Introducción
Para los profesionales sanitarios dedicados a las labores asistenciales el riesgo de exposición a sangre y otros fluidos corporales humanos potencialmente contaminados por gérmenes patógenos sigue siendo el más frecuente y el mayor de los riesgos laborales evitables1. La exposición a la sangre y a los fluidos biológicos es uno de los mayores factores de riesgos en los profesionales sanitarios para la transmisión de enfermedades como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la hepatitis B (VHB) y la hepatitis C (VHC)1,2, lo que constituye un grave problema de salud laboral por su elevada frecuencia, potencial gravedad, y los costes que conllevan1.
Según el último estudio EPINETAC (Exposure Prevention Information Network) publicado (2004)3, y teniendo en cuenta una estimación del 60% en la infradeclaración de las exposiciones a agentes biológicos, se calculan 5379 casos de media al año en España1; esta cifra se considera que está muy alejada de las cifras reales, ya que solo en la comunidad de Madrid entre el año 2007 y 2011 se registró una media anual de 2266 accidentes percutáneos1 y en la Comunidad Valenciana en los REBA (Registro de Exposiciones Biológicas Accidentales, perteneciente a la Comunidad Valenciana) de 2020, 2021 y 2022 se registraron 1449, 1740 y 1740 casos de accidente biológico respectivamente4,5,6. En el último informe REBA de 2022, que se corresponde con los datos de 2020, se calcula una tasa de 2,21 accidentes biológicos declarados por cada 100 trabajadores7.
En España, desde hace años el Ministerio de Sanidad ha intentado impulsar y desarrollar políticas para prevenir frente al riesgo biológico laboral a los profesionales sanitarios, formar y adiestrar al personal sanitario en el uso de materiales de bioseguridad y para la atención y seguimiento de los accidentes laborales con riesgo biológico1.
Se ha descrito que el riesgo de accidentes de trabajo aumenta en los trabajos en los que habitualmente se realizan horas extraordinarias o jornadas prolongadas (turnos de más de 12 horas al día o trabajar más de 60 horas a la semana), hay un mayor riesgo relativo en esas horas extraordinarias o de turno extendido respecto a un turno de 8 horas; además el riesgo permanece aumentado en los turnos prolongados, aunque se controle el tiempo total de trabajo semanal8. En la mayoría de hospitales en España, muchos profesionales realizan turnos de 12 horas o guardias de 24 horas; en los profesionales que realizan guardias de 24 horas, se superan en la mayoría de casos las 40 horas de trabajo a la semana. En los profesionales sanitarios se ha asociado la falta de sueño y la fatiga con el aumento de riesgo de accidentes7,10,11.
Los accidentes biológicos son frecuentes en el personal en formación (estudiantes y residentes12,13,14, algunos estudios estiman que hasta el 99% de los residentes de especialidades quirúrgicas habrán sufrido al menos un accidente biológico antes de acabar la residencia13.
El objetivo principal de este trabajo es identificar los principales factores de riesgo de sufrir un accidente biológico en los profesionales sanitarios. Además, como objetivos secundarios se tratará de identificar personas o colectivos más vulnerables y establecer si alguno de los factores de riesgo detectados es modificable.
Material y Métodos
Se realizó una revisión sistemática siguiendo las normas de la guía PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses15. La búsqueda se realizó el 22 de octubre de 2023, en las bases de datos de PubMed y Cochrane Central, introduciendo los términos: (biological accident) AND (risk factors)) AND (healthcare workers); se introdujo un filtro de tiempo para seleccionar los trabajos publicados desde el año 2000 hasta la actualidad.
De esta búsqueda se han identificado 137 artículos. La revisión ha sido realizada por 2 investigadores independientemente y de forma simultánea, que han analizado los resúmenes y textos completos y han extraído los resultados; en caso de discordancia en la selección de los trabajos se ha discutido y en caso de duda, ha sido valorado por un tercer investigador; se realizó una revisión cruzada de las citas bibliográficas (Figura 1).
Criterios de inclusión
Trabajos que analicen los factores de riesgo de accidente biológico en trabajadores sanitarios.
Trabajos publicados desde el año 2000 hasta la actualidad.
Disponibilidad del trabajo a texto completo en inglés o español.
Criterios de exclusión
Artículos de revisión.
Cartas al editor, editoriales o fe de erratas.
Revisión sistemática o metaanálisis
Presentación aislada de un caso clínico.
Descripción de protocolo sin presentación de casos.
Trabajo del que se haya retractado el autor o la revista
Comunicación oral o poster a congreso.
