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Nutrición Hospitalaria

versión On-line ISSN 1699-5198versión impresa ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.25 no.4 Madrid jul./ago. 2010

 

ORIGINAL

 

Evaluación nutricional comparada del adulto mayor en consultas de medicina familiar

Compared nutritional assessment for older adults at family medicine settings

 

 

M. E. Calderón Reyes1, F. Ibarra Ramírez1, J. García1, C. Gómez Alonso2 and A. R. Rodríguez-Orozco3

1Unidad 80 de Medicina Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social. IMSS. Morelia. Michoacán. México.
2Centro de Investigaciones Biomédicas del IMSS. Morelia. Michoacán. México.
3División de Posgrado. Facultad de Medicina "Dr. Ignacio Chávez". Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Instituto de Investigación Científica en Temas de Familia, Alergia e Inmunología. Morelia. Michoacán. México.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Introducción y objetivo: La evaluación del estado nutricional del adulto mayor resulta importante como criterio de prevención y pronóstico de enfermedades relacionadas con la vejez. Este trabajo se realizó con el objetivo de comparar el estado nutricional del adulto mayor evaluado a través de la encuesta Mini Nutricional Assessment, MNA), con aquel resultante de la evaluación de la ingesta calórica y parámetros antropométricos, bioquímicos e inmunológicos en consultas de medicina familiar.
Población en estudio y métodos: Fue evaluado el estado nutricional de 157 adultos mayores, 93 varones y 64 mujeres, con edades 69,66 ± 7,94 años, que asistían a consulta de medicina familiar con la encuesta Mini Nutritional Assessment y este se comparó con el resultante de la evaluación con recordatorio de 24 horas, con parámetros antropométricos (peso, talla, índice de masa corporal), y marcadores bioquímicos e inmunológicos (hemoglobina, proteínas totales, albúmina, colesterol y linfocitos).
Resultados: El índice de masa corporal promedio fue 26,96 ± 5,1 kg/m2. Luego de evaluar a los adultos mayores con el MNA se encontró que tenían malnutrición a 47 pacientes (29,9%), riesgo de malnutrición 86 (54,8%), y sin riesgo de malnutrición 24(15,3%). El MNA fue el instrumento más robusto para evaluar el estado nutricional del adulto mayor y predecir el riesgo de malnutrición en estos (sensibilidad = 96%, especificidad = 98%, valor predictivo positivo = 97% y valor predictivo negativo = 88%).
Las asociaciones más importantes entre las variables usadas para realizar la valoración del estado nutricional del adulto mayor fueron MNA-índice de masa corporal (c2 = 51.314 con gl = 6, p < 0,001); MNA-proteínas totales (c2 = 46.989, gl = 2; p < 0,001); IMC-albúmina sérica total (c2 = 37.508, gl = 3; p < 0,001); MNA-Ingesta de hidratos de carbono en 24 horas (c2 = 21.50, gl = 4; p < 0,001); MNAIngesta de lípidos en 24 horas (c2 = , gl = 2; p < 0,001).
Conclusión: La MNA predice en forma oportuna el riesgo de malnutrición en el adulto mayor previo a los parámetros antropométricos, bioquímicos e inmunológicos y sugerimos su uso al menos una vez al año para evaluar el estado nutricional del adulto mayor, el cual deberá completarse con la determinación de otros parámetros bioquímicos, inmunológicos y antropométricos en aquellos adultos con riesgo de malnutrición y malnutridos.

Palabras clave: Adulto mayor. MNA. Índice de masa corporal. Linfocitos. Albúmina. Hemoglobina. Proteínas totales. Colesterol. Evaluación nutricional. Antropometría.


