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Nutrición Hospitalaria

On-line version ISSN 1699-5198Print version ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.28 n.2 Madrid Mar./Apr. 2013

https://dx.doi.org/10.3305/nh.2013.28.2.6280 

ORIGINAL

 

Impacto del ejercicio de fuerza muscular en la prevención secundaria de la obesidad infantil; intervención al interior del sistema escolar

Impact of strength training exercise on secondary prevention of childhood obesity; an intervention within the school system

 

 

Fabián Vásquez1, Erik Díaz2, Lydia Lera2, Jorge Meza2, Isabel Salas2, Pamela Rojas3, Eduardo Atalah3 y Raquel Burrows2

1Escuela de Nutrición y Dietética. Facultad de Medicina. Universidad de Chile.
2Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos (INTA). Universidad de Chile.
3Departamento de Nutrición. Facultad de Medicina. Universidad de Chile. Chile.

Esta investigación fue financiada por el Proyecto Domeyko de la Universidad de Chile y el Programa U-Apoya, Universidad de Chile. También agradecemos la participación activa y motivada de las comunidades educativas que participaron en este estudio.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Introducción: El ejercicio físico es una importante herramienta terapéutica para prevenir y tratar la obesidad y disminuir las alteraciones metabólicas asociadas al desarrollo de las enfermedades crónicas no transmisibles.
Objetivo: Evaluar el impacto de una intervención al interior del sistema escolar, que incluye el ejercicio de fuerza muscular, educación alimentaria y apoyo psicológico en escolares obesos.
Métodos: Se trabajó con 120 escolares obesos, entre 8 y 13 años, reclutados en 3 colegios. El Grupo 1 (n = 60), fueron intervenidos simultáneamente con ejercicio físico, educación alimentaria y apoyo psicológico durante 3 meses. El Grupo 2 (n = 60), durante el mismo período, recibió sólo la intervención educativa y el apoyo psicológico, siendo intervenido con ejercicio entre los 3 y los 6 meses. Se evaluó IMC, perímetro de cintura, grasa corporal, síndrome metabólico y factores de riesgo cardiovasculares.
Resultados: A los 3 meses, hubo diferencias significativas entre ambos grupos en la variación del zIMC, circunferencia cintura, grasa corporal, síndrome metabólico, obesidad abdominal, hipertrigliceridemia e hiperglicemia de ayuno. En el grupo 1, estos parámetros disminuyeron y aumentaron, en el grupo 2. Entre los 3-6 meses, en el grupo 2, hubo una disminución significativa en la obesidad abdominal, presión arterial elevada e hipertrigliceridemia, en tanto en el grupo 1, aumento significativo de la presión arterial elevada sin variaciones en los otros factores de riesgo cardiovasculares.
Conclusiones: Se demostró el impacto positivo del ejercicio físico de fuerza muscular en la reducción de la grasa corporal, del síndrome metabólico y de los factores de riesgo cardiovasculares. Este trabajo refuerza el uso del ejercicio como tratamiento de la obesidad y de sus comorbilidades en escolares.

Palabras clave: Escolares obesos. Ejercicio físico. Fuerza muscular. Síndrome metabólico. Factores de riesgo cardiovasculares.


