Introducción
El concepto de locura ha sido utilizado en Europa con distintos significados según los contextos sociohistóricos, abarcando fenómenos mal definidos e incluso contradictorios, y entendiéndose en general como una desviación de la conducta respecto a la norma. Con el advenimiento de la nosología moderna, este término fue cayendo en desuso hasta llegar a considerarse peyorativo en la actualidad. Pese a ello, su presencia en la cultura popular ha permanecido, dando origen a otros usos que —aunque pueden incluir la idea de “locura” como trastorno mental—no se restringen a este ámbito.
Así, la noción de locura —más amplia y menos definida que la de psicosis— se constituye como el primer paso en la aproximación a los sentidos y significados sociales de los trastornos mentales (y de las psicosis en particular), al orientarnos respecto a las características atribuidas de modo implícito al “loco”.
La incompetencia social, la impredecibilidad, la violencia y la criminalidad forman parte de las descripciones estigmatizantes que se han impuesto en los discursos sociales respecto a los trastornos mentales (1 2–3). A su vez, el estigma y la discriminación son las principales barreras identificadas en la búsqueda y acceso precoz a los tratamientos psiquiátricos (4,5).
De este modo, el estudio de las representaciones sociales de la enfermedad mental tiene una importancia dual: por una parte, permite la identificación de los sentidos circulantes y, por otra, permite valorar la repercusión de dichos contenidos en las actitudes de la población. Ya se ha propuesto que las relaciones bidireccionales entre cultura y medicina pueden ser rastreadas a través del examen de los productos de la cultura popular como si de fósiles se tratara (6). Así, estos “fósiles culturales” pueden otorgarnos información sobre las visiones de los trastornos mentales en una sociedad determinada y un ámbito temporo-espacial concreto.
En 2018, el término “Medicina en las artes” fue incluido en el repertorio de descriptores MeSH (del inglés, Medical Subject Headings) en la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (7). Esto puede darnos una idea de cómo las narrativas y las prácticas discursivas en torno a la enfermedad, en distintos soportes culturales, han cobrado relevancia como objeto de estudio en el ámbito de las ciencias de la salud.
Algunas de las ventajas del análisis de los productos de la cultura popular radican en su permanencia en el tiempo y su carácter público. El primer punto es relevante, pues nos permite acceder a contenidos cualitativos que no es posible conseguir mediante otras estrategias que por su naturaleza deben desarrollarse en tiempo presente (entrevistas, grupos focales, etc.). En cuanto al segundo, su carácter público facilita que los hallazgos de la investigación puedan ser replicados y contrastados.
Pese al carácter ubicuo de la música en la vida social, el estudio de las representaciones de los desórdenes mentales que se producen y reproducen a través de esta forma artística es minoritario si se compara con otros ámbitos como el cine o la literatura (6). Sin embargo, un cuerpo de investigación cada vez más notorio en la música popular ha puesto de relieve su aporte en el estudio de la exposición a contenidos con referencias a conductas de riesgo (8 9 10 11–12).
Respecto a las representaciones de las psicosis en la música, la literatura es escasa y de menor calidad metodológica (6), siendo las descripciones de “locura” en la ópera las más recurrentes (13 14 15–16), seguidas de las referencias en la música rock (17 18–19). En ambos casos, los trabajos distan mucho de la rigurosidad del análisis de contenido presente en el estudio de otros ámbitos de la psiquiatría, como es el trastorno por uso de sustancias, y se limitan a ser ensayos o artículos de opinión (6).
El objetivo principal del presente estudio es la identificación de las visiones y valoraciones de la “locura” desde la óptica de la subcultura punk española. De acuerdo al Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (20), se entiende por “visión” el punto de vista particular sobre un tema, un asunto, etc. La importancia de distinguir entre “visión” y “valoración” radica en la posibilidad de que una “visión” negativa o estigmatizante (por ejemplo, una descripción que relaciona psicosis y violencia) pueda ser “valorada” positivamente (por ejemplo, mediante la exaltación de la violencia del “loco” como una forma de oponerse a un orden social nocivo).
Como objetivo secundario se plantea la descripción de los temas emergentes en relación a las distintas valoraciones halladas.
