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Dynamis

versión On-line ISSN 2340-7948versión impresa ISSN 0211-9536

Dynamis vol.33 no.1 Granada  2013

https://dx.doi.org/10.4321/S0211-95362013000100009 

 

 

En el umbral de lo desconocido: Un caso de visión extraordinaria en la España de Primo de Rivera

On the threshold of the unknown: A case of an extraordinary vision in the Spain of Primo de Rivera

 

 

Annette Mülberger (*) y Mònica Balltondre (*)

(*) Centre d'Història de la Ciència (CEHIC), Universitat Autònoma de Barcelona annette.mulberger@uab.cat; monica.balltondre@uab.cat

Trabajo realizado en el marco del proyecto subvencionado por el Ministerio de Economía y Competitividad (HAR2009-11342/HIST).

 

 


RESUMEN

En este artículo analizamos las reacciones suscitadas entre científicos e intelectuales sobre un caso sensacional: la supuesta visión a través de materiales opacos por parte del hijo del marqués de Santa Cara, que atrajo la atención de la sociedad española alrededor de 1924. Algunos conocidos científicos e intelectuales como Cabrera, Torres Quevedo, Gimeno y Valle-Inclán, certificaron la autenticidad del fenómeno. El trabajo trata de comprender los motivos de este hecho, recogiendo las teorías que se barajaban en la época en torno a nuevos tipos de rayos y desconocidas capacidades psíquicas. En el contexto de la España dominada por el Régimen primoriverista, dos ingenieros avanzaban explicaciones metapsíquicas de signo patriótico, mientras que el marqués usó su posición social para avalar el caso y promocionar su labor científica en el terreno de la metapsíquica. Sin embargo, el prodigioso aristócrata y sus promotores vivieron un serio revés a partir del encuentro con el famoso ilusionista Houdini y la crítica del psiquiatra Rodríguez Lafora quien interpretó la hazaña como producto de la sugestión.

Palabras clave: parapsicología, metapsíquica, Marqués de Santa Cara, clarividencia, prensa.


ABSTRACT

This paper analyzes the reactions of scientists and intellectuals to a sensational case: the son of the Marquis of Santa Cara appeared able to see through opaque materials, a phenomenon that attracted the attention of Spanish society around 1924. Its authenticity was certified by several wellknown scientists and intellectuals, including Cabrera, Torres Quevedo, Gimeno and Valle-Inclán. The article seeks to understand the reasons for this occurrence, taking into account different theories formulated at the time about new types of rays and unknown psychic abilities. In the context of the Primo de Rivera regime, two engineers proposed metapsychic explanations with a patriotic touch, while the Marquis himself used his status to endorse the case and to promote his scientific work in the field of metapsychics. However, the prodigious aristocrat and his supporters received a serious setback from his encounter with the famous magician Houdini as well as from the criticism mounted by the psychiatrist Rodríguez Lafora, who interpreted the phenomenon as a product of suggestion.

Key words: parapsychology, metapsychics, Marquis of Santa Cara, clairvoyance, daily press.


 

1. Introducción

El ocho de marzo de 1923 se levantó acta notarial de la certificación por parte de varios testigos de un "prodigio visual" en Madrid, que iba a captar durante algunos años la atención del público, alimentando especulaciones acerca de las posibilidades de la mente y de la materia. Un joven podía ver con los ojos vendados lo que había dentro de cajas metálicas totalmente cerradas, podía leer fragmentos de textos depositados en su interior y conocer la hora marcada al azar en relojes cerrados con tapa.

El joven con la supuesta visión prodigiosa era Joaquín María Argamasilla de La Cerda y Elio (1905-1985), de dieciocho años de edad. Fue el primogénito del marqués de Santa Cara, llamado Joaquín José Javier Argamasilla de La Cerda y Bayona (1870-1940), un aristócrata carlista de Navarra 1 que había estudiado derecho y publicado varios libros de investigación histórica junto a dos novelas. Se estaba dedicando al estudio de la clarividencia, una rama de la metapsíquica, cuando creyó descubrir en su hijo esa nueva capacidad visual2. Uno de los primeros en presenciar el misterioso poder fue Joaquín Menéndez Ormaza, ingeniero de minas y escritor, amigo de la familia. Él dio a conocer el caso en 1923 en el periódico con el que colaboraba, El Imparcial"3.

Acto seguido se hicieron una serie de comprobaciones en el Museo de Ingenieros Militares y en el Palacio Real. Según explica el psiquiatra Gonzalo Rodríguez Lafora (1886-1971), la reina María Cristina había pedido a Santiago Ramón y Cajal que presidiera una comisión de expertos para examinar el caso. Aunque se formó tal comisión, parece que no llegó a examinar al joven porque éste comunicó un día antes que había perdido la facultad4. Sin embargo, hubo una serie de comprobaciones organizadas por el padre en la mansión de los marqueses. Allí, Joaquín mostró su visión prodigiosa ante expertos, entre los que se encontraban miembros de la Real Academia de Ciencias como el físico Blas Cabrera (1878-1945), el médico y político conde Amalio Gimeno y Cabañas (1852-1936), el ingeniero y matemático Leonardo Torres Quevedo (1852-1936) y el naturalista José MaríaCastellarnau (1848-1943), que certificaron la autenticidad del fenómeno5.

Para el presente trabajo hemos escogido el debate acerca de un caso de visión prodigiosa para acercarnos a la ciencia y sociedad española de mediados de la década de 1920. Nos interesa, en primer lugar, seguir la historia del caso a través de la prensa, para pasar después a elucidar las opiniones y las explicaciones que suscitó en el momento de apogeo. Ello nos permitirá discutir las concepciones que circulaban en este momento en España sobre las capacidades de la mente y la materia. Para la comprensión de las interpretaciones será necesario adentrarnos en el contexto científico y social del momento. Este ejercicio nos permitirá reflexionar sobre las relaciones entre expertos y profanos, entre científicos, prensa y público, así como la comparación con otros contextos nacionales y casos similares.

Al acabar la Primera Guerra Mundial nos encontramos en el momento de mayor actividad espiritista y expansión de las investigaciones psíquicas6. La razón aducida para explicar esta evolución señala a la guerra como experiencia traumática que generó un creciente interés por contactar con seres queridos desaparecidos y fallecidos. Buena muestra de este interés se plasma en los resultados de la encuesta realizada entre 1921 y 1922 por Heuzé sobre "les morts vivent-ils?" (¿Los muertos están vivos?)7.

En los años 20, la investigación científica de lo paranormal en Europa tomó un giro hacia el desarrollo de líneas de investigación divergentes, impregnadas de aspiraciones nacionalistas. Así, mientras que en Alemania se desarrolló la parapsicología8, en Francia la fundación del Institut Métapsychique International muestra el propósito de hegemonía nacional e internacional, junto a una reorientación enfocada hacia la obra de Richet9. A pesar de no intervenir en la guerra, España no se quedó al margen de tal tendencia. Como señala Glick10, en la segunda década del siglo XX, el clima de la ciencia del país se caracterizaba por vivir una etapa de expansión, mostrar un alto grado de discurso civil entre personas de todos los sectores ideológicos y un contacto fluido con el extranjero.