ABSTRACT

Introduction and objective: The nutritional state assessment have important implications to considerer both: prognosis and prevention of diseases related to older adults. This study was designed to compare the assessment of the nutritional state, in alder adults, via Mini Nutritional Assessment with those obtained via evaluation of caloric ingest and anthropometric, biochemical and immunological parameters at family medicine centers.
Population and methods: The nutritional status was assessed in 153 older adults, 93 men and 64 women, whose received medical attention at a primary care unit, the age average was 69.66 ± 7.94 years old. The nutritional assessment obtained with Mini Nutritional assessment was compared to those obtained via biochemical and immunological parameters (hemoglobin, serum total proteins, albumin, cholesterol and lymphocytes) and anthropometric parameters (size, weight, body mass index).
Resultados: Body Mass Index (BMI) was 26.96 ± 5.1 kg/m2. Once the adults were evaluated with the MNA questionnaire, malnourishment was found in 47 patients (29.9%), risk of malnutrition in 86 patients (54.8%), and no risk for malnutrition 24 patients (15.3%). The MNA questionnaire was the strongest instrument to assess the nutritional status in older adults and to predict the risk of malnutrition in such population, (sensibility =96%, specificity= 98%, positive predictive value=97% and negative predictive value= 88%).
The most important relations founded among variables to assess the nutritional status in older adults were the following: MNA-BMI (c2 = 51.314 con gl = 6, p < 0.001); MNA-serum total proteins (c2 = 46.989, gl = 2; p < 0.001); BMI-serum albumin (c2 = 37.508, gl = 3; p < 0.001); MNA-Daily Carbone-hidrate ingestion (c2 = 21.50, gl = 4; p < 0.001); MNA-Daily lipids ingestion (c2 = , gl = 2; p < 0.001).
Conclusion: The MNA predicts in opportune form the risk of malnutrition and the state of malnutrition the older adults previously to anthropometric, biochemical and immunological parameters. We recommend to use it, to do nutritional evaluation of older adults one time a year and in those adults in whom the risk of malnutrition or malnutrition have been detected, we recommend to complete the nutritional evaluation via determination of biochemical, immunological and anthropometric parameters mentioned above.

Key words: Older adults. Mini Nutritional Assessment. Body mass index. Lymphocytes. Albumin. Hemoglobin. Total proteins. Cholesterol. Nutritional Assessment. Malnutrition. Anthropometry.


 

Introducción

En la actualidad, las causas principales de morbilidad en los adultos mayores son las enfermedades crónico-degenerativas las cuales están asociadas a alteraciones de la nutrición. En esta etapa existe alto riesgo de manifestar deficiencias nutricionales debido a una disminución de las reservas energéticas y a una inadecuada ingestión de nutrientes.

Según el censo de población INEGI 20051 el total de adultos mayores a 60 años de edad en México que constituía el 8,2% de la población nacional se incrementó a 9,4% en el año 2005 y en nuestro Estado "Michoacán" este censo reportó una población total de adultos mayores de 60 años de edad de 372.115 personas para el mismo año: de ellos reciben atención médica en nuestra unidad de medicina familiar 24,890, de los cuales 11,812 son hombres y 13,078 mujeres, lo cual representa el 6,7% de la población total de adultos mayores del Estado.

En la Encuesta Nacional de Salud de México del 2006 (ENSALUD)2 se encontró que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en hombres y mujeres se incrementó hasta los 60 años de edad, para después cambiar a malnutrición en las siguientes décadas y la prevalencia de IMC compatible con desnutrición alcanzó hasta 1,4% en los hombres y 1,1% en mujeres entre los 70 y 79 años, mientras que en adultos de 80 años o más llegó hasta 4,0% en hombres y 5,2% en mujeres.

Para nuestro país la disminución en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en las décadas más tardías de la vida se explica, en primer lugar por que hay mayor riesgo de muerte en los que tienen sobrepeso y obesidad, lo que llevaría por selección a mayor sobrevivencia de los sujetos con IMC adecuado. La segunda razón es la pérdida de peso ocasionada por enfermedades crónicas y degenerativas como la diabetes tipo 2 y la enfermedad de Parkinson, altamente prevalentes en nuestros adultos mayores y finalmente, el tercer motivo, es la desnutrición carencial debido a menor protección social, depresión y deterioro fisiológico que sucede durante la senectud. Así también se observa anemia más marcada en este grupo etáreo3,4. En los hombres mayores de 80 años se observa que al menos uno de cada tres padece anemia y en las mujeres una de dos tiene el padecimiento4.

