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Nutrición Hospitalaria

versión On-line ISSN 1699-5198versión impresa ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.27 no.6 Madrid nov./dic. 2012

https://dx.doi.org/10.3305/nh.2012.27.6.6026 

ORIGINAL

 

Problemas nutricionales percibidos por los pediatras en niños españoles menores de 3 años

Nutritional problems perceived by pediatricians in Spanish children younger than 3 years

 

 

A. Moráis López1, V. Martínez Suárez2, J. Dalmau Serra3, M.a J. Martínez Gómez4, L. Peña-Quintana5 y V. Varea Calderón6

1Unidad de Nutrición Infantil y Enfermedades Metabólicas. Hospital Universitario La Paz. Madrid
2Centro de Salud El Llano. Gijón
3Unidad de Nutrición y Metabolopatías. Hospital Infantil La Fe. Valencia
4Sección de Gastroenterología y Nutrición. Hospital Universitario Niño Jesús. Madrid
5Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. CHUIMI Las Palmas. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
6Sección de Gastroenterología y Nutrición. Hospital Sant Joan de Déu. Unidad de Gastroenterología Pediátrica. Departamento de Pediatría. Institut Dexeus. Barcelona. España

Este estudio ha sido financiado por Almiron/Danone Baby Nutrition.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Introducción: Los padres son los principales responsables de la educación nutricional de sus hijos y es labor del pediatra orientar y resolver problemas al respecto. En este estudio se pretende conocer la relevancia de las cuestiones nutricionales en la consulta del pediatra y los principales problemas nutricionales percibidos en los menores de 3 años.
Métodos: Estudio descriptivo, transversal en dos fases. La primera consistió en entrevistas y grupos de discusión con 30 pediatras seleccionados aleatoriamente en Madrid y Barcelona. Los resultados se utilizaron para diseñar el cuestionario online (76 preguntas relacionadas con la nutrición en niños de 0-3 años) de la siguiente fase, en la que participaron pediatras seleccionados de forma aleatoria y representativa del territorio nacional.
Resultados: De 258 pediatras seleccionados, completaron el cuestionario 151, que atendían a una media de 588 pacientes/mes. Los principales problemas nutricionales percibidos hasta los 12 meses fueron las deficiencias de hierro y vitaminas y la escasa ganancia de peso, y posteriormente la ingesta excesiva de carbohidratos y lípidos y el sobrepeso. Los padres fueron considerados los actores principales en la salud nutricional de sus hijos, pero su preocupación por esta cuestión se reduce significativamente (p < 0,0001) con la edad del niño. Los aspectos considerados más importantes para obtener unos buenos hábitos alimentarios fueron la alimentación adaptada a las necesidades del niño y respetar el tiempo de sueño. El porcentaje de pacientes que recibe recomendaciones de hábitos nutricionales varió del 88% (0-6 meses) al 61% (24-36 meses).
Conclusiones: A pesar de considerar la salud nutricional importante, la intervención educativa del pediatra al respecto no es óptima. Los problemas nutricionales percibidos fueron distintos según la edad.

Palabras clave: Desnutrición. Trastornos de la nutrición del lactante. Trastornos de la nutrición del niño. Estado nutricional. Obesidad.


ABSTRACT

Introduction: Parents are most responsible for nutritional education of children, and pediatritians must advise and help them with their doubts. The purpose of this study was to know the relevance of nutritional topics in daily practice and the main nutritional problems perceived by pediatritians in children under 3 years of age.
Methods: Descriptive, cross-sectional study performed in 2 stages. First stage consisted on discussion meetings with 30 random-selected pediatritians from Madrid and Barcelona. Results were used to design the on-line questionnaire of the second stage (76 questions related to nutrition in children under 3 years). A random and representative sample of Spanish pediatritians was selected for this stage.
Results: One hundred and fifty one pediatritians, among 258 sampled, completed the questionnaire. They referred to see a mean of 588 patients/month. The main perceived nutritional problems in the first year of life were iron and vitamin deficiencies and poor weight gain. In the next months, excess in carbohydrates and lipid intake and overweight were the main problems perceived. Parents were considered the main actors regarding their children's nutritional health, but their concern in these questions significantly reduced with children's age (p < 0,0001). Factors considered to have the greatest relevance in the acquisition of good nutritional habits were to provide a diet adjusted for children's requirements and to observe the appropriate sleeping hours. The proportion of children who receive nutritional counseling varied from 88% (0-6 months) to 61% (24-36 months).
Conclusions: Despite of the relevance given by pediatritians, educational intervention regarding nutritional health is not ideal. Nutritional problems perceived by pediatritians varied with children's age.

