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Nutrición Hospitalaria

versão On-line ISSN 1699-5198versão impressa ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.39 no.1 Madrid Jan./Fev. 2022  Epub 04-Abr-2022

https://dx.doi.org/10.20960/nh.03887 

ARTÍCULOS ESPECIALES

Ensayos nutricionales sobre lactancia artificial en la España ilustrada: el trabajo de Joaquín Xavier Úriz en Pamplona

Nutritional trials on artificial lactation in Enlightenment Spain: the work of Joaquín Xavier Úriz in Pamplona

Manuel Ferreiro Ardións1  2  , Juan Lezaun Valdubieco1  3 

1Comisión de Historia y Humanidades del Colegio Oficial de Enfermería de Álava. Vitoria

2Departamento de Enfermería. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU). Leioa, Bizkaia

3Osi Araba. Osakidetza/Servicio Vasco de Salud. Vitoria

Resumen

Introducción:

la continuidad actual de publicaciones sobre la infancia abandonada durante la Ilustración española, desde las mismas perspectivas del control social que se establecieron a finales del siglo XX, desvirtúa el esfuerzo de algunos ilustrados por encontrar alternativas de nutrición artificial a la lactancia mediante nodrizas.

Objetivo:

analizar los ensayos nutricionales efectuados por Joaquín Xavier Úriz (1747-1829) en la inclusa de Pamplona.

Método:

revisión, análisis e interpretación de su obra "Causas prácticas de la muerte de los niños expósitos en sus primeros años" , publicada en 1801.

Resultados:

tras justificar su necesidad, plantear objetivos y diseñar un experimento controlado, realizó dos ensayos con lactantes, uno con niños sanos mediante suplementos de agua de arroz a la leche de nodriza y otro con niños enfermos mediante lactancia mixta de cabra y nodriza. Ambos se realizaron inicialmente con uno y dos sujetos, respectivamente, para ampliarlo tras buenos resultados a una muestra mayor no aleatorizada (12 sujetos en el caso de los enfermos). Aunque los resultados iniciales no fueron concluyentes, se constata un descenso de la mortalidad lactante posterior.

Conclusiones:

los ensayos responden a la aplicación de un método científico más apreciable que el observado en textos didácticos de autores más relevantes, como es el caso de Iberti. El utilitarismo imperante no oculta el valor dado a la vida del expósito sobre cualquier otro, siendo Úriz un claro ejemplo de las excepciones al enfoque predominantemente punitivo de la historiografía. El descenso posterior de la mortalidad del lactante sugiere la posibilidad de una exitosa causa-efecto de los ensayos.

Palabras clave: Alimentación artificial; Niño abandonado; Mortalidad del niño; Casas cuna; Historia del siglo XVIII

Abstract

Introduction:

the current continuity of publications on abandoned children during the Spanish Enlightenment, from the same perspectives of social control that were established at the end of the 20th century, undermines the efforts of some Enlightenment scholars to find artificial nutrition alternatives to breastfeeding through wet nurses.

Aim:

to analyse the nutritional trials carried out by Joaquín Xavier Úriz (1747-1829) in the Pamplona foundling home.

Method:

review, analysis and interpretation of his work "Causas prácticas de la muerte de los niños expósitos en sus primeros años" , published in 1801.

Results:

after justifying its necessity, setting out objectives, and designing a controlled experiment, he carried out two trials with infants, one with healthy children using rice water supplements to the wet-nurse's milk and the other with sick children using mixed goat and wet-nurse breastfeeding. Both were initially conducted with one and two subjects, respectively, to be extended after good results to a larger, non-randomised sample (12 subjects in the case of sick children). Although the initial results were inconclusive, a decrease in subsequent infant mortality was noted.

Conclusions:

the trials are based on the application of a more appreciable scientific method than in didactic texts by more relevant authors, as in the case of Iberti. The prevailing utilitarianism does not hide the value given to the life of the foundling over any other, Úriz being a clear example of the exceptions to the predominantly punitive approach of historiography. The subsequent decline in infant mortality suggests the possibility of a successful cause-effect of the trials.