El establecimiento del diagnóstico de desnutrición y su gradación y la implantación de estrategias para su tratamiento, son objetivos que deben considerarse en el momento de seleccionar los instrumentos para la valoración del estado nutricional. Las valoraciones nutricionales suelen realizarse mediante la aplicación de uno o varios de los siguientes cuatro grupos distintos de pruebas: 1.- Historia dietética. 2.-Determinaciones clínicas y antropométricas, 3.- Cuantificación de parámetros bioquímicos e inmunológicos 4.- Encuestas de validación para identificar factores de riesgo que influyen en la malnutrición del adulto mayor, (entre ellas el Mini Nutricional Assessment, MNA)5 y evaluaciones funcionales como los promedios de Katz y Lawton6,7.

El médico familiar en la institución suele ser el más identificado con la problemática de salud de la familia y tiene las herramientas para incidir en los factores de riesgo que en esta inducen la aparición de enfermedad resulta trascendente que este disponga de una forma cómoda pero integral de evaluar el estado nutricional de los adultos mayores a fin de detectar a tiempo conductas de riesgo.

Este trabajo se hizo con el objetivo de comparar el estado nutricional del adulto mayor evaluado a través de la encuesta Mini Nutritional Assessment, (MNA), con aquel resultante de la evaluación de la ingesta calórica y parámetros antropométricos y bioquímicos.

 

Material y métodos

Este fue un estudio transversal en el que se estudiaron a adultos mayores de 60 años de edad que reciben atención médica en la unidad 80 de Medicina Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social, (IMSS) en la ciudad de Morelia, Estado de Michoacán, México y se realizó entre noviembre del 2006 y julio del 2007. El tamaño muestral se calculó para población finita según la fórmula n = N/1 + Ne2. El error estándar admitido para este cálculo fue de 0,8 y se consideró una N =24.890 individuos.

Finalmente se incluyeron en el estudio a 157 adultos mayores de 60 años de ambos sexos que acudieron a consulta de medicina familiar en nuestra unidad de medicina familiar entre noviembre del 2006 y marzo del 2007 (fechas de reclutamiento). No se incluyeron a pacientes con problemas psiquiátricos u otros que les impidieran contestar adecuadamente la encuesta que se implementó en este estudio y a aquellos con algún grado de limitación que les impidiera asistir a las citas programadas para exámenes físicos, interrogatorio médico, estudios de gabinete y toma de muestras de laboratorio. Se excluyeron del estudio aquellos adultos mayores de 60 años que decidieron no participar o abandonar el estudio y aquellos que no respondieron en forma completa a las encuestas y quienes no se practicaron todos los estudios de gabinete y laboratorio programados.

A los 157 pacientes que participaron en este estudio se les informó tanto a ellos como a su familiar acompañante en que consistía el estudio y sus objetivos y en forma voluntaria se invitó a participar a los pacientes que cumplían con los criterios de selección, aquellos que decidieron participar firmaron su consentimiento informado. El protocolo de investigación fue previamente aprobado por los comités institucionales de ética e investigaciones.

Evaluación de la ingesta alimentaria y el aporte calórico

A través del recordatorio de 24 horas se calculó la ingesta real de alimentos y se comparó con la ingesta ideal, los pacientes reportaron los alimentos consumidos el día anterior y se calcularon los patrones de consumo de macronutrientes mediante el programa de cálculo rápido del expediente electrónico de nutrición vigente en la consulta institucional de nutrición8 y estos se expresaron en kcal/día. Se tomaron como patrón las actuales recomendaciones energéticas de la FAO9.

Evaluaciones antropométricas

El perímetro braquial se midió con cinta métrica, en cm, en la altura del punto medio entre acromion y olécranon del brazo no dominante y para el perímetro de rodilla se midió la altura talón-rodilla y en la parte media se tomó la circunferencia también con cinta métrica. El peso se tomó con una báscula con capacidad de 160 kg. calibrada, con el paciente sin zapatos, con la mirada al frente y con ropa ligera y se reportó en kg y la talla, se tomó con el estadímetro de la misma báscula calibrada, con el paciente sin zapatos, de espalda, con el pelo suelto y centrado en la plataforma. La lectura se expresó en cm.

Se calculó el Índice de Masa Corporal (IMC) o índice de Quetelet, IMC = Peso/Talla2. Se consideraron valores normales los comprendidos entre 20 y 25, malnutrición por defecto valores menores de 20 y por exceso a los mayores de 25 kg/m2.