Key words: Malnutrition. Infant nutrition disorders. Child nutrition disorders. Nutritional status. Obesity.


 

Introducción

Durante los 3 primeros años de vida del niño, el ritmo de crecimiento, los requerimientos energético-proteicos y de algunos micronutrientes y el patrón de ingesta alimentaria sufren cambios frecuentes y secuenciales. Los padres suelen ser los principales actores en la educación nutritional de sus hijos, siendo habitual que manifiesten dudas sobre la mejor forma de realizar esta tarea. En estas situaciones el pediatra es, hoy por hoy, la persona en quien recae la responsabilidad de una correcta orientación, vigilancia y resolución de dudas, temores y problemas a este respecto.

En el segundo semestre del primer año, la progresiva combinación de la leche materna o de fórmula con otro tipo de alimentos contribuirá a lograr una cobertura adecuada de los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo. Hacia los 12 meses de edad, el lactante ya debe recibir una variedad de alimentos distintos de la leche, a pesar de que ésta sigue siendo un alimento básico. Tras el periodo de lactante, el desarrollo del niño va estrechamente ligado al establecimiento del comportamiento alimentario, la velocidad de crecimiento disminuye y va adquiriendo habilidades progresivas para alcanzar la autoalimentación. En la etapa preescolar, y muy influenciado por el ejemplo de los adultos1, se comienzan a adquirir preferencias, aversiones y hábitos que serán difíciles de modificar hasta etapas muy posteriores, por lo que el establecimiento de patrones saludables en esta edad es de crucial importancia2-5. Los malos hábitos adquiridos en este periodo pueden tener consecuencias y repercusiones en el medio y largo plazo, tal como se ha referido para la ferropenia6 y el exceso de ingesta lipídica7,8.

En nuestro medio, la adquisición desde edades tempranas de hábitos alimentarios y un estilo de vida saludables son aspectos insuficientemente considerados en la formación pediátrica general y posiblemente poco conocidos, por lo que resulta de interés determinar la percepción que sobre los mismos tienen los pediatras y la forma en que éstos manejan las recomendaciones sobre nutrición en su consulta diaria.

 

Objetivos

Con el presente estudio nos hemos propuesto conocer la relevancia de las cuestiones nutricionales en la consulta diaria de los pediatras, su opinión sobre cuáles son las principales deficiencias y excesos nutricionales en los niños menores de 3 años de edad y la importancia percibida de cada uno de los actores que condicionan las prácticas alimentarias y su rol, junto a las fuentes de información utilizadas para la recomendaciones nutricionales en la consulta.

 

Métodos

Se llevó a cabo un estudio descriptivo, transversal, realizado en dos fases. La primera fase (cualitativa) consistió en entrevistas personales y grupos de discusión con 30 pediatras seleccionados de forma aleatoria del total de pediatras de Madrid y Barcelona. Los resultados de esta fase fueron utilizados para diseñar el cuestionario a aplicar en la siguiente fase (cuantitativa), consistente en la recogida de datos a través de un cuestionario diseñado ad-hoc y administrado online. El cuestionario está recogido en el anexo I. Los participantes en esta segunda fase se seleccionaron a partir de una muestra aleatoria y representativa del territorio nacional de 240 centros de salud y 15 hospitales del total de centros de salud y hospitales que figuran en la base de datos oficial del Ministerio de Sanidad y Consumo. Dentro de los centros se seleccionaron aleatoriamente los pediatras a participar. Los criterios de inclusión utilizados fueron: haber superado el periodo de residencia, encontrarse en ejercicio activo (en centros públicos, privados o ambos) y con al menos un 40% de pacientes atendidos de forma habitual menores de 3 años. Los pediatras que aceptaron participar recibieron un correo electrónico con el enlace y las claves de acceso para poder completar el cuestionario alojado en la plataforma AXIS PHARMA MRO®.

