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Nutrición Hospitalaria

On-line version ISSN 1699-5198Print version ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.30 n.3 Madrid Sep. 2014

https://dx.doi.org/10.3305/nh.2014.30.3.7438 

ORIGINAL / Pediatría

 

Programa educativo afecta positivamente el consumo de grasa, frutas, verduras y actividad física en escolares Mexicanos

Educational program had a positive effect on the intake of fat, fruits and vegetables and physical activity in students attending public elementary schools of Mexico

 

 

Trinidad Quizán-Plata1, Liliana Villarreal Meneses2, Julián Esparza Romero3, Adriana V. Bolaños Villar3 y R. Giovanni Diaz Zavala1

1Departamento de Ciencias Químico Biológicas, Universidad de Sonora.
2Universidad del Valle de México (UVM).
3Centro de Investigación en alimentación y Desarrollo, AC. México.

Agradecimientos: al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) por el recurso que proporcionó para este estudio a través del proyecto CB-2007-01. Clave 000000000083244 "Promoción de la actividad física y hábitos de alimentación saludables para prevenir sobrepeso y obesidad en escolares del Estado de Sonora".

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Introducción: Una dieta inadecuada y la falta de actividad física, son de los factores de riesgo más importantes de mortalidad y carga de enfermedad en México y muchos otros países alrededor del mundo.
Objetivo: El propósito de esta investigación fue analizar el efecto de una intervención educativa sobre el consumo de frutas, verduras, grasa y actividad física en escolares de Sonora México.
Métodos: Se contó con dos grupos homogéneos de escuelas; 3 con programa de intervención y 3 sin programa de intervención. La intervención consistió de un taller educativo en nutrición y otro en actividad física para escolares y pláticas educativas en nutrición y actividad física para padres de familia. Se aplicaron pre y post-intervención recordatorio de 24-h, cuestionario de actividad física, conocimientos en nutrición y mediciones antropométricas.
Resultados: Ciento veintiséis de los 129 escolares que iniciaron la intervención fueron medidos al final de la intervención (97.7%). Después del programa de intervención el consumo de frutas y verduras de los escolares intervenidos fue significativamente mayor (p=0.032) y el consumo de grasa total disminuyó (p=0.02). Los escolares intervenidos aumentaron el número de horas de actividad física y disminuyeron las actividades sedentarias (p=0.04 y p=0.006 respectivamente). Además, mostraron mayor conocimiento en nutrición que los no intervenidos (p=0.05).
Conclusión: El programa fue efectivo en mejorar el consumo de frutas, verduras y grasas en la dieta de los escolares, además mostró efecto positivo en la actividad física y los conocimientos en nutrición.

Palabras clave: Intervención. Escolares. Consumo de frutas y verduras. Actividad física. Sedentarismo.


ABSTRACT

Introduction: Poor diet and lack of physical activity are the most important risk factors of mortality and burden of disease in Mexico and many other countries around the world.
Objective: The purpose of this research was to analyze the effect of an educational intervention on The consumption of fruits, vegetables, fat, physical activity and inactivity in students attending public primary school of Sonora Mexico.
Methods: The intervention consisted of educational workshops on nutrition and physical activity aimed to the students and educational talks on nutrition and physical activity aimed to parents. Anthropometric, 24 hours recall, nutrition-knowledge, and physical-activity questionnaires pre- and post-intervention were applied in order to evaluate changes in both groups.
Results: 126 of the initial 129 students (97.7%) were evaluated at the end of the intervention. the consumption of fruits and vegetables was significantly higher after the intervention (p=0.0032) and the consumption of total fat decreased (p=0.02) in the intervention schools. Moreover, intervention increased physical activity (p=0.04) and decreased sedentary activities (p=0.006). Intervention students obtained higher knowledge in nutrition (p=0.05) at the end of intervention.
Conclusion: The intervention had a positive effect on improve fruits, vegetables and fat consumption, physical activity and nutrition knowledge.