Evaluaciones del estado nutricional

Se aplicó el MNA, el cual comprende mediciones antropométricas (8 preguntas sobre peso, talla y pérdida de peso), evaluación global (8 preguntas sobre el estilo de vida, la medicación y la movilidad), evaluación nutricional (10 preguntas sobre el número de comidas, la ingesta de alimentos y líquidos y la autonomía para comer) y una evaluación subjetiva con 4 preguntas sobre autopercepción de la salud y la nutrición. EL MNA categoriza a los pacientes según los puntajes globales como sigue: < 17 desnutrición, 17 < 23,5 con riesgo de malnutrición y > 23,5 sin riesgo de malnutrición. El MNA fue previamente validado (consistencia interna) con alfa de Cronbach (0,825), por lo cual se aceptó para las mediciones propuestas.

Se determinó Hb en equipo LH500, Coulter, Estados Unidos de América, por técnica colorimétrica de formación de cianometahemoglobina, los resultados se expresaron en g/dL y los linfocitos totales se determinaron en sangre periférica con hemocitómetro de Coulter, Estados Unidos de América y se expresaron en células por mm3, las proteínas totales se cuantificaron en sangre periférica por la técnica Biuret modificada adaptada a equipo Syncron, Coulter, Estados Unidos de América. La albúmina sérica se determinó por la técnica Verde Bromocresol en equipo Syncron, Coulter, Estados Unidos de América, tanto albúmina como proteínas totales se expresaron en g /dL y el colesterol sérico total se determinó por el método CHOD-PAP (test color enzimático), Roche, (Estados Unidos de América) y se expresó en mg/dL.

Análisis estadístico

Se utilizaron medidas de tendencia central y de dispersión para variables continuas. Para comparación de medias se utilizó "t" de Student para muestras independientes y la Chi2 para establecer la existencia de asociaciones entre variables útiles para estimar el estado nutricional del adulto mayor [variables antropométricas, bioquímicas e inmunológicas (linfocitos)]. Se determinó sensibilidad, especificidad, valores predictivos positivo y negativo de los instrumentos usados para estimar estado nutricional del adulto mayor.

Se utilizó Análisis de Varianza (ANOVA), para comparar si los valores de la clasificación MNA son significativamente distintos a los valores de los otros parámetros para la medición del estado nutricional del adulto mayor y se usó como post hoc el test de Tuckey. En cifras de Anova muy homogéneas donde no se observaba una gran diferencia se determinó t de student para muestras independientes.

Se utilizó "R" de Pearson para buscar la correlación entre los parámetros de evaluación del MNA y las variables antropométricas IMC, albúmina, hemoglobina y linfocitos. Se consideraron significativos estadísticamente a valores de p < 0,05 en todas mas mediciones efectuadas. La base de datos y las evaluaciones estadísticas se realizaron con el programa SPSS versión 12.0 Windows.

 

Resultados

Se estudiaron 157 adultos mayores cuyo promedio de edad fue 69,66 ± 7,94 años. De ellos, 93 (59,2%) fueron mujeres y 64 (40,8%) fueron hombres y solo 26 (16,6%) mantenían algún vínculo laboral, que en más del 80% fue algún oficio con carga horaria menor a las 40 horas por semana. Las patologías que con más frecuencia causaron atención médica en este grupo fueron: Diabetes Mellitus tipo 2, en 53 (33,8%) y la Hipertensión Arterial en 33 (21%) (tabla I).

 

La tabla II muestra la evaluación del estado nutricional de los adultos mayores. Se obtuvo un IMC promedio de 26,96 ± 5,10 kg/m2, el cual se distribuyó de la siguiente forma: en 91 adultos (58,8%) estuvo entre 22 y 29,9 y se interpretó como normal, IMC de 30 o más en 41 adultos (26,1) que se interpretó como obesidad, IMC de 18.6 a 21,9 en 24 adultos (15,3%), que se interpretó como adultos en riesgo de malnutrición y finalmente en solo 1 adulto se encontró un IMC menor a 18.6 (0,6%) que se interpretó como desnutrición.

