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Actas Urológicas Españolas
versión impresa ISSN 0210-4806
Actas Urol Esp vol.34 no.7 jul./ago. 2010
Consulta diferida de un traumatismo escrotal
Delayed scrotal trauma consultation
Dirección para correspondencia
Sr. Director:
El motivo de la presente es presentarle el caso de un paciente varón de 30 años aquejado de dolor testicular y teste izquierdo elevado. Relató que un mes antes sufrió un traumatismo en forma de patada en el escroto mientras jugaba con su hija de 1 año de edad. En un primer momento trató los síntomas por su cuenta, tomando Diclofenaco©. Unos días después observó un episodio autolimitado de hemospermia.
Debido a que el Diclofenaco© era suficiente para calmar la sintomatología inicialmente, no buscó asistencia médica en un primer momento.
La exploración física revelaba un teste izquierdo ligeramente doloroso a la palpación, irregular, indurado y aumentado de tamaño respecto al teste derecho. Tenía una mínima inflamación escrotal y no había signos de hematomas.
La ecografía escrotal mostró un teste izquierdo ligeramente aumentado de tamaño con un parénquima con un patrón de ecogenicidad heterogéneo, así como la pérdida del contorno sin una clara discontinuidad de la túnica albugínea. No existía hematocele asociado. Basándose en estos hallazgos se llegó al diagnóstico de rotura testicular. El paciente optó por evitar el tratamiento quirúrgico por lo que se adoptaron medidas conservadoras.
Como alternativa a la cirugía exploradora, y dada la decisión del paciente, se realizó una RM de escroto para una valoración más exacta de la lesión (figura 1). Las secuencias en T1 del testículo izquierdo mostraron un área con aumento de intensidad, secundaria a material hemorrágico. En secuencias T2, se apreciaba una señal de intensidad mixta en dicha zona, así como una marcada línea hipointensa a lo largo del parénquima testicular (figura 1).
Figura 1. Signos de hemorragia y rotura testicular apreciados en la RM.
Se realizó un seguimiento a los 3, 6, 12 y 24 meses mediante RM. A los 24 meses se podía observar un teste izquierdo desestructurado y atrófico que refleja la evolución natural de la ruptura testicular no tratada mediante cirugía (figura 2).
Figura 2. Imagen de testículo atrófico, secundario a un
traumatismo testicular con rotura de testículo no tratado.
El traumatismo cerrado es la forma más frecuente de traumatismo escrotal (accidentes deportivos, accidentes de tráfico etc.). Hasta un 80% de los pacientes con traumatismo escrotal cerrado presentan lesiones testiculares o paratesticulares (contusión, hematocele, torsión testicular, hematoma testicular) y roturas testiculares en más del 40% de ellos. Hoy en día el diagnóstico se realiza mediante ecografía testicular, técnica de elección para valorar el estado de los testículos y tejidos adyacentes1,2. El rápido diagnóstico de la ruptura, basada en hallazgos ecográficos de discontinuidad de la albugínea, es crítico en estos casos ya que el tratamiento quirúrgico inmediato supone el rescate de hasta el 80-90% de los casos de los testículos lesionados. No obstante, la RM puede ser una técnica complementaria claramente indicada para aquellos casos en los que la ecografía no arroja suficiente luz al diagnóstico o los hallazgos son incompatibles con los datos clínicos. La RM aporta una imagen clara y detallada de la anatomía y ayuda a valorar la extensión de la lesión, determinado por la presencia o ausencia de hemorragia intratesticular, con valor pronóstico. Esto podría reducir el número de escrototomías exploradoras en el contexto del traumatismo testicular3,4.
La ecografía escrotal, con el hallazgo de un patrón ecográfico heterogéneo del parénquima testicular y pérdida del contorno de la misma, tiene una alta sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de la rotura testicular4. El diagnóstico inmediato y la pronta reparación condicionan la viabilidad del testículo, con la preservación del parénquima testicular y su función hormonal, así como condiciona también la disminución de las complicaciones tardías, tales como el dolor crónico, la atrofia testicular y en última instancia la orquiectomía.
En ausencia de signos de severidad, el tratamiento médico con vigilancia periódica puede estar justificada. Sin embargo, ante una clínica sospechosa o hallazgos ecográficos dudosos, la mayoría de los autores recomiendan la cirugía exploradora5.
En ausencia de hematoceles, hematoma intratesticular de gran tamaño o rotura de la túnica albugínea, el tratamiento médico consistente en el reposo, la administración de fármacos antiinflamatorios y la suspensión testicular está instaurado6.
E. Tolosa Eizaguirrea, J.E. Robles Garcíaa, J. Lorente Pérezb y A. Rincón Mayansa
aDepartamento de Urología, Clínica Universidad de Navarra, Pamplona, Navarra, España
bDepartamento de Urología, Clínica San Miguel, Pamplona, Navarra, España
Bibliografía
1. Buckley J.C., McAninch J.W. Diagnosis and management of testicular ruptures. Urol Clin North Am. 2006; 33:111-6. [ Links ]
2. Andipa E., Liberopoulos K., Asvestis C. Magnetic resonance imaging and ultrasound evaluation of penile and testicular masses. World J Urol. 2004; 22:382-91. [ Links ]
3. Pavlica P., Barozzi L. Imaging of the acute scrotum. Eur Radiol. 2001; 11:220-8. [ Links ]
4. Deurdulian C., Mittelstaedt C.A., Chong W.K., Fielding J.R. US of acute scrotal trauma: optimal technique,imaging findings, and management. Radiographics. 2007; 27:357-69. [ Links ]
5. Buckley J.C., McAninch J.W. Use of ultrasonography for the diagnosis of testicular injuries in blunt scrotal trauma. J Urol. 2006; 175:175-8. [ Links ]
6. Chandra R.V., Dowling R.J., Ulubasoglu M., Haxhimolla H., Costello A.J. Rational approach to diagnosis and management of blunt scrotal trauma. Urology. 2007; 70:230-4. [ Links ]
Dirección para correspondencia:
etolosaei@unav.es
(E. Tolosa Eizaguirre)