Key words: Intervention. Students. Fruit and vegetables consumption. Physical activity. Sedentary.


 

Introducción

Una dieta inadecuada -baja en frutas y verduras y alta en grasa- y la falta de actividad física, son de los factores de riesgo más importantes de mortalidad y carga de enfermedad en México y muchos otros países alrededor del mundo1,2. Se ha estimado que tan solo el consumo adecuado de frutas y verduras podría reducir la carga total mundial de morbilidad un 1.8%, la carga por cardiopatía isquémica e ictus isquémico un 31% y 19%, respectivamente, además de reducciones importantes en algunos tipos de cáncer2.

La reducción en el consumo de grasas y el aumento de la actividad física también supone numerosos beneficios a corto y largo plazo, que van desde un menor riesgo de obesidad y mejora en los parámetros bioquímicos, hasta reducciones en la morbilidad y mortalidad por enfermedades crónico degenerativas.3,4 A pesar del beneficio que representa el fomento de estas prácticas, la mayoría de los países centran sus esfuerzos en la medicina curativa utilizando casi todo el recurso económico para el tratamiento de pacientes después de que se han enfermado o lesionado o para ayudar a controlar condiciones crónicas preexistentes5. Lamentablemente esto conlleva costos elevados y deterioro de la calidad de vida; mientras que la prevención es poco valorada, subutilizada y sin suficiente financiamiento. Algunas estimaciones sugieren que la inversión en medidas preventivas es de solo el 3% del gasto en salud6.

El periodo escolar es el momento propicio para promover una dieta sana y un estilo de vida activo. Para muchos países en desarrollo como México, el tiempo que pasan los niños en las escuelas, es una buena opción para realizar actividad física. A pesar de la gran oportunidad que representan las escuelas, son pocos los programas de intervención implementados7.

El presente estudio tuvo como objetivo evaluar el efecto de una intervención educativa sobre el consumo de frutas y verduras, consumo de grasa, actividad física y conductas sedentarias en niños escolares mexicanos mediante un ensayo aleatorizado.

 

Sujetos y metodología

Esta investigación presentó un diseño controlado y aleatorizado. La intervención inició en diciembre de 2010 y finalizó en septiembre de 2011; con una duración de 9 meses. El reclutamiento y desarrollo de la intervención se realizó en escuelas primarias públicas oficiales del turno matutino de la ciudad de Hermosillo, Sonora localizadas en áreas con índices de marginación medio, bajo y muy bajo. Las variables primarias que se buscaron modificar mediante el programa de intervención fueron: aumento del consumo de frutas y verduras, disminución del consumo de grasa total, disminución de las actividades sedentarias y aumento de la actividad física.

Selección de las escuelas

El universo de la muestra fue de 103 escuelas ubicadas en Hermosillo Sonora, según información de por la Secretaría de Educación y Cultura (SEC). Éstas se clasificaron en tres estratos o grupos por su localización en base a su índice de marginación (medio, bajo y muy bajo), de acuerdo a información proporcionada por la Comisión Estatal de Población (COESPO). La selección de las escuelas participantes se realizó de la siguiente manera: en cada uno de los estratos o grupos se seleccionaron de manera aleatoria dos escuelas, de tal manera que al final se tuvieron 6 (tres pares de escuelas con diferente índice de marginación). Se cuidó que las escuelas seleccionadas tuvieran una distancia de separación considerable entre ellas para evitar la contaminación de los datos, es decir que la información recibida por una escuela intervenida como parte del tratamiento no se compartiera con la escuela par no intervenida.

Asignación de los tratamientos a las escuelas seleccionadas

La asignación del programa de intervención/no-intervención se hizo de manera aleatoria con el propósito de que al final se formaran dos grupos homogéneos con 3 escuelas cada uno; 3 con programa de intervención y 3 sin programa de intervención.