Mediante este proceso se pretende delinear un retrato subcultural del “loco” y “la locura” que permita en el futuro comparaciones con otras culturas y subculturas, ámbitos geográficos y períodos históricos, en búsqueda de aquellos elementos de mayor universalidad. Hipotetizamos que una parte de las visiones estigmatizantes de la locura presentes en la población general pueden hallarse contenidas en los discursos lítero-musicales del punk español, aunque con matices valorativos que pueden diferir respecto a la cultura mayoritaria.
Material y Método
Hemos utilizado un diseño de investigación cualitativo (análisis de contenido), partiendo de un análisis sistemático de las descripciones básicas (proceso de codificación in vivo) hasta la organización conceptual de los datos en categorías discretas (21).
A fin de disminuir la heterogeneidad y maximizar la consistencia interna de los análisis, se optó por el estudio de una subcultura específica, atendiendo a los siguientes factores de interés: i) el punk es una tradición arraigada en España, lo que permite rastrear su evolución por un período de tiempo prolongado (en nuestro estudio, 19812010); ii) su trayectoria discurre en el tiempo de forma paralela a la Reforma Psiquiátrica en España y el desarrollo de los modelos de atención posteriores; iii) la presencia de contenidos explícitos facilita la concordancia entre codificadores independientes; iv) el interés de la subcultura por temas ligados a colectivos segregados (relevante en nuestro ámbito si consideramos a las personas con trastornos mentales como un grupo que ha sido históricamente marginado); v) aspectos demográficos: tradicionalmente se ha considerado el punk como un género musical mayoritariamente ligado a la población adolescente o adulta joven, período de mayor frecuencia de consumo de sustancias ilícitas (22), eclosión de cuadros psicóticos u otros trastornos mentales (23, 24); por otra parte, existen datos públicos que vinculan a la subcultura punk con experiencias personales de trastornos mentales y/o tratamiento psiquiátrico entre sus exponentes (25).
Se revisó la discografía de 177 bandas punk españolas en el período 1981-2010. Fuentes documentales, foros web y portales especializados fueron consultados con objeto de incluir grupos musicales representativos (26 27 28 29 30 31 32–33). Se incluyeron solo canciones en español. Fueron excluidas del análisis las canciones instrumentales, los poemas musicalizados y las versiones de otros grupos. Las canciones repetidas fueron consideradas solo una vez (primera versión). 5.647 canciones cumplieron los criterios de inclusión. De esta muestra, 3.653 obras fueron seleccionadas aleatoriamente para el análisis de las letras por dos codificadores independientes en búsqueda de referencias a los términos: “loco”, “locura”, “enloquecer” (y sus derivaciones), “demente”, “demencia”, así como otros vocablos relacionados de uso coloquial. En las canciones identificadas que fueron susceptibles de análisis se codificó la “visión” (negativa o positiva) y la “valoración” (negativa, neutra o positiva). Adicionalmente, los temas emergentes asociados a las visiones negativas y positivas fueron analizados siguiendo una estructura sistematizada de análisis temático (34).
Las características de una visión negativa o positiva fueron definidas a priori, considerándose como negativas todas aquellas que transmitiesen asociaciones con la violencia, la criminalidad, las conductas disruptivas o antisociales, la extravagancia, la torpeza, la incompetencia, la impredecibilidad u otros atributos estigmatizantes previamente descritos en la literatura (1 2–3, 35). La codificación de una visión como positiva incluyó aquellas descripciones ligadas a conductas prosociales, a la creatividad, la sabiduría, la templanza, u otros atributos virtuosos. Estas características definidas a priori fueron complementadas por un proceso de codificación in vivo. Por su parte, las valoraciones fueron calificadas como neutras en los casos que incluían contenidos puramente descriptivos (sin que se desprendiera de ellos la presencia de juicios valorativos); positivas cuando se reivindicaron las características descritas en las visiones (independientemente de si estas fueron positivas o negativas); y negativas en los casos en que los juicios de valor fueron críticos de las características presentes en las visiones.
Las unidades de registro fueron denominadas “referencia” (en la letra de cada canción, las frases u oraciones referidas a los términos analizados); la unidad de contexto principal fue la canción completa. Adicionalmente, otros datos de contexto fueron tenidos en consideración para asegurar una correcta interpretación del material en los casos que fue necesario: aspectos musicales (contexto sonoro), álbum completo en el que estuvo contenida la canción y otras fuentes (material icónico y verboicónico).