El tratado de Richet, que tuvo una excelente acogida en España, consideraba la clarividencia como la expresión de una capacidad criptestésica totalmente demostrada e "indudable" 11. Uno de los que destacaron más en esta capacidad había sido un ingeniero polaco llamado Stefan Ossowietzki, que había sido examinado con éxito por Richet y Geley en París y Varsovia.

¿Por qué no iba a aparecer un caso sui géneris también en España? Varios aspectos contextuales resultaron propicios. En primer lugar nos referimos a la fascinación ejercida por la ciencia y la tecnología moderna y a la popularización de la ciencia que invitaba a la experimentación con fenómenos paranormales. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que nos encontramos ante una sociedad que, dominada por el régimen militar de Primo de Rivera, buscaba más que nunca el entretenimiento12. La prensa, ante la amenaza de censura, buscaba temas políticamente poco comprometidos y sensacionalistas. Además, desde el principio, el caso de Argamasilla estuvo avalado por militares. Uno de los primeros testigos de la hazaña del joven marqués fue el comandante de artillería José Cruz Conde (1878-1939)13, de ideología conservadora, condecorado con varios galardones militares y civiles.

Historiográficamente, el presente trabajo está ligado a la historia de lo que durante mucho tiempo fue denominado "pseudociencia", como sería el caso de las prácticas ocultistas, espiritistas e investigaciones psíquicas14. Se encuentra, asimismo, en la línea de los estudios sociales de la ciencia15, con sensibilidad hacia las idiosincrasias de los contextos locales 16.

En un trabajo anterior sobre metapsíquica17 hemos mostrado que en la sociedad española de los años veinte, fuertemente seducida por los nuevos hallazgos técnicos y científicos, también estuvo presente una actitud crítica ante una ciencia "materialista", junto a cierta expectación en relación a posibles descubrimientos revolucionarios en la esfera psíquica. Según la idea de una ciencia empírica inductiva, la metapsíquica ofrecía un terreno de fácil acceso para aficionados con ambiciones científicas que trataron de contribuir a una enciclopedia de fenómenos "maravillosos" y espirituales. Algunos científicos, sin embargo, reaccionaron ante tales ambiciones rechazando estos esfuerzos como intromisiones profesionales.

En la línea iniciada, examinamos ahora más de cerca el caso Argamasilla para conocer mejor los razonamientos, intereses y esfuerzos de (des)legitimización que entran en juego en la discusión que suscitó. Como observa Nieto-Galán18, las prácticas heterodoxas (como el magnetismo animal, la homeopatía o la frenología), fueron denostadas por la autoridad científica de cada momento, pero legitimadas de forma espectacular por el público. En nuestro caso, tal división no encaja del todo dado que ni el público en general, ni la comunidad de científicos, forman una unidad de opiniones homogéneas, como se verá. Nos encontramos ante un panorama más complejo, con una sociedad española en extremo curiosa pero dividida en opinión a todos los niveles.

 

2. El caso en la prensa

A pesar de la publicación de la notícia en la prensa, el caso pasó relativamente desapercibido en España hasta que, al año siguiente, el fisiólogo Charles Richet (1850-1935), examinó favorablemente al joven en el Institut Métapsychique International (IMI) de París. La prensa española (el ABC, La Vanguardia y La Época) en seguida informó en portada de la noticia, reproduciendo el mismo fragmento de una carta que el Premio Nobel francés había enviado al conde Gimeno. En ella, Richet había expresado su admiración por la facultad del prodigio español, agradeciendo el haber podido comprobar:

"la sorprendente lucidez de Joaquín Santa Cara. Ello es verdaderamente maravilloso. Estamos en días de descubrir nuevos rayos. Nos encontramos en presencia de uno de los mayores descubrimientos de nuestros días. Comprobadas estas asombrosas facultades, nos es preciso continuar los estudios"19.

A partir de este momento, la supuesta capacidad visual del joven marqués atrajo más curiosos. El padre organizaba las sesiones en su casa en Madrid ante un selecto público de intelectuales20, recibiendo a sus invitados "con señoril llaneza castellana". Impresionados por el honor de la visita, les llamaba la atención la mirada de franqueza y naturalidad del "guapo muchachote", totalmente opuesto en su aspecto a los típicos "amaños de prestidigitación"21.

Sin necesidad de entrar en un estado mental alterado a través de un trance hipnótico, el muchacho pedía el vendado de ojos con algodones oprimiendo los parpados cerrados, porque decía que veía mejor cuanto mayor era la oscuridad22. Después acercaba y alejaba de su rostro varias veces el objeto, fuera éste una caja o un reloj cerrado. Tras un buen rato, informaba con exactitud del contenido.

El primer silencio provocado por el asombro quedaba interrumpido por la planificación de una nueva comprobación que consistía, generalmente, en que alguno de los testimonios recortase a ciegas un fragmento del periódico y lo encerrara en la caja. Al cabo de unos 5 minutos de tanteo, el chico podía leer las palabras del texto arrancado. Un reportero de La Vanguardia presente en la sesión, concluía: "La más firme convicción de la veracidad del fenómeno se hacía patente en todos los presentes, y ésta es la mejor garantía que puedo dar a mis lectores de lo que vi"23.

Tras los primeros éxitos en casa y en el extranjero, los diarios presentaron el caso como demostrado. Así, La Correspondencia de España aclaraba los detalles del procedimiento indicando que:

"Lo que constituye un hecho innegable es la existencia del fenómeno descrito completamente a cubierto de toda superchería, no sólo por la seria honorabilidad de los marqueses de Santa Cara, sino por la rápida evidencia a que llega el espectador ante la simplicidad y claridad del experimento, completamente asequible a la comprobación más severa"24.

A lo largo del mismo año, los Argamasilla viajaron a Estados Unidos donde la Boston Society for the Psychical Research (BSPR) quiso examinar el caso. Esta Sociedad provenía del ala más científica de la American Society for Psychical Research (ASPR), conocida por la actitud crítica de algunos de sus miembros25.

Mientras padre e hijo estaban en Norteamérica, el diario La Época hablaba del éxito en Nueva York y el conservador ABC anunciaba triunfalmente que el prodigio español estaba impresionando a los americanos, informando de la ganancia de una supuesta apuesta de 5.000 dólares26.

Pero hay otra versión muy distinta de los hechos. En el momento en que Argamasilla fue estudiado por la Boston Society, el famoso mago e ilusionista Harry Houdini (1874-1926) colaboraba con la Sociedad. Enfrascado en una lucha personal contra los médiums, su papel era intentar detectar posibles trucos. Según las publicaciones del propio ilusionista, éste consiguió desacreditar a Argamasilla. En los medios de comunicación estadounidenses se refiere al aristócrata español, primero, como "Spaniard with X-Ray Eyes" y luego, en un folleto publicado por él, lo descalificaba por ser un estafador ("phenomenal mystifier"), explicando sus supuestos trucos. Le acusaba de levantar ligeramente con el pulgar la esquina trasera de la tapa para ver en el interior27.

