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Nutrición Hospitalaria

On-line version ISSN 1699-5198Print version ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.28 n.3 Madrid May./Jun. 2013

https://dx.doi.org/10.3305/nh.2013.28.3.6349 

ORIGINAL

 

¿Tienen nuestros ancianos un adecuado estado nutricional? ¿Influye su institucionalización?

Do our elderly have an adequate nutritional status?

 

 

Eugenia Méndez Estévez1, Juana Romero Pita1, Ma José Fernández Domínguez2, Patricia Troitiño Álvarez1, Silvia García Dopazo3, Milagros Jardón Blanco4, Manuela Rey Charlo1, María Isabel Rivero Cotilla3, Cristina Rodríguez Fernández5 y Martín Menéndez Rodriguez6

1Médico de familia. C. S. Xinzo de Limia. Ourense.
2Médico de familia. PAC de Ourense.
3Diplomada en Enfermería. Complejo Hospitalario de Ourense. Ourense.
4Diplomada en Enfermería. Complejo Hospitalario de Vigo. Pontevedra.
5Médico de familia. C.S. Valle Inclán. Ourense.
6Estudiante de Medicina. Facultad de medicina de Valladolid. Valladolid. España.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Determinar el estado nutricional de los ancianos de un área de salud rural y ver si la institucionalización es un factor de riesgo.
Diseño del estudio: Estudio observacional descriptivo en SAP de Xinzo de Limia 3.
Sujetos: El tamaño muestral fue de 311 pacientes mayores de 75 años, seleccionados por muestreo aleatorio simple.
Mediciones: Edad, sexo, estado civil, nivel de estudios, institucionalización o no, estado nutricional: valorado mediante el cuestionario MNA y parámetros antropométricos; apoyo social: medido mediante la escala de Duke- Unc; Calidad de vida: con la escala Euro-Quol; patologías asociadas; trastornos de la deglución; tratamiento habitual: tipo de dieta, fármacos.
Resultados principales: La mediana de edad era de 82,55 años (DT 4,83 años) y el 51,8% eran mujeres, el 52,7% estaba casado y el 76,8% referían estudios primarios. La mediana de patologías por individuo era del 3 (DT: 1,42) y del número de fármacos usados era de 4 (DT 2,44). El 54,70% vivía acompañado por su pareja u otro familiar. Estaban institucionalizados el 17,4%. La mediana de calidad de vida era de 6,84. Según los resultados del MNA no encontramos ningún caso de desnutrición, pero un 20.3% de los pacientes presentan valores de riesgo. En el análisis multivariante encontramos relación entre la presencia o no de desnutrición y la institucionalización OR = 0,40 (IC 95%, 0,180,87), con el no de patologías OR = 1,30 (IC 95%, 1,03-1,64), calidad de vida OR = 1,40 (IC 95%, 1,14-1,71).
Conclusiones: Los pacientes ancianos validos estudiados presentan un buen estado nutricional. Los pacientes con riesgo de presentar desnutrición son un 20,3%, siendo la institucionalización, los mayores de 85 años con mayor número de patologías los que presentan mayor riesgo de desnutrición. La peor calidad de vida y el menor apoyo social influyen negativamente.

Palabras clave: Ancianos. Desnutrición. MNA. Estado nutricional. Institucionalización.


ABSTRACT

Determine the prevalence of malnutrition in valid adults older than 75 years old in Xinzo (Spain), and study institutionalization as a possible risk factor of malnutrition.
Methods: This is a cross-sectional study of prevalence. Sample: 311 people over 75 years. Variables studied: Age, gender, marital status, education level, institutionalization or not, nutritional status (MNA and anthropometric parameters), social support (Duke- Unc scale), Quality of life (Euro- Quol scale); associated diseases, swallowing problems, type of diet and medications.
Results: The median age was 82.55 years (SD: 4.83), 51.8% were women. The 52.7% were married, regarding the educational level, 76.8% had completed the primary education. The 17.4% were institutionalized. The median of pathologies was 3 (SD:1.42 and the number of drugs for individual was 4 (SD:2.44). The 54.70% lived with another family or partner. The median of quality of life was 6.84. According to the results of the MNA did not find any case of malnutrition, but a 20.3% of patients present values of risk. Multivariate analysis found relationship between the presence or not of malnutrition and the institutionalization OR = 0.403 (95% CI: 0.186-0.872), the number of pathologies OR = 1.301 (95% CI: 1.032-1.641), quality of life OR = 1.401 (95% CI: 1.145-1.716).
Conclusion: Our valid elders are well nourished. The age, a good quality of life and a good support are protective factors. The risk of malnutrition is associated to a higher age, to institutionalization and to higher number of pathologies.

