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Archivos de Zootecnia

On-line version ISSN 1885-4494Print version ISSN 0004-0592

Arch. zootec. vol.60 n.232 Córdoba Dec. 2011

https://dx.doi.org/10.4321/S0004-05922011000400039 

 

 

Frecuencia de alimentación e iluminación nocturna y productividad de vaquillas para engorda en verano

Feeding frequency and night lighting and feedlot heifers performance during summer

 

 

Avendaño, L.1*, Alvarez, F.D.1, Correa, A.1, Torrentera, N.G.1, Torres, V.1 y Ray, D.E.2

1Instituto de Ciencias Agrícolas. Universidad Autónoma de Baja California. Ejido Nuevo León. Baja California. México. *lar62@uabc.edu.mx
2Department of Animal Science. University of Arizona. Tucson. USA.

 

 


RESUMEN

Se determinó el efecto combinado de aumentar la frecuencia de alimentación e iluminación nocturna durante el verano en la respuesta productiva y características de la canal de 171 vaquillas de razas de carne. Los tratamientos fueron: dos raciones diarias (testigo) y tres raciones diarias más la iluminación del comedero de 12:00 a 02:00 h (tratado), durante 84 días. Las vaquillas recibieron las mismas dietas. Las vaquillas tratadas pesaron 16 kg más (p<0,05), tuvieron mayor ganancia diaria (0,140 kg d-1; p<0,05), y menor conversión alimenticia (7,69 vs. 8,69 kg; p<0,10) que el grupo testigo, pero el consumo de alimento no fue diferente. Las vaquillas testigo mostraron mayor (p<0,05) frecuencia respiratoria que las tratadas (93,5 vs. 83,9 resp min-1), lo que sugiere un mayor grado de estrés calórico en esos animales. El peso de la canal caliente fue mayor (p<0,05) en las vaquillas tratadas que en las testigo (244,3 vs. 233,9 kg), pero no hubo diferencias en otras características de la canal. Los resultados sugieren que el aumentar la frecuencia de alimentación y el fotoperiodo en verano pueden mejorar las respuestas productivas y la adaptación a temperaturas altas en vaquillas engordadas en corral.

Palabras clave: Estrés calórico. Respuestas productivas.


SUMMARY

The combined effect of increasing feeding frequency and night lighting on feedlot performance and carcass traits during summer was studied in 171 beef heifers. Treatments were: two rations daily (control group) and three rations daily (treated group), during a feedlot period of 84 days. Heifers received the same diets. Treated heifers were 16 kg heavier (p<0.05), had higher daily gain (0.140 kg d-1; p<0.05), and better feed conversion (7.69 vs. 8.69 dg d-1; p<0.05) than control heifers, although feed intake was similar. Control heifers showed higher (p<0.05) respiration rate than treated (93.5 vs. 83.9 breaths min-1), which suggests higher level of heat stress in those animals. Hot carcass weight was higher (p<0.05) in treated heifers than in control (244.3 vs. 233.9 kg); however, there were no differences in the other carcass traits. These results suggest that increasing feeding frequency and photoperiod during summer may improve feedlot performance and adaptation to high temperatures in beef heifers.

Key words: Heat stress. Productive performance.


 

Introducción

El noroeste de México, se caracteriza por la engorda intensiva de bovinos en corral ya que la intensa actividad agrícola regional permite disponer de forraje, cereales, esquilmos agrícolas y subproductos industriales para consumo animal (Walther, 1996). Esta zona es desértica y el estrés por calor es un punto crítico porque puede causar pérdidas importantes debido a la disminución del consumo de alimento y al gasto energético adicional para mantener la homeostasis térmica (Mader et al., 2006). Existen varias estrategias para mantener la productividad de los animales durante periodos de carga calórica extrema a base de modificaciones de la concentración energética de la dieta (West, 1999); del ambiente mediante sistemas de enfriamiento (Mitlöhner et al., 2001); de las horas luz (Wiersma et al., 1973) y de los horarios de alimentación (Chai et al., 2000).

Estimular el consumo de alimento durante las horas más frescas del día es una alternativa eficaz en bovinos para carne durante veranos calurosos (Mader et al., 2002). El fotoperiodo influye en la productividad del ganado bovino para carne (Sarko et al., 1994); dos horas de iluminación al comedero durante la noche aumentó 19% la ganancia diaria de peso y redujo 13% los requerimientos nutritivos de vaquillas de carne en alimentación intensiva y con estrés calórico (Ray, 1995). En vaquillas expuestas a 16 h luz y 8 h de oscuridad se incrementó la ganancia diaria de peso de 11 a 17% sobre las expuestas a fotoperiodo normal (9 a 12 h luz) o sólo a 8 h luz y 16 h de oscuridad (Peters et al., 1980). El objetivo del presente estudio fue determinar el efecto combinado de una mayor frecuencia de alimentación más la iluminación del comedero durante la noche en la respuesta productiva de vaquillas para engorda sujetas a estrés por calor.

