trabajador8.
La evidencia científica ha demostrado que los profesionales del área de la odontología se ven expuestos a ruidos generados a partir del ejercicio de su profesión por los equipos usados para la atención clínica tales como la pieza de mano, turbina de aire, entre otros9,10,11,12,13. De igual manera, los estudiantes se empiezan a ver expuestos a este riesgo al inicio la su práctica clínica14,15. Los síntomas que más incurren negativamente en éstos profesionales son los problemas para descansar, agotamiento, malestar de cabeza, rabia, inestabilidad emocional, hipertensión y tinnitus entre otros16,17.
Dentro de los factores de riesgo asociados con la pérdida de capacidad auditiva en los profesionales de odontología están la exposición prolongada al ruido en el entorno laboral, la nitidez de los ruidos generados por los equipos odontológicos de acuerdo con el procedimiento realizado y ruidos de fondo como los generados por teléfonos, aire acondicionado y computadores, entre otros18. Como factores de riesgo modificables están el tabaquismo, la diabetes y la falta de ejercicio, y los no modificables incluyen el envejecimiento, la raza y la genética1.
En Colombia en el 2017, se realizó un estudio por la Universidad Santo Tomás el cual tenía como objetivo analizar la relación de la condición auditiva de los docentes de odontología con respecto a las características socio demográficas, los resultados hallados fueron que el 23,7% de la muestra presentó disminución de la audición en el oído derecho y el 25,4% en el oído izquierdo19. Otro estudio realizado en el 2018, en una cohorte de estudiantes de odontología, evidenció una incidencia de hipoacusia del 23% en los expuestos. Así mismo, los autores reportan un riesgo relativo de presentar hipoacusia leve estando expuestos al ruido ambiental propio de las prácticas odontológicas de 2,97 veces más que los estudiantes no expuestos (IC95% 1,42-6,24)20. Esta investigación tuvo como finalidad identificar los factores asociados a la pérdida de capacidad auditiva en estudiantes, docentes y auxiliares de las clínicas odontológicas de la Universidad Santo Tomás.
Material y Métodos
Tipo de estudio
La investigación corresponde a un de estudio de tipo observacional analítico de corte transversal.
Población, muestra y muestreo
La población blanco fue el personal que realiza labores asistenciales en las clínicas odontológicas de la Universidad Santo Tomás seccional Bucaramanga, Colombia. La muestra estuvo representada por los docentes, auxiliares y estudiantes que desempeñan actividades asistenciales en el periodo 2019 a 2020.
Para la estimación del tamaño de muestra se tuvieron en cuenta los resultados de estudios preliminares19 en docentes de la institución con una prevalencia de pérdida auditiva del 24% y de 17,8% para el oído derecho y de 78,1% para el oído derecho e izquierdo respectivamente de acuerdo a investigaciones realizadas en estudiantes de odontología de una universidad de otra región del país14. Con una precisión de 5%, un nivel de confianza del 95% una población de 68 docentes y 320 estudiantes se estimó una muestra de 55 docentes y 145 estudiantes. Mediante estrategia de aleatorización, se seleccionaron los participantes hasta completar el tamaño de muestra antes descrito.
Criterios de selección
Fueron incluidos estudiantes activos, que estuvieran cursando las clínicas odontológicas y mayores de edad. Para el caso de los docentes y auxiliares se verificó la vigencia de la vinculación contractual durante el desarrollo de la investigación y el ejercicio de su actividad laboral en área clínica de la institución. Se excluyeron personas con diagnóstico clínico de pérdida auditiva de origen hereditario o pérdida previa al inicio de su ejercicio profesional o estudiantil.
Variables del estudio
Se recopiló información sociodemográfica, de hábitos acústicos y el perfil auditivo. Adicionalmente se realizaron mediciones del ruido en el ambiente laboral en las diferentes áreas clínicas donde realizan actividades los participantes. La variable dependiente del nivel de audición se midió mediante una prueba tamiz de medición audiométrica. La capacidad auditiva fue clasificada de acuerdo con el nivel audiométrico del participante como normal (0-20 dB), leve (1-40 dB), moderada (41-70 dB), severa (71-90 dB) o profunda (91-120 dB).
Procedimientos
Los participantes firmaron el consentimiento informado y seguidamente diligenciaron el instrumento de recolección de datos con respuestas auto contenidas. Luego de ello, fueron evaluados por fonoaudiólogo, quien realizó la audiometría tamiz en condiciones de silencio máximo posible en un cuarto cerrado y aislado de los ruidos externos del campus de la universidad, el cual fue dispuesto por el departamento de planta física de la institución y avalado por el profesional que realizó las mediciones audiométricas. Los datos recopilados se registraron en hoja de Microsoft Excel© por duplicado y de forma independiente. Con ello, se generó una base de datos única y validada que se exportó al paquete estadístico STATA 14.0 para su procesamiento.