Keywords: Bottle feeding; Child; abandoned; Child mortality; Nurseries; Infant; History of 18th century

INTRODUCCIÓN

Aunque su momento álgido de publicaciones en España fue a finales del siglo XX, con el florecimiento de la historia social, los estudios relativos a la problemática de la pobreza durante la Ilustración española y, en concreto, los referidos a la cuestión de la infancia expuesta y la respuesta mediante hospicios e inclusas, no han dejado de crecer, manteniendo a día de hoy un goteo incesante de publicaciones. Es suficiente una búsqueda en una base de datos científica pluridisciplinar como Dialnet para determinar la persistencia del tema en la actualidad e, igualmente, para comprobar que el enfoque de los trabajos recientes sigue haciéndose predominantemente desde la perspectiva del control social formal y punitivo que instituyeron los pioneros de la investigación social (histórica, sociológica y antropológica, fundamentalmente, pero también médica) pues, entre otras razones, la visión de Foucault sobre la medicina social y sus conceptos de biopolítica y nosopolítica (1-4) continúan claramente en vigor en la historiografía.

Dentro de la variada temática que rodea al mundo de los expósitos durante el siglo XVIII, la reiterada sin excepción en absolutamente todos los trabajos de investigación es su mortalidad abrumadora. Pérez Moreda la califica de "un lento y silencioso holocausto" (5), compartiendo la expresión utilizada por Muguruza Alberdi de "verdadero holocausto de inocentes" (6), no siendo ambas expresiones sino una actualización de la terminología que utilizaron los propios coetáneos del XVIII, como es el caso de Antonio Bilvao, quien ya advertía que los expósitos "mueren de hambre a racimos" , calificando el hecho directa y reiteradamente como homicidio (7). Este dato objetivo, el de una mortalidad que en algunos lugares y años llegó a ser del total de los expósitos recogidos, conllevó a diversas interpretaciones sobre su causalidad, que los propios ilustrados, especialmente a partir de la encuesta que impulsó el Consejo de Castilla en 1790 (8), tras las denuncias precisamente de Antonio Bilvao (7), concretaron básicamente en dos: primero, las duras condiciones que acompañaban al abandono o exposición, incluidos los largos traslados desde donde eran expuestos hasta las inclusas, y segundo, una vez en estas, la escasez, carencia o mala calidad de las nodrizas.

La primera causa se trató de atajar mediante la multiplicación de inclusas, tarea en la que fue prolífico el gobierno de Godoy, mientras que la segunda quedó irresuelta, lo que devino en la búsqueda de alternativas a la lactancia humana mediante diversos preparados y leches animales.

Al respecto de esto último, ha de tenerse en cuenta que, al debutar el siglo XVIII, tanto los tratados médicos, cuya referencia vigente era todavía la magna obra de Luis Mercado (1532-1611) (9), como los religiosos, de los que sobresale a criterio de Álvarez Santaló el Summa de Remigio, publicado en torno a 1679 (10), contemplaban el recurso de las leches animales como la última opción a utilizar, pues la experiencia histórica de su utilización demostraba, a pesar de los mitos clásicos, su mala tolerancia con pésimos resultados. Además, se consideraba transmisora de atributos de animalidad al lactante (11). De esta forma, la conclusión compartida tanto por la Medicina como por la Iglesia era la de que solo una adecuada lactancia mediante nodrizas de calidad, física y moral, permitía la crianza exitosa de los expósitos y cualquier otra alternativa solo era permisible y perdonable —desde la óptica del XVIII de interrelación entre pecado y delito— ante la imposibilidad de aquella.

A pesar de esta máxima, la utilización de leches animales en los hospicios durante el XVIII y XIX está bien documentada tanto por los textos coetáneos, caso de la encuesta referida como la posterior de 1816, como por los estudios actuales. Estos últimos, desde los pioneros de Carreras Panchón (12,13), pasando por Domínguez Ortiz (14) y hasta los más actuales (5,15), no dudan en afirmar que la causa de tal desaconsejada praxis no estuvo en la dificultad para contratar buenas nodrizas sino en la negativa de las autoridades civiles y religiosas que administraban aquellos centros a competir con salarios dignos en un momento en que, desde la realeza hasta los menestrales con ciertas pretensiones sociales, acaparaban sus servicios por cuestiones ajenas a una necesidad imprescindible (16). Fuera mala administración, corrupción o simplemente desprecio por la vida de "los hijos del vicio" (15), los administradores de aquellas inclusas han quedado en la historiografía señalados abiertamente como culpables de un holocausto doloso.