Para la evaluación de los artículos seleccionados se ha utilizado la lista de verificación del Joanna Briggs Institute (JBI checklist) para estudios analíticos transversales observacionales16 (Tabla 1) (versión original en inglés en Figura 2).
Resultados
Tras la revisión de los 137 artículos que se obtuvieron en la búsqueda y de la revisión de sus referencias, se han incluido 15 artículos en esta revisión cualitativa (Figura 1). Los 15 trabajos son estudios observacionales; 9 basan sus resultados en cuestionarios realizados a los profesionales, y 6 obtienen sus resultados de los registros de los hospitales o de los registros regionales o nacionales (Tabla 2). En la Tabla 3 y en la Tabla 4 se presentan los principales factores de riesgo y otros resultados destacados respectivamente.
No se han incluido en las tablas de resultados de este trabajo los resultados presentados en el último informe de resultados del REBA, que se corresponde al registro de accidentes de 2020 y que fue publicado en 20227. No se ha incluido porque estos resultados no han sido publicados en una revista científica con un proceso de revisión por pares; no obstante, a continuación, se presentan sus principales resultados, ya que se desprenden de un informe oficial, en nuestro ámbito de trabajo (Comunidad Valenciana, España), y muy recientes, por lo que sus resultados pueden ser muy relevantes para los objetivos de este trabajo y que pueden ser extrapolados a la mayoría de regiones de España y probablemente del resto de países desarrollados.
Los principales factores de riesgo de accidente biológico que señala en informe de principales resultados 2020 del REBA son7:
Antigüedad en el puesto de trabajo menor de 4 años (73,37%).
Personal de enfermería (55,05% de los casos con una tasa de 4,01 por cada 100 trabajadores).
Mayor riesgo en el ámbito hospitalario que en atención primaria.
Más riesgo del personal en formación (médicos internos residentes -MIR- y enfermeros internos residentes -EIR-) que el resto de personal (sea con contratos eventuales o fijos).
Otros resultados destacados de este informe son7:
La mayoría de exposiciones se produce en mujeres (explicado por la alta tasa de feminización del sector sanitario).
Las exposiciones percutáneas (89,58%) son las más frecuentes (agujas hipodérmicas para inyección, agujas de sutura y de extracción venosa son los materiales más frecuentemente implicados).
Una tercera parte se producen con material de bioseguridad. Es necesario la investigación de estos accidentes para reforzar el uso correcto de estos materiales.
A pesar de la obligatoriedad del uso del material de bioseguridad, más del 50% de los accidentes percutáneos se producen con material convencional, y en un elevado porcentaje de los casos, si existe en el mercado una alternativa de material de bioseguridad equivalente.
Discusión
Se han seleccionado 15 trabajos que analizan los factores de riesgo de diferentes poblaciones de trabajadores sanitarios de 11 países de 4 continentes diferentes. En 8 trabajos se estudian los accidentes biológicos de los profesionales sanitarios en general, mientras que, en los otros 7 estudios, se recogen los datos de alguna o algunas categorías profesionales concretas. De los registros nacionales y hospitalarios, se han obtenidos datos de 196276 accidentes biológicos; los estudios que recogen datos de cuestionarios a los trabajadores, han recogido datos de 4109 trabajadores, de los que 1714 (41,7%) han sufrido al menos 1 accidente biológico (Tabla 2). Hay que tener en cuenta que no todos los trabajos recogen los accidentes de un mismo período de tiempo; en los estudios que presentan datos de registros se recogen datos de 2 a 7 años; en los estudios que realizan cuestionarios, preguntan sobre los accidentes ocurridos desde los últimos 12 meses (5 trabajos) hasta los referidos a toda la vida laboral, lo que hace difícilmente comparables las incidencias (Tabla 2). En los trabajos que preguntan por los accidentes en 12 meses17,21,24,27,28, el porcentaje de trabajadores que sufrió al menos un accidente biológico fue del 23,7 a 63,9%, lo que coincide con lo descrito en otros trabajos de estudio de incidencia de accidentes biológicos30,31. Todos los artículos incluidos se basan en estudios observacionales y han obtenido una puntuación siguiendo la lista de verificación del Joanna Briggs Institute (JBI checklist) para estudios analíticos transversales observacionales entre 62,5 y 100%, siendo la calificación de 10 de los 15 trabajos mayor de 87,5% (contestación afirmativa al menos a 7 de los 8 ítems) (Tabla 1).