El New York Times señaló, en primer lugar, el éxito de la demostración pública de la visión prodigiosa del joven aristócrata28. Pero cuando Houdini le retó a repetir su hazaña con otras cajas, parece que la comitiva española abandonó la sala en protesta29. Acto seguido el ilusionista intentó copiar la lectura del reloj cerrado, fallando ligeramente30. Aún así, parece que consiguió sembrar la duda acerca de la visión de Argamasilla.

Esta versión de los hechos tardaría todavía un año en llegar a hacerse pública en España. A principios de agosto de 1925, Rodríguez Lafora publicó en el periódico liberal-regeneracionista El Sol un artículo hablando de la labor de la Boston Society desenmascarando médiums, y sacó a relucir que Houdini había descubierto los trucos del vidente español31.

Parece que Argamasilla hijo envió una carta personal a Rodríguez Lafora donde contaba que Houdini, tras haber presenciado sus poderes, le había propuesto una alianza, a lo que él se había negado. Entonces, para vengarse, Houdini había escrito en la prensa que su visión tenía truco32. Manteniéndose firme, el psiquiatra decidió publicar algunos de los grabados explicativos de los supuestos trucos de las cajas, tal y como Houdini los había dibujado para mostrar como conseguía el joven mirar por una rendija en el interior de la caja33. Además, instó a los científicos que habían asistido a alguna de las sesiones demostrativas a que se pronunciaran.

La reacción pública de los marqueses y su grupo de apoyo no se hizo esperar. La misma noche entregaron al director de El Sol varios escritos pidiendo la publicación de los mismos en portada para el día siguiente. En una de ellas, el hijo se reafirmó como "caballero equilibrado, y no un farsante o un alucinado"34. En otra carta los "médicos profesores del Instituto Oftálmico" defendían la actuación de Argamasilla. Declararon que las experiencias hechas cumplían las exigencias de un "control perfecto", al estar el joven constantemente rodeado por los observadores35. También Blas Cabrera, Amalio Gimeno, Leonardo Torres Quevedo y José María Castellarnau sostuvieron en un carta conjunta que era imposible que Argamasilla hubiese utilizado ninguna rendija para ver el interior36.

Pero la opinión de los testigos estaba dividida. Manuel Márquez, catedrático de oftalmología de la Universidad de Madrid, afirmaba a título personal que la sesión a la que había asistido distaba mucho de ofrecer las garantías científicas necesarias37. No le había parecido cortés pedir a Argamasilla proseguir con las pruebas como le hubiera gustado38. Juan Negrín, entonces profesor de fisiología de la Facultad de Medicina, opinaba que el caso era más digno de ser tratado como tema de literatura picaresca que de recibir interés científico39. El escritor Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936), en cambio, publicó una escueta carta en El Sol apoyando a los marqueses40.

Ante los dos bandos, "argamasillistas y anti", hubo también posiciones jocosas. José Goyanes, cirujano y fundador por aquel entonces de la Liga Española contra el Cáncer (1923), se maravillaba de la habilidad de Argamasilla para ver en la caja, pero negaba que pudiera hacerlo a través de ella41. El periodista y político Luis Araquistain (1886-1959) intervino impelido por Rodríguez Lafora. También creía que Argamasilla veía bastante bien en los cuerpos opacos, "y todavía mal a través de" ellos42. A juzgar por su consideración sobre el espiritismo y la metapsíquica, es más que probable que estuviera usando un fino sarcasmo cuando mantenía que la voluntad del joven marqués por ver, podía llevarle a desarrollar un órgano que, finalmente, le permitiría ver en la oscuridad43. No obstante parecía considerar el empeño del chico como genuino y pedía a Rodríguez Lafora que dejara en paz al joven, llamándole "implacable hurón de conejeras supernormales"44.

Estos juicios que se publicaron acerca de lo presenciado en casa del marqués, muestran que la red de relaciones y ciertos decoros de la época pesaron en las interacciones durante el examen de la visión prodigiosa y sobre los informes que circularon acerca de estas experiencias. Una de las bazas que jugaba a favor del marqués era que su condición y posición social le libraban de cualquier sospecha de querer explotar al hijo por necesidad económica. Su buena reputación también le ponía a cubierto de ser sospechoso de fraude, como abiertamente afirmaban algunos medios de comunicación45. Además, en casa de los marqueses, las normas de etiqueta hacían difícil que alguien se atreviera a introducir algún control adicional inusual o pedir alguna comprobación incómoda para el joven. El honor que representaba recibir una invitación del marqués y compartir la experiencia con personalidades ilustres de la alta sociedad madrileña, silenciaban de forma eficaz posibles voces críticas que podrían haber cuestionado la presunta habilidad del aristócrata46.

El propio Rodríguez Lafora fue prudente al inicio para no desacreditar a sus colegas, aunque se fue volviendo más incisivo a medida que ganaba oponentes en la polémica47. Asimismo, nunca declaró directamente que la familia Argamasilla estuviera engañando conscientemente o actuando de mala fe. Pensaba que tal extraordinaria visión del chico era imposible, pero sostenía que seguramente padre e hijo creían verdaderamente en ella.

 

3. Explicaciones del caso

Dos testigos que habían acudido en seguida a la observación del caso fueron dos ingenieros: el ya mencionado Joaquín Menéndez Ormaza y el ingeniero de caminos, canales y puertos Manuel Maluquer y Salvador. Éste último había publicado en 1920 un libro sobre una Teoría integral de la visión por lo que fue considerado por algunos como experto, según Ormaza un "sabio reconocido por toda España como consagrada autoridad en la materia"48.

A pesar de la singularidad del fenómeno, según Maluquer se trataba de un caso de visión en estado normal (sin hipnosis), que empleaba las funciones utilizadas por el organismo para la visión ordinaria, aunque "exageradas por medio de la voluntad o concentración"49. Maluquer parte de un "hecho comprobado" por Charpentier, Meyer, y otros científicos que defendían la existencia de unos rayos fisiológicos, llamados N50, de los que se pensó que contribuían a explicar fenómenos parapsicológicos como la hipersensibilización visual en histéricos. Pero mientras los rayos observados por Blondlot fueron de las gamas 5a y 6a agudas51, las del caso observado por Maluquer pertenecerían a la gama 7a. Para distinguirlos de los otros, los llamó rayos NH. En sí no bastan para ver: "es preciso que se modifiquen atravesando un metal o substancia transparente a ellos"52, de manera que el sujeto ve a través de la pantalla metálica pero no alrededor de ella.

Suponía que este tipo de visión podía ser desarrollada por cualquier persona. Sólo hacía falta que el sujeto concentrase fuertemente su voluntad sobre la región visual del cerebro "queriendo ver". Así:

"Se descarga el condensador de rayos NH. Algunos de estos rayos siguen los nervios motores, y la luz negra fisiológica se esparce sobre los objetos. Caen otros sobre las células sensoriales y las sensibiliza, entrando en acción la materia peri-reticular"53.

