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Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría
versão On-line ISSN 2340-2733versão impressa ISSN 0211-5735
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.32 no.115 Madrid Jul./Set. 2012
https://dx.doi.org/10.4321/S0211-57352012000300004
Validación de la Escala de valoración de los Niveles de Atención Residencial, para personas con Trastorno Mental Severo (ENAR-CPB)
Validation of Scale for the Assessment of Residential Attention Levels, for people with Severe Mental Disorder (ENAR-CPB)
David Lascorz Fierroa, Eva Serrats Alabaub, Víctor Pérez Solác, Bibiana Ruiz Fornósd, Joan Vegué Grillóe
aFundación Salud Mental CPB
bFundación Salud Mental CPB
cHospital de la Santa Creu i Sant Pau-CIBERSAM-UAB
dFundación Salud Mental CPB
eCentre Psicoterapia Barcelona, Serveis de Salut Mental
Dirección para correspondencia
RESUMEN
Introducción: En Cataluña se están creando, desde el año 2000, residencias para personas con trastornos de salud mental como un servicio de la Administración pública. Tras casi una década de funcionamiento se dispone ya de una evidencia acumulada sobre la utilidad de las residencias en la mejora de la rehabilitación de personas con Trastorno Mental Grave (TMG).
El objetivo del presente trabajo es presentar la escala elaborada para medir el tipo de necesidades de atención que precisan los usuarios de programas residenciales para personas con TMG
Método: Tras realizar una búsqueda sistemática de diferentes escalas validadas se objetivó la necesidad de definir una nueva escala más específica para poder valorar los niveles de atención en el colectivo de usuarios beneficiarios del programa residencial.
El instrumento final consta de una total de 24 ítems, formulados como enunciados, con 5 posibles respuestas, que se valoran de 0 a 4 (de menor a mayor necesidad de atención). Los ítems están agrupados en 6 apartados, de 4 preguntas cada uno: 1. Dimensión física, 2. Dimensión clínica, 3. AVD (Actividades de la Vida Diaria), 4. Autonomía y autogobierno, 5. Relaciones interpersonales y 6. Bienestar personal e integración en el entorno. La escala es complementada por parte de los profesionales del centro, a partir de la observación estructurada y conocimiento del usuario.
Una vez definida la Escala en su totalidad, se realizó una primera evaluación a los 44 residentes en activo, durante los meses de mayo y junio de 2007 y una segunda 9 meses después, en enero y febrero de 2008.
Los datos obtenidos se analizaron mediante el paquete estadístico SPSS y se realizaron los siguientes análisis: estudio de validez interna (estructura factorial) a través de un analisis de componentes principales, estimación de la consistencia interna a través del coeficiente α de Cronbach, fiabilidad entre evaluadores mediante el coeficiente de correlación interclase, sensibilidad al cambio comparando las puntuaciones basales y en una segunda evaluación trascurrido 9 meses.
Resultados: La Escala ENAR-CPB presenta una muy buena consistencia interna (alfa de Cronbach 0,916). Con un test-retest en el tiempo (basal y a los 3 años) de correlación 0,810, y un correlación Interevaluadores de 0,938. El análisis factorial identificó cuatro factores que explican una varianza total del 62,89 %.
Conclusiones: La Escala ENAR-CPB muestra un muy buen comportamiento, tanto en el grado de consistencia interna, como en la correlación entre variables, entre evaluadores y en la correlación test-retes entre el valor basal y a los 3 años; siendo una escala aceptable como elemento de medida para definir el nivel de necesidad de atención que precisan los usuarios de residencias para personas con TMG y su evolución.
Palabras clave: Escala. Valoración funcionalidad. Trastorno Mental Grave. Programa Residencia.
ABSTRACT
Introduction: Since the year 2000 residences for people with mental disorders have been created in Catalonia as a service of public Administration. After operating for almost a decade evidence has finally become available about the usefulness of these residences in improving the rehabilitation of people with SMD (Severe Mental Disorder).