La ingesta promedio de hidratos de carbono, proteínas y lípidos por día fue: 1.151,81 ± 416,96, 310,88 ± 92,07 y 489,12 ± 130,59 kcal respectivamente. Las cifras medias de hemoglobina fueron 12,67± 2,26 g/dL y la de proteínas totales y albúmina fueron 6,22 ± 1,20 g/dL y 0,76 g/dL respectivamente, las de colesterol 181,95 ± 48,58 mg/dL colesterol y el recuento de linfocitos por mm3 tuvo una media de 27,51 y una desviación estándar de 10,62.

La tabla III muestra los parámetros que con más frecuencia determinaron el estado nutricional de los adultos estudiados después de haberlos evaluado con la encuesta MNA. Los adultos estudiados se categorizaron por la valoración nutricional del MNA de la siguiente forma: con malnutrición 47 (29,9%), con riesgo de malnutrición 86 (54,8%), y sin riesgo de malnutrición 24 (15,3%).

 

Se encontró una fuerte asociación entre variables antropométricas, bioquímicas e inmunológicas con las que puede estimarse el estado nutricional del adulto mayor. Las relaciones más significativas fueron las siguientes: MNA-índice de masa corporal (c2 = 51.314 con gl = 6, p < 0,001); MNA-proteínas totales (c2 = 46.989, gl = 2; p < 0,001); IMC-albúmina sérica total (c2 = 37.508, gl = 3; p < 0,001); MNA-Ingesta de hidratos de carbono en 24 horas (c2 = 21.50, gl = 4; p < 0,001); MNA-Ingesta de lípidos en 24 horas (c2 = , gl =2; p < 0,001).

La tabla IV muestra una comparación con ANOVA entre los tres grupos resultantes de la categorización del estado nutricional con auxilio del MNA de los adultos mayores estudiados. Se encontraron diferencias significativas estadísticamente (p < 0,05) entre el grupo malnutrido y los otros dos grupos (riesgo de malnutrición y sin riesgo de malnutrición) al comparar el comportamiento de las variables ingesta diaria de hidratos de carbono, ingesta diaria de proteínas, ingesta diaria de lípidos, hemoglobina, total de proteínas séricas, albúmina sérica total, colesterol total y linfocitos por mm3. Se estimó con t de student para muestras independientes si existían diferencias significativas entre los valores de las variables antes mencionadas entre los grupos riesgo de malnutrición y sin riesgo de malnutrición y solo albúmina y hemoglobina mostraron valores con significación estadística: Hb (t = -2.196, p = 0,030) y albúmina sérica total (t = -2.177; p = 0,032).

Se aplicó R de Pearson para evaluar la magnitud de las correlaciones existentes entre variables con la que se estimó el estado nutricional del adulto mayor, las correlaciones encontradas fueron las siguientes: MNA-albúmina (r = 0,607, p < 0,001); MNA-Hemoglobina (r = 0,456, p < 0,001); MNA-IMC (r = 0,421; p < 0,001); IMC-Albúmina (r = 0,409, p < 0,001), Hb-Albúmina (r = 0,406, p < 0,001); Albúmina-Recuento de linfocitos por mm3 (r = 0,398, p < 0,001); y finalmente MNACuenta linfocitos por mm3 (r = 0,331; p < 0,05) (tabla V).

 

Para estimar el estado nutricional de adultos mayores el MNA tuvo una sensibilidad del 96%, especificidad del 98%, valor predictivo positivo 97% y un valor predictivo negativo 88%), la Hemoglobina tuvo una sensibilidad del 68%, especificidad del 4%, valor predictivo positivo 79%, valor predictivo negativo 2%) y la Albúmina (sensibilidad del 41% y especificidad del 90%, valor predictivo positivo 90%, valor predictivo negativo 22%).

 

Discusión

La población en estudio tuvo una media de edad de 69,66 ± 7,94 desviación estándar, tanto esta media como la mayor frecuencia de adultos mayores del género femenino coincide con lo reportado por el senso poblacional (INEGI)1 y la encuesta nacional de salud ENSALUT 20072.