Su amigo Menéndez Ormaza conectó el postulado sobre los rayos con dos teorías: la teoría sobre la luz negra y la teoría del éter. Para la primera se inspiró en un libro de Gustave Le Bon, L´Evolution des Forces, en el que éste especulaba sobre una categoría de radiaciones que tendrían la misma composición que la luz ordinaria, pero serían invisibles54. En relación a la segunda teoría, posiblemente se inspiraba en Lodge, diciendo que "El éter, que recóndito e imponderable lo invade todo, es el vehículo por medio del cual se comunica y relaciona todo el mundo sensible"55. Con claro instinto divulgador, el ingeniero invitaba a sus lectores a hacer una prueba para ver como se transmiten casi instantáneamente las agitaciones etéreas. Al dejar caer un objeto dentro de un recipiente lleno de líquido, las ondas circulares mostrarían las vibraciones del éter.

De lo expuesto se deducen varios aspectos interesantes. En primer lugar, los informes de Menéndez Ormaza surgieren que Argamasilla fue sometido a una experimentación sistemática realizada a través de un sinfín de sesiones de las cuales algunas quedaron registradas en forma de actas notariales56.

En segundo lugar, el asunto atestigua una colaboración eficaz entre un ingeniero celebrado como autoridad científica en el terreno de la percepción y otro ingeniero con una clara misión divulgadora de la ciencia que le ofrece su apoyo incondicional. Este último desplegó una campaña sistemática a través de la prensa en la que introdujo en su discurso un tono claramente científico, a la vez que también patriótico y emocional, muy acorde con la línea política de la dictadura. Así, Menéndez Ormaza antepuso la teoría del ingeniero español acerca de los rayos NH para derrocar la explicación dada anteriormente a este tipo de visión por autores franceses en L'Illustration57, realzando la teoría de la visión de Maluquer que, por su novedad, "honra a la ciencia española"58.

En tercer lugar, el razonamiento expuesto por Menéndez Ormaza muestra que la teoría del éter pensada como sustrato necesario para la propagación de la luz todavía estaba muy extendida. Estas ideas aparecieron en El Imparcial el 1 de marzo de 1923, sólo un día antes de la llegada de Einstein a Madrid59.

Un cuarto aspecto es el hecho de que en su libro, Menéndez Ormaza inserta el caso en el campo de la metapsíquica dado que ésta, justamente, explicaría la sensibilización extraordinaria de la retina del joven, condición necesaria para que se dé un fenómeno visual como el de la visión a través de los cuerpos opacos. Distinguía entre el "hoy desacreditado espiritismo", que trata de explicar la existencia de las percepciones anormales usando médiums y la metapsíquica, entendida como actividad puramente experimental, compatible con una vida cristiana y católica.

Como persona experta en el terreno de la metapsíquica se estaba erigiendo en esos años justamente el marqués de Santa Cara. Había estudiado durante varios años la clarividencia en su casa, utilizando médiums, sobre todo mujeres, y escribió un libro sobre estas experiencias, transcribiendo algunas de las sesiones60. Para difundir sus planteamientos fundó en Madrid la "Sociedad Española de Estudios Metapsíquicos" y dirigió entre 1925 y 1927 su órgano de expresión, la Revista de Estudios Metapsíquicos61.

Al observar en noviembre de 1922 la extraña capacidad visual de su hijo, se autoproclamó descubridor de una "nueva facultad humana" a la que bautizó con el término descriptivo "metasomoscopia"62. Desde ese momento acompañó siempre las demostraciones de su hijo, ofreciendo explicaciones. Resaltó el hecho de que este tipo de visión se daba en estado normal del sujeto: "se trata de una percepción en plano físico sujeta a las leyes de la óptica humana sin concurso de la disociación mental propia y característica de los estados de trance y para-psíquicos en general"63.

Y explicaba el por qué no se había observado tal visión con anterioridad por dos razones. Por un lado, debido a las circunstancias tan específicas en las que se daba. Por el otro, por la escasez de individuos dotados de la hiperestesia orgánica necesaria. Además, añadía que el esfuerzo nervioso necesario hacía que la facultad fuese intermitente.

Para dar fe del prodigio, el marqués usó las actas notariales y repitió la interpretación dada por "el sabio" Maluquer. Pero como promotor del caso y como experto en temas de metapsíquica se atrevió a desviarse: "A pesar de la autorizada opinión del Sr. Maluquer, experiencias posteriores (...) me inclinan al presente a dudar de la intervención de la luz fisiológica en la visión"64. Pensó que ese fenómeno, como tantos otros, era de origen policausal con lo que mantuvo la explicación de los ingenieros añadiendo otra causa. Esta consistía en "la descarga de ciertos neurones (sic) condensadores de fluido (sic) nervioso -magnético, mejor dicho- que produce la hiperestesia circunstancial del órgano de la visión y del nervio óptico"65.

Podemos ver que Santa Cara barajaba una explicación más neurofisiológica que, igual que en el caso de Maluquer, se basaba en un interaccionismo psicofísico. Según la teoría del marqués, la voluntad del ser humano sería capaz de producir una descarga de fluido nervioso66 que, a su vez, estimularía la capacidad perceptiva del sujeto a nivel cerebral. Supuso que se trataba del mismo fluido que intervenía también en el sueño hipnótico. Según el marqués, la vieja hipótesis de Mesmer quedaba de nuevo rehabilitada con los avances científicos de su presente que probaban la radioactividad de los cuerpos67. Daba por hecho la existencia de una emanación fluídica de los cuerpos, que también relacionaba con el aura, y que usaba para hipnotizar a sus médiums68.

En su visión particular acerca de la metapsíquica se podían distinguir dos tendencias: una representada por científicos que, "educados en las concepciones materialistas del pasado", explicaban los fenómenos ocultistas ampliando "las teorías cerebrales de fisiócratas e histólogos"; y otra por los que, viendo incompatible ello con los fenómenos metapsíquicos en sí,

"proclamaban la existencia e intervención de un principio superior organizador y diligente para el que la constitución física humana condiciona, pero no origina, las funciones psíquicas normales y supra-normales"69.

Él se situaba enérgicamente entre los segundos, desde donde afirmaba que la biología fundada en una visión "órgano-céntrica" del ser estaba caducada. Para él, lo mental era un principio anterior y fundamental, que incluso organizaba a la materia. De hecho, pensaba que lo psíquico, activamente, presidía la organización celular70. En su idealismo materializador, compartía con otros metapsíquicos y con muchos espiritistas lo que llamaban la potencia "ideoplástica" del pensamiento: que éste era capaz de organizar e incluso de crear materia71. Finalmente, hay que tener presente que Santa Cara, sin declararse espiritista ni tampoco teósofo, conjugaba su posición metapsíquica con una espiritualidad en la que mantenía al Dios católico72.

Ante tales especulaciones, Rodríguez Lafora realizaba su personal cruzada para convencer al público de que Argamasilla efectuaba simples trucos, aunque sugería que lo hacía en un estado de semiinconsciencia autoinducida. Desde la aparición de las primeras explicaciones espiritistas, los médicos entendían al médium preso de alucinaciones sugestivas por un funcionamiento anormal de su inconsciente, a menudo también asociado a un sistema nervioso deficitario73. En los años 20, la sugestión se había despatologizado, sin perder por ello su poder explicativo.

El psiquiatra madrileño ejemplifica bien esta postura. Sin pensar que los Santa Cara o sus testigos fuesen enfermos, creía que sus acciones podían explicarse bajo los efectos de una sugestión, de la que no necesariamente eran conscientes. En general, Rodríguez Lafora, igual que otros psiquiatras como Emili Mira i López74 pensaba que la mayoría de efectos de las "séances" espiritistas eran producto de trucos simples y que el deseo de los participantes los hacía víctimas fáciles del engaño75.

 

4. Conclusión

Sugiere Cerullo76 que la vida moderna de la sociedad en masa invitó a miembros de las clases medias y altas a buscar en las teorías psíquicas una manera de recuperar su sentir como seres únicos, de volver a valorar lo característicamente humano. Desde las coordenadas de la ciencia racional, el marqués insistió en la base psíquica, mientras que los ingenieros desviaban más la atención hacia unas supuestas radiaciones invisibles como soporte físico de esta nueva capacidad mental que sería exclusiva del género humano y que se expresaría en forma de percepción metasomoscópica.

Asimismo, fuera de nuestras fronteras también hubo algún que otro aristócrata o ingeniero interesado en temas metapsíquicos. En Alemania, la parapsicología encontró en el barón Albert von Schrenck-Notzing (1862-1929) un promotor ferviente que organizaba sesiones en su casa ante un público selecto. Eran sesiones a caballo entre la experimentación científica (con informes científicos y notariales) y el entretenimiento social77. Tampoco fue rara la intervención de ingenieros, como lo demuestra el caso del médium Ossowietzki, el famoso espiritista Francois Marie Gabriel Delanne (1857-1926) o Marcel Osty, quien colaboraría con su padre y director del Instituto Metapsíquico de París, Eugéne Osty, en la publicación sobre los poderes desconocidos del espíritu a través de la materia78.

Los documentos revisados en este trabajo dejan patente el contacto intelectual y personal entre nuestros personajes históricos (Santa Cara y Gimeno) e investigadores franceses ligados al Instituto metapsíquico de París (Osty, Geley y Richet). En el prólogo escrito por Richet para la segunda edición de su tratado en lengua castellana, el fisiólogo francés se declaraba "partidario fervoso (sic) de la unión intelectual de los pueblos latinos" 79. La apreciación extranjera (francesa) en España es tal que el caso Argamasilla sólo consiguió crédito cuando fue avalado por el Instituto francés (IMI). No sin rencor, Menéndez Ormaza se quejaba que había sido necesario el reconocimiento por parte de un experto francés para que el caso adquiera notoriedad en España80.

El marqués fue consciente de la importancia del aval científico extranjero en su esfuerzo por entablar lazos desde su posición privilegiada de "aristócrata de sangre" con lo que Glick81 llama "aristocracia de la inteligencia". Se declaraba orgulloso discípulo del investigador francés Geley, mostrando su aprecio a través de numerosas citas a las aportaciones extranjeras (especialmente francesas pero también inglesas). Usaba constantemente su contacto personal con intelectuales e investigadores españoles y extranjeros para avalar su propio trabajo científico.

Por aquel entonces, el marqués de Santa Cara trataba de reproducir en España un proyecto de investigación metapsíquica al estilo francés, difundido a través de una sociedad y una revista. Promocionó, asimismo, el caso de metasomoscopia de su hijo a pesar de no constituir el centro de su interés, debido a la falta de trance o disgregación mental. Su condición social y fama le facilitaron encontrar nombres conocidos para firmar las actas notariales y las cartas de defensa de la visión prodigiosa de su hijo.

Es necesario aquí un comentario acerca del papel que jugaban los sujetos en las investigaciones metapsíquicas, teniendo en cuenta las cuestiones de género y clase social82. Cuando el marqués experimentaba con médiums, él las hipnotizaba y, con ello, subyugaba la voluntad de las mujeres a la suya, produciendo una disgregación mental considerada más típica del llamado "sexo débil" y sensible (rozando lo patológico)83. Sin embargo, en los experimentos con Argamasilla, éste no fue hipnotizado sino que ocurre todo lo contrario. Según la teoría formulada por los ingenieros, su visión prodigiosa sería muestra de una excepcional fuerza de voluntad, con lo que resaltaban un aspecto atribuido habitualmente en aquella época como típico del varón.

Justamente el hecho de que el sujeto cuyas capacidades supuestamente excepcionales son expuestas públicamente sea el hijo de un marqués, alguien que no necesita hacerlo para ganar dinero, y quién sólo arriesga su buena reputación, fue un elemento clave para que muchos creyeran en la realidad del fenómeno. Aunque la visión prodigiosa fue avalada como hecho real por algunos científicos, la mayoría de los que, como Blas Cabrera, certificaron el fenómeno, se mostraron prudentes y prefirieron no avanzar ni apoyar ninguna explicación84.

Distinto fue el caso de los ingenieros que en seguida teorizaron. Pertenecen a la clase que Glick85 ha definido como "clase media científica", constituida por médicos, ingenieros, farmacéuticos y profesores de segunda enseñanza con formación científica, interesados en investigación. Pero a diferencia de la descripción de Glick, nos encontramos que en el terreno de la psicología y la metapsíquica, sí que realizaron contribuciones científicas propias, tanto teóricas como empíricas. Algo que sólo es posible en ciencias todavía poco institucionalizadas.

Maluquer y su portavoz, Menéndez Ormaza, usaron el caso Argamasilla para promocionar una teoría propia cuya novedad debía "honrar a la patria", rechazando la explicación dada en LIllustration. Con su teoría dotaron a la ciencia española de nuevos rayos (NH). En un discurso patriótico y sentimental, muy acorde con la ideología del régimen de Primo de Rivera, destacan que las posibilidades de este nuevo descubrimiento son inmensas. Sintiéndose en el umbral de lo desconocido, el autor de la luz negra preguntaba: "¿Caminará con esto la Humanidad a su mejoramiento? Así parece. Es un hecho que podemos admitir hoy día maravillas sospechadas en la visión del mundo sensible"86.

Bajo el prisma de las teorías de la evolución, planteaban la posibilidad de que esa capacidad fuera, en realidad, un vestigio de una capacidad perceptiva primitiva, que la humanidad, en el curso de la evolución, habría perdido87. Para Menéndez Ormaza, una prueba histórica de ello serían las pinturas rupestres. Dado que, "indudablemente" habían sido pintadas en la oscuridad de las cuevas antes de que se descubriera el fuego, ello probaba que estos hombres habían tenido una gran capacidad visual en la oscuridad que, con la civilización, presumiblemente se habría atrofiado.

Por la misma fe en la ley evolutiva, entendida de forma lamarckiana, el ingeniero estaba convencido que dicha facultad visual se podía volver a recuperar a través del esfuerzo personal y el entrenamiento. Albergaba la esperanza de que pudiera ser adquirida por cualquiera que, tras ejercitar- la y dominarla, llegaría a trasmitirla por herencia88. El planteamiento del ingeniero español refleja una postura generalizada en la metapsíquica que queda expresada de forma análoga por Geley89. Éste creía que la práctica de la mediumnidad era la base para el desarrollo de habilidades excepcionales que después podrían ser heredadas.