Varios trabajos6,21,24,26 señalan que la mayoría de accidentes biológicos ocurren por la mañana o en las primeras horas de la tarde, lo que va en contra de la hipótesis de partida de que la fatiga (turnos muy largos y turnos nocturnos) puedan suponer un factor de riesgo de accidente biológico, sin embargo tal y como señala Naghavi & Sanati26 esto puede ser debido a que estos estudios no tienen en cuenta que el número de procedimientos que se realizan en esta franja horaria es mucho mayor que en el horario nocturno, y no se tiene en cuenta el número de accidentes por procedimiento o por número de personas que trabaja en cada franja horaria. A favor de la hipótesis de que la fatiga aumenta el riesgo de accidente biológico Yonezawa et al.20 describen que los accidentes aumentan cuando la intervención quirúrgica está acabando (en el último tercio) y también aumentan cuando las intervenciones quirúrgicas acaban pasadas las 20:00 horas. Battail et al.21 y Cofini et al.19, señalan el horario nocturno como un factor de riesgo relativo de sufrir accidentes biológicos. Cofini et al.19 señalan como una limitación en su trabajo el no disponer de datos del tiempo de trabajo que llevaban los trabajadores cuando sufrieron el accidente, aunque también lo consideran un potencial factor de riesgo19.
Aunque solo Liu et al.23 y Puro et al.29 han objetivado el trabajar como personal de enfermería como factor de riesgo de sufrir un accidente biológico, en muchos estudios incluidos en este trabajo, sí que se indica que el mayor número de accidentes biológicos sucede en profesionales de enfermería19,21,24,25, por lo que esta profesión debe ser una diana sobre la que trabajar en formación y prevención de accidentes biológicos. Por el contrario, Wicker et al.27 señalan que hay un mayor riesgo relativo de accidente biológico en médicos que en enfermeras. Según el Boletín REBA (2020, 2021 y 2022)4,5,6, en la actualidad y en nuestro ámbito, el mayor número de accidentes biológicos los reporta el personal de enfermería (54 a 56 %), y además es la profesión que tiene una mayor tasa de exposiciones por cada 100 trabajadores y año (4,01), seguido del personal médico (2,58), odontólogos (2,02), siendo las tasas menores en técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (1,40) y personal técnico sanitario (técnicos de laboratorio, radiología, etc.) (1,08), y por último celadores (0,29)7.
Muchos trabajos señalan que los trabajadores del área quirúrgica tienen un mayor riesgo14,17,24,26,27,29, sin embargo, algunos trabajos especifican, que si se analiza solo el personal de enfermería, el riesgo es mayor en trabajadores en sala de hospitalización o zona de extracciones19,29. El último informe REBA coincide con ambas afirmaciones, siendo el quirófano el que acumula un mayor número de accidentes (25,46%), pero siendo la habitación hospitalaria el lugar donde con mayor frecuencia sufre los accidentes el personal de enfermería (33,71%), en contraste con el personal facultativo, que sufre la mayoría de accidentes biológicos en el quirófano (62,76%)7. Smith et al.28, que incluyen en su estudio solo a médicos, indican que aunque la mayoría de accidentes ocurren en quirófano, si se aplica la regresión logística hay más riesgo para los facultativos que trabajan en las unidades de cuidados intensivos.
Se ha descrito que los estudiantes y especialistas en formación (MIR, EIR) tienen más accidentes biológicos que los facultativos especialistas12,14,17,26, el informe REBA 20207 describe que la tasa de accidentes por 100 trabajadores en contratos de formación (MIR y EIR)3,11 es más del doble que la del personal en contratos eventuales(1,49) y contratos indefinidos(1,12); sin embargo, algunos trabajos señalan que esta diferencia puede ser debida a que los médicos especialistas tienen un porcentaje mayor de no notificación de los accidentes biológicos14. En el mismo sentido, varios autores coinciden en señalar como factor de riesgo el llevar poco tiempo en el puesto de trabajo12,18,21,22, aunque sorprende el trabajo de Martins et al.25 que señala el tener más de 10 años de experiencia y más de 39 años, como factores de riesgo de sufrir un accidente biológico, aunque los propios autores reconocen que este resultado entra en controversia con lo descrito en la literatura y lo explican señalando que los trabajadores más experimentados pueden confiarse y tomar menos precauciones, pero indican que debe analizarse mejor en futuros estudios25.