ABSTRACT

Introduction: The physical exercise is an important therapeutic tool to prevent and treat obesity, as well as reducing metabolic alterations and the risk of non-communicable diseases.
Objective: To evaluate the impact of a strength training exercise intervention within the school system, this includes muscular strength exercise, dietary education and psychological support in obese children.
Methods: We worked with 120 obese schoolchildren, between 8 and 13 years, recruited from 3 schools. Group 1 (n = 60) participated in the intervention, which included physical exercise, dietary education, and psychological support, for 3 months. Group 2 (n = 60) received only the educational intervention and psychological support for the first 3 months, and then received the exercise intervention from months 3 to 6. Participants were evaluated for BMI, waist circumference, body fat, presence of metabolic syndrome and cardiovascular risk factors.
Results: At 3 months, there were significant differences between the groups for change in BMI z-score, waist circumference, and body fat as well as prevalence of metabolic syndrome, abdominal obesity, hypertriglyceridemia, and fasting hyperglycemia. In group 1, these parameters decreased and increased, in group 2. From months 3 to 6, Group 2 showed a significant decrease in abdominal obesity, high blood pressure, and hypertriglyceridemia, while Group 1 showed a significant increase in high blood pressure and no change in other cardiovascular risk factors.
Conclusion: This study demonstrates the positive impact of a strength training physical exercise program on reduction of body fat, metabolic syndrome and cardiovascular risk factors. This study supports the use of exercise as a treatment for obesity and its comorbidities in schoolchildren.

Key words: Obese schoolchildren. Strength training. Physical exercise. Metabolic syndrome. Cardiovascular risk factors.


Abreviaturas
SM: Síndrome Metabólico.
FRCV: Factores de Riesgo Cardiovasculares.
Col-LDL: Colesterol LDL.
Col-HDL: Colesterol HDL.
DM2: Diabetes Mellitus Tipo 2.
IMC: Índice de Masa Corporal.
PAD: Presión Arterial Diastólica.
PAS: Presión Arterial Sistólica.
TG: Triglicéridos.
PC: Perímetro de Cintura.

 

Introducción

En los últimos años, la prevalencia de obesidad infantil a nivel mundial se ha incrementado considerablemente1. En Chile, la prevalencia de obesidad en los escolares que ingresan al sistema escolar es de un 23,1%2,3. El aumento en el consumo de energía y la disminución del gasto energético, por si solos o en conjunto, producen un balance energético positivo y un evidente aumento en el peso corporal4. La obesidad se produjo como consecuencia de la transición nutricional, caracterizada por cambios importantes en los patrones de alimentación y de actividad física de la población asociados a un modelo de desarrollo económico explosivo5-8.

El SM constituye un conjunto de FRCV (obesidad abdominal, dislipidemia, presión arterial elevada e intolerancia a la glucosa), que determina un mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares isquémicas en la adultez, se asocia con la obesidad iniciada tempranamente relacionado con la resistencia a insulina9. Los niños y adolescentes obesos tienen un riesgo elevado de tener FRCV y las complicaciones metabólicas que preceden a estas enfermedades10. A su vez, el niño obeso tiene 2,4 veces más riesgo de presentar altos niveles de colesterol y presión arterial diastólica, 4,5 presión arterial sistólica alta; 7,1 triglicéridos elevados; 3,0 Col-LDL alto y 3,4 veces Col-HDL bajo y 12,6 veces más riesgo de hiperinsulinemia, que un niño de estado nutricional normal11-13. Se agrega además una serie de consecuencias, entre las cuales destacan: crecimiento y maduración ósea acelerados, tendencia a una pubertad más temprana, y mantención de la obesidad en la etapa adulta14-18. Estudios longitudinales, demuestran que el SM del niño, cuadruplica el riesgo de DM2 y del SM en la vida adulta19,20. La aparición de DM2 a edades tempranas, se asocia a un exceso de grasa corporal desde el mismo instante de la gestación, etapa en la que hoy se observan altas tasas de obesidad (20%)21,22. La acumulación excesiva de grasa corporal deteriora la salud de los individuos, ya que afecta negativamente su condición física y metabólica y contribuye a la expresión de la insulinorresistencia y de un estado inflamatorio crónico. Estos trastornos pueden mantenerse hasta la vida adulta, si no hay intervenciones orientadas a prevenir y tratar la obesidad tempranamente y lograr la restauración de la homeostasis cardiovascular y metabólica23,24. La inactividad física se asocia a pérdida de la masa (sarcopenia) y de la funcionalidad muscular25.