Para la presentación de resultados se utilizaron medidas de frecuencia. Para la comparación de proporciones se utilizó la prueba Chi-cuadrado (test de dos colas) y el test exacto de Fisher cuando no se cumplieron las condiciones para la aplicación del anterior, estimándose la medida de fuerza de la asociación mediante el cálculo del coeficiente Phi.
Resultados y Discusión
Un 4,76% de las 3.653 canciones iniciales (N=174) incluyó referencias a los términos de interés, identificándose “loco”, “locura”, “enloquecer”, “demente”, “demencia”, “desquiciado”, “majara”, “disfunción mental” y “mente enajenada”. 96 de las 174 canciones contenían información suficiente para el análisis de las visiones. En ellas, las visiones estigmatizantes superaron ampliamente las visiones positivas de la locura (69,79% y 30,21%, respectivamente; p<0,001) (Figura 1). Por el contrario, en las 174 canciones, las valoraciones negativas fueron minoritarias en relación al conjunto de las positivas y neutras (p<0,001) (Figura 1). Al comparar la distribución de las valoraciones neutras, positivas y negativas, no se encontraron diferencias significativas. En las 78 canciones que no incluían información sobre las visiones predominaron las valoraciones neutrales (62,82%; n=49).
A la izquierda, las diferencias en la proporción de visiones negativas y positivas (N=96; Chi-cuadrado=15,042; p=0,00011). A la derecha, las diferencias en la proporción de valoraciones negativas y el conjunto de valoraciones no-negativas (positivas y neutrales) (N=174; Chi-cuadrado=16,759; p=0,00004).
En términos absolutos, atendiendo a que el 44,83% de las canciones incluidas no contenía información suficiente para determinar las visiones acerca de la figura del “loco” o “demente” (v.g., alusiones sin contexto clarificador o uso de frases hechas), las visiones estigmatizantes correspondieron a un 38,51% del total de canciones estudiadas. En cuanto a las valoraciones negativas de la locura o el loco, estas alcanzaron un 34,48% del total. Esta diferencia marginal podría explicarse si se tiene en cuenta que algunas de las visiones estigmatizantes (en relación a atributos negativos adscritos a la figura del “loco”) pueden ser reivindicadas por los punks (valoradas positivamente) como forma de provocación en un contexto explicable por factores identitarios propios de la subcultura. Al revisar este aspecto, encontramos una atribución negativa solo en alrededor de la mitad (n=35) de las visiones estigmatizantes transmitidas por las canciones analizadas. A la inversa, dentro de los aspectos valorados positivamente por los punks en sus canciones, un 40% se correspondió con atributos negativos o estigmatizantes de la locura o el loco.
Dentro de las valoraciones positivas (n=50), 30 referencias estuvieron vinculadas a visiones positivas de la locura o el loco, predominando en ellas las asociaciones con la diversión, la pasión, la rebeldía, la libertad, la creatividad y la sabiduría; así como la visión de la locura como una salida o evasión de una realidad intolerable. Entre las visiones estigmatizantes o negativas de la locura que fueron valoradas positivamente (n=20), destacaron las asociaciones con el descontrol, la impredecibilidad, el caos, el desorden y la destrucción. En menor medida, destacan las asociaciones con la peligrosidad, la criminalidad, la marginalidad y las conductas antisociales, así como con el consumo de tóxicos y la identificación con “el loco” entendido como un personaje incómodo, molesto e incordiante.
A modo de síntesis, la concordancia visión estigmatizante-valoración negativa fue de un 52,24%, mientras que la concordancia visión positiva-valoración positiva fue de un 89,66% (Figura 2). Las diferencias fueron estadísticamente significativas con una fuerza de asociación moderada (coeficiente Phi= 0,36; p<0,001).
El porcentaje de concordancia expresa la coincidencia entre visiones y valoraciones (a la izquierda, visiones negativas asociadas a valoraciones negativas; a la derecha, visiones positivas asociadas a valoraciones positivas). Test Exacto de Fisher = 0,0004; coeficiente Phi +0,36.