The work consists to present a specific scale to assess the levels of attention/dependency of those who live in these residences that have TMS, and to monitor their progress.
Method: After systematically searching for different validated scales and testing some of them, it was decided that a new, more specific scale was needed to evaluate the levels of attention amongst those who live in the residences.
A total of 24 items were defined, four for each of the six dimensions, with values between 0 and 4 (0 being lower and 4 being higher need of attention). Taking into consideration six dimensions (1.physical dimension, 2.clinical dimension, 3.AVD, 4.autonomy and self-governance, 5. interpersonal relations and 6. personal well-being and integration in the environment), through structured retrospective observation, by the professionals of the centre.
Once the Scale is completely defined, it is filled out by 44 active residents, during the months of May and June 2007. It is filled out once again 9 months later, in January and February 2008.
The obtained data was analysed with the statistics pack SPSS and the following analyses were made: internal validity study (factor structure) through an analysis of main components, estimation of internal consistency through the Cronbach de un análisis de componentes principales, estimación de la consistencia interna a través del coeficiente a de Cronbach,a coefficient, evaluator reliability with the interclass correlation coefficient, sensitivity to change comparing base scores with those of Scales filled out 9 months later.
Results: The ENAR-CPB scale presents very good internal consistency (Cronbach alpha of 0,916). With a correlation time test-retest (base and 3 years later) of 0,810, and a Interraiter between evaluators of 0,938. Factorial analysis identified four factors that explain a total variance of 62,89 %.
Conclusions: The ENAR-CPB Scale performs well, both in terms of internal consistency as well as in the correlation between variables, evaluators and test-retest, 3 years later; it is acceptable as a measuring element for defining the level of attention needed by those who live in residences that have TMS, as well as being useful for monitoring their progress.
Key words: Scale. Psychosocial function. Severe mental illness. Residential program.
Introducción
Las personas con Trastornos Mentales Grave (TMG) muestran grandes dificultades en el desarrollo de sus capacidades funcionales en relación a aspectos de la vida diaria, tales como: higiene personal, autocuidado, autocontrol, relaciones interpersonales, interrelaciones sociales, aprendizaje, actividades recreativas y de ocio, trabajo, etc.; que dificultan el desarrollo de su autosuficiencia y comporta que muchas de estas personas hayan estado hospitalizadas en algún momento de sus vidas, variando la duración según los casos (Goldman, Gatozzi y Tanbe, 1981) (1). Así mismo la baja cobertura de la necesidad de alojamiento en los TMG contribuye a generar un uso inadecuado de la atención hospitalaria, que se pone de manifiesto en el aumento de los reingresos (por el incremento del fenómeno de "puerta giratoria" o continuas recaídas al retornar al domicilio habitual) y una prolongación de los ingresos más allá de la compensación clínica por razones psicosociales y su dificultad de externalización.
Como alternativa a esta situación, desde el "Departament d'Acció Social i Ciutadania" de la Generalitat de Catalunya, se está potenciando en los últimos años la creación de recursos residenciales, con el objetivo de integración social, normalización y desarrollo de la autonomía del usuario, posibilitando la recuperación de sus capacidades comunitarias, tal y como se definen desde el propio "Departament" (Documents de suport, els serveis d'acolliment residencial per a persones amb malaltia mental: llar residencies i llars amb suport, Generalitat de Catalunya, 2001) (2). Las residencias suponen un elemento clave para asegurar la permanencia activa de la persona en la comunidad, el usuario recupera el rol de ciudadano activo y autónomo, contrarrestando así con el rol de enfermo, pasivo y dependiente.
Al dar cobertura a todo un conjunto de necesidades básicas de la vida diaria como son la vivienda, la manutención, las relaciones interpersonales significativas (relaciones con el personal y otros residentes) y determinados cuidados básicos, como la higiene personal, cuidado de la salud, toma de la medicación y organización de la vida cotidiana, se favorece que el residente tenga la posibilidad de una participación más activa en la vida social.