Programa de intervención piloto 2008

Como parte de un plan piloto, en agosto de 2008 se diseñó un programa educativo para promover estilos de alimentación y actividad física saludables en niños y en padres de familia, el cual estuvo constituido por cuatro componentes: a) Taller educativo en nutrición para escolares, b) Taller educativo en actividad física recreativa para escolares, c) Pláticas educativas en nutrición y actividad física para padres de familia y d) Pláticas generales de alimentos para el grupo control. Este programa se aplicó de enero a junio de 2009, a un grupo de escolares con edades entre 6 a 8 años de una escuela primaria pública localizada en un área de medio índice de marginación (n= 54). Al finalizar la intervención, el consumo de proteína, calcio, fibra y vitamina E, fue mayor en los intervenidos (p<0.05). Así mismo, aumentó la proporción de escolares que practicaron juegos organizados (p<0.05). El consumo de frutas, verduras y grasa total no tuvieron un efecto significativo8.

Por lo anterior, en septiembre de 2010, se realizaron las adecuaciones necesarias, desde el diseño del estudio hasta las estrategias empleadas con los niños para que fueran mejor aceptadas y motivantes para su edad, que resultara en un programa nuevo con resultados prometedores. Lo anterior, con el propósito de mejorar los resultados del programa piloto (tabla I).

Programa de intervención adaptado 2010

El programa de intervención adaptado en 2010, dirigido tanto a escolares como a padres de familia estuvo integrado por tres componentes: a) Taller educativo en nutrición para escolares, b) Taller educativo en actividad física recreativa para escolares, c) Pláticas educativas en nutrición y actividad física para padres de familia.

El primero de ellos relativo a educación en nutrición se dividió en tres partes. La primera consistió en la proyección de 8 videos con temas educativos referentes a nutrición, uno por semana (tabla I). Los videos fueron elaborados con personajes de dibujos animados diseñados especialmente para esta intervención: "Freshina", "Peris" y "Manzón", quienes durante aproximadamente 10 minutos proporcionaban información nutricia e interactuaban con los escolares mediante preguntas relativas a cada sesión. En la segunda parte, los escolares realizaron actividades manuales para reforzar lo visto en el video, como colorear dibujos relacionados con el tema tratado o rellenarlos con papel china. Otras actividades de refuerzo fueron resolver crucigramas con preguntas sencillas pero fundamentales de cada tema y buscar palabras clave en sopas de letras. En la tercera parte, los escolares degustaron alimentos acordes al tema, por ejemplo: cacahuates, nueces, almendras en el tema de grasas o frutas y verduras en la sesión correspondiente.

Luego de terminadas las 8 sesiones de videos, el componente de nutrición además contempló una sesión de taller de cocina con el propósito de aplicar los conocimientos transmitidos a través de los videos. Se supervisó a los escolares durante la elaboración de un menú completo de un día que incluyó desayuno, comida, cena y 2 colaciones, siguiendo las recomendaciones vistas en las sesiones anteriores. Para motivar la participación de los escolares en la elaboración de platillos saludables, se les proporcionaron trajes de chefs (mandiles y gorros) con la leyenda "Chef Saludable".

El segundo componente del programa fue sobre actividad física. En las primeras cuatro sesiones (una por semana) se proyectaron videos donde "Manzón" (una manzana fuerte) les explicaba a los niños los beneficios de practicar deportes y ejercitarse, además de las consecuencias negativas del sedentarismo y del exceso de ver televisión y jugar video juegos (tabla I).

La actividad que realizaron los escolares como parte del componente de actividad física fue práctica de zumba 1 vez por semana en 4 ocasiones, donde los niños bailaron temas apropiados para su edad durante 1 hora, guiados por un instructor experimentado después de realizar calentamiento para prevenir algún daño.