Key words: Elderly. Malnutrition. MNA. Nutritional status. Institutionalization.


Abreviaturas
MNA: Mini Nutritional Assesment.
DT: Desviación típica.
IC: Intervalo de confianza.
OR: Odd ratio.

 

Introducción

El porcentaje de personas mayores de 65 años asciende en España en el año 2010 al 14,89%, mientras que en Galicia esta cifra es del 22,36% y en la provincia de Ourense, una de las más envejecidas de España es del 28,21%1. En el área de salud de Xinzo, en el momento actual la población mayor de 75 años es de 4099 personas. Se estima que en los próximos años esta cifra seguirá en aumento y en el año 2060 esta cifra alcanzara el 29,9% en España2. El panorama demográfico futuro de los países desarrollados, presenta una sociedad envejecida en la que un tercio de la población serán personas mayores. Paralelo a este envejecimiento de la población el número de ancianos institucionalizados también se ha visto incrementado en los últimos años en estos países.

Se define como desnutrición el estado de deficiencia calórica, proteica o de otros nutrientes específicos que producen un cambio cuantificable en la función corporal y se asocian con un empeoramiento en la evolución de las enfermedades.

La valoración del estado nutricional tiene como finalidad determinar esta situación en un paciente con el fin de apreciar las eventuales desviaciones de la normalidad tanto en el exceso de nutrición como de una desnutrición en cualquiera de sus formas. Esta última es particularmente importante ya que existe la evidencia de una mayor morbilidad y mortalidad asociada a los paciente desnutridos3. El mal estado nutricional provoca anorexia, aumento del número de infecciones intercurrentes, compromete la inmunocompetencia, retarda la cicatrización de las heridas, puede interferir con la acción de los antibióticos y producir hipoproteinemia, contribuyendo todo ello a que la duración de la enfermedad se prolongue y el pronóstico se agrave4.

La desnutrición en las personas de edad avanzada es más frecuente que en otros grupos de edad en los países desarrollados5. El deterioro fisiológico asociado a la edad, además de una mayor prevalencia de determinadas enfermedades hace que este grupo sea más vulnerable desde el punto de vista nutricional. Junto a esto, las limitaciones económicas y la situación social y psicológica también contribuyen a estados de desnutrición en los ancianos.

La prevalencia de desnutrición en población anciana varía dependiendo de los estudios, debido a que no existen unos criterios estándares para su diagnóstico. Se calcula que se sitúa entre un 3 y un 7% en caso de población no institucionalizada; si hablamos de población institucionalizada ese porcentaje asciende hasta un 30-60%, siendo la mayoría de los estudios realizados en ancianos mayores de 80 años. Esta cifra aumenta en pacientes hospitalizados hasta un 70%6 y en caso de déficits nutricionales aislados, como el de vitamina B12, las cifras oscilan entre un 20 y un 70%7.

Existen pocos estudios realizados en población rural, cabe destacar el estudio SENECA S FINALE8,9 realizado a nivel europeo para el estudio de la nutrición en personas de edad avanzada que en España se realizo con los ancianos residentes en Betanzos (A Coruña). En este estudio no se encontraron ancianos desnutridos. Otros investigadores no encontraron diferencias significativas en cuanto a desnutrición en personas que habitaban en medio rural10.

Existen una serie factores de riesgo11, bien conocidos, que al estar presentes aumentan la posibilidad de presentar desnutrición en la población anciana: 1) edad mayor a 80 años; 2) ingresos bajos; 3) vivir solo o falta de apoyo; 4) polimedicación; 5) enfermedades crónicas (insuficiencia cardiaca, demencia, patología orofaríngea o neurológica); 6) alteraciones de la masticación; 7) hospitalización e institucionalizados;8) alcoholismo; 9) depresión.