En Cataluña (entre otras Comunidades Autónomas) se han creando, desde el año 2000, residencias para personas con trastornos de salud mental como un servicio de la Administración pública. Tras casi una década de funcionamiento se dispone ya de una evidencia acumulada sobre la utilidad de las residencies en la mejora de la rehabilitación de personas con TMG (López et al. 2005 (3); Lascorz et al. 2009 (4)); en diferentes aspectos, como la estabilidad clínica, las redes sociales, la calidad de vida, el grado de satisfacción de los usuarios y el funcionamiento personal y social, aunque sólo sea mediante el aprendizaje in vivo de conductas útiles para la vida comunitaria.
A lo largo de los 6 primeros años de funcionamiento de la Residencia Roger de Llúria-Fundación Salud Mental CPB se ha podido observar una gran heterogeneidad en el colectivo de residentes, pudiéndose considerar que se trata de recursos relativamente jóvenes y que inicialmente se han podido acoger a algunos usuarios que no corresponden con el perfil adecuado tal y como está definido el tipo de asistencia que se ofrece y los recursos humanos y presupuestarios con los que se cuenta, incluyendo a pacientes candidatos a recursos sanitarios y de mayor contención.
La tipología de usuarios dados de baja del recurso nos muestra claramente diferentes grupos de residentes con grandes dificultades de adaptación: un primer subgrupo correspondería a personas que presentan combinaciones diversas de sintomatología grave: conductas disruptivas (que no necesariamente violentas, pero si distorsionantes de la convivencia) y dificultades continuadas en el manejo en diferentes dispositivos comunitarios y también en la residencia. Otros dos subgrupos de pacientes que muestran especiales dificultades de vinculación al programa residencial, tal y como se define desde la Generalitat de Catalunya, serian los pacientes psicóticos con inestabilidad sintomatológica y aquellas personas con una importante patología somática asociada, que añadida al bajo nivel de autonomía en la autocuidado personal comporta una tendencia a una mayor dependencia de atención sanitaria. (Datos extraídos del estudio de evaluación evolutiva del Programa Residencial en la Residencia Roger de Llúria (2002-2005)).
Por ello se consideró oportuno plantearnos la necesidad de establecer un mecanismo de valoración de la evolución y necesidad de atención que precisan los residentes, mediante la observación estructurada, por parte de los profesionales del centro.
Considerando que la evolución del estado de los residentes es un proceso dinámico y multicausal, debemos tener en cuenta las diferentes variables que se ponen de manifiesto en esta evolución (estado físico, estado clínico-psiquiátrico, capacidades de realización de las AVD y capacidades relacionales y de integración en el entorno). En una población mayoritariamente integrada por trastornos psicóticos, con una evolución crónica, una escala que valore el cambio debe ser sensible al cambio (al poco cambio) y este valor se debe realizar sobre aspectos valorables objetivamente. Lo que contrasta con la dificultad de valoración en otras escalas, donde la mayoría se movían entre los valores intermedios (ligera/moderada; ocasional/raramente), quedando muchas veces bajo el criterio subjetivo del evaluador.
De las escalas validadas ya existentes unas dan respuesta a muchos de los temas previstos pero es excesivamente extenso (SIP -Sickness Impact Profile - (8)) y queda fuera de valoración la dimensión física y clínica psiquiátrica. Otras escalas están focalizadas sólo en la clínica del paciente (HoNOS (9), BPRS (10)). Otras escalas valoran sólo aspectos relacionales e interpersonales (SASS -Escala autoaplicada de Adaptación Social- (11) , Escala de Funcionamiento Social (Birchwood) (12). Las hay que están focalizados en problemas en les capacidades físicas (KATZ) (13), o centrada sólo en AVD instrumentales (PGC-IADL -Índice de actividades instrumentales Lawton y Brady- (14)). Por último, hay escalas cuyos valores son muy generales (Strauss Carpenter (15), Cuestionario de Salud EuroQol-5D (16)).