Como parte del componente de actividad física, se brindó una plática enfocada a promover el deporte organizado y los juegos tradicionales. Entre los deportes organizados se mencionaron: futbol soccer, futbol americano, beisbol, voleibol y baloncesto. Los juegos tradicionales que se fomentaron entre los escolares fueron salto de la cuerda o soga, el liguero (saltos sobre una banda elástica sostenida por dos niños), el stop (juego donde los niños se colocan dentro de un gran círculo y compiten para brincar al centro a otro que contiene la palabra stop), la bebeleche conocido también como el avión o la rayuela (juego en el que se dibujan en el suelo varios recuadros numerados sobre los que los niños saltan por turno). Así, mismo, en cada escuela intervenida se solicitó permiso para dibujar y pintar de manera permanente una bebeleche para que los escolares jugaran durante el recreo.

El tercer componente del programa consistió en pláticas para los padres de familia presentadas con proyector. Los temas abordados fueron: hábitos saludables de alimentación, beneficios en el consumo de frutas y verduras, beneficios en el consumo limitado de grasas, la economía del hogar, la actividad física y el sedentarismo (tabla I). Se llevó a cabo una sesión por mes con una duración de 20 minutos de exposición de tema a tratar y 10 minutos para preguntas. Al finalizar cada plática se realizó la degustación de alimentos saludables relativos a cada tema. Se proporcionó además, la información educativa en nutrición a través de folletos diseñados exclusivamente para los padres, con el propósito de reforzar los conocimientos adquiridos durante las sesiones.

Grupo no intervenido

Los escolares de las tres escuelas seleccionadas y clasificadas como no intervenidas, no recibieron ninguna información nutricia ni de actividad física. Solo se les invitó a participar en las mediciones corporales y en la aplicación de las encuestas dietarias al inicio y final del estudio.

Mediciones pre-intervención

Recordatorio de 24 horas. Se registraron los alimentos y bebidas que consumieron los escolares durante las 24 horas previas a la entrevista. Se realizó el registro detallado de la cantidad de cada alimento y bebida consumido, incluyendo recetas y forma de preparación.

Para el análisis, se utilizó una tabla de composición de alimentos diseñado por investigadores de CIAD que incluye la composición nutricia de platillos regionales sonorenses9.

Cuestionario de actividad física. Se estimaron los tiempos destinados a la actividad física y actividades sedentarias, mediante un cuestionario validado para niños mexicanos10. El cuestionario se llenó con la ayuda de alguno de los padres.

De manera complementaria, a los escolares se les realizaron mediciones antropométricas como peso, talla y edad, y se les aplicó un cuestionario de conocimientos y hábitos en nutrición. Además, a los padres de familia se les solicitó información sociodemográfica.

Mediciones post-intervención

Para estimar el efecto del programa se aplicó nuevamente el recordatorio de 24 h, el cuestionario de actividad física y el cuestionario de conocimientos y hábitos en nutrición a los escolares después de dos meses de finalizada la intervención.

 

Análisis estadísticos

Se realizaron análisis descriptivos (medias, desviaciones estándar), prueba de t y de Mann-Whitney para muestras independientes, prueba Χ2 y análisis de regresión lineal. Las actividades deportivas y sedentarias se midieron en horas por semana. Se utilizó el paquete estadístico SPSS versión 15.0 y el STATA versión 11.0.

 

Resultados

Características generales de la población en estudio

En la evaluación inicial participaron 129 escolares, el 48.84% (n=63) fueron intervenidos y 51.16% (n=66) no intervenidos. Durante el transcurso de la intervención, 3 escolares abandonaron el estudio debido al cambio de escuela, contándose al final con la participación de 62 de los 63 escolares intervenidos (98.4%) y 64 de los 66 escolares no intervenidos (97%).

Las características antropométricas al inicio del estudio de los escolares se muestran en la tabla II. No se observaron diferencias significativas entre los escolares intervenidos y los no intervenidos, como era de esperarse debido al método de aleatorización para formar los grupos. Las características sociodemográficas de las familias de los escolares se muestran en la tabla III.