El ejercicio dosificado reduce lentamente el progreso de la obesidad, mejora la sensibilidad insulínica y disminuye los niveles séricos de lípidos y glucosa; sin embargo, una vez que este ejercicio se suspende, los beneficios logrados se revierten26-29. Tanto el ejercicio aeróbico, como de fuerza muscular, producen disminución de la grasa corporal y una conservación o aumento de la masa libre de grasa30. El ejercicio físico de entrenamiento muscular, ha sido utilizado como terapia tanto en la prevención como en el tratamiento de la resistencia insulínica, ya que la mejoría en la funcionalidad muscular mejora la captación y transporte de glucosa y la oxidación de lípidos31,32. Este tipo de ejercicio ha demostrado eficacia en los niños tanto en mejorar la sensibilidad insulínica como la función vascular31-34.

El objetivo principal de un programa de ejercicio debe orientarse a producir una rehabilitación de la capacidad de utilización de glucosa y grasas; esto puede lograrse a través de estímulos aeróbicos de moderada a alta intensidad cuya aplicación en poblaciones está limitada por la baja capacidad física. Las primeras evidencias que documentaron los efectos del ejercicio de alta intensidad sobre la grasa corporal, demostraron que los individuos que practicaban actividades físicas intensas eran más delgados que aquellos que nunca habían realizado este tipo de actividades35. El menor depósito de grasa corporal está relacionado con un incremento del metabolismo energético postejercicio, mediado por una mayor estimulación β-adrenérgica.36 La actividad contráctil inicia una serie de eventos moleculares, fisiológicos y bioquímicos en la célula muscular esquelética, con activación de varias kinasas o fosfatasas, que producen múltiples eventos de transducción de señales, que favorecen la homeostasis metabólica37,38. Por otro lado, este tipo de ejercicio produce una menor sobrecarga cardiovascular y la naturaleza intermitente del entrenamiento de fuerza es más familiar y compatible con la forma de juego y movimiento de los escolares39. El objetivo del estudio fue evaluar el impacto de una intervención al interior del sistema escolar, que incluye el ejercicio físico de fuerza muscular además de la educación en alimentación y nutrición y el apoyo psicológico al escolar con obesidad.

 

Material y métodos

Población de estudio

La muestra fue de 120 niños obesos (IMC a p 95 del CDC-NCHS)40 de ambos sexos, entre 8 y 13 años, de tres establecimientos educacionales de dos comunas de la ciudad de Santiago de Chile. La selección de los colegios fue por conveniencia, sobre la base de la cercanía de los colegios con los lugares de medición y la necesidad de trasladar al equipo de profesionales que realizó la intervención. Entre los criterios de inclusión destacan, la asistencia en jornada completa al establecimiento educacional, asentimiento de los escolares y consentimiento firmado de los padres (madre, padre o cuidador), para participar en el estudio. Se excluyeron a todos los niños que hubieran sido diagnosticados por médico de trastorno psicomotor, uso de fármacos que alteraran su composición corporal, actividad física, ingesta alimentaria y/o parámetros bioquímicos y presencia de alteraciones físicas que impidan la participación en el programa de ejercicio.