Para efectos de las mediciones del ruido ambiental se usó un sonómetro portátil BENETECH GM1352, nivel de frecuencia A, Rango 30 a 130 Decibeles, exactitud ± 1,5 decibeles; se siguieron las recomendaciones del fabricante para el manejo de este equipo. Los puntos donde se tomaron las mediciones estuvieron ubicados a 1,20 metros del piso,1,50 metros de la parte externa del cabezal de la unidad y 0,5 del operador del sonómetro junto a cada unidad. Las mediciones se realizaron en todos los pisos de la clínica en diferentes días de la semana y en ambas jornadas de trabajo.
Plan de análisis
El análisis univariado describe las frecuencias absolutas y porcentajes para las variables cualitativas; estas cifras se acompañan del intervalo de confianza del 95% (IC95%); medidas de tendencia central (mediana) junto con medidas de dispersión (rango intercuartílico) se presentan para las variables cuantitativas. El comportamiento de normalidad se evaluó con la prueba Shapiro Wilk.
El análisis bivariado estableció posibles asociaciones entre la variable dependiente (capacidad auditiva) y las variables independientes por medio de la prueba Chi2 o el Test Exacto de Fisher. Se consideró significancia estadística para aquellos valores de p<0,05.
Se aplicó regresión logística para proponer un modelo multivariado de predicción de pérdida de capacidad auditiva. Para ello, fueron incluidas aquellas variables que en el análisis bivariado presentaron valores de p menores o iguales a 0,2. Para la evaluación del modelo propuesto se usó la prueba de bondad de ajuste Hosmer-Lemeshow.
Consideraciones éticas
De acuerdo con lo dispuesto con la normatividad nacional vigente para investigación en seres humanos, esta investigación se considera de riesgo mínimo21. Los datos generados fueron completamente confidenciales y de uso exclusivo de los investigadores; se mantuvo el anonimato de los participantes asignando una codificación a los instrumentos recolectados.
Resultados
Un total de 193 participantes fueron incluidos en el estudio con predominio de las mujeres (82,4%) y en estado civil solteros (80,3%). Los estudiantes representaron el 79,3% de la muestra captada. El estrato socioeconómico cuatro fue el más frecuente entre los entrevistados (Tabla 1).
Respecto a la capacidad auditiva, el 35,8% de los participantes presentaron disminución leve o moderada de su capacidad auditiva (37,2% estudiantes y 30% en docentes-auxiliares). No hubo diferencias estadísticas de la capacidad auditiva entre estudiantes y docentes/auxiliares ni entre el oído derecho e izquierdo (p>0,05. Tabla 2).
Considerando como variable de salida la capacidad auditiva normal o anormal (leve o moderada), se realizó análisis bivariado frente a las demás variables evaluadas en el estudio. De esta manera, se determinó que el estado civil, el semestre académico cursado por los estudiantes, tener un lugar de trabajo ruidoso, los años de experiencia en el ejercicio de la actividad clínica y el antecedente audiológico de Tinnitus mostraron estar asociados con la capacidad auditiva (Tabla 3).
El análisis de regresión logística permitió identificar que ser estudiante que cursa los últimos semestres, así como tener más de seis años de experiencia en el ejercicio de la práctica clínica se constituyen en factores de riesgo. Contrariamente, el antecedente audiológico de Tinnitus disminuye 2,9 veces el riesgo de desarrollar pérdida de capacidad auditiva (Tabla 4).
El modelo propuesto antes presentado se evaluó con la prueba de bondad de ajuste (Hosmer-Lemeshow) y se obtuvo una p= 0,900. Lo anterior indica que el modelo ajusta bien los datos.
En el caso de las mediciones de ruido en el ambiente laboral de las clínicas odontológicas, éste se midió en cuatro especialidades clínicas. Se encontró que la especialidad de odontopediatría presentó los niveles más altos de ruido, así como el día viernes y la jornada de la mañana (Figura 1).
Discusión
Esta investigación determinó que el 35,8% de los participantes presentan pérdida de capacidad auditiva. Para el caso particular de los estudiantes fue de 37,2%; esta cifra es superior a la reportada por Saliba y colaboradores quienes han reportado trastornos auditivos en el 14,8% de estudiantes de una facultad de odontología en el estado de São Paulo, Brasil15. No obstante, los autores no reportan la estrategia diagnóstica usada para informar este resultado y dicha discrepancia podría estar relacionada con ello. Por su parte, Ahmed y cols informaron en 2017 que el 53,1% de los estudiantes de odontología de una universidad en Emiratos Árabes presentaban al menos un problema de audición; es prevalencia, superior a la aquí encontrada, obedece a que la información se obtuvo por auto-reporte de los participantes del estudio22.