Consumo de frutas y verduras y grasa total

Respecto al consumo de frutas y verduras, los escolares intervenidos en este estudio ingirieron más cantidad que los no intervenidos (figura 1). La ingesta en los intervenidos fue de 462 g/día al inicio y 452g/día al final, al contrario de los escolares no intervenidos los cuales mostraron un consumo menor en la segunda medición (471 g/día al inicio y 376 g/día al final).

Por otro lado, los escolares intervenidos consumieron menos grasa total en comparación a los no intervenidos de manera significativa (figura 2).

Actividad física y sedentarismo

La tabla IV, muestra el análisis de regresión lineal para evaluar el efecto de la intervención en la actividad física de los escolares. Según los resultados se encontró un efecto positivo en la actividad física. Los escolares intervenidos realizaron 6.4 horas a la semana de actividad deportiva, mientras que los escolares no intervenidos sólo realizaron 4.5 horas, asimismo, se observa que las actividades sedentarias semanales fueron significativamente menores en los escolares intervenidos en comparación con los no intervenidos (12.5 vs. 16.7 h/semana, respectivamente), en modelos ajustados por valores iniciales. Resultados similares se encontraron en modelos sin ajuste.

De manera complementaria y como hallazgo favorable, fue que los escolares intervenidos al final mostraron en algunos puntos mayor conocimiento en nutrición que los no intervenidos (tabla V).

 

Discusión

El sobrepeso y obesidad en los niños, es un problema de salud pública muy serio que va en aumento a nivel mundial11. En México la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en escolares entre 5 y 11 años se ha mantenido alta en los últimos 6 años, con valores de 34.4%, (19.8% para sobrepeso y 14.6% para obesidad12. Esto es preocupante, ya que los niños con obesidad tienen un riesgo de ser adultos con obesidad de 2 a 7% mayor que los que no la presentan15. De acuerdo a la prevalencia estimada nacional, un tercio de los niños en edad escolar requieren apoyo para mejorar su estado nutricio.

Las estrategias de prevención para combatir el sobrepeso y obesidad en los escolares son necesarias. Se considera que el periodo entre los 5 y los 7 años, también conocido como "rebote de adiposidad", es crítico para el desarrollo de sobrepeso y obesidad. Además, lo aprendido por los niños en esta etapa, es una base fuerte para evitar problemas posteriores en la adolescencia y adultez13,14. Se ha realizado mucha investigación en la implementación de programas para tratar a los niños con obesidad; mientras que los dirigidos a su prevención, es limitada14,15,16. El diseño y la implementación de estrategias de prevención como la presentada en este estudio, no solo atacan los casos ya presentes con problemas en el estado nutricio, sino que también contribuiría para fomentar un estilo de vida saludable en todos los niños.

Respecto a este programa, el método de aleatorización fue efectivo ya que se logró partir de una muestra totalmente homogénea. En general, tanto las características socioeconómicas de las familias, como las antropométricas de los niños intervenidos y no intervenidos fueron similares al inicio del estudio.

Las adaptaciones realizadas al nuevo programa tuvieron éxito en cuanto a la participación tanto de los niños como la de sus padres. De acuerdo a Allender et al. (2006), los niños participan más en deportes y actividades recreativas que son divertidas y no se genera competencia. Así mismo, sostienen que el apoyo de los padres es importante y se obtiene cuando tales actividades se realizan en un ambiente seguro17. En el presente estudio se observó que los niños intervenidos estuvieron en todo momento motivados, por los personajes animados, las actividades manuales de refuerzo, los talleres de cocina y los juegos que formaron parte del componente de actividad física. Los padres cooperaron con confianza, debido a que todo el programa se aplicó dentro de las instalaciones de las escuelas. Esto fue positivo en el logro de los resultados, ya que el incluir a los padres podría haber influido en el ambiente familiar, y a su vez en la conducta alimentaria de los niños18,19.