Caracterización de las intervenciones

Durante los tres primeros meses, tanto el grupo 1 (n = 60) como el grupo 2 (n = 60), participaron de seis sesiones educativas grupales (cinco a los niños y una a los padres) de nutrición y alimentación saludable. También asistieron a seis sesiones con psicólogo (cinco a los niños y una a los padres) para favorecer en los niños la capacidad de reconocer y descubrir: el sentido y significado personal de sus hábitos alimentarios; la toma de conciencia acerca de los factores personales, ambientales, emocionales y relacionales involucrados en la conducta alimentaria; y facilitar un proceso individual que promoviera un cambio hacia un estilo de vida más saludable. De esta forma, ambos grupos recibieron la misma información y motivación nutricional y psicológica, diferenciados sólo en la intervención con ejercicio físico. El grupo 1 fue objeto de ella durante los tres primeros meses y el grupo 2 en los tres meses siguientes. La intervención con ejercicio se llevó a cabo en el establecimiento educacional, por lo que cada niño debió asistir tres veces a la semana en días no consecutivos, a una sesión de 45 minutos (30 en total) por un período de tres meses. La intervención se enfocó en el entrenamiento de fuerza muscular local, mediante la realización de ejercicios que hacían llegar hasta la fatiga a 6 grupos musculares: bíceps (izquierdo y derecho), hombros (izquierdo y derecho), pectoral (izquierdo y derecho), abdominales, gemelos (izquierdo y derecho) y muslo (izquierdo y derecho). Para este fin se utilizaron mancuernas (brazos) y el peso corporal (piernas). El objetivo fue lograr la recuperación de la funcionalidad muscular, tanto en capacidad funcional como en trabajo, ambos perdidos por efecto de la inactividad física.41-43 El circuito de trabajo empleado fue el método que ha sido denominado "1, 2, 3", que consiste en 1 minuto de ejercicio conducente a la fatiga de un grupo muscular aislado, con 2 minutos de descanso, repetidos en 3 ocasiones42.

Mediciones antropométricas

El peso en kilos y la talla en centímetros, se midieron temprano en la mañana, con el escolar con un mínimo de ropa (sólo ropa interior); de pie frente a la balanza, con los pies juntos al centro de ésta, los brazos apegados al cuerpo, la cabeza erguida formando una línea paralela al suelo entre el ángulo del ojo y el nacimiento de la oreja. Se utilizó una balanza electrónica de precisión (SECA®) con cartabón incluido, con una precisión de 10 gramos y 0,1 centímetros. Se midieron los 4 pliegues cutáneos (bicipital, tricipital, subescapular y suprailíaco), con un caliper Lange de precisión milimétrica (1 mm), con la técnica descrita por Lohman et al.; en triplicado44. Estos pliegues fueron los insumos para determinar la grasa corporal a partir de las ecuaciones antropométricas. En hombres, la ecuación antropométrica que mejor concordancia mostró con el modelo de 4 compartimentos fue la ecuación de Slaughter, y en el caso de las mujeres la ecuación de Ellis45.

Factores de riesgo cardiovasculares

La circunferencia de cintura en centímetros, se determinó con cinta métrica no distensible de fijación automática (SECA®), medido por sobre el reborde de la cresta ilíaca, pasando por el ombligo. Se usó como referencia la metodología utilizada por el NHANES III en la población americana46. La PAD y PAS en mmHg, se midió con un esfigmomanómetro de mercurio con manguito "ad hoc" utilizando una metodología estandarizada47. El perfil de colesterol (Col-HDL y TG en mg/dl), se determinaron mediante metodología analítica seca (Vitros, Johnson & Johnson, Clinical diagnostics Inc.)

La insulina basal en uUI/dl, se midió por RIA (RIA DCP Diagnostic Products Corporation LA USA), con CV intraensayo al 5,1%, CV interensayo al 7,1% para 14,4 uUI/ml, con una sensibilidad de 1,2 uUI/ml y la glicemia en mg/dl, con un kit comercial por método enzimático calorimétrico GOD-PAP (Química Clínica Aplicada S.A.). La sensibilidad insulínica basal, se calculó a través HOMA (Insulina ayuno (uUI/dl) * Glicemia ayuno (mmol/L)/22,5)48.

El SM se diagnosticó con la presencia de 3 de los 5 componentes del fenotipo de Cook49: perímetro de cintura > p 90, presión arterial sistólica y/o diastólica > p 90, triglicéridos > 110 mg/dl, Colesterol HDL < 40 mg/dl y/o hiperglicemia de ayuno > 100 mg/dl.

Hábitos alimentarios y de actividad física

Se evaluó la calidad de los hábitos de ingesta, considerando, número de comidas diarias, calidad de los alimentos y/o preparaciones del desayuno y once, calidad de los alimentos del almuerzo y cena y calidad de los alimentos de la colación y extras. Se valoró la calidad de los hábitos de actividad física, tomando en cuenta, horas diarias acostado, horas diarias de actividades mínimas, número de cuadras caminadas diariamente, horas diarias de juegos recreativos y horas semanales de ejercicios o deportes programados. En ambas mediciones se consideraron cinco aspectos. Cada uno se ponderó con un puntaje de 0-2, por lo tanto, el puntaje total de cada encuesta fluctúo entre 0 a 10 puntos, señalando en sentido creciente una mejor calidad del hábito50.

Análisis estadístico

Se usó estadística descriptiva, a través de mínimos, máximos y tablas de frecuencias. Para las variables continuas el test de bondad de ajuste de Shapiro Wilk y test de homogeneidad de varianza. En aquellas que cumplieron las hipótesis de normalidad se usó el promedio y la desviación estándar, en caso contrario la mediana y el rango intercuartílico. Las variables respuestas en la línea base se compararon entre los 2 grupos, por medio del test de Student o el test de Wilcoxon para muestras independientes. Al tercer mes, para la comparación de las variables respuestas y sus cambios entre la línea base y la postintervención, se utilizó el test de Student para muestras pareadas en las variables con distribución normal y test de Wilcoxon en las variables sin distribución normal, tanto en el grupo intervenido como control. La comparación de la diferencia (antes-después) de las variables antropométricas, hábitos de ingesta y hábitos de actividad física, entre ambos grupos, se realizó por medio del test de Student o el test de Wilcoxon para muestras independientes. El Test McNemar, se utilizó en las muestras dependientes, en la medición en dos tiempos (antes-después). En el ajuste de los modelos estadísticos, se aplicaron análisis de regresión múltiple y logística, según la naturaleza de la variable respuesta. Se estableció un p < 0,05 el punto de corte para la significancia estadística, no obstante, las probabilidades de significación obtenidas deberán ser consideradas como una medida descriptiva adicional, debido a que las muestras no fueron seleccionadas al azar. Los datos del estudio fueron analizados con el programa STATA versión 10.0.

 

Resultados

Descripción y caracterización de la muestra

La tabla I, presenta las características basales de ambos grupos. No hubo diferencias significativas en la edad, distribución por sexo, estadío de Tanner, variables antropométricas, TG, HDL y hábitos de ingesta. El grupo 1, mostró mayor presión arterial, mayores niveles de glicemia, mayor prevalencia del SM y mejores hábitos de actividad física que el grupo 2. El grupo 2, mostró mayores niveles de insulina y HOMA que el grupo 1.

 

 

Efectividad de la intervención con ejercicio de fuerza muscular

Para este análisis se utilizó la estrategia de intención de tratamiento, que implica analizar e incluir a todos los sujetos sin importar si recibieron toda la intervención o si se retiraron o se desviaron del protocolo establecido originalmente51.

La tabla II, compara ambos grupos, en relación a los cambios en las variables antropométricas y en los hábitos de ingesta y actividad física entre el ingreso y los 3 meses. Hubo una diferencia significativa en las variaciones del zIMC, circunferencia cintura, grasa corporal y hábitos de actividad física. Mientras, en el grupo 1, el zIMC, la circunferencia cintura, la masa grasa (%) en hombres y mujeres disminuyen, en el grupo 2 estas variables aumentaron.

 

 

Síndrome metabólico

La figura 1, muestra el cambio en la prevalencia del SM, al comparar el ingreso con los 3 meses. En el grupo 1, se observó una disminución significativa en la prevalencia del SM (p = 0,01), en cambio, en el grupo control hay un aumento aunque no significativo, del 43,3% al 47,2% (p = 0,62).