 

Material y métodos

El estudio se realizó de junio a agosto en una engorda comercial en el municipio de Mexicali, Baja California, México. Esta zona situada a nivel del mar presenta un clima árido y seco extremoso, con temperatura promedio anual de 22oC, precipitación media anual de 83,4 mm. Durante el verano la temperatura excede de 50oC con humedad relativa entre 20 y 60%, principalmente durante julio y agosto (García, 1985). Se utilizaron 171 vaquillas (18 meses y 265 kg de peso inicial) de cruzas de razas Charolaise, Hereford, y Angus con Cebú. Las vaquillas pastorearon pradera de ballico (Lolium perenne) en invierno y primavera; antes de iniciar la prueba, las vaquillas recibieron vitaminas, antiparasitarios, implantes, vacunas y se identificaron. El implante utilizado fue Synovex H (20 g de benzoato de estradiol y 200 mg de propionato de testosterona; Laboratorios Fort Dodge, Fort Dodge, IA, EUA). Los animales se asignaron aleatoriamente a uno de los siguientes tratamientos:

- Testigo, 84 vaquillas asignadas a un corral acondicionado sólo con sombra en el centro del corral, alimentadas a las 07:00 y 18:00 h (manejo de alimentación normal).

- Tratado, 87 vaquillas asignadas a un corral que, además de la sombra en el centro del corral, recibió luz artificial de 00:00 a 02:00 h (las horas más frescas del día; 16 h luz y 8 h de oscuridad). La alimentación en este grupo fue a las 07:00, 18:00 y 00:00 h.

Hubo 7 días de adaptación a la dieta en corral y luego se proporcionaron las mismas cinco dietas a las vaquillas de ambos grupos durante el periodo experimental de 84 d: una de crecimiento y cuatro de engorda. Las dietas fueron aumentando el nivel de energía conforme se acercaba la fecha de sacrificio de los animales y en promedio los ingredientes fueron maíz rolado (45%), salvado de trigo (15%), melaza de caña (10%), heno de alfalfa (10%), cascarilla de algodón (9%), grasa animal (8%) y premezcla de minerales (3%). En promedio, la composición nutricional fue: 12% de PB, 4.2% de grasa, 0,70% de Ca y 0,30% de P (NRC, 1996).

El índice temperatura-humedad (ITH) se calculó mediante la fórmula (Hahn, 1999):

ITH= 0,81 (Ta) + HR (Ta - 14,4) + 46,4

donde
ITH= índice temperatura-humedad,
Ta= temperatura ambiente promedio,
HR= humedad relativa promedio.

Se realizaron cuatro pesajes individuales de las vaquillas cada 28 días usando una trampa-báscula. El consumo de alimento se midió cada semana pesando el alimento ofrecido y un día después el alimento rechazado. Para la tasa respiratoria se seleccionaron al azar 5 vaquillas de cada grupo y se registró el número de respiraciones por minuto (resp min-1) mediante observación de la pared torácica a las 16:00 h cada semana. La ganancia diaria de peso (GDP) y el consumo de alimento se obtuvieron por periodos de 28 días y el promedio total; con estos valores se calculó la conversión alimenticia. Al final del estudio las vaquillas se enviaron a la matanza para posteriormente medir en la canal: peso de la canal caliente (PCC), grado de rendimiento (REND), marmoleo (MAR), área del músculo Longissimus dorsi (AMLD), grasa dorsal (GD) y grasa renal (GR). Una muestra de músculo fue colectada entre la novena y duodécima costilla de la canal izquierda en 15 vaquillas seleccionadas al azar para analizar los porcentajes de proteína bruta, humedad y grasa (AOAC, 1990). Se realizó un análisis de varianza a través de dos modelos lineales. Para GDP, consumo de alimento y conversión alimenticia se usó un diseño de bloques completos al azar generalizado con mediciones repetidas, utilizando como covariable el peso inicial; el cruzamiento se utilizó como factor de bloqueo (Charolaise x Cebú, Hereford x Cebú y Angus x Cebú). El diseño utilizado para analizar las características de la canal fue completamente al azar usando como covariable el peso de la canal caliente (Steel y Torrie, 1980). Las medias ajustadas se compararon mediante pruebas de t student y las diferencias se declararon significativas a un nivel de 5%. Los análisis se realizaron mediante los procedimientos MIXED (Littell et al., 1996) y GLM (General Linear Models) del programa estadístico SAS versión 9.1.2 (SAS, 2003).