Como se ha mencionado la institucionalización11,12 se considera un factor de riesgo de desnutrición encontrando mayores prevalencias en esta población. No se conocen muy bien cómo influye esta situación en estos mayores porcentajes de desnutrición, hay autores que hablan de una dieta monótona y poco atractiva en estas instituciones así como una falta de personal para cuidar y ayudar en el momento de la comida13. También el nivel de dependencia y el estado de salud de estos ancianos puede contribuir en el aumento de la prevalencia de desnutrición3 así como la falta de apetito y la pérdida de capacidad gustativa lo que conduce a un desinterés del anciano por la comida14.

A la vista de estos datos consideramos pertinente la realización de este estudio debido a la prevalencia de desnutrición en este grupo de edad con el consiguiente aumento de la morbi- mortalidad. Además la mayoría de los estudios están realizados en muestras de pacientes hospitalizados existiendo pocos estudios en atención primaria sobre pacientes mayores sanos y tampoco están bien determinados los factores modificables de la desnutrición en estos pacientes y la influencia de la institucionalización del anciano en el medio rural.

Los objetivos de nuestro estudio es evaluar la prevalencia de la desnutrición en personas válidas mayores de 75 años en el ámbito de atención primaria en el área de salud de Xinzo de Limia (Ourense-España) así como ver si la institucionalización es un factor de riesgo en estos ancianos.

 

Material y método

En un estudio piloto realizado previamente por este grupo investigador en 86 pacientes ancianos no institucionalizados de la ciudad de Ourense, no se encontraron pacientes desnutridos pero si en riesgo de desnutrición alcanzando cifras del 27%15.

Se trata de un estudio observacional descriptivo transversal de prevalencia.

Ámbito del estudio

Personas mayores de 75 años del área de salud de Xinzo de Limia (Ourense-España).

Sujetos del estudio

Todas las personas mayores de 75 años residentes en la comarca de Xinzo de Limia según tarjeta sanitaria (4.099 personas).

Selección de la muestra

Asignación aleatoria simple en los pacientes no institucionalizados.

Se cogieron todos los pacientes institucionalizados en las residencias del área de salud referida que cumplian los criterios de inclusión.

Tamaño muestral

La proporción esperada de desnutrición en las personas mayores de 75 años se centra alrededor del 5%, y de institucionalización del 20%,con esta proporción esperada obtenemos un tamaño muestral de 273 personas para un nivel de precisión del 2,5% y un nivel de confianza del 95%.Debemos tener en cuenta la posibilidad de pérdidas por lo que sumamos un 10% de personas resultando un tamaño muestral de 300 personas.

El tamaño muestral final resultante fue de 311 personas.

Los criterios de inclusión fueron, personas mayores de 75 años que residan en la comarca de Xinzo y acepten participar en el estudio previamente informados y firmen el consentimiento informado. Quedaron excluidos aquellos cuya escala de Pfeiffer (anexo 1) era mayor de 3 (indicaba presencia de demencia y el estudio era en ancianos sin deterioro cognitivo), o eran portador de sonda nasogástrica o gastrostomía endoscópica percutánea (generalmente se encuentra en pacientes oncológicos o con demencia).

 

 

Las variables a estudio fueron:

- Características socio demográficas: edad, sexo, estado civil (soltero, casado, divorciado, viudo), nivel de estudios (sin estudios, estudios primarios, secundarios o superiores), situación laboral (jubilado por edad o por invalidez).

- Los parámetros antropométricos: el peso y el índice de masa corporal (resultante de dividir el peso por la talla al cuadrado) son los más sensibles para el diagnóstico. Pérdidas de peso superiores a un 5% en un mes o superiores o iguales al 10% en seis meses son indicativas de desnutrición. Pero también la medida de los pliegues cutáneos como el pliegue tricipital, bicipital, escapular o abdominal nos informan sobre la grasa corporal mientras que la circunferencia braquial nos da una estimación de la masa muscular magra (reserva proteica)16.