Variaciones en la prevalencia de los factores de riesgo cardiovasculares

En el grupo 1 (fig. 2), se produjo una reducción significativa entre el ingreso y los 3 meses, en la prevalencia de los factores de riesgo; obesidad abdominal (p = 0,02); hipertrigliceridemia (p = 0,04) e hiperglicemia de ayuno (p = 0,0001). En tanto, en el grupo 2 (fig. 3), se produjo un incremento significativo en la prevalencia de presión arterial elevada (p = 0,02), sin variaciones en el resto de los componentes.

 

La tabla III, compara ambos grupos, en relación a los cambios en las variables antropométricas, hábitos de ingesta y actividad física entre los 3 y 6 meses. Hubo una diferencia significativa al contrastar ambos grupos en el zIMC, test de ingesta y test de actividad física. El grupo 2 que recibió intervención con ejercicio físico en este período, muestra una disminución significativa del IMC, la grasa corporal disminuye en las mujeres y hay un aumento significativo del puntaje de los hábitos de actividad física al compararlo con el grupo 1. Sin embargo, el puntaje de los hábitos de ingesta se sigue deteriorando significativamente en el grupo 2, al compararlo con el grupo 1.

 

Síndrome metabólico

La figura 4, muestra el cambio en la prevalencia del SM, al comparar ambos grupos en el tiempo 3-6 meses. En el grupo 1, se observó un incremento aunque no significativo en la prevalencia del SM (p = 0,79), en cambio en el grupo 2, hubo una reducción del 47,2% al 29,4% que no alcanzó significancia estadística (p = 0,07).

Variaciones en la prevalencia de los factores de riesgo cardiovasculares

En el grupo 1 (fig. 5), hubo un incremento significativo de la presión arterial elevada (p = 0,003) sin cambios significativos en la prevalencia de obesidad abdominal (p = 0,99); hipocolesterolemia HDL (p = 0,09), hiperglicemia de ayuno (p = 0,56) e hipertrigliceridemia (p = 0,08) entre los 3 y 6 meses. En el grupo 2 (fig. 6), hubo una disminución significativa en la prevalencia de obesidad abdominal (p = 0,01), presión arterial elevada (p = 0,01) e hipertrigliceridemia (p = 0,02) entre los 3 y 6 meses, sin variaciones significativas en los otros componentes.

 

 

Efecto de la intervención sobre los factores de riesgo cardiovasculares. Análisis multivariado

Se realizaron modelos de regresión logística, para cada uno de los componentes del SM. En cada uno de los modelos se incorporaron las variables intervención, desarrollo puberal, hábitos alimentarios y hábitos de actividad física. Se observó que las variables desarrollo puberal, hábitos alimentarios y de actividad física, no influyen significativamente en las variables respuestas medidas. Por el contrario, la variable intervención mostró efectos protectores y significativos sobre circunferencia de cintura, PAD y glicemia (tabla IV).

 

Efecto de la intervención sobre la grasa corporal y la condición física. Análisis multivariado

Se planteó un modelo de regresión múltiple, para analizar el cambio de las variables dependientes del estudio (grasa corporal y distancia recorrida), incorporando como variable independiente la intervención y ajustados por las variables desarrollo puberal, hábitos alimentarios y hábitos de actividad física. La intervención explicaría los cambios en la grasa corporal y la condición física (distancia recorrida). La intervención con ejercicio físico explicó una reducción de 2,1% de grasa corporal y un incremento de 100,9 m en la distancia recorrida (tabla V).