Esta interpretación, desgraciadamente, conlleva a una valoración también negativa de los ensayos que se realizaron en pos de la fórmula nutricional que pudiera suplir la falta de nodrizas, pues se interpretan más como elusión u ocultamiento del verdadero problema (que la infancia expuesta no valía el salario de una buena nodriza) que como verdadera preocupación científica por la supervivencia y el bienestar de aquella infancia, máxime cuando la justificación destacada en los escritos era invariablemente la ventajosa economía para los hospicios y las casas de expósitos. De hecho, aunque en las revisiones históricas se cita a los autores más relevantes de aquellos ensayos, apenas se detienen a señalar poco más que el fracaso de los mismos pues, efectivamente, hasta que se patentaran a finales del siglo XIX las fórmulas lácteas de Justus von Liebig y Henri Nestlé, todos los intentos de nutrición artificial del lactante lo fueron (17). De ahí que sus pequeños avances y, en cualquier caso, su decisivo papel iniciático, que desembocó en el logro final de una leche adaptada exitosa, quede del todo infravalorado.

Entre estos investigadores nacionales, las revisiones contemporáneas destacan especialmente la obra del médico de origen incierto Joseph Iberti (18), sin duda el mayor y mejor compendio del saber nutricional pediátrico del momento, y en menor medida la del eclesiástico Antonio Arteta (19). A ellas siguen las directrices del protomedicato escritas por Santiago García (20) y, de manera particular, según el contexto de cada trabajo, las de Jaume Bonells (21), Lorenzo Hervás (22), Agustín Ginesta (23) y el propio Joaquín Xavier Úriz (24), entre otros. Al margen de estos y otros autores que llegaron a publicar sus trabajos, a tenor de la carta de un eclesiástico anónimo al Semanario de agricultura y artes en 1797, refiriendo el método de lactancia artificial que se seguía en la inclusa de Barcelona (25), puede sospecharse que existieron múltiples ensayos en toda España. En el caso de este eclesiástico, toma su método del utilizado en París, evidenciando una problemática común en toda Europa que se aprecia también en los textos extranjeros referenciados en los trabajos españoles, demostrándose experiencias transnacionales compartidas. Alguno se tradujo incluso al castellano (26).

Entre los autores apenas mencionados por sus ensayos nutricionales está Joaquin Xavier Úriz, y ello a pesar de publicar su obra, promocionándola en la Gazeta de Madrid (27), y de ser, junto a Pedro Joaquín de Murcia, Juan Antonio Trespalacios y Antonio Arteta, uno de los autores más relevantes dentro del grupo de eclesiásticos ilustrados que abordan la cuestión de los expósitos. De hecho, Úriz será el encargado de elaborar la encuesta que, como la de 1790, recabará información sobre la situación de las casas de expósitos en las diócesis. La encuesta se realizó durante el reinado de Fernando VII (Circular del Consejo Real de 30 de agosto de 1816). Probablemente, el resto de aportaciones que hace en su obra, de manera especial las educativas, que son señaladas por múltiples autores, hayan ocultado el valor de sus ensayos nutricionales, sin descartar el posible sesgo desde el presente de minimizar los experimentos de un religioso respecto a los de un médico, por mucho que la obra de Iberti (18) sea verdaderamente espectacular. Sin embargo, autores que han analizado la labor de Úriz en la inclusa pamplonesa trasmiten la influencia de sus ensayos en otros lugares, siendo este el caso del hospicio de Vitoria (28), o los descensos de la mortalidad (29), que justifican analizar su trabajo en profundidad.

MATERIAL Y MÉTODOS

Hemos llevado a cabo una revisión, análisis e interpretación de los ensayos nutricionales realizados por Joaquín Xavier de Úriz y Lasaga (1747-1829) en la inclusa de Pamplona.

La figura de Úriz es objeto de estudio por diversos autores. Su trayectoria vital es biografiada por Goñi Gaztambide (30,31) con aportaciones posteriores de Díaz de Cerio (32). Se trata también en estudios generales sobre la beneficencia y la inclusa de Pamplona, como en el caso de las investigaciones de Núñez de Cepeda (33) y Oslé Guerendiain (34), y se cita en múltiples estudios sobre los expósitos, especialmente por su papel en la encuesta de 1816 sobre las casas de expósitos en las diócesis. Finalmente, su papel expreso en la inclusa lo han analizado Gil-Sotres (35) y León Sanz (29).

En ninguno de los textos revisados se analizan, como objetivo o en profundidad, sus ensayos nutricionales en la inclusa de Pamplona, siendo el de León Sanz (29) el que más destaca sus contenidos.