En un momento en el que desde el gobierno ("para mejorar la raza") se impuso a los jóvenes la gimnasia como disciplinamiento militar del cuerpo, encaja muy bien esta idea de administrar, además, una gimnasia mental a través del ejercicio de la voluntad sobre la percepción. Acorde con una postura optimista y su firme creencia en el progreso de la humanidad, Menéndez Ormaza pensaba que el estudio de la visión de Argamasilla abría, además, una oportunidad para las personas ciegas90.

Pero la explicación de los ingenieros no fue aceptada por el círculo metapsíquico francés. René Sudré, colaborador de Richet, al reseñar el libro de Menéndez Ormaza en la Revue Métapsychique, atribuía esa visión a un caso especial de clarividencia, desconfiando de la "hipótesis de la luz negra"91. A pesar de que los rayos N habían sido desmentidos en 1904, la hipótesis acerca de nuevos tipos de rayos o una sensibilidad específica a radiaciones todavía estaría en boga hasta la década de 1930 92. Mientras se difundía la teoría de la relatividad planteada por Einstein, quién para ello realizó en 1923 su famosa visita a España, todavía circulaban las teorías del éter, en parte promovidas a través del influyente libro de Lodge. Así, en los años 1920 encontramos un panorama variopinto en el que se discutían diferentes teorías físicas como la de la relatividad, al mismo tiempo que se planteaba el descubrimiento de nuevos rayos y algunos creían todavía en el éter93.

Aunque la separación entre científicos y público lego había sido establecida hacia finales del siglo XIX, en la investigación psíquica estos límites se mantuvieron fluidos94. Muchos admitieron no tener credenciales científicas y aún así, fueron leídos y apreciados. Los papeles de lector, sujeto examinado, observador y experimentador no fueron rígidos. Por ello, en ocasiones, un lector cualquiera pudo sentirse invitado a comunicar sus experiencias personales o un reportero (observador) sentirse experimentador por situarse cerca del sujeto. Aunque esta situación cambió después de la guerra civil, en España los límites entre profesionalización y amateurismo todavía se mantendrían difuminados en el terreno de la investigación psíquica durante algún tiempo, a pesar de los esfuerzos de médicos y psicólogos como Rodríguez Lafora por desacreditar la supuesta visión prodigiosa y con ello las teorías del marqués y de los ingenieros95.

En un momento histórico en el que la revolución social fue vivida como una amenaza constante para las clases sociales medias y altas españolas, Glick96 ha destacado con acierto la expectación y convulsión que las nuevas teorías científicas ejercieron en una sociedad que esperaba grandes revoluciones y revelaciones en el campo de la ciencia moderna. El mismo Menéndez Ormaza observaba que la guerra había hecho a los europeos "ansiosos" porque habían perdido la confianza en los viejos conceptos. Buscando nuevos rumbos, se lanzaban a la aventura, fuera esta física o metapsíquica, relativista o basada en el éter, con tal de imaginar una cuarta dimensión y romper con la tradicional idea de tiempo y espacio. Este sentimiento queda bien expresado en el libro del ingeniero quién pregunta a sus lectores:

"¿no resulta seductor poder concebir a todo lo creado irradiando ultramicroscópicas eses de vibraciones que, prevaleciéndose de su pequenez, se intro ducen por los intersticios de los cuerpos que encuentran en su camino para engancharse en el cerebro humano, creando imágenes y provocando ideas?"97.

En un estado de excepción permanente con censura de la prensa y represión policial, la ciencia metapsíquica proporcionaba un terreno de actividad productiva que permitía cuestionar la visión del mundo heredada, sin necesidad de abrazar el espiritismo ni de entrar en conflicto con la Iglesia Católica o el Régimen.

 

Bibliografía

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2. Argamasilla no era el único de la familia que poseía dotes extraordinarias pues al parecer Santa Cara tenía otra hija con facultades telepáticas. Masriera, Miguel. La metasomoscopia II y último. La Vanguardia. 16 Feb 1924: 1.         [ Links ]

3. Fue asiduo colaborador del diario escribiendo para una sección titulada "La espuma de la ciencia" donde presentaba diferentes fenómenos ocultistas.

4. Rodríguez Lafora, Gonzalo. Sobre la visión a través de los cuerpos opacos, El Sol. 10 Ene 1924: 1.         [ Links ] En cambio, Santa Cara negaba que tuviera conocimiento de dicha comisión. Santa Cara, Sobre la visión a través de los cuerpos opacos. El Sol. 13 Ene 1924: 1.         [ Links ]

5. Un caso de metapsíquica. La Vanguardia. 10 Ene 1924: 12.         [ Links ]

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13. El listado de testigos en: Menéndez Ormaza, Joaquín. La luz negra o la visión al través de los cuerpos opacos. Madrid: Librería de San Martín; publicado probablemente en 1924, p. 56.         [ Links ] El libro incluye una serie de artículos que Menéndez Ormaza publicó en 1923 en el diario El Imparcial, conjuntamente con extensos comentarios.

14. Lachapelle, n. 9; Noakes, Richard. The historiography of psychical research: Lessons from histories of sciences. Journal of the Society for Psychical Research. 2008; 72.2 (891), 65-85;         [ Links ] Oppenheim, Janet. The other world: Spiritualism, science and psychical research in England, 1850-1914. Cambridge: Cambridge University Press; 1985;         [ Links ] Owen, Alex. The darkened room. Philadelphia; University of Pennsylvania Press; 1990;         [ Links ] Raia, Courtenay. From ether theory to ether theology: Oliver Lodge and the physics of immortality. Journal of the History of the Behavioral Sciences. 2007; 43 (1): 19-43.         [ Links ]

15. Como por ejemplo el de Shapin, Steven. A social history of truth: Civility and science in seventeenth-century England. Chicago: Chicago Press; 1994.         [ Links ]

16. Papanelopoulou, Faidra; Nieto-Galan, Agustí; Perdiguero, Enrique. Popularizing science and technology in the European periphery, 1800-2000. Surrey: Ashgate; 2009;         [ Links ] Nieto-Galan, Agustí. Los públicos de la ciencia: expertos y profanos a través de la historia. Madrid: Marcial Pons, 2011.         [ Links ]

17. Mülberger, Annette; Balltondre, Mónica. Metapsychics in Spain: acknowledging or questioning the marvellous? History of the Human Sciences, 2012; 25 (2): 108-130;         [ Links ] Bensaude-Vicent, Bernadette; Blondel, Christine. Des Savants face à l'occulte 1870-1940. Paris: Editions La Découverte; 2002.         [ Links ]

18. Nieto-Galán, n. 16.

19. Un caso de metapsiquia (sic), La Vanguardia. 10 Ene 1924: 12;         [ Links ] La visión a través de los cuerpos opacos, ABC. 5 Ene 1924: 11 y Anó         [ Links ]nimo, La visión a través de los cuerpos opacos, La Época. 9 Ene 1924: 1.         [ Links ] Estas noticias señalan que, entre los miembros del comité del Instituto de Metapsíquica Internacional que lo examinaron, se encontraba también el eminente físico Oliver Lodge.

20. En una de ellas, por ejemplo, se encontraban presentes el reportero Miguel Masriera Rubió, Leonardo Torres Quevedo con su hijo, el político conservador Rafael Andrade Navarrete (1856-1928), el catedrático de Derecho Rafael de Ureña y otros tres señores. Masriera, n. 2.

21. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 38.

22. El método usado por el joven reproduce los controles habituales en la comprobación de la clarividencia como el vendar de los ojos, no dejar tocar el papel (por eso se usaban cajas), e introducir páginas arrancadas al azar de un periódico o libro para que nadie supiera su contenido. Esto se hacía para poder distinguirla de la telepatía.

23. Masriera, n. 2.

24. La Correspondencia de España. 7 Abr 1924: 1.         [ Links ]

25. Asprem, Egil. A nice arrangement of heterodoxies: William McDougall and the professionalization of psychical research. Journal of the History of the Behavioral Sciences. 2010; 46 (2): 123-143, p. 130.         [ Links ]

26. Zárraga, Miguel de. ABC en Nueva York. El maravilloso Argamasilla. ABC. 24 May 1924: 22;         [ Links ] La Época, 24 May 1924.

27. Houdini, Harry. Houdini exposes the tricks used by the Boston medium Margery; also a complete exposure of Argamasilla. New York: Adams Press; 1928.         [ Links ] Por aquel entonces, Houdini era muy conocido internacionalmente, también en España, véase, por ejemplo, el número dedicado a él en una revista de Barcelona: Montagut, Silvio H. Harry Houdini. Tras la pantalla. Galería de artistas cinematográficos. 1921; 2 (27): 1-16.         [ Links ]

28. New York Times. 7 May 1924: 3.

29. El diario indicó que: "the Spaniard's manager, Mr Davis of Brazil, declared that he would not accept Houdini's challenge and that the conjuror had treated him and Argamasilla "maliciously"". New York Times. 7 May 1924: 3.         [ Links ]

30. El New York Times escribió: "he said the watch showed ten minutes to one, missing it by an hour". New York Times. 7 May 1924: 3.         [ Links ]

31. Rodríguez Lafora, G. Espiritismo, videncia, engaños, El Sol. 1 Ago 1925: 1.         [ Links ] El psiquiatra español había publicado con anterioridad cuatro artículos exponiendo estudios psicológicos críticos de fenómenos como la clarividencia, la telepatía o las premoniciones: Rodríguez Lafora, G. La clarividencia I, II, III y IV. El Sol. 15 Abr 1919: 12;         [ Links ] 29 Abr 1919:12; 6 May 1919:12 y 27 May 1919:12, respectivamente. Rodríguez Lafora, G. Don Juan, los milagros y otros ensayos. Madrid: Alianza Editorial; 1975, p. 159-202.         [ Links ]

32. Argamasilla, J. M.; Rodríguez Lafora, G. Espiritismo, videncia, engaños. Una carta y una respuesta, El Sol. 8 Ago 1925: 2.         [ Links ] Asimismo, Argamasilla sostuvo que Houdini no le había examinado dentro de la comisión oficial de la BSPR, insinuando que lo hizo a título personal y "sin carácter científico".

33. Rodríguez Lafora, G. El caso Argamasilla I. El Sol. 17 Feb 1926: 1 y El caso Argamasilla II.         [ Links ] El Sol. 26 Feb 1926:1.         [ Links ] Houdini, n. 19.

34. Argamasilla, J. M., El caso Argamasilla. El Sol. 20 Feb 1926: 1.         [ Links ]

35. Guijarro, García del Mazo, Fernández Catalina, De las Cuevas, Valetín y Gamazo, Esteve, Castro de la Jara y Guinea. El caso Argamasilla. El Sol. 20 Feb 1926: 1.         [ Links ]

36. Cabrera, Blas; Gimeno, Amalio; Torres Quevedo; Leonardo; Castellarnau, José María. Varias cartas. El Sol. 19 Feb 1926:1.         [ Links ] Blas Cabrera creía en la realidad del fenómeno pero pensaba que la física de su tiempo no podía explicarlo. La Vanguardia. 16 Feb 1924: 1.

37. Márquez, M. Una carta del Dr. Márquez. El Sol. 27 Feb 1926: 2.         [ Links ]

38. Rodríguez Lafora, Gonzalo. Lafora en respuesta a Ormaza. El Sol. 2 Mar 1926: 2.         [ Links ]

39. Rodríguez Lafora, n. 38, p. 2.

40. Valle-Inclán, R. M. Carta. El Sol. 19 Feb 1926: 1.         [ Links ] Valle-Inclán responde a una alusión. ¿Miró Argamasilla por una rendija? El Heraldo. 25 Feb 1926: 1.         [ Links ] Le dedicó, además, al hijo del marqués, un ejemplar de una de sus obras de teatro más "esotéricas": La Lámpara mágica (1916). Según un recuerdo personal de Julio Caro Baroja de las numerosas tertulias en casa de su tío Pío Baroja, Valle-Inclán había sostenido que no creía en la posibilidad de una visión a través de los cuerpos opacos, pero sí que Argamasilla tenía una capacidad visual especial; véase Caro Baroja, Julio. Recuerdos valleinclanescos-barojianos, Revista de Occidente, 1966; 44-45: 302-313.         [ Links ] Valle-Inclán parece haber compartido con los metapsíquicos la posibilidad de que se den radiaciones de ideas a través de ondas. "Psiquismo", 7 Ago 1892, El Universal de Méjico; Valle-Inclán, Obras Completas, Madrid: Espasa Calpe, 2002, p. 1428-1429.         [ Links ] Para las relaciones de Valle-Inclán con la teosofía y el espiritismo: Milner Garlitz, Virgina, El centro del círculo: La Lámpara Maravillosa, de Valle-Inclán. Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela; 2007.         [ Links ]

41. Goyanes, J. ¿Endoblepsis o diablepsis? La visión, ¿a través o en el interior de los cuerpos opacos? El Sol, 27 Feb 1926: 2.         [ Links ]

42. Araquistain, Luís. La visión en los cuerpos opacos. El Sol. 23 Feb 1926: 1.         [ Links ]

43. Araquistain, Luís. Ciencia y prestidigitación, La Voz. 22 Feb 1926: 1.         [ Links ] Según el autor los científicos, acostumbrados a tratar con materia orgánica o inorgánica, dócil, caían fácilmente en el engaño ante esos casos de complicada "psicología malabarista", confundiendo ciencia con prestidigitación.