El cuestionario contenía 76 preguntas (25 de ellas preguntas abiertas) en las que se interrogó a los participantes sobre la importancia en su actividad habitual de la nutrición y las alteraciones del estado nutricional en niños de 0 a 3 años, las fuentes de información sobre salud nutricional utilizadas en la práctica diaria, la importancia de los distintos actores (pediatra, padres, enfermeras, cuidadores, centros educativos, industria y organismos oficiales) y las recomendaciones sobre nutrición que se ofrecen habitualmente en la consulta.

El plazo concedido a los participantes para completar el cuestionario fue de 4 semanas. La recepción de los cuestionarios tuvo lugar entre el 30 de marzo y el 27 de abril de 2011, siendo volcados electrónicamente a una base datos informática diseñada específicamente para el estudio.

Para el análisis estadístico se utilizó el software XLSTAT Pro 2011. Se consideró para el estudio un margen de error de un 7,9% para un intervalo de confianza del 95%.

Todo el proceso de muestreo y recogida de datos se realizó conforme a la Ley Orgánica 15/1999 de Protección de Datos de Carácter Personal, así como de acuerdo al Código Internacional ICC/ESOMAR para la Práctica de la Investigación Social y de Mercados9.

 

Resultados

De los 258 pediatras seleccionados, 151 completaron el cuestionario (fig. 1), lo que supone una tasa de respuesta del 62%. La distribución de la muestra según la zona geográfica fue: 25% de médicos de la zona sur (Andalucía y Extremadura), un 21% de la zona nordeste (Cataluña, Baleares y Aragón), un 22% de la zona centro (comunidad de Madrid, Castilla la Mancha y Castilla-León), un 18% del sudeste (Comunidad Valenciana y Murcia) y un 14% de zona norte (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco). Los encuestados refirieron atender una media de 588 pacientes al mes. La media de años de experiencia y ámbito de trabajo por zona geográfica se detalla en la figura 2.

 

 

Los participantes en el estudio estuvieron mayoritariamente de acuerdo en que una correcta nutrición entre los 0 y 3 años previene enfermedades y futuros problemas, asegurando un crecimiento adecuado (aseveración puntuada con 9,4 sobre 10, siendo 10 la máxima puntuación posible).

Importancia de las cuestiones nutricionales en la consulta diaria

Los niños de 0 a 12 meses y de 12 a 24 meses generan un número de consultas (espontáneas o programadas) significativamente superior que los niños mayores de 24 meses (p = 0,004 y p < 0,0001 respectivamente, fig. 3). En un 17% de los casos el motivo de consulta es una preocupación de índole nutricional, según lo referido por los encuestados. Este porcentaje se reduce de forma significativa con el incremento de edad (p < 0,0001), pasando de un máximo de 22% para el tramo 0-6 meses de edad a un 11% para el de 24 a 36 meses (fig. 4).

La frecuencia de los controles nutricionales programados por parte del pediatra es también diferente según la edad del niño, siendo de media mensual para los de 0 a 3 meses, cada 2 ó 3 meses para 3 a 12 meses de edad y reduciéndose posteriormente a dos veces al año o menos para niños de 24-36 meses de edad. La frecuencia de estas revisiones es superior en niños que tienen problemas nutricionales o en aquéllos en los que los padres tienen consultas o preocupaciones al respecto.

Los pediatras participantes puntuaron con 8,8 puntos (en una escala del 1 al 10, siendo 10 la máxima puntuación posible) la relevancia de la salud nutricional en su consulta y con 8,8 puntos su relevancia en la especialidad de pediatría.

Desórdenes nutricionales en niños menores de 3 años

Las dos herramientas más utilizadas por los pediatras para establecer la salud nutricional son la antropometría (97%) y la encuesta de hábitos alimentarios (88%), según lo referido en este estudio.