Respecto al consumo de fruta, los escolares intervenidos en este estudio ingirieron más cantidad y variedad que los no intervenidos. Además, mantuvieron una ingesta de frutas y verduras mayor a lo recomendado (400 g/día). Esto se logró junto con las madres, a quienes durante las pláticas de nutrición se les dieron consejos sencillos como comprar frutas de temporada, económicamente más accesibles. La ingestión de frutas contribuye a reducir la densidad energética de la dieta por su alto contenido de agua y el aporte de fibra soluble e insoluble, además el tipo de carbohidratos que contienen aumenta la saciedad20. Por el contrario, se ha observado en niños y jóvenes españoles, que el consumo de fruta y verdura bajo (menor de 160 g/día), se asocia con una mayor prevalencia de obesidad21. En un análisis sobre el consumo de frutas y verduras en Chile, Olivares y Bustos (2006), estimaron que la población infantil consume la mitad de lo recomendado (164 a 229 g/ día), independientemente de su nivel socioeconómico y de disponer de una gran variedad a precios accesibles22. Al evaluar las preferencias de los niños para aumentar su ingesta, comentaron que les gustaría comer más frutas y verduras crudas, preparadas en forma atractiva, y que se publicitaran en televisión. De igual forma, niños Brasileños sugieren que una colación (snack) saludable y apetecible podría ser aquella preparada con fruta23.

Los talleres de cocina que se impartieron en este estudio cumplen con las preferencias de los niños mencionadas anteriormente. Por un lado, se realizaron sesiones de degustación de frutas y verduras crudas que ayudaron a despertar la curiosidad de probar nuevos sabores, como el de la cebolla, que los niños no hubieran comido antes. Se presentaron en un mismo plato frutas y verduras contrastando colores que las hiciera lucir más apetecibles, promoviendo su consumo a través de los videos protagonizados por personajes hechos de las mismas frutas, lo cual atrajo la atención de los niños.

Los escolares intervenidos consumieron menos grasa total en comparación a los no intervenidos. Aunque los principales alimentos aportadores de grasa de ambos grupos fueron similares, la frecuencia de consumo fue distinta. Los intervenidos consumieron principalmente palomitas de maíz, que además de grasa insaturada son fuente de fibra; mientras que el principal alimento de los no intervenidos fueron las galletas con chispas de chocolate, seguido de queso chihuahua, queso cocido y tostitos que contienen mucho más grasa total y saturada por porción comestible, que las palomitas de maíz.

Al respecto, en un estudio con una muestra representativa nacional, se observó que los alimentos más consumidos por escolares mexicanos en la escuela son productos lácteos y lácteos fermentados, antojitos (preparados con grasa, proteínas y cereales), bebidas azucaradas sin leche, pastelillos y galletas11. Todos estos con alto contenido de energía. Entonces, se podría pensar que la elección de los niños intervenidos en este estudio estuvo bien influenciada con el programa aplicado.

Los escolares intervenidos en este estudio dedicaron más tiempo a la semana a actividades deportivas en comparación a los escolares no intervenidos. Así, el mantener ocupados a los niños en juegos o deportes que favorezcan el gasto de energía, evita que recurran a otras actividades que promueven el sedentarismo, lo cual en la vida moderna ocurre fácilmente, promoviendo además el consumo de alimentos en exceso24.

En este estudio, los niños intervenidos redujeron significativamente el número de horas a la semana dedicadas a actividades sedentarias que los no intervenidos. Es bien sabido que en nuestros días, los niños generalmente pasan mucho tiempo sentados viendo televisión o jugando con la computadora. Mientras la variedad de programas televisivos se incremente y exista más equipo de video juegos a su alcance, el riesgo de desarrollar obesidad aumenta25. Se estima que por cada hora que los niños juegan con aparatos electrónicos diariamente, dicho riesgo se duplica25. Por ello, las pláticas de concientización sobre la importancia de evitar el sedentarismo en los escolares deben promoverse en forma reiterativa en las escuelas a fin de mejorar su estado nutricio y disminuir el tiempo invertido principalmente en ver televisión.