Sus ensayos nutricionales quedan incluidos en su obra publicada en 1801 bajo el título de "Causas prácticas de la muerte de los niños expósitos en sus primeros años: remedio en su origen de un tan grave mal, y modo de formarlos útiles a la Religión, y al Estado con notable aumento de la Población, fuerzas, y riqueza de España" (24). Sin más aportaciones que las incluidas en dicha obra, existe un documento en el Archivo Histórico Nacional que anticipa los contenidos de aquella (36) y que, por redundante, no se utilizará en el análisis.

El ejemplar utilizado es el disponible en la Biblioteca Navarra Digital (BiNaDi) en su URL: https://binadi.navarra.es/opac/ficha.php?informatico=00025004MO&codopac=OPBIN&idpag=2812994&presenta=digitaly2p.

RESULTADOS

El texto a analizar se compone de dos volúmenes en cuartilla de 21 por 15 cm, aproximadamente, con 36 + 458 y 518 páginas, respectivamente. El primer tomo se divide a su vez en dos libros, tratando el primero sobre las causas a las que Úriz atribuye la alta mortalidad de los expósitos y cuyo capítulo IV ("De los niños que mueren por el mal uso del alimento artificial" , páginas 23-32) puede considerarse la exposición del estado de la cuestión sobre la lactancia artificial y la justificación del posterior ensayo nutricional. El segundo libro del primer tomo expone los medios que considera que debieran utilizarse para reducir la tasa de mortalidad, siendo dos de sus capítulos donde aborda los ensayos realizados en la inclusa de Pamplona: el IV ("Del modo de auxiliar á los Expositos sanos en los casos de no haber leche suficiente" , páginas 129-136) y el V ("De las nodrizas de los niños enfermos, y del gobierno, y alimento de estos" , páginas 136-155). El segundo tomo está formado por el libro tercero, que se centra en aspectos educativos de los niños expuestos y administrativos de las inclusas y hospicios, sin incluir elementos de interés para los objetivos del presente trabajo.

Úriz describe dos procedimientos, uno orientado a niños expósitos lactantes sanos y otro a enfermos. El primero se basa en las experiencias particulares de una mujer francesa, Margarita Raller, que vive junto a su marido en Astrain, un pueblo próximo a Pamplona. El segundo se basa en directrices extraídas de diferentes manuales, citando reiteradamente como principal el trabajo de Iberti (18), además de mencionar a Hervás (22) y, tangencialmente a "Garcia" , probablemente Santiago García (20).

En ambos ensayos se realiza primero una especie de fase I con una muestra muy reducida (uno y dos sujetos, respectivamente) para extender posteriormente la experiencia —que se había considerada positiva— a una muestra mayor que no se concreta, si bien en el segundo caso fue de al menos 12. No consta tampoco el sistema de reclutamiento, debiéndose descartar cualquier aleatorización y expresándose únicamente en el segundo caso como criterio de inclusión el padecimiento de "mal contagioso" que, por el contexto previo, parece referirse al "mal gálico" (sífilis). El ensayo sobre niños sanos no describe el control sobre la intervención, mientras que el de los enfermos lo hace pormenorizadamente.

Úriz explicita claramente el objetivo final del conjunto de su obra: aumentar la población útil del país, pero no lo hace expresamente sobre los experimentos nutricionales. Aun no explicitado como tal, el objetivo general de ambos ensayos fue lograr la supervivencia de los niños expósitos lactantes mediante el uso de la lactancia mixta de nodriza y artificial. A este objetivo implícito Úriz sí añade expresamente varios específicos orientados a determinar el mejor método, el tiempo mínimo requerido de lactancia con nodriza y el número ideal de expósitos por mujer.

El ensayo sobre niños sanos fue ejecutado en su primera fase sobre un solo lactante de edad indeterminada ("una criatura muy tierna" ) por la propia Margarita Raller durante el mes de junio del año 1800. Se basó en el suministro de agua de arroz, azucarada al inicio y después sola, a la que en algún momento añadía también leche, corteza de pan o yema de huevo, según observara la tolerancia del niño. Se ha de suponer que era un complemento a cierta cantidad de leche de nodriza, pues la señora Raller afirmaba que no podrían sobrevivir "sin ninguna leche de muger [hasta] pasados dos meses poco más o menos, y tal vez antes" (p. 142). El lactante se mantuvo sano y, considerándose el experimento un éxito, se extendió los meses siguientes a un número indeterminado de lactantes, estando el suministro del agua de arroz a cargo del personal de la inclusa. Lejos de obtener los mismos resultados ("han muerto en el Estío bastantes niños" , p. 143) y aun ponderando los habituales efectos negativos del verano sobre los lactantes (deshidrataