Numerosos trabajos han demostrado los beneficios sobre el metabolismo óseo del consumo de lácteos en las poblaciones, por su aporte en calcio, vitamina D y proteínas que favorecen la mineralización ósea 1. Los estudios observacionales indican que el consumo de lácteos se asocia a un riesgo disminuido de obesidad tanto en población infantil como adulta y a un efecto entre neutro y beneficioso sobre el riesgo cardiometabólico 2,3,4. En España, la ingesta de lácteos se relaciona con una menor prevalencia de obesidad e hipertensión en la población general 5.
Por otra parte, los ensayos clínicos controlados con dietas hipocalóricas han hallado que la ingesta de lácteos ayuda a disminuir de peso, mientras que con dietas sin restricción calórica el efecto es el contrario, aunque el aumento de peso, en este caso, se hace a expensas de la masa magra 6.
En cuanto a los efectos de los lácteos sobre la salud infanto-juvenil, ya desde estas páginas Santaliestra-Pasías y cols. 7 se preguntaban en 2016 si el consumo de lácteos durante la infancia y la adolescencia protegía del riesgo cardiometabólico. Debido a la existencia de estudios con resultados no concluyentes o contradictorios, llegaron a la conclusión de que eran necesarios más estudios, especialmente ensayos clínicos controlados, para poder llegar a conclusiones válidas al respecto.
A pesar de la existencia de varios mecanismos por los cuales los lácteos podrían modificar la adiposidad y la composición corporal, la mayor parte de los ensayos clínicos realizados en niños no encuentran cambios en estos parámetros 1. Sin embargo, muchos de estos estudios tienen tamaños muestrales reducidos o no comprueban la ingesta efectiva de lácteos en la cantidad aconsejada, por lo que el tema dista mucho de estar resuelto.
En este contexto, el trabajo de Radilla Vázquez y cols. 8, que pueden encontrar en las páginas de este número de Nutrición Hospitalaria, plantea un ensayo clínico comunitario aleatorizado con un elevado número de adolescentes a los que, por medio de una intervención educativa, se les induce a aumentar el consumo de lácteos. La monitorización de la intervención por medio de encuestas de consumo mide la efectividad del programa y aporta fuerte evidencia de que los resultados son efecto de la intervención: el aumento del consumo de lácteos disminuye la probabilidad de ser obeso en población juvenil.
Este estudio, junto con toda la evidencia epidemiológica y experimental acumulada en los últimos años, pone de manifiesto la importancia de los lácteos en una dieta saludable, en un contexto como el presente, en el que han surgido multitud de productos que intentan sustituirlos como opciones más saludables sin base científica alguna.