Esta realidad plantea la necesidad de definir una escala específica que sea útil como elemento de medida del nivel de necesidad de atención que precisan los usuarios atendidos en residencias para personas con TMS y a su vez permita la evaluación de su evolución, las necesidades concretas de atención y consecuentemente la toma de decisiones relacionada con el tipo de recurso residencial que precisan.
Método
Metodología de creación de la Escala
Para el desarrollo de la escala se realizó una evaluación, a través de la revisión bibliográfica, de las diferentes escalas validadas como instrumentos de evaluación del estado clínico y nivel de funcionamiento general y calidad de vida. Como resultado de la revisión se elaboró una primera versión resultado de la selección de las preguntas contenidas en las diferentes escalas valoradas subdivididas en las diferentes dimensiones (1.dimensión física, 2.dimensión clínica, 3.AVD, 4.autonomía y autogobierno, 5. relaciones interpersonales y 6. bienestar personal e integración en el entorno), concretándose en una primera recogida de 83 ítems, que acabaron redefiniéndose en un total de 24, cuatro por cada uno de las 6 dimensiones. Cada pregunta será contestada mediante unas respuestas cerradas, cuyos valores oscilan entre 0 y 4 (de menor a mayor necesidad de atención).
Sujetos
El estudio se realiza a partir de una muestra de 45 residentes ingresados en la "Llar-residencia Roger de Llúria"-Fundación Salud Mental CPB, de la ciudad de Barcelona y perteneciente al programa de acceso a la vivienda para personas con trastorno mental, del "Departament d'Acció Social" de la Generalitat de Cataluña, durante todo el año 2007.
La población estaba formada por 31 hombres y 14 mujeres, con un promedio de edad de 51,5 años y diagnosticados de Esquizofrenia Paranoide (22), Esq. Desorganizada (3), Esq. Esquizoafectiva (3), Esq. Inespecíficada (5), Esq. Residual (5), Psicosis atípica (1), Trastorno afectivo bipolar (2), Estados psicóticos orgánicos mixtos paranoide y afectivo (1), Síndrome delirante (1), Trastorno esquizofrénico de la personalidad (1) y Trastorno mental orgánico inespecífico (1).
De estas 45 personas un total de 43 cumplen con el criterio de haber estado vinculadas al centro por un período mínimo de 1 año, durante el 2007. Tiempo necesario para poder evaluar la evolución del residente a lo lardo de todo el año.
Procedimiento y Evaluadores
Se procedió a realizar las primeras evaluaciones en grupo multidisciplinar, contando con la colaboración de psicóloga, psiquiatra, enfermera, trabajador social y auxiliares/cuidadores, consensuando la pregunta y dando respuesta según el caso concreto y buscando la mayor concreción en las posibles opciones de respuesta. Así se fueron modificando los enunciados, matizando algún aspecto en la medida que se iban rellenando.
Una vez definida la Escala en su totalidad, se realizó una primera pasación a los 43 residentes en activo, durante los meses de mayo y junio de 2007. Las encuestas fueron rellenadas por los correspondientes cuidadores-referente de cada residente (un total de 4), contando con la colaboración, según los ítems a complementar, de la psicóloga coordinadora, la enfermera y el trabajador social del centro.
Para evaluar la concordancia inter evaluadores se realizó una segunda pasación (enero/febrero 2008) sobre un muestreo aleatorio de 16 residentes (4 por cuidador referente) cuya escala fue complementada paralelamente por la psicóloga-coordinadora del centro, con el objetivo de estudiar la fiabilidad entre evaluadores. (gráfico 1)
La estabilidad o fiabilidad test-retest se valoró mediante el Coeficiente Correlación Intraclases (CCI), entre la medición basal y la medición realizada 9 meses después. Dicho coeficiente, basado en el análisis de la variancia, es apropiado para reflejar tanto los cambios en los valores medios como la correlación entre las distintas medidas.