Los pediatras encuestados consideran que la mayoría de los niños tiene un estado nutricional correcto. Su percepción es que las alteraciones del estado nutricional aumentan con la edad, siendo los problemas nutricionales por exceso proporcionalmente más importantes que la desnutrición. La prevalencia percibida de malnutrición por exceso fue mayor en el grupo de edad superior a 3 años (fig. 5).

Al ser preguntados de forma abierta sobre el principal problema relacionado con la salud nutricional encontrado en la consulta, las respuestas más frecuentes por grupos de edad fueron (tabla I):

 

• De 0 a 6 meses: la escasa ganancia de peso, mencionada por un 25% de los médicos encuestados, y relacionada por un 27% de ellos con la baja frecuencia de alimentación mediante lactancia materna.

• De 6 a 12 meses: la deficiencia de hierro (31%) y la escasa ganancia de peso (21%).

• De 12 a 18 meses: la desnutrición (17%) y la obesidad y el sobrepeso (15%).

• De 18 a 24 meses: la obesidad y el sobrepeso (19%) y la desnutrición (17%).

• De 24 a 36 meses: la obesidad y el sobrepeso (25%).

Sobre las carencias nutritivas, en pregunta abierta los participantes refirieron la deficiencia de hierro y de vitaminas como las de mayor prevalencia percibida en todos los tramos de edad de 0 a 3 años. En la figura 6 se detalla el porcentaje de médicos que perciben una deficiencia de hierro y de vitaminas según el tramo de edad. Este hecho fue puesto en relación con una escasa ingesta de alimentos ricos en hierro, el bajo consumo en frutas y la escasa exposición a la luz solar. Los datos detallados se presentan en la tabla II.

Respecto a las alteraciones nutricionales por exceso (tabla III), los pediatras participantes reportaron que el exceso en la ingesta de carbohidratos es el más prevalente hasta los 18 meses de edad y el exceso en la ingesta de lípidos el más presente a partir de esta edad (fig. 7). La sobrealimentación es la principal causa referida de estos excesos. El 77% consideró, en pregunta abierta, que la obesidad será en el futuro la principal consecuencia asociada a una nutrición incorrecta en los primeros años de vida.

Respecto a la evolución futura de los desórdenes nutricionales, el 89% de los pediatras consideró que aumentarán. En referencia a los desórdenes nutricionales por defecto, sólo el 19% de los encuestados cree que aumentarán, mientras que el resto de encuestados considera que se mantendrán igual (52%) o se reducirán (29%).

Participantes en la nutrición infantil y sus roles

Los encuestados consideran que los padres (con una puntuación de 9,5 sobre 10) son los actores principales en la salud nutricional de los niños entre 0 y 3 años, seguidos de los pediatras (8,8 sobre 10). Esta importancia del papel de los padres queda también reflejada en la percepción referida por los participantes de que las principales causas de malnutrición infantil son los malos hábitos nutricionales de los padres, la falta de tiempo de los padres para cuestiones nutricionales y, consecuentemente, el gran uso de comida preparada (fig. 8).

En opinión de los encuestados, la preocupación de los padres respecto a la nutrición se reduce de forma significativa (p < 0,0001) con la edad, siendo máxima en el tramo de 0 a 6 meses (9,4 sobre 10) y mínima en el tramo 24 a 36 meses (6,2 sobre 10). Los pediatras participantes en el estudio tienen la percepción de que los temas consultados por los padres son también diferentes según la edad, siendo los aspectos que originan mayor preocupación la introducción de la leche de fórmula y de nuevos alimentos, así como las recomendaciones sobre cantidades, para niños entre 0 y 12 meses de edad y la pérdida de apetito o la escasa ganancia de peso a partir de esa edad.

El 48% de los pediatras participantes consideró que, en la actualidad, las enfermeras pueden tener un papel en las funciones de monitorización de la salud nutricional, siendo las tareas delegadas en este colectivo profesional la antropometría (46%), la información sobre alimentación y nutrición (39%), las pautas sobre la introducción de alimentos (33%), la educación sobre salud nutricional (24%), el control del peso (22%), el estudio de hábitos (15%), guías sobre lactancia (14%) y otros (6%).