- Historia clínica: donde preguntamos por patología crónica (hipertensión, diabetes, cardiopatía, broncopatía, patologías neurológicas, artropatías, otras patologías, antecedente quirúrgicos) ,medicamentos que puedan interferir en el apetito, absorción o metabolismo de los nutrientes, estado mental, pérdidas de peso, problemas de masticación y deglución mediante pregunta abierta, nivel socioeconómico y situación psicosocial. La encuesta dietética y el tipo de dieta (sin sal, normal, dislipémico, diabético u otras) nos permite conocer el consumo de alimentos del individuo y orientarnos sobre si esta dentro o no de los requerimientos y recomendaciones para su edad y sexo. El método habitual consiste es el de la entrevista recuerdo de 24 horas realizada durante tres o siete días12,13.

- Hospitalizaciones en el último año: recogiendo el número de ingresos.

- Estado nutricional basal: para cuya valoración se utilizo el MNA3 en su versión completa (anexo 2) que está compuesto de 18 preguntas, que correlaciona los parámetros antropométricos, información general, dietéticos y de percepción del estado de salud y nutricional. Las primeras seis preguntas son un test de cribaje, si su valor es igual o inferior a 10 es necesario completar el test de evaluación para obtener una apreciación precisa del estado nutricional17. La puntación global es de 30 puntos siendo los que presentan menos de 17 puntos los que están mal nutridos, entre 17 y 23,5 los que presentan riesgo de desnutrición y los de más de 23,5 tienen un estado nutricional adecuado. Ha demostrado ser el más eficaz en la valoración del estado nutricional en población geriátrica con una sensibilidad del 96%, especificidad del 98% y con un valor predictivo del 97%17. Incluso hay estudios que le dan un valor predictivo de mortalidad8.

 

- Apoyo social midiendo el apoyo funcional mediante la escala de Duke18, 19 (anexo 3) y el apoyo estructural o red social medido por el número de personas con las que convive. Así podemos hablar de red social escasa si está entre cero y uno, media si está entre 2 y 6 personas y extensa si es mayor de 6.

 

 

- Calidad de vida: por medio de la escala Euroquol20 (anexo 4) que es un instrumento genérico de medición de calidad de vida relacionada con la salud. El propio individuo valora su estado de salud primero en niveles de gravedad por dimensiones (sistema descriptivo) y luego en una escala visual analógica. A mayor escala en el Euroquol peor calidad de vida.

 

 

Para evitar el sesgo en la recogida de datos, los investigadores recibieron una formación previa para homogeneizar la cumplimentación de los cuestionarios, y se realizó una prueba piloto15. Si la escala no la podía cumplimentar el paciente, se obtenía la información de manera dirigida sin inducir la respuesta.

Tanto para la elaboración de la base de datos como su posterior análisis se utilizo el programa SPSS 15.0 para Windows. En el análisis descriptivo de la muestra se usaron la media e intervalo de confianza al 95% para las variables cuantitativas: frecuencia y porcentaje para las cualitativas. Para el análisis univariante se utilizaron la prueba de Chi-cuadrado y la de Mann-Whitney para comparar una variable cualitativa con otra cuantitativa. Para el análisis multivariante se construyo un modelo de regresión logística binaria.

 

Resultados

Descriptivos

El total de excluidos fueron 164 personas de las cuales 97 fueron negativas, 16 éxitus, 10 traslados a fuera del área sanitaria, 26 presentaban demencia, 4 estaban ingresados y 11 no pasaron la escala Pfeiffer.

Del total de 311 ancianos el 17,4% estaban institucionalizados y el 82,6% no lo estaban. Las características totales demográficas, físicas y de morbilidad de la muestra estudiada se reflejan en la tabla I. El 52,7% estaba casado, el 36,0% viudo y el 1% divorciado. Respecto al nivel de estudios el 76,8% tenía estudios primarios. En cuanto al tipo de dieta era normal en un 56.3% de los casos. En el último año el 21,6% habían sido hospitalizados por lo menos una vez.

 

 

No encontramos ningún paciente desnutrido. La valoración del MNA en la población total de 311 ancianos se situó en un 20,3% en riesgo de desnutrición mientras que si la observamos en función de la institucionalización en el caso de los ancianos institucionalizados el riesgo de desnutrición asciende a un 44,4% mientras que en los no institucionalizados se encuentran en riesgo un 15,2%. La mediana del Mna en pacientes no institucionalizados fue de un 27,00 (DT: 2,41) mientras que en los institucionalizados fue de 24,50 (DT: 2,75).

Las variables psicosociales donde la calidad de vida fue valorada por el Euroquol y el apoyo social por la escala de Duke, se reflejan en la tabla II y las características propias de la red social que convive con el anciano se detallan en la figura 1.

 

 

 

Análisis bivariante

Al comparar el estado de desnutrición en relación con el sexo, encontramos que los hombres con respecto a las mujeres tienen 2,36 veces menos riesgo de desnutrición (OR: 0,42; IC 95%: 0,23-0,75; p: 0,004). Si analizamos la edad podemos decir que los ancianos mayores de 85 años tienen más riesgo de desnutrición, concretamente 1,87 veces más que los menores de esta edad (OR: 1,87; IC: 1,04-3,36; p: 0,035).

Si medimos el MNA frente a las hospitalizaciones en el último año vemos que los que sí han sido hospitalizados tienen un MNA menor concretamente de 24,95 (IC 95%:24,21-25,69) frente al 26,68 (IC 95%:26,39-26,97) de los no hospitalizados resultando estadísticamente significativo (p: 0,000).

Respecto a la institucionalización o no de los ancianos, los que están en sus casas tienen un menor riesgo de desnutrición, siendo este 4 veces menor que en los ancianos que estaban institucionalizados (OR: 0,22; IC 95%: 0,11-0,42; p: 0,000).

A medida que aumenta el número de patologías así como el de fármacos aumenta el riesgo de desnutrición, concretamente por cada patología de mas encontramos 1,49 veces más riesgo de desnutrición (OR: 1,49; IC 95%: 1,22-1,83; p: 0,000) (fig. 2). En cuanto al número de fármacos por cada fármaco a mayores el riesgo de desnutrición aumenta en 1,40 (OR: 1,40; IC 95%: 1,231,60; p: 0,000).

 

 

También observamos que a mayor apoyo menor riesgo de desnutrición, concretamente 1,11 veces menos (OR: 0,89; IC 95%: 0,83-0,96; p: 0,006) (fig. 3). La calidad de vida medida por la escala Euroquol también se ve afectada por la desnutrición y a medida que los ancianos presentan menor calidad aumenta el riesgo de desnutrición 1,63 veces (OR: 1,69; IC95%: 1,41-2,02; p: 0,000) (fig. 4).

 

 

 

Análisis multivariante

En la construcción del modelo de regresión logística se tuvieron en cuenta las variables que pueden influir en el estado nutricional. El número de patologías y de fármacos no pueden ir juntos en el mismo modelo ya que sus correlaciones son muy elevadas (0,64, con p < 0,001) por lo que se desestimo introducir el numero de fármacos.

Se eligió como variable independiente el riesgo de desnutrición en función del MNA que se agrupo en dos categorías, por una parte los no desnutridos (MNA > 23,5) y por otra los desnutridos y en riesgo de desnutrición (MNA< 23,5). Al introducir todas las variables que pueden afectar al estado nutricional en un modelo de regresión logística encontramos que estar no institucionalizado reduce el riesgo de desnutrición en 2,48 veces. A medida que aumenta el número de patologías aumenta el riesgo de desnutrición 1,30 veces más por cada patología. En cuanto a la calidad de vida, por cada punto más de Euroquol aumenta el riesgo de estar desnutrido 1,40 veces.

 

Discusión

La valoración geriátrica utiliza diferentes escalas para detectar ancianos frágiles, entre ellas están las de valoración del estado nutricional. la realización de un diagnóstico precoz de malnutrición desde atención primaria es importante para poder evitar su progresión mediante intervenciones eficaces. Un buen estado nutricional podría mejorar la calidad de vida, disminuir del número de hospitalizaciones y la reducción del gasto sanitario que ello conlleva.