En la segunda pasación se observó que el cambio reflejado en los residentes era poco significativo (muy posiblemente propio de las características psicopatológicas de la muestra), por lo que se decidió realizar una nueva pasación dos años más tarde (enero 2010) y comparar los resultados con la escala de Impresión Clínica Global (ICG) (4) en su subescala de mejoría del cuadro clínico, rellenada esta última de forma conjunta por todo el equipo asistencial.
La Escala ENAR-CPB
El instrumento final consta de una total de 24 ítems (anexo 1), formulados como enunciados, con 5 posibles respuestas, que se valoran de 0 a 4 (de menor a mayor necesidad de atención). Los ítems quedan subdivididos en 6 apartados: 1.dimensión física, 2.dimensión clínica, 3.AVD, 4.autonomía y autogobierno, 5. relaciones interpersonales y 6. bienestar personal e integración en el entorno; cada uno con cuatro preguntas distintas. Por lo que existe un valor intermedio por cada apartado (de 0 a 16, resultado del sumatorio de las cuatro respuestas del apartado) y un valor total (de 0 a 96, resultado del sumatorio del total de respuestas). Dado el sentido de las preguntas, 0 representa el menor nivel de atención precisada y 96 supone el peor estado posible.
Escalas de referencia
Se decidió realizar una pasación sistemática de dos escalas ya validadas: EEAG (Escala de evolución de la actividad global) (6) y LSP (Life Skills Profile) (7).
EEAG (Escala de evaluación de la actividad global). Se ha administrado regularmente una vez al año (2005, 2006 y 2007). Y se considera que da una puntuación demasiado global para las necesidades de un recurso residencial, donde se hace necesario valorar a fondo las dimensiones clínicas, sociales y laborales, para poder adecuar el proyecto individual según unas necesidades concretas de intervención. Una limitación que valoramos de la Escala es que, según se especifica en la ella, no se debe tener en cuenta las alteraciones de la actividad debidas a "limitaciones físicas y ambientales" cuando éstas son constantes o crónicas, pero es imposible no tenerlas en cuenta cuando éstas influyen en la evaluación, así como el entorno habitual, que también influye en la puntuación, según sea vivido por el paciente, como algo contenedor/estabilizador o excitante/estresor. Sobre todo cuando la tipología de los usuarios de las residencias evidencian una suma de discapacidades propias de la enfermedad mental con otras derivadas de patologías somáticas (en algunos casos directamente relacionadas con dificultades en el cuidado de su propia salud, causa de un déficit por la enfermedad mental).
LSP (Life Skills Profile).- Se compone de cinco subescalas, que valoran el autocuidado, comportamiento social interpersonal, comunicación y contacto social, comportamiento social no personal y vida autónoma. Inicialmente parecía una buena escala, complementada con aspectos más clínicos de la HoNOS. Se decidió pasar la LSP a todos los residentes, en 3 ocasiones durantes 2005 y 2006. Presentó algunas dificultades a la hora de poder discernir la respuesta, ya que la mayoría se movía entre los valores intermedios (ligera/moderada; ocasional/raramente). Una puntuación alta en cada escala o para el total del LSP indicaría un nivel de funcionamiento alto, moviéndose en valores entre 39 y 156. Los valores finales de los residentes se movían entre 85-155 (que inicialmente parecerían muy altos).
Análisis estadístico
Los datos obtenidos se analizaron mediante el paquete estadístico SPSS y se realizaron los siguientes análisis: estudio de validez interna (estructura factorial) a través de un análisis de componentes principales, estimación de la consistencia interna a través del coeficiente a de Cronbach, fiabilidad entre evaluadores mediante el coeficiente de correlación interclase, y sensibilidad al cambio comparando las puntuaciones basales y en una segunda pasación trascurridos 9 meses y a los 3 años, y comparando el cambio (en valor numérico) entre la primera y la última pasación con los valores de la escala ICG.