Fue posible identificar cinco grupos de temas vinculados a las visiones negativas de la locura y el loco (Figura 3). La primera área temática se agrupa en torno a las ideas de descontrol, las conductas antisociales o criminales, la violencia y la peligrosidad; llegando a englobar el 57,89% de las referencias. La segunda área aborda temas sociales y alcanza el 18,8% de las referencias (incluyendo los siguientes temas: inadaptación social; inadecuación social y extravagancia; aislamiento, soledad y marginalidad; odio y resentimiento; crisis social; la figura del loco como personaje incordiante). El tercer grupo, que mantiene relaciones con las áreas anteriores, está compuesto por asociaciones temáticas con el uso de drogas y la idea del “vicio”, alcanzando un 9,02% de las referencias. Finalmente, encontramos dos grupos con relaciones menos evidentes con los anteriormente mencionados: por una parte, las referencias a la locura como descalificación (usos como adjetivo e insulto y la idea del loco como inútil y objeto de burlas) con un 9,02% de las referencias y, por otro lado, un grupo de temas relacionados con las facultades intelectuales (raciocinio e inteligencia) que expone las ideas de locura e irracionalidad y la locura como torpeza o dificultad intelectual, alcanzando un 5,26% de las referencias.
Entre paréntesis se señala el número absoluto de referencias a cada tema. Los porcentajes expresan la frecuencia de referencias de cada grupo temático. Las flechas señalan los temas que se vieron relacionados (en cada flecha, el número de referencias asociadas).
Como puede verse gráficamente en la Figura 3, las interrelaciones entre los primeros cuatro grupos son frecuentes. La atribución de una merma en las facultades del intelecto (grupo V) tiene relaciones, aunque menos evidentes, con el uso del vocablo “loco” como adjetivo y descalificación.
En cuanto a las visiones positivas de la locura, fue posible identificar 38 referencias. A nivel temático, una amplia mayoría (n=23) dio cuenta de la posición del “loco” frente a la sociedad. Estas posiciones se distribuyeron en “activas”, como rebeldía y oposición al orden social (n=8), o “pasivas” (n=6), describiendo la locura como un estado anhelado, confortable y seguro, una especie de salida o refugio. Entre estas posiciones aparece una tercera, “marginal” (n=9), que encarna con mayor fuerza la alteridad propia de la subcultura punk. En esta posición dúctil (en la que de acuerdo al énfasis pueden identificarse ribetes de una posición activa o pasiva), destacan temas identitarios de la subcultura, como la exaltación de la diferencia y la visión del loco como “antihéroe”.
Las 15 referencias restantes contenían temas asociados a visiones románticas de la locura, en orden de frecuencia: la idea del loco como soñador, sabio y creativo; el loco como apasionado, hedonista o entregado a una pasión amorosa; la idea de locura como libertad; y, finalmente, la asociación entre locura y diversión.
Conclusiones
Resulta llamativo que una buena parte de las canciones que incluyeron los vocablos “loco”, “locura” u otros términos relacionados no presentaran un contexto facilitador para la identificación de las visiones. En dichas canciones predominaron las valoraciones neutrales. Esto puede explicarse porque los significados adscritos a la locura y su deriva conceptual en la cultura popular son múltiples y diversos, incluso como parte de locuciones o “frases hechas” (unidades fraseológicas) cuyo asiento en el acervo cultural ha conducido a un uso simbólico muchas veces desprovisto de carga valorativa por parte del hablante. Aun así, es posible hallar características o significados implícitamente atribuidos a la figura del “loco” en las unidades fraseológicas. Aunque este ámbito se aparta de los objetivos del presente estudio, sirva como ejemplo la expresión “loco de atar”, que conecta con las prácticas coercitivas hacia las personas con trastornos mentales. Como es de esperar, pocas personas reparan en ello cuando recurren a su uso en el lenguaje cotidiano. Esto se debe a que las unidades fraseológicas contienen significados que no siempre se deducen explícitamente de las palabras que las conforman, además de estar “contextualizadas” a una función cumulativa del idioma, esto es, la recogida, acumulación y memoria de experiencias y tradiciones de una nación determinada (36).
En las canciones estudiadas, el predominio de las visiones estigmatizantes se encuentra en línea con las descripciones existentes en la literatura de análisis de medios (1 2–3, 34, 37). Un hallazgo novedoso fue el carácter minoritario de las valoraciones negativas de la locura al compararlas con el conjunto de valoraciones positivas y neutrales, aunque es preciso enfatizar que las valoraciones positivas no resultaron mayoritarias (28,74%, N=50).