 

Resultados y discusión

Las variables climáticas se muestran en la tabla I y en la figura 1 se muestra su evolución semanal durante el estudio. La temperatura ambiental máxima registrada fue 51oC, el 25 de julio; la temperatura promedio fue mayor a 40oC, excepto en la primera semana. El promedio de ITH fue mayor a 80, incluso en las semanas 8 y 9 fue superior a 90, lo que supone una gran carga calórica para las vaquillas. El valor de ITH en el cual el animal empieza a manifestar disminución de sus variables productivas y sus constantes fisiológicas es de 72 (Wiersma et al., 1973). Según Hahn (1999), un ITH de 75, obliga a tomar medidas para reducir el impacto climático en la productividad de los animales de engorda, principalmente cuando la temperatura nocturna es mayor de 23oC. El valor de ITH en el presente estudio sugiere que las vaquillas ganaron más calor producto de la temperatura ambiental del que pudieron perder por medio de sus mecanismos de termorregulación fisiológica (Hahn, 1999; Johnson, 1980). Esto es importante porque si generasen gran cantidad de calor metabólico derivado de las dietas altas en energía y del implante que acelera su metabolismo, el estrés calórico podría ser más intenso, incluso letal. El calor metabólico producto de dietas altas en energía es una importante contribución al estrés calórico que afecta a los bovinos en engorda intensiva (Mader et al., 1999; Morrison, 1983). Una onda de calor en el verano de 1995 en Missouri, EUA, causó la muerte de 4000 bovinos de engorda, con valores de ITH entre 62 y 88 durante 9 días (Hahn y Mader, 1997). En Nebraska, EUA, una onda de calor entre julio y agosto de 1997 causó la muerte de 100 bovinos en engorda y el ITH varió entre 53 y 87 (Hahn, 1999). Esos valores de ITH son similares a los calculados en el presente estudio, pero las vaquillas pudieron adaptarse al clima de la zona por haber sido introducidas desde el invierno y la primavera anterior a una pradera de ballico antes de iniciar la engorda en corral. Mader et al. (1999) señalan que un periodo de adaptación de 28 a 56 días puede ser necesario para obtener una respuesta óptima al uso de sombras cuando el ITH es elevado. La onda de calor de 1995 en EUA causó una pérdida de 2,8 millones de dólares, pero las pérdidas adicionales debidas a la disminución en productividad ascendieron a 25,2 millones de dólares (Hahn y Mader, 1997). Durante el presente estudio, seis vaquillas del grupo testigo y tres del tratado murieron lo que en cuatro del grupo testigo y dos del tratado, se atribuyeron al calor, ya que la necropsia no reveló cambios post mórtem en los órganos.

Los promedios de frecuencia respiratoria (tabla II) fueron alrededor de 10 resp min-1 menos (p<0,01) en las vaquillas tratadas, posiblemente a causa de que tendieron a consumir alimento durante la noche, cuando el comedero estaba iluminado, reduciendo su consumo y actividad durante el día, cuando las temperaturas eran más elevadas. Es decir, tuvieron más oportunidad durante las horas calientes del día de refugiarse en la sombra o consumir agua, lo que contribuyó a disminuir su frecuencia respiratoria y su estrés calórico. Vaquillas cruzadas de Charolais y de Angus en engorda intensiva mostraron similar frecuencia respiratoria (98 vs. 95 resp min-1) al estar sin sombra durante el verano (32oC), pero al estar en corrales con sombra la frecuencia respiratoria disminuyó en las vaquillas Charolais y en las Angus (80 vs. 73 resp min-1) (Mitlöhner et al., 2001) por debajo de lo encontrado en este estudio debido posiblemente a las diferencias en temperatura ambiental y la etapa de crecimiento de los animales (peso inicial 336 kg). Al comparar constantes fisiológicas en bovinos Angus, Romosinuano y sus cruzas, el ganado Angus fue más sensible al calor (Spiers et al., 1994) lo que pudo deberse al color de su pelaje y a que su respuesta al calor se traduce en mayor frecuencia respiratoria. La frecuencia respiratoria fue menor durante el verano en vaquillas en engorda intensiva y con sombra en el corral respecto a las que no tuvieron sombra, y además el porcentaje de neutrófilos en plasma fue menor; esto permite concluir que el uso de sombras disminuye el estrés por calor en bovinos en engorda en corral (Mitlöhner et al., 2002).