Aún cuando el IMC promedió 26,96 ± 5,10 desviación estándar y que en los extremos de esta distribución encontremos los casos con obesidad y desnutrición de acuerdo a la escala de valoración nutricional del MNA se encontró un alto porcentaje en riesgo de malnutrición 86 (54,8%), identificado por esta encuesta, y se constató además que un IMC normal no fue suficiente para identificar a los adultos mayores en riesgo de malnutrición, ya que con un IMC normal con la encuesta MNA se pudo identificar a 56 adultos mayores con riesgo de malnutrición (35,7%). Este elevado porciento de personas con riesgo de malnutrición se relaciona con el,hecho de que en nuestra muestra de adultos mayores la ingesta de alimentos fue basada predominantemente en lácteos, huevos o legumbres, fue baja en proteínas y verduras y la ingesta de líquido fue baja según se reportó en el MNA, sin embargo en el recordatorio de 24 horas el aporte nutricional promedio en hidratos de carbono, proteínas y lípidos se encontró en los niveles establecidos por FAO9 para adultos mayores, lo que significa que esta prueba tampoco es suficiente para identificar a adultos mayores con riesgo de malnutrición.

Al evaluar la relación MNA-Albúmina se encontró que la albúmina sérica es un marcador tardío de desnutrición y no importante para identificar a adultos mayores con riesgo de malnutrición ya que de 86 (54,8%) adultos con riesgo de malnutrición identificados con MNA solo 20 tenían hipoalbuminemia, Se ha establecido que la malnutrición asociada a hipoalbuminemia suele aparecer en estadios avanzados de malnutrición, en cambio la encuesta MNA fue un instrumento para identificar prematuramente adultos con riesgo de malnutrición, también se identificaron pacientes con un índice de masa corporal normal e hipoalbuminemia lo que nos indica que el IMC debe tomarse como una referencia adicional y no como única variable para el pesquizaje de adultos con riesgo de malnutrición.

Algo similar a lo sucedido con la albúmina sucedió con la hemoglobina que también se comportó como un marcador tardío de desnutrición y como un pobre predictor del riesgo de malnutrición en adultos mayores a diferencia de la exploración con MNA.

Es aún más incierto estimar a través de la ingesta calórica en recordatorio de 24 horas el estado nutricional, en parte porque esta representa un corte transversal del momento en que se evalúa el fenómeno y su uso pudiera limitarse al consejo nutricional apoyado en las tendencias de consumo actuales de macronutrientes por los adultos mayores. Se encontraron pacientes en riesgo de malnutrición y que tienen una ingesta normal de carbohidratos hasta 41 (26,1%) e incluso alta en 34 (21,7%), esto último fue frecuente en adultos obesos. Se encontró también una ingesta de lípidos alta en pacientes con riesgo de malnutrición y también incluso en pacientes con malnutrición corroborada por MNA. Como mencionan Gómez R. y González10; existen diferencias significativas de acuerdo a la autosuficiencia y a la supervisión de la alimentación a lo que añadimos que estas aunque relacionadas con el estado nutricional no son una medida suficiente para estimar este. Recientemente hemos encontrado que algunos parámetros que tiene que ver con la autosuficiencia y supervisión de la alimentación y que dependen de la estructura familiar se relacionan también con el estado nutricional cuando este es estimado por antropometría11.

Al analizar los resultados de ingesta calórica de los principales grupos de macronutrientes entre los grupos categorizados con el MNA (malnutrición, riesgo de malnutrición y sin riesgo de malnutrición) con MNA se pudo observar que en el grupo de pacientes con malnutrición la media de la ingesta de kilocalorías aportadas por proteínas, lípidos e hidratos de carbono es significativamente inferior a la de los otros dos grupos (pacientes con riesgo y sin riesgo de malnutrición), en tanto entre estos dos últimos grupos se observó gran homogeneidad entre las medias de la ingesta para cada grupo, de forma que esta medida tampoco fue útil para estimar el riesgo de malnutrición.

En cuanto a la los resultados de Análisis de Varianza usado para comparar los grupos categorizados con el MNA a través de parámetros bioquímicos e inmunológicos (albúmina, hemoglobina, colesterol total proteínas séricas totales y cuenta de linfocitos), observamos nuevamente la diferencia entre las medias en el grupo malnutrido con respecto a los otros dos grupos, pero la diferencia entre el grupo de riesgo de malnutrición y sin riesgo de malnutrición, solo pudo notarse al estudiar ambos grupos con el estadístico t de student para determinar si hay o no diferencia entre sus valores medios, y encontramos solamente significancia en Hb y albúmina, en cambio los otros parámetros bioquímicos e inmunológicos evaluados fueron muy similares entre los dos grupos. Esto nos permite inferir que aparentemente hemoglobina y albúmina son mejores predictores del riesgo de malnutrición en adultos mayores que los otros parámetros bioquímicos e inmunológicos evaluados, aunque la magnitud de estos efectos requieren ser tratados con otro diseño experimental.