Fuentes de información utilizadas por los pediatras en temas de salud nutricional

Para actualizarse respecto a salud nutricional, el 66% de los médicos entrevistados declaró usar guías clínicas de referencia, mayoritariamente materiales impresos y guías o protocolos científicos de las sociedades médicas; el 75% utiliza las webs de las sociedades médicas nacionales y el 68% sus revistas o publicaciones regulares. La principal necesidad transmitida por los pediatras entrevistados se refiere a materiales informativos para padres (71%) y material informativo (50%) y cursos online (63%) para profesionales.

Recomendaciones ofrecidas por el pediatra sobre salud nutricional

Los pediatras participantes realizan recomendaciones nutricionales a un porcentaje significativamente superior de pacientes de 0-6 meses (p < 0,0001), 6-12 meses (p < 0,0001) y 12-18 meses (p=0,001) que a pacientes a partir de 18 meses de edad (fig. 9). El 89% realiza estas recomendaciones de forma verbal y el 77% a través de materiales que han preparado ellos mismos. Los factores que más influyen en las recomendaciones nutricionales realizadas por el pediatra son la edad y la presencia de alguna patología de base.

En opinión de los participantes, los aspectos más importantes para obtener unos buenos hábitos alimentarios son, según el tramo de edad, los siguientes (tabla IV):

• En el grupo 0 a 6 meses: la promoción de lactancia materna, ofrecer alimentación adaptada a las necesidades del niño y respetar el tiempo de sueño.

• En el grupo 6 a 12 meses: ofrecer alimentación adaptada a las características del niño, respetar el tiempo de sueño y la introducción de comida de cuchara.

• En el grupo 12 a 18 meses: la introducción de una alimentación variada, respetar el tiempo de sueño, ofrecer una alimentación adaptada a las características del niño y la introducción de comida de cuchara.

• En el grupo 18 a 36 meses: la introducción de una alimentación variada, respetar el tiempo de sueño, asegurar 5 piezas de fruta y verduras al día, promover la autoalimentación y administrar proteínas animales al menos 3 veces por semana.

 

Discusión

Aunque son muchos los estudios publicados respecto a los problemas asociados a los desórdenes alimentarios en las edades tempranas y sus consecuencias2,10-14, no se dispone de información sobre la percepción del pediatra respecto a las cuestiones y recomendaciones nutricionales en su consulta diaria. Éste es el primer estudio publicado en nuestro país respecto a la opinión de los pediatras en relación al estado nutricional y a las recomendaciones de ingesta en la población menor de 3 años.

Al diversificar la alimentación y progresar las habilidades y autonomía para su consumo, el niño va iniciando sus hábitos nutricionales, que se establecerán como definitivos durante estos primeros años y serán difíciles de modificar después15-17. Sólo por esta razón, esta etapa debe considerarse crucial como condicionante de la salud. A medida que el niño avanza en edad se reduce la frecuencia de visitas programadas dentro del control del niño sano y aumenta la proporción de consultas espontáneas motivadas por situaciones patológicas. Esto tiene como consecuencia lógica un menor número de oportunidades para tratar cuestiones nutricionales dentro de la consulta. El presente trabajo ha puesto de manifiesto que, a pesar de que los pediatras encuestados se mostraron conscientes de la importancia de la salud nutricional, su percepción es que a partir de los 2 años este aspecto sólo supone un pequeño porcentaje (11%) de las consultas. Esto señala un gran potencial de actuación, ya que esa relación más intensa con la familia y control más frecuente de los niños en las primeras etapas supone un momento en el que es más fácil reconocer factores familiares o sociales favorecedores de malas prácticas alimentarias y por tanto es un momento en el que el pediatra puede influir más en el inicio de hábitos de vida saludables18,19. Es más, la forma en que está organizado el trabajo en los centros de salud está pensada para ejercer estas actividades de forma constante a lo largo de la infancia y a veces mediante el desarrollo de programas específicos20; es decir, mediante actividades de supervisión, promoción de la salud y prevención de la enfermedad a las que "teóricamente" los profesionales de Atención Primaria debieran dedicar un 40% de su tiempo de consulta.