El análisis de varianza para las variables en corral indicó que la interacción tratamiento y cruzamientos no fue significativa (p>0,05). Los consumos de alimento por periodo (tabla II) no fueron diferentes entre tratamientos (p>0,05) probablemente porque se midieron por corral y así, el número de repeticiones no fue suficiente para detectar diferencias. El efecto negativo más importante del estrés calórico en bovinos de engorda en corral es sobre el consumo de alimento (Beede y Collier, 1986; Hahn, 1999). Utilizando un régimen de iluminación nocturna similar al del presente estudio, Ray (1995) observó un consumo de alimento superior (cerca de 4%) al del grupo de bovinos sin iluminación nocturna. En una zona cálida, vaquillas con sombra consumieron más que aquellas sin sombra (9,46vs. 8,80 kg de MS; p<0,01) durante el verano (Mitlöhner et al., 2001). Mitlöhner et al. (2002), observaron que vaquillas con sombra durante la engorda en corral durante el verano consumieron 2,9% más y ganaron 6,1% más que vaquillas sin sombra. Esto es, las modificaciones ambientales en corrales bajo estrés calórico de moderado a severo, han incrementado el consumo de alimento, la ganancia diaria de peso y la eficiencia alimenticia.

La GDP (tabla II) fue mayor en las vaquillas tratadas respecto a las testigo (1,25 vs. 1,11 kg d-1; p<0,01), pero la conversión alimenticia no fue diferente (p>0,05). Estos resultados indican la efectividad de la iluminación nocturna y mayor frecuencia de alimentación, ya que las vaquillas ganaron más peso. En condiciones similares a las del presente estudio, se mejoró la GDP en 19% (1,20 vs. 1,01 kg), el consumo de alimento en casi 4% y se redujo en 13% la relación alimento/ ganancia (Ray, 1995).

Los resultados de GDP de otros estudios son similares a los de éste, aunque la conversión alimenticia y el consumo de alimento son menores. Así el estrés calórico (20,3 vs. 29,3oC) en bovinos para carne disminuyó el consumo de MS (11%), la GDP (15%) y la conversión alimenticia (7%) (Morrison y Lofgreen, 1979); en vaquillas engordadas sin sombra se redujo el consumo (7%) y la GDP (11,8%), y aumentó (6%) la conversión (Mitlöhner et al., 2001).

La evolución del peso del grupo tratado (figura 2) sólo fue superior (p<0,01) en el último periodo (371,7vs. 355,9 kg; 16 kg) en concordancia con lo señalado por Hahn et al. (1974) y Widdowson (1976) de que los bovinos para carne experimentan crecimiento compensatorio después de un periodo de estrés por calor, probablemente como respuesta de recuperación a una situación de inhibición fisiológica, aunque no se logra la recuperación total cuando la temperatura excede de 33oC (Hahn, 1986). En este estudio se demuestra que la carga calórica sobre las vaquillas de los días 28 a 56 fue suficiente para reducir su GDP, y que es necesario un período de tiempo mayor para compensar la menor productividad.

Las características de la canal se muestran en la tabla III. El PCC en las vaquillas tratadas (244,3 kg) fue mayor (p<0,05) al de las vaquillas testigo (233,9 kg); las demás variables no fueron afectadas (p>0,05). Utilizando cámaras ambientales para determinar el efecto del estrés calórico en la canal en bovinos para carne, Hahn et al. (1974) observaron 0,5% menos grasa en riñones, pelvis y corazón en animales estresados. Sin embargo, el PCC de vaquillas con sombra fue mayor en 7,3 kg que el de aquellas sin sombra durante una engorda intensiva en verano (Mitlöhner et al., 2002); sin embargo, ellos no reportaron diferencias en REND, MAR y GD, lo cual coincide con los resultados del presente estudio. Mitlöhner et al. (2001) también encontraron que el PCC de vaquillas durante su engorda fue 16 kg mayor con sombra que sin sombra, pero no hubo diferencias en la grasa en pelvis, riñón y corazón y área del músculo Longissimus. El estrés por calor puede afectar la calidad de la canal; Scanga et al. (1998) señalan que la temperatura ambiental mayor a 35oC durante 1 o 2 días previos a la matanza fue un factor de riesgo que causó un incremento en la aparición de cortes obscuros en canales de bovinos. No obstante, Mader et al. (1999) indican que las características de bovinos engordados en el verano con o sin barreras para el viento y con o sin sombra, no fueron diferentes durante tres años consecutivos; tales resultados coinciden con lo indicado en el presente estudio.

Se concluye que el aumento de la frecuencia de alimentación y del fotoperiodo durante condiciones de altas temperaturas, pueden ayudar a reducir el impacto negativo del estrés por calor en la engorda de vaquillas durante el verano.

 

Agradecimientos

Al Sr. Baraquiel Fimbres Preciado propietario de la Engorda La Casita, así como, al personal que ahí labora por la ayuda brindada.

 

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Recibido: 2-3-08
Aceptado: 22-7-09.

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