44. Araquistain, Luís. Un zahorí moderno. El Sol. 22 Feb 1926: 1.         [ Links ]

45. Masriera, n. 2, p. 1; Pedro de Repide, El misterio en Madrid, La Libertad. 18 Sep 1927: 1-2.         [ Links ]

46. Araquistain cuenta que propuso a Negrín pedirle a Argamasilla que leyera por el lado de las bisagras en lugar de por la parte del cerrojo, a lo que Negrín le contestó: "¿olvida usted, amigo mío, que aquí todos somos caballeros y que no sería caballeroso mostrar la mayor desconfianza?". Araquistain, n. 42.

47. Rodríguez Lafora, G. El caso Argamasilla (contestando a algunas cartas). El Sol. 25 Feb 1926: 1.         [ Links ]

48. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 48.

49. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 126 (subrayado en el original).

50. El nombre "N" significa Nancy, el lugar del descubrimiento de los rayos.

51. Blondlot supuso que éstas se sitúan en las 5 octavas y pensó que tendrían una influencia en ciertos fenómenos de la vida animal y vegetal; Jo Nye. N-Rays: An episode in the History and Psychology of Science, Historical Studies in the Physical Sciences, 1980; 11 (1): 125-156.         [ Links ] Para un examen de las estrategias discursivas empleadas por Blondlot y su contrincante Wood, véase Ashmore, Malcom. The theater of the blind: Starring a promethean prankster, a phoney Phenomenon, a prism, a pocket, and a piece of wood. Social Studies of Science. 1993; 23: 67-106.         [ Links ]

52. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 116.

53. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 124.

54. Las llamó la "lumière noire". Le Bon, Gustave. L'Évolution des Forces. Paris: Ernest Flammarion; 1908, p. 279 y ss.         [ Links ]

55. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 62.

56. Combinando la presentación de diferentes materiales, los observadores concluyeron que: "El vidente ve a través de cajas cerradas de plata, aluminio, metal blanco y de madera, de espesores de medio a ocho milímetros. Tarda de dos a diez minutos y necesita distancias variables a los ojos según la clase de caja". Encerrados varios objetos en una caja de metal, llegó a visualizar el hilo de plata, varios minerales (cobre, mercurio y carbón). Según el informe, la interposición de una lámina de plata y una lente de vidrio entre ojos y caja no alteró la visión pero el disco de metal impregnado de sal de radio fue el que dio visión instantánea. Sorprendentemente una hoja de papel blanco hace efecto de pantalla impidiendo cualquier tipo de visión, véase informe del día 8 de marzo de 1923 del acta notarial 454, reproducido en Menéndez Ormaza, n. 13, p. 77 y 80.

57. Labadié, Jean. Une lueur dans la nuit des aveugles. L'Illustration, 10 Mar 1923, 4175: 236-238.         [ Links ]

58. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 108.

59. Glick, n. 10 y Roca, Antonio. La amable visita de Einstein a Barcelona en 1923. Quark. 2004; 31: 41-47.         [ Links ]

60. Marqués de Santa Cara. Un tanteo en el misterio (ensayo experimental sobre la lucidez sonambúlica). Madrid: M. Aguilar; 1924 (no consta la fecha de publicació         [ Links ]n pero según las referencias incluidas pensamos que pudo estar alrededor del año indicado).

61. Por ahora, sabemos muy poco de esa Sociedad. La revista no da cuenta de los trabajos de la Sociedad que tenía como presidente al marqués de Santa Cara y como presidente de honor a Amalio Gimeno. Revista de Estudios Metapsíquicos, 1926, 2 (7), 2 (11); 1927, 3 (12).

62. Santa Cara, n. 60. La palabra metasomoscopia aparecerá recogida en el diccionario espiritista de Quintín López Gómez aunque con un significado algo distinto. López Gómez, Quintín. Glosario de palabras nuevas o poco comunes usadas en psicología experimental, metapsíquica, ciencias ocultas y espiritismo. Tarrasa (sic): Talleres Gráficos de José Ventayol Vila, 1926, p. 122.         [ Links ]

63. Santa Cara, n. 60, p. 276.

64. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 262.

65. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 283.

66. Santa Cara, n. 60 y Santa Cara. La visión al través de los cuerpos opacos, ABC. 21 Ene 1924: 12.         [ Links ]

67. Santa Cara, n. 60, p. 52. Para las interacciones entre mesmerismo, espiritismo e hipnosis, véase Montiel, Luis. Síntomas de una época: magnetismo, histeria y espiritismo en la alemania romàntica. Asclepio. 2006; 58 (2): 11-38 y Montiel,         [ Links ] Luis, Magnetismo romántico: El paciente. La mujer. La república. Dynamis. 2006; 26: 125-150.         [ Links ]

68. La diferencia entre el hipnotismo moderno y la ciencia magnética residía en la explicación de las causas de la hipnosis. Los magnetizadores como Santa Cara aceptaban la hipótesis de la existencia de un fluido, sutil pero material, que había recibido diferentes nombres (néurico, magnético, animal). Mientras que para un Lafora, por ejemplo, el efecto de la hipnosis se explicaba por procesos psicológicos, por efecto del poder de la imaginación y de la actuación del inconsciente. Véase la discusión sobre las explicaciones del hipnotismo en Montiel, Luis; González de Pablo, Ángel, eds. En ningún lugar. En parte alguna. Estudios sobre la historia del magnetismo animal y del hipnotismo. Madrid: Frenia; 2003.         [ Links ]

69. Santa Cara, n. 60, p. 24.

70. Santa Cara, n. 60, p. 268 y ss.

71. Mülberger; Balltondre, n. 17.

72. Santa Cara, n. 60, p. 271.

73. Véase: Shortt, S. E. D. Physicians and Psychics: The Anglo-American Medical Response to Spiritualism, 1870-1890. Journal of the History of Medicine and Allied Sciences. 1984: 39 (3): 339-355.         [ Links ]

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84. Un caso de metapsíquica, n. 5.

85. Glick, n. 10.

86. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 128.

87. Menéndez Ormaza, n. 13, una síntesis de su exposición en: Madrid Científico. 1924; 31 (1110): 85.

88. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 124.

89. Geley, Gustave. L'ectoplasmie et la clairvoyance: Observations et experiences personelles. Paris: Alcan; 1924.         [ Links ]

90. Su libro recopilatorio de los artículos que publicó sobre el caso se inicia con una historia en la que un campesino con una niña ciega alienta sus teorías y se siente esperanzado por esa posible aplicación. Menéndez Ormaza, n. 13. En El Imparcial presenta la historia de una niña sordomuda que supuestamente podía conectar con su abuelo mediante el pensamiento. Menéndez Ormaza, Tríptico ocultista, El Imparcial. 24 Mar 1926: 5.         [ Links ]

91. René Sudré, Bibliographie: La luz negra par J. Menendez Ormaza, Revue Métapsychique. 1923; 3: 182; acerca de Sudré: Asprem, n. 25, p. 129.

92. Bensaude-Vicent; Blondel, n. 17.

93. Glick, n. 10.

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95. Papanelopoulou; Nieto; Perdiguero, n. 16.

96. Glick, n. 10.

97. Menéndez Ormaza, n. 13, p. 70.

 

 

Fecha de recepción: 22 de marzo de 2012
Fecha de aceptación: 30 de noviembre de 2012

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