 

 

Al igual que en la mayoría de los trabajos el porcentaje de mujeres frente al de hombres es superior, la edad media de nuestros pacientes es similar a la del estudio SENECA8,9. Un porcentaje importante de nuestros ancianos vivían acompañados, como en el estudio de J. M Ramon25 y en el SENECA8,9.

El MNA es el instrumento más utilizado para la valoración del estado nutricional por ser una herramienta validada, de sencillo y de rápido uso tanto en pacientes institucionalizados como no, así como en pacientes hospitalizados21. Así la prevalencia de desnutrición en estudios en los que se utiliza el MNA va desde el 4,3% en el estudio de M. Cuervo22, al 2% en el meta análisis realizado por Y. Guigoz3 en pacientes no institucionalizados, mientras que nosotros no hemos encontrado ancianos desnutridos entre los que vivían en su domicilio, esto puede ser debido a que nuestro estudio fue realizado en ancianos validos. Los ancianos en riesgo de desnutrición en estos estudios ascienden al 25,4% en el de M. Cuervo22 y en el de Y. Guigoz3 es del 24%, valores superiores a los encontrados por nosotros, estos datos se pueden explicar por el mayor número de población estudiada en ambos casos. En el caso de los pacientes institucionalizados en el meta análisis de Y. Guigoz3 el riesgo de desnutrición fue del 51% valor más próximo al de nuestros ancianos que vivían en residencias. En el estudio de P. Jürschik23 realizado en Cataluña en diferentes medios de institucionalización el riesgo de desnutrición fue del 35,4% y en el de D. Kulnik24 realizado en ancianos institucionalizados en Viena encontraron un 37,8% de malnutridos y un 48,3% en riesgo de malnutrición, valor este último muy similar al nuestro.

Nuestros mayores de 85 años tienen más riesgo de desnutrición, lo mismo encontraron en el estudio de M. Cuervo22 y en el de J. M. Ramón25 que a mayor edad presentaban menores cifras de Mna por lo tanto mayor riesgo o desnutrición. Esto viene a confirmar que la edad, sobre todo los mayores de 80 años, es un factor de riesgo de desnutrición como ya se sabía. Tanto en este estudio de J. M. Ramón25, en el de Morillas J.26, el de Tur27 y en el nuestro también encontramos que los hombres tienen menos riesgo de desnutrición, en otros estudios no encuentran diferencias significativas en cuanto al sexo. Esto en nuestro estudio se puede explicar por qué las mujeres eran más mayores y como hemos visto antes a mayor edad más desnutridos y en casi todos, el número de mujeres es mayor que el de hombres.

En cuanto a estudios realizados en medio rural en el de H. Soini10 realizado en Finlandia en ancianos sin deterioro cognitivo que vivían en el medio rural pero con servicio de atención a domicilio hallaron un 3% de desnutridos y un 48% en riesgo mientras que nosotros hemos encontrado una prevalencia de ancianos en riesgo de desnutrición mucho menor a pesar de que en nuestra población no tenían atención domiciliaria la mayoría de los mismos, no hallamos explicación a ese resultado distinto salvo características climáticas y del hábitat . Mas concordantes con nuestros datos son los del estudio SENECA8 ,también realizado en población no urbana y similar a la nuestra por ser de la misma comunidad, en el que un 8% estaban en situación de riesgo, mucho menos que nuestros resultados a pesar que su población era de mayor edad y esto quizás sea debido a que nuestra muestra era mucho más amplia.

Pocos trabajos comparan la influencia de la institucionalización en el estado nutricional de los ancianos, hemos encontrado que los que vivían de forma independiente en su domicilio tenían cuatro veces menos riesgo de desnutrición que los residentes en instituciones, en el estudio de A. Salva28 el 5,7% de los ancianos institucionalizados estaban desnutridos frente al 0,5% de los que vivían en la comunidad y Hernández Mijares14 hallo una prevalencia del 6,8% confirmando así que la institucionalización es un factor de riesgo importante para la desnutrición. Probablemente esta influencia de la institucionalización se pueda explicar por el tipo de ancianos de estas instituciones que son más dependientes, su estado anímico al estar institucionalizados y porque tienen menos apoyo y peor calidad de vida.