 

Discusión

La intervención con ejercicio de fuerza muscular en niños y adolescentes obesos realizada al interior del sistema escolar, produjo una disminución significativa del peso, de la grasa corporal, de la obesidad abdominal y de otros FRCV asociados a la obesidad y al sedentarismo. La disminución del peso corporal y de la obesidad abdominal por si solos son logros importantes ya que en niños y adolescentes chilenos, la prevalencia del SM es proporcional al exceso de peso corporal (6,5% en los con sobrepeso y 40,3%, en los obesos severos) y la obesidad abdominal aumenta 17 veces el riesgo de presentar el SM52. Estos resultados son similares a otras investigaciones que han utilizado el ejercicio físico de fuerza muscular con distintos objetivos. Chang et al.27 estudió el impacto a largo plazo del ejercicio de fuerza muscular sobre los FRCV y la condición física en niños obesos de 12 a 14 años, demostrando una reducción del IMC de 0,6 puntos (p < 0,05) en el grupo intervenido y un aumento de 0,5 (p < 0,05) puntos en el grupo control. Otro estudio en niños obesos de 9 a 12 años, muestra una significativa reducción de la relación cintura-cadera con el ejercicio (p = 0,02)53. El estudio de Benson et al.54 encontró resultados similares a este trabajo en la disminución de la circunferencia cintura (-0,8 ± 2,2 vs +0,5 ± 1,7 centímetros en intervenidos y controles respectivamente) (p = 0,008).

La mayoría de las intervenciones que han utilizado esta modalidad de ejercicio han evaluado la grasa corporal al término de la intervención y seguimiento posterior. Ferguson et al.55, estudió el efecto de 4 meses de ejercicio de fuerza sobre la resistencia insulínica utilizando un modelo de intervención cruzada en niños obesos de 7 a 11 años, observando una reducción de grasa corporal de 2,2% (p < 0,001). Otro estudio, que investigó el efecto de un programa de fuerza muscular durante ocho semanas en niños con sobrepeso u obesidad, mostró una disminución de la grasa corporal de 2,6% (p = 0,003)56. Otra intervención con ejercicio físico de fuerza muscular durante 10 semanas en niños con sobrepeso, de 5 a 10 años, que incluyó además tres sesiones de nutrición al niño y dos de educación alimentaria para los padres, muestra una mayor disminución del porcentaje de grasa corporal en los intervenidos que en los controles (p = 0,00051)57. Resultados similares encuentran Owens et al.58, quienes estudiaron el impacto de un programa de ejercicio durante cuatro meses en niños obesos, de 7 a 11 años observando una reducción del porcentaje de grasa corporal ([DELTA] = -2,2% en los intervenidos (p < 0,01). Estudios en adultos han evidenciado que el ejercicio de resistencia de alta intensidad también disminuye la adiposidad59. Los resultados de estudios en niños eutróficos al igual que en los con sobrepeso, señalan que este tipo de ejercicio reduce significativamente la adiposidad central y total y aumenta la masa libre de grasa en asociación con la fuerza muscular54,60. El ejercicio de alta intensidad es el que está asociado con un mayor consumo de oxígeno y oxidación de grasa post-ejercicio comparado con el ejercicio de baja intensidad36. Sin embargo, cabe señalar que una extensa revisión sobre el efecto del ejercicio físico en niños obesos, determinó que la magnitud del cambio en la composición corporal después del ejercicio, está asociada a la grasa corporal inicial, a la intensidad y al tipo de ejercicio61.

En esta investigación, se analizaron dos intervenciones similares pero desfasadas en el tiempo. La intervención temprana consistente en educación alimentaria, apoyo psicológico y ejercicio de fuerza muscular durante los tres primeros meses y la intervención tardía con educación alimentaria y apoyo psicológico, por tres meses y ejercicio físico entre el tercer y sexto mes. En ambas intervenciones se observó una disminución en la prevalencia del SM, aunque fue significativa sólo en el grupo 1 (p = 0,01). De igual forma, en ambas intervenciones se observó una reducción del peso corporal, de la obesidad abdominal y de la hipertrigliceridemia agregándose además una disminución de la hiperglicemia de ayuno en el grupo 1 y de la presión arterial elevada en el grupo 2. Resultados similares se obtuvieron en los estudios de Woo et al.53, en donde la intervención de ejercicio físico de fuerza muscular a las seis semanas produjo una disminución de la obesidad abdominal (p < 0,02) y de los niveles de colesterol total (p < 0,05). Doyle et al.57, cuya intervención consistió en ejercicio físico de alta intensidad, más educación alimentaria nutricional a niños y padres, durante diez semanas, observó una disminución significativa de los niveles de triglicéridos en el grupo intervenido al compararlos con los controles (p = 0,0467). Chang et al.63, mostraron una disminución de la prevalencia de hiperglicemia de ayuno de un 23,5% antes de la intervención a 9% a los tres meses y 0% a los nueve meses en el grupo intervenido versus un incremento de 23,1% a 29,4% a los 12 meses en el grupo control.