Además, desde la estimación de un porcentaje medio del 17% de las consultas motivadas por preocupaciones nutricionales en los primeros tres años, esta preocupación va disminuyendo desde el 22% en los primeros 6 meses hasta el 11% en el tercer año de vida. Por tanto, también la oportunidad de fomentar una nutrición adecuada y de iniciar a los niños en buenos hábitos de alimentación va siendo menor con el paso de los meses, especialmente a partir de los primeros dos años, cuando la mayoría de los pediatras participantes en el estudio reducen a dos o menos los controles anuales.

Resulta llamativo que el consejo nutricional por parte del pediatra no se haga en el 100% de los pacientes, ni siquiera en el caso de los lactantes; y que, si nos atenemos a la opinión de los pediatras encuestados, este porcentaje se reduzca de forma importante en niños de 24-36 meses, entre los que un 39% no recibe ningún consejo nutricional. Esta distancia entre la preocupación manifestada y la realidad de la práctica clínica sólo cabría entenderla como una declaración de la excesiva dedicación a actividades asistenciales no programadas, solicitadas espontáneamente por la familia y con una escasa intervención de tipo educativo, tal como ya ha sido referido21, y que representa, además, una pérdida de efectividad en la función preventiva del pediatra y la introducción de un importante factor de variabilidad en el desarrollo del ejercicio profesional.

Es interesante comprobar que los pediatras consideran el exceso de peso como principal problema de salud nutricional ya a partir del año y que reconocen su relación con las prácticas alimentarias incorrectas y de inicio precoz. El aumento en la tasa de sobrepeso y obesidad observado en las últimas décadas se ha relacionado con el mantenimiento de malos hábitos alimentarios y de estilo de vida desde edades tempranas19,22, tendencia que no parece haber mejorado en épocas recientes.

Algunos autores han relacionado la excesiva ganancia de peso con la ingesta inadecuada de determinados nutrientes, especialmente de energía y de proteínas, desde etapas iniciales e incluso con la calidad de la nutrición intraútero23,24.

Los pediatras encuestados percibieron la escasa ganancia ponderal como uno de los principales problemas nutricionales en el primer año de vida, mientras que a partir de los 18 meses el sobrepeso y la obesidad pasan a ocupar el primer lugar. Durante el primer año de vida las características de la alimentación del lactante, su ritmo de crecimiento y la frecuencia de controles nutricionales, son muy diferentes a las de los niños mayores de esta edad. Esto podría influir en la percepción de los pediatras encuestados sobre las ingestas y requerimientos nutricionales en los diferentes grupos de edad, aunque este estudio no permite aclarar este punto. En ese sentido, algunos estudios han relacionado la nutrición en los primeros meses de vida y la cantidad de ingesta proteica con el exceso de ganancia de peso en edades posteriores23,25.

A la vista de la presente encuesta, cabe preguntarse si los pediatras disponen de suficiente información sobre tal relación y la importancia de su intervención nutricional temprana. En esto también puede influir el hecho de que algunos trabajos muestran que en el niño en edad escolar, en el adolescente y en el adulto el seguimiento de una dieta hiperproteica pudiera prevenir el aumento de peso. En el mismo sentido, es destacable que en el presente estudio el exceso de ingesta proteica no sea percibido como un desorden importante, mientras que el excesivo consumo de lípidos y carbohidratos sí sea referido como un problema.

La opinión respecto a la deficiencia de hierro se corresponde con las observaciones clínicas y estudios epidemiológicos26, que señalan la ferropenia como la alteración nutricional más prevalente a nivel mundial. Respecto a la deficiencia de vitaminas expresada de forma general, puede estar relacionada más concretamente con el déficit de vitamina D, muy extensamente comentado en la bibliografía reciente y que puede haber generado una mayor preocupación en el pediatra en los últimos años27.