El número de patologías crónicas presentes así como el número de fármacos también suponen un aumento del riesgo de desnutrición de hasta 1,5 veces más, estos mismos resultados lo encontramos en un estudio realizado anteriormente en un grupo de ancianos mayores de 75 años no institucionalizados de Ourense15. Ruiz-López29 en un estudio realizado en mujeres ancianas encuentran que la polimedicación es un factor de riesgo de desnutrición, también encuentran correlación entre el número de fármacos tomados y las cifras de MNA. Todo esto puede ser debido a las alteraciones que producen los fármacos sobre el apetito, el gusto o las interacciones de los fármacos con los alimentos.

En cuanto a las variables psicosociales pocos estudios las analizan, a pesar de ser importantes factores de riesgo de desnutrición. Encontramos varios estudios realizados en hipertensos y diabéticos en los que sí se veía influencia del apoyo social en el control de la enfermedad30,31,32. Al igual que en el trabajo citado anteriormente que se realizó en Ourense15 encontramos dentro de las variables psicosociales, que influyen en la desnutrición el apoyo social y la calidad de vida percibida. Así en ambos estudios a mayor apoyo social, medido por el cuestionario Duke, menor riesgo de desnutrición (MNA). En cuanto a la calidad de vida podemos decir que a peor calidad de vida mayor riesgo de desnutrición. En el estudio de Y. Johansson33 encuentran como predictor de malnutrición la baja percepción de salud y los síntomas depresivos mientras que J. Ricart34 no encuentra diferencias significativas con factores de riesgo social y psicológico.

Aunque en otros estudios nutricionales se determinan parámetros de laboratorio, en nuestro estudio decidimos no incluir parámetros bioquímicos porque son muy inespecíficos y pueden estar alterados por enfermedades crónicas. Los más fiables son: la prealbumina, la transferrina, la hemoglobina, el colesterol y los linfocitos. Podrían ser sobre todo útiles en el seguimiento del paciente desnutrido12.

Respecto a la distribución de nuestra población con respecto a la institucionalización, no ha sido lo homogénea que hubiéramos deseado debido al escaso número de residencias en nuestra área y a que gran parte de los ancianos institucionalizados no cumplían criterios de inclusión en el estudio.

Sería interesante poder hacer una reevaluación o un seguimiento de estos pacientes para valorar con el tiempo si hay variaciones en los porcentajes de desnutrición o bien aumentar el número de ancianos o compararlos con otras poblaciones y observar si encontramos los mismos resultados o bien estudiar otros factores que influyan en la desnutrición.

 

Conclusión

Nuestros ancianos validos están muy bien nutridos. La edad, una buena calidad de vida y un buen apoyo social son factores protectores.

El riesgo de desnutrición se asocia a más edad, estar institucionalizados, mayor numero de patologías y de fármacos.

Herramientas sencillas como el MNA, utilizada en este trabajo, sirven para detectar ancianos desnutridos o en riesgo, lo que serviría para implementar el desarrollo de programas de formación en educación nutricional tanto en los profesionales sanitarios como en los cuidadores principales evitando, probablemente, con ello las consecuencias derivadas de estos estados carenciales, consiguiendo una calidad de vida digna para nuestros ancianos.

La realización de estudios de intervención en hábitos nutricionales35 en ancianos constituirían una importante línea de investigación a impulsar, ya que con pequeños cambios se podrían conseguir importantes mejoras en el estado nutricional de esta población que es donde encontramos mayor riesgo de desnutrición en los países desarrollados.

 

Agradecimientos

Agradecer a todos los médicos, enfermeros y administrativos del área de Salud de Xinzo de Limia por su colaboración desinteresada así como al Dr. Carlos Menéndez Villalva su ayuda con las correcciones, la elaboración y realización del trabajo.

 

Referencias

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Dirección para correspondencia:
Eugenia Méndez Estévez.
Médico de familia.
C. S. Xinzo de Limia.
Ourense. España.
E-mail: eugenia.mendez.estevez@sergas.es

Recibido: 2-XII-2012.
Aceptado: 8-I-2013.

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