Los análisis de regresión logística muestran que los efectos de la intervención con ejercicio de fuerza muscular sobre la grasa corporal y los FRCV son independientes del desarrollo puberal y de los hábitos de ingesta y actividad física, observándose efectos significativamente protectores sobre la circunferencia de cintura (OR = 0,08; IC [0,02-0,30]), la presión arterial diastólica (OR = 0,03; IC [0,003-0,32]) y la glicemia (OR = 0,25; IC [0,10-0,62]).

En el grupo 1, se revierten los cambios observados tanto en la prevalencia del SM como en la de los FRCV, una vez que cesa la intervención, lo que señala la necesidad de mantenerla en el tiempo. Ferguson et al.55, evaluó el efecto de 4 meses de ejercicio de fuerza muscular sobre la insulinoresistencia, en escolares obesos de 7-11 años, utilizando un modelo cruzado. Los resultados mostraron que la concentración plasmática de insulina y triglicéridos y el porcentaje de grasa corporal disminuyeron significativamente en ambos grupos (p < 0,05), durante el tiempo sometidos a ejercicio físico, con un incremento durante el período sin ejercicio.

Un tratamiento satisfactorio de la obesidad infantil aún no ha sido encontrado. Si bien los expertos recomiendan una intervención que combine ejercicio físico, nutrición, educación y terapia conductual64-66,la mantención del ejercicio físico en el tiempo parece fundamental. Estudios nacionales e internacionales coinciden en la baja adherencia de los escolares a programas de tratamiento de la obesidad instalados en el sistema de salud donde casi un tercio deserta después de la primera visita, menos del 20% completa un año de tratamiento y menos del 10% asiste los 2 años de la intervención67,68. Las investigaciones descritas anteriormente, han utilizado el tratamiento convencional, con un trabajo individual que requiere que el niño se movilice al centro de salud semanal o mensualmente, lo que podría explicar la elevada tasa de deserción. Una de las fortalezas de esta investigación fue que el tratamiento es grupal, está dirigido a los escolares con sobrepeso y reciben el tratamiento en sus colegios, lo cual permitiría mejorar la adherencia y la mantención del ejercicio de entrenamiento muscular en el tiempo.

Entre las limitaciones del estudio es posible mencionar que el diseño utilizado para estudiar la asociación entre la variable exposición y respuesta fue de tipo cuasi experimental no randomizado, la calidad de la evidencia es categorizada como moderada en comparación con la alta calidad de la evidencia de los estudios randomizados69. Los resultados de este trabajo se limitarán sólo a los escolares intervenidos, pero no es posible generalizar a la población objetivo de la región, ni tampoco del país. Para esto se debe realizar un estudio de efectividad, que entregará evidencia esencial a la eventual implementación de Políticas y Programas intersectoriales en el ámbito Salud-Educación dirigidos a la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles.

 

Referencias

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Dirección para correspondencia:
Fabián Vásquez.
Escuela de Nutrición y Dietética.
Facultad de Medicina. Universidad de Chile.
Avenida Independencia, 1027.
Santiago. Chile.
E-mail: fvasquez@med.uchile.cl

Recibido: 27-X-2012.
Aceptado: 12-XI-2012.

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