Así, un fenómeno destacable en las canciones punk españolas fue la presencia de un grado de concordancia menor al esperado entre visiones estigmatizantes y valoraciones negativas (52,24%). Hipotetizamos que este perfil puede presentarse en otros colectivos subculturales y que de un modo más global podría estar presente en todas aquellas manifestaciones que hacen eco de la noción de “otredad”. Este concepto, habitual en las ciencias sociales, determina la creación de grupos subordinados mediante la identificación de un “otro” diferente. Así, algunos sujetos encarnarán la norma (identidad valorada) en oposición a un “otro”, habitualmente devaluado y marginado (38). Este mecanismo puede estar a la base de los distintos procesos de estigmatización-marginación. En la música rock se ha propuesto que la “otredad” puede representarse a través del ruido como emulación de la sinrazón y la locura (39), aunque otras posibilidades son plausibles para otros géneros musicales.
De este modo, en la subcultura punk la idea de “locura” como “máscara de otredad” opera como un elemento diferenciador respecto a la cultura mayoritaria y el orden social imperante, escenificando su automarginación y la oposición a los moldes socialmente aceptados: el ruido, la locura, lo abyecto, el sinsentido; en oposición a la razón, la música, el significado y la convención (39). El grado de discordancia entre visiones y valoraciones puede ser comprendido en parte atendiendo a estos aspectos identitarios (v.g., exaltación de la diferencia).
Al igual que en un estudio previo (40), en nuestra muestra se identificó una valencia negativa para “loco” o “locura” cuando fue expresado como crítica a un “otro”, a la vez que positiva cuando estuvo al servicio de la autoafirmación. Esto entronca con la noción de “otredad” anteriormente expuesta, a la vez que da cuenta del carácter polisémico de la música, donde pueden coexistir sentidos o valoraciones opuestos dentro de un mismo género, autor, o incluso dentro de una misma canción. En el fondo, esto reflejaría que el autor no es la fuente del enunciado, sino más bien el portavoz de las representaciones sociales de un contexto histórico, sociocultural y geográfico dado (40).
Las visiones identificadas en el presente trabajo son relevantes como punto de partida para un futuro estudio de los atributos adjudicados a las psicosis (y las personas que las padecen) a nivel social, si bien los resultados que presentamos deben interpretarse con cautela, dado que los usos y significados de la locura son más amplios que el ámbito circunscrito de las psicosis.
Por otra parte, la importancia de la “valoración” sobre la “visión” radicaría en que la reivindicación o exaltación tanto de las visiones estigmatizantes como de aquellas más románticas de la locura (estado anhelado, libertad, sabiduría o potencial creativo, por nombrar algunas) pueden dificultar el acceso a los tratamientos, el proceso de vinculación, el desarrollo de una adecuada conciencia del problema y, por ende, el pronóstico de los pacientes que afrontan condiciones tales como un primer episodio psicótico. Es así que los psiquiatras y otros profesionales del ámbito de la salud mental debemos estar alerta y tener en cuenta las visiones de las psicosis en el imaginario popular, a fin de poder detectar y trabajar sobre las resistencias y prejuicios que pueden escenificar nuestros pacientes y sus familiares. En el presente trabajo se optó por el estudio de las representaciones del concepto más amplio de “locura” como un paso inicial y exploratorio de cara a futuros estudios centrados específicamente en las descripciones de los trastornos psicóticos en la cultura popular.
De manera transversal, el análisis a través del arte de las manifestaciones subculturales ligadas a los padecimientos mentales puede dar algunas pistas para el trabajo con poblaciones específicas y acercarnos a los sentidos, significados y usos (cada vez más frecuentes) de los términos psicopatológicos en la cultura popular. Por otra parte, proporcionan un material concreto para la interpretación y validación de las propias condiciones y situaciones sociales, facilitando el abordaje de contenidos psicoeducativos con nuestros pacientes y sus familias, además de las aplicaciones que pueden tener en el ámbito de la educación médica y de otros profesionales de la salud.
Algunas limitaciones para la generalización de nuestros resultados están dadas por los sesgos ideológicos y culturales presentes en el punk, las diferencias de género (históricamente, en los estilos musicales derivados del rock el género femenino ha estado menos representado) y la especificidad del contexto geográfico. Pese a ello, hasta donde tenemos conocimiento, se trata del primer trabajo que aborda las visiones y valoraciones presentes en la música popular cantada en español mediante un método sistemático y replicable, con una muestra considerable de material analizado, que permite la ampliación de este campo de investigación mediante la ejecución de futuros trabajos comparativos.