Los actores principales en la nutrición infantil, según los encuestados, son los padres y los propios pediatras. Esto coincide con lo señalado en los principales documentos sobre intervención educativa en la infancia para la prevención de enfermedades relacionadas con la nutrición, en las que se señala que el esfuerzo principal debería realizarse de forma integrada en el ámbito familiar desde edades tempranas28. En este sentido, los pediatras parecen defender la idea de desarrollar la educación familiar en la consulta, favoreciendo hábitos saludables y modificando prácticas erróneas. Igualmente, sería importante hacer los consejos individualizados y adaptados a cada familia, teniendo presente, además, que los hábitos alimentarios se desarrollan con el tiempo y los mensajes tendrán que adecuarse a cada momento24.

Aunque esta tarea educativa no compete exclusivamente al pediatra, en él recae la labor de transmisión de mensajes con base científica contrastada que constituyan una auténtica educación para la salud. Es significativo que tres de cada cuatro pediatras encuestados utilicen internet y las páginas web institucionales de las sociedades profesionales como fuentes principales de información, tanto en lo que se refiere a la actualización de sus conocimientos sobre nutrición como al uso de recursos disponibles on-line para entregar a los padres. Esto pudiera interpretarse como una demanda real de los profesionales, que estaría mostrando un amplio campo de trabajo al que debiera prestarse mayor atención. De hecho, la mayoría de las consultas pediátricas están ahora informatizadas y el acceso inmediato a la información que se pueda precisar en un momento dado está desplazando a la consulta de revistas y publicaciones regulares en papel29. En el caso de las familias, una información nutricional que se oriente hacia el aprendizaje de unos hábitos alimentarios saludables, apoyándose en conocimientos científicos y que tenga como objetivo la promoción de la salud del individuo y de la comunidad debe considerarse como un objetivo deseable30,31. No puede olvidarse que la mayoría de la población accede regularmente a internet; además, 8 de cada 10 usuarios lo hacen para consultar información sobre problemas de salud, y entre ellos más de la mitad en busca de consejos dietéticos y de información nutricional32,33. Dentro de este marco, el pediatra general debería liderar estas acciones y reclamar un protagonismo principal, ya que la responsabilidad en este tema es suya más que del pediatra especialista en nutrición. Lógicamente, esto pasa por una adecuada formación del profesional médico, que incluya el mantenimiento y puesta al día de los conocimientos a través de las diversas herramientas disponibles actualmente.

La participación de otros actores en el proceso educativo familiar merece una consideración especial, sobre todo en lo referente al personal de enfermería. La formación pediátrica específica, reglada, controlada y reconocida del personal enfermero es una obligación relacionada con la exigencia de calidad asistencial, tanto en el ámbito hospitalario como en el centro de salud34. En el medio ambulatorio recae sobre estos profesionales gran parte del programa de vacunaciones y del desarrollo del programa del niño sano, que integra contenidos conjuntos pediatra/profesional de enfermería de gran responsabilidad dentro de las actividades preventivas y de educación para la salud. Su relación con los padres es regular y a veces de gran poder de influencia. Sin embargo, su preparación es variable, constituyendo un colectivo sumamente heterogéneo en sus conocimientos, y su preparación técnica sigue siendo a veces casual, poco uniforme y deficiente35. Al tema de la participación de los pediatras en el desarrollo de la enfermería pediátrica debería dársele la mayor importancia. El colectivo enfermero tendría que demandar el reconocimiento de este campo profesional, la estabilidad en su dedicación y el valor de sus funciones dentro del sistema asistencial; pero reclamar, además, una formación más competente, continuada y del mayor nivel posible.

En suma, este trabajo muestra que a pesar de considerar la salud nutricional como un aspecto importante de su trabajo, la intervención educativa por parte del pediatra en este tema es insuficiente, lejos de ser universal, individualizada y constante a largo plazo, tal como señalan las actuales recomendaciones. Además, para los encuestados el exceso de peso es percibido como el principal problema relacionado con las prácticas alimentarias. En opinión de los profesionales los padres son la vía natural para intervenir en el inicio y consolidación de unos hábitos de alimentación saludables.

 

Referencias

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Dirección para correspondencia:
Ana Moráis López
Unidad de Nutrición Infantil y Enfermedades Metabólicas
Hospital Universitario La Paz. Madrid
E-mail: morais.lopez@salud.madrid.org

Recibido: 9-VI-2012
1.a Revisión: 26-VI-2012
Aceptado: 7-VIII-2012

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