Resultados
Un total de 43 sujetos permanecieron ingresados durante los 9 meses en los que que fueron realizadas las dos evaluaciones de la Escala ENAR-CPB. La tabla 2 describe las características sociodemográficas y clínicas de la muestra utilizada para llevar a cabo este estudio.
La consistencia interna de los ítems se evaluó mediante el estadístico alfa de Cronbach, con valor 0,916.
Se consideró oportuno comparar los datos extraídos de la primera pasación de la Escala ENAR-CPB con los datos de la Escala LSP, donde también se valora el autocuidado, comportamiento social interpersonal, comunicación y contacto social, comportamiento social no personal y vida autónoma. Se realizó un estudio de validez convergente entre el valor total de la Escala ENAR-CPB y sus valores intermedios, según subapartados, con el valor total de la Escala LSP. Como resultado (tabla 1) se observa una correlación en el valor total de 0,654.
Para establecer el índice de homogeneidad se estudia la correlación entre las puntuaciones de cada pregunta y las puntuaciones totales, donde las puntuaciones por debajo de 0,4 reflejan falta de relación de la pregunta en cuestión con el resto de preguntas de la escala. En el caso que nos ocupa, la puntuación más baja seria 0,442, por consiguiente, los valores obtenidos indican una adecuada homogeneidad entre las preguntas de la encuesta para cada área. (tabla 3)
El análisis de componentes principales de la Escala ENAR-CPB muestra una solución a cuatro factores. La tabla 4 muestra las cargas factoriales de los diferentes ítems para cada factor. El primer factor, con 35,5% de la varianza, agrupa seis de los 24 ítems de la escala: capacidad para realizar gestiones; capacidad de comprensión, atención y memoria; capacidad de planificación y realización de compras; capacidad para asistir y realizar el seguimiento del tratamiento en diferentes centros de salud; práctica de hábitos saludables; y sintomatología psiquiátrica. El segundo factor aporta un 9,7% a la varianza y está formado por cuatro ítems: frecuencia en la necesidad de tomar medicación extra; capacidad en el manejo en situaciones de estrés; tiempo de hospitalización psiquiátrica; y el tipo de relación familiar. El tercer factor aporta un 8% y está formado por 5 ítems: cumplimiento con la toma de medicación; capacidad de planificación y realización de compras; respeto a las normas; cumplimiento con las prescripciones médicas; y el tipo de relación familiar. Y el cuarto, que aporta un 7,7% está formado por 5 ítems: tiempo que acostumbra a pasar solo; cumplimiento con la toma de medicación; cumplimiento con las prescripciones médicas; las relaciones de amistad que establece; y la utilización del tiempo libre.
Comparando las puntuaciones obtenidas por los dos investigadores, en el valor total y por cada uno de los subapartados, obtenido en la puntuación global de correlación la escala una correlación de 0,938 (tabla 5).
La estabilidad o fiabilidad test-retest se valoró mediante el Coeficiente Correlación Intraclases (CCI), con un valor 0,932. Esta alta correlación ponía en entredicho si la escala es un buen elemento para valorar el cambio o si los 9 meses es un tiempo reducido para evaluar dicho cambio. Por esta razón se decidió realizar un nuevo estudio de fiabilidad test-retest entre los valores obtenidos en 2007 y el 2010, utilizando como valor de comparación la ICG (Impresión Clínica Global, en su subescala de Mejoría Global) (gráfico 2).