Finalmente el MNA mostró alta correlación con otras de las usadas para caracterizar el estado nutricional del adulto mayor, estas fueron: la albúmina, Hb, y el IMC y en menor medida pero también en forma estadísticamente significativa con la cuenta de linfocitos. Aunque estas variables sugerimos no usarlas en forma única e independiente para estimar con alta confiabilidad el estado nutricional del adulto, mayor la combinación de estas determinaciones aportaría información adicional y finalmente una evaluación más completa. Llama la atención que el MNA fue entre las pruebas estudiadas la única que detectó con alta sensibilidad y especificidad no solo el estado nutricional del adulto mayor sino también a aquellos con riesgo de malnutrición. Se ha mencionado que la encuesta MNA en la población anglosajona (Guigoz Y, Vellas G, Garry P., 1996)12 tienen una sensibilidad y especificidad, similares a los encontradas en este estudio cuando se evalúa el estado nutricional.

En una revisión de la literatura sobre MNA hasta la primera mitad del 2006, disponible en algunas de las bases de datos más importantes de ciencias de la salud, Guigoz afirma que MNA es un instrumento sensible y específico para evaluar el riesgo de malnutrición, incluso antes que este se refleje en el peso o en las cifras de proteínas séricas y que debe ser incluida en la evaluación del paciente geriátrico13, posición que concuerda con lo encontrado y sugerido en este trabajo. El punto de vista de sugerir la evaluación complementaria del estado nutricional con otras variables distintas a MNA pero de fácil acceso en pacientes geriátricos con riesgo de malnutrición concuerda con Izaola y col al señalar que al no existir un método ideal para evaluar el estado nutricional es recomendable hacer uso de estudios de estudios para complementar la evaluación14.

 

Conclusiones

La encuesta MNA identifica en forma temprana el riesgo de malnutrición en el adulto mayor a diferencia de los marcadores bioquímicos, inmunológicos, antropométricos y el estudio de la ingesta calórica usados en forma aislada debido a que la encuesta por si misma contiene parámetros antropométricos, de evaluación global, de nutrición y sobre la ingesta y también subjetivos que permiten una valoración integral del estado nutricional del adulto mayor.

El hecho que los parámetros que integran el MNA sean además sencillos de medir, fáciles de interpretar y de bajo costo y puedan ser realizados por cualquier persona capacitada permite su aplicación extensa en unidades de medicina familiar El uso de otras variables bioquímicas, inmunológicas, antropométricas y el estudio de la ingesta calórica aunque complementan la valoración nutricional del adulto mayor, por si solos no son confiables para evaluar el estado nutricional integral del adulto mayor y generalmente se observan alterados en estadios avanzados de malnutrición.

De acuerdo a los resultados de esta investigación en un alto número de pacientes con IMC corporal normal, existe riesgo de malnutrición detectados con MNA. Sugerimos aplicar al menos una vez al año la evaluación del estado nutricional del adulto mayor con MNA en la consulta de medicina familiar aún cuando estos tengan valores normales del IMC, y en individuos con malnutrición o con riesgo de malnutrición detectados con el MNA, complementar la evaluación del estado nutricional con la determinación de parámetros bioquímicos, inmunológicos, antropométricos y otros relativos a la ingesta calórica.

 

Referencias

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Dirección para correspondencia:
Alain R. Rodríguez-Orozco.
División de Posgrado. Facultad de Medicina "Dr. Ignacio Chávez".
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
C/ Rafael Carrillo esquina Salvador González Herrejón s/n.
Bosque Cuauhtemoc. Colonia Centro.
58000 PO Box 136 Morelia. Michoacán. México.
E-mail: arorozco69@yahoo.com.mx

Recibido: 10-VII-2009.
Revisado: 6-IX-2009.
Aceptado: 7-IX-2009.

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