Para el caso de los docentes, se reportó el evento en el 30% de la muestra analizada; este dato es similar a lo reportado por Betín y colaboradores quienes realizaron un estudio similar en la misma población en 2017 detectando pérdida auditiva de 23,7% en el oído derecho y 25,4% en el oído izquierdo19. De igual manera, Obando-Soto y colaboradores demostraron una pérdida de sensibilidad auditiva de 22% en odontólogos y auxiliares de odontología a partir de evaluación audiológica completa y la Batería BEPADI23 y más recientemente Shetty y colaboradores encontraron una prevalencia de éste evento en el 18,3% del personal dental de una institución de educación superior en la India24.
Históricamente se ha relacionado la edad como un factor de riesgo para la pérdida de capacidad auditiva. No obstante, en este trabajo no se evidenció dicha asociación; dicho hallazgo es consistente con lo reportado por Shetty y colaboradores quienes realizaron un estudio exploratorio en personal dental con 60 participantes de una institución de educación superior de la India, no encontraron asociación con edad pero sí con el aumento de la experiencia laboral24. Este resultado pudiera deberse al aumento de exposición a ruido recreativo desde edad temprana por el uso de auriculares, la música a alto volumen en discotecas así como el aumento de los ruidos de fondo en escenarios urbanos como el tráfico vehicular25. Estas exposiciones pueden influir en la aparición de problemas auditivos de forma prematura enmascarando la asociación con la edad.
El análisis bivariado así como el modelo multivariado mostraron que los años de experiencia clínica así como el semestre cursado por el estudiante se asocian como factores de riesgo para la pérdida de capacidad auditiva. Estos resultados son similares a los reportados por Al-Omoush y colaboradores en su investigación realizada en personal de odontología que incluyó profesionales, asistentes y estudiantes10 Al-Rawi y colaboradores reportaron una correlación positiva entre años de experiencia y capacidad auditiva reducida entre los odontólogos26 y por Musacchio y colaboradores11. Por su parte, Espinosa-Duche también identificó que a mayor tiempo del ejercicio profesional del odontólogo en el rol docente, mayor deterioro de la capacidad auditiva27.
Tinnitus es un evento frecuentemente reportado entre la población de odontólogos. Así, Myres y colaboradores lo detectaron en el 31% de una muestra de 144 odontólogos miembros de la Oklahoma Dental Association17. No obstante, el antecedente de Tinnitus en este estudio mostró comportarse como un factor protector para la pérdida de capacidad auditiva. Lo anterior podría explicarse por que los pacientes con tinnitus presentan un disconfort que puede desencadenar dificultad en la concentración mental y disturbio del sueño, entre otros28, lo que puede inducir a los pacientes a consultar al médico de manera anticipada para mejorar la calidad de vida y con ello detener el avance de la pérdida auditiva. Otra posible explicación es dada por los hallazgos de Tan y colaboradores quienes encontraron un patrón diferente de discapacidad auditiva en pacientes con tinnitus. Así, la presencia de tinnitus puede no estar fuertemente asociada con el deterioro de las células ciliadas externas, al menos cuando el deterioro de la audición es evidente29.
En este estudio se hicieron mediciones de los niveles de ruido en las clínicas odontológicas donde estudiantes, docentes y auxiliares realizan los diferentes tipos de procedimientos clínicos de acuerdo al área de especialidad clínica. No obstante, estos valores estuvieron dentro de los niveles permitidos, es decir, por debajo de 85dB. Estos hallazgos son consistentes con los reportados por Ahmed HO & Ali WJ en 2017, quienes realizaron mediciones de ruido en las instalaciones de las clínicas de una facultad de odontología en Emiratos Árabes y encontraron que las mediciones estuvieron entre 58 y 79 dB22. De igual manera, el área clínica con mayores niveles de ruido reportado fue odontopediatría lo que es similar a lo reportado Burk & Neitzel en 2016 quienes encontraron que los niveles más altos de ruido se encontraron en los ambientes clínicos pediátricos30.
Este estudio presenta algunas limitaciones; no se hicieron las mediciones específicas para reconocer el nivel de ruido generado por los tipos de equipos así como las marcas y el mantenimiento de los mismos, usados durante en el ejercicio de la práctica clínica odontológica. Esta investigación se realizó en el marco de la pandemia por Covid-19. Por lo tanto, no fue posible hacer mediciones confirmatorias audiológicas debido al confinamiento y la cuarentena obligatoria durante el año 2020 determinadas por el gobierno nacional en consonancia con las medidas implementadas por la OMS31.