El tiempo que pasan los niños viendo televisión es un factor mediador entre el consumismo y la obesidad. En una muestra de 484 niños entre 6 y 13 años, de San Luis Potosí, México, se observó que el 41% dedicaba entre 1 y 3 horas diarias a ver televisión. El 81% lo hacía cuando comía y al 80% le gustaba comer mientras veía televisión26. Esto es preocupante ya que ver la televisión mientras se come, induce un aumento de la ingesta calórica. Además, el gusto por comer botanas (snack) aumenta, cuando se ve televisión18,24.

En México durante el horario infantil de uno de los canales de televisión, los niños reciben entre 12 mil y 20 mil impactos anuales de alimentos27. Los más anunciados son de contenido nutricio pobre como bebidas con azúcar añadida, dulces, frituras y cereales con azúcar añadida28. Lo mismo sucede en países como Australia, donde la hora infantil es bombardeada con anuncios de alimentos energéticamente densos29. Como una medida de protección para los niños de Corea del Sur, el gobierno restringió la propaganda en televisión de este tipo de alimentos en la hora de programas infantiles30. Acciones como éstas han sido implementadas en países como España, Suecia, Polonia, Italia, Finlandia y Alemania, entre otros31. Mientras que este tipo de medidas no se implementen en México y en otros países en desarrollo, se debe promover mucho más la actividad física y disminuir el tiempo empleado en ver televisión para ayudar a los niños a lograr un equilibrio energético.

En relación a los conocimientos en nutrición, nuestros resultados, coinciden con los obtenidos en un estudio realizado por Müeller y cols. (2001) en Alemania, donde se aplicó un programa de prevención de obesidad a niños entre 5 y 7 años de edad, que incluyó entre otras estrategias la educación nutricia. Tres meses después de finalizada la intervención, el 60% de los niños mejoró su conocimiento de nutrición14. Así mismo, en niños entre 7 y 11 años de Inglaterra, se puso en marcha un programa para promover alimentación saludable y actividad física con el fin de reducir factores causantes de obesidad. Al analizar su efecto en el conocimiento adquirido por los niños intervenidos, se observó que no solo mejoró el conocimiento básico sobre nutrición sino también la comprensión de los beneficios que tiene la dieta y la actividad física en la salud15.

Se esperaría que el proporcionar conocimiento nutricio a los niños fuera una medida de empoderamiento. Así, podrían estar protegidos en cierta manera, de campañas de mercadeo que los induce a consumir alimentos energéticamente densos y de contenido nutricio pobre32.

En general, el programa evaluado en el presente estudio apoya 4 de los 10 objetivos prioritarios del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria en México, desarrollado por la Secretaría de Salud33 para combatir el sobrepeso y la obesidad. Se logró incrementar el consumo de frutas y verduras; así como disminuir la ingestión de grasa total en la dieta de los escolares intervenidos. Se mejoró la capacidad de toma de decisiones informadas en los niños intervenidos, sus padres y maestros, sobre una dieta correcta a través de la educación en nutrición y se fomentó la actividad física en el entorno escolar.

El programa educativo implementado para promover estilos de alimentación y actividad física saludables en escolares y en padres de familia fue efectivo en relación a los cambios significativos observados. Además, se tuvo muy buena respuesta al participar ellos y sus padres, lo cual es un factor esencial para lograr dichos cambios. Por ello, se sugiere que este tipo de intervenciones de promoción, formen parte del plan educativo de las escuelas primarias mexicanas, con la finalidad de contribuir en la reducción del sobrepeso y obesidad infantil.

 

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Dirección para correspondencia:
Dra. Trinidad Quizán Plata.
Departamento de Ciencias Químico Biológicas.
Blvd. Luis Encinas y Rosales S/N
Colonia Centro.
Hermosillo, Sonora CP 83000.
E-mail: tquizan@guayacan.uson.mx

Recibido: 18-III-2014.
1.a Revisión: 8-V-2014.
Aceptado: 19-VI-2014.

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