Discusión
Los resultados del presente estudio reflejan que la Escala ENAR-CPB muestra una buena consistencia interna y alta fiabilidad entre evaluadores. Presenta una clara consistencia interna y guarda una sólida relación con otros instrumentos de medida similares, en particular con la LSP. Aunque debemos destacar que la información que se recoge en la Escala ENAR-CPB no se recoge en ninguna otra escala ya existente, al unificar aspectos clínicos, cuidados de la salud general, autonomía en la actividad diaria, relaciones personales e integración en la comunidad.
De las diferentes subescalas, la que hace referencia a la estabilidad clínica muestra una relación más baja respectos a las otras subescalas (AVD: 0,489, Relaciones Interpersonales: 0,486 y Bienestar Personal: 0,422). La inclusión de la dimensión clínica pretende medir en qué medida la presencia de sintomatología afecta al funcionamiento diario del usuario. Muy probablemente la estabilidad clínica de los residentes (dentro de su cronicidad) hace que la correlación con otras subescalas sea menor. Posiblemente si se quiere medir más específicamente la estabilidad clínica sería necesario utilizar otras escalas más específicas.
Si bien las primeras evidencias sugieren que la Escala ENAR-CPB es un instrumento útil a la vez que psicométricamente consistente para medir el nivel de atención que precisan los usuarios de residencias para personas con TMS, existen algunas limitaciones inherentes a la propia naturaleza de la Escala que exige contar con un informante o cuidador que cuente con un conocimiento muy exhaustivo de los residentes. Indudablemente la falta de esta información podría variar los valores totales. Al contar con nuevas evaluaciones 3 años después de la primera se ha observado su consistencia y capacidad para valorar la evolución, incluso contando con nuevos evaluadores no presentes en el proceso de creación de la escala.
Una clara limitación de la presente escala es que está pensada exclusivamente para usuarios de recursos residenciales, quedando aplazado a un nuevo trabajo la posibilidad de modificarla parcialmente para ser utilizada indistintamente en la población general con TMG.
Por otro lado los resultados extraídos en la pasación de la Escala ENAR-CPB (gráfico 3) pone de manifiesto la gran diversidad de población atendida en la residencia Roger de Llúria-Fundación CPB, en relación a los muy dispares niveles de atención precisada. Estos datos expresan una necesidad de diversificar los dispositivos y programas residenciales que permitan adecuar la variabilidad de los perfiles entre los usuarios. Se tendría que definir diferentes tipologías de lugares de vida, graduados según los niveles de soporte, con diferentes niveles de autonomía/ dependencia. La oferta de dispositivos se debe adaptar a los diferentes momentos y necesidades de los usuarios.
Esto significa hablar de dispositivos o programas de lugares de vida con diferentes niveles de soporte (atención en la propia casa, pisos asistidos, pensiones sociales, mini-residencias, residencies asistidas...) como de lugares de hospitalización a medio y largo plazo. También se debería pensar en una conexión de los servicios sociales con servicios especializados en salud mental y de salud en general, programas para personas mayores, teniendo siempre en consideración la búsqueda prioritaria de una mayor calidad de vida para los pacientes con TMG.
La Escala ENAR-CPB es un buen instrumento de medida para valorar las necesidades de atención en los usuarios de residencias para personas con trastorno mental grave (TMG) y cuyo valor puede servir como orientación en la definición del recurso más adecuado para dar respuesta a estas necesidades de atención en los TMG.
Agradecimientos
Nuestro agradecimiento a todas aquellas personas que han hecho posible, con su colaboración que esta escala haya llegado a buen puerto. A todas ellas, compañeros durante muchos años de trabajo en la residencia, gracias a: Cristina Borés, Cristina Buenaventura, Elena Sancho, Eugeni Nieto, Dr.Lloreng Marc, Marina Font, Montse Vila, Natalia Suárez, Quino Melchor, Sandra Gasca, Sergi Pascual, Tania Gilabert y Vanesa Palleruelo.
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Dirección para correspondencia:
David Lascorz
(dlascorz@cpbssm.org)
Recibido: 12/08/2011
Aceptado con modificaciones: 27/01/2012