Se ha descrito que hay un mayor riesgo de accidente biológico ante el inadecuado uso de los sistemas de protección individual y falta de entrenamiento en prevención de accidentes biológicos18,21,23,24. También se ha señalado un aumento de riesgo biológico por la incorrecta eliminación de residuos punzantes22,25. Se considera que solo un tercio de los accidentes biológicos son inevitables27 y que en más de un tercio de los accidentes biológicos se podrían haber evitado utilizando material de bioseguridad en vez de material convencional7,27. Por tanto, la utilización de material de bioseguridad es crucial para disminuir el número de accidentes biológicos, para ello se debe asegurar la disponibilidad de los dispositivos, la formación del personal en su utilización y la concienciación (sobre todo en el personal veterano) de las ventajas de su utilización11,32.
La infranotificación o la no notificación de los accidentes biológicos a los servicios de prevención conlleva una falta de valoración y seguimiento de estos casos, habiendo por tanto una ausencia de aplicación del protocolo, y aumentando potencialmente el riesgo de transmisión de infecciones por agentes biológicos17,33. Muchos de los trabajos incluidos en esta revisión, señalan que existe una infranotifiación muy llamativa de los accidentes biológicos; la no notificación de estos eventos alcanza un porcentaje importante (39-85%)12,17,18,24,25,27,28,32. Algunos factores que se asocian con una mayor ausencia de notificación de los accidentes biológicos son: que el contacto sea mucocutáneo (más que si es percutáneo), ser hombre; edad entre 40 y 49 años; dentro de las categorías profesionales, ser médico y el conjunto de profesionales que trabajan en el área quirúrgica también aumenta el porcentaje de infranotificación17,33,34. La infranotificación puede explicarse por una falsa percepción de bajo riesgo de infección tras la exposición a agentes biológicos12,28,33,34, sobre todo cuando se basa en datos menos objetivos, como la cantidad de sangre u otros fluidos corporales implicados en exposición y la revisión de la historia clínica y ciertas características individuales del paciente, como la edad avanzada o los autoinformes de hábitos de vida del paciente33,34. Otros autores señalan la vergüenza o el castigo por haber tenido este accidente como un motivo para no declararlo, sobre todo en estudiantes y residentes34.
Este estudio presenta algunas limitaciones. Los trabajos incluidos valoran grupos de trabajadores en períodos de tiempo diferentes, en localizaciones geográficas distintas y en tipos de hospital/clínica con características variables. La recogida de datos en los diferentes estudios es muy variable, basada en la mayoría de los casos en cuestionarios a trabajadores (sobre sucesos pasados, que supone un riesgo de sesgo en sí mismo) o en bases de datos de accidentes laborales (la ausencia de notificación ampliamente descrita puede suponer un sesgo), que recogen datos dispares, lo que dificulta la comparación entre los diferentes estudios. Se ha encontrado un número elevado de artículos publicados en revistas nacionales, publicados en idiomas distintos al inglés o al español (Figura 1), lo que puede suponer potencialmente una pérdida de información. El elevado número de trabajos detectados revisando la bibliografía de los trabajos seleccionados indica que puede haber un riesgo de sesgo o de pérdida de información debido a la estrategia de búsqueda, que se ha intentado minimizar revisando todas las referencias de los artículos seleccionados.
En conclusión, el mayor porcentaje de accidentes biológicos ocurre en mujeres y en personal de enfermería. Trabajar en el área quirúrgica supone un factor de riesgo para accidente biológico, sin embargo, también debe considerarse al personal de enfermería que trabaja en sala de hospitalización y en área de extracciones como de especial riesgo. Los estudiantes, el personal en formación (MIR y EIR) y las personas con poco tiempo en su puesto de trabajo tienen un mayor riesgo de sufrir este tipo de accidentes. La incorrecta eliminación de residuos punzantes, la no utilización o mala utilización de los sistemas de protección individual y la falta de formación en prevención de accidentes biológicos y transmisión de infecciones aumentan el riesgo.
Se debe insistir en la correcta eliminación de residuos y la correcta utilización de los sistemas de protección individual y dispositivos de bioseguridad, ya que son el único factor de riesgo modificable detectado, junto al aumento de formación en prevención de accidentes biológicos y de transmisión de enfermedades infecciosas. La mayoría de factores de riesgo detectados no son modificables, por lo que el único camino para disminuir el número de accidentes biológicos es invertir en la formación de los estudiantes y los residentes, así como en el personal de nueva contratación y en la formación del personal que trabaja en áreas especialmente sensibles (área quirúrgica, unidades de cuidados intensivos y en el caso del personal de enfermería prestando especial atención a los profesionales que desempeñan su trabajo en salas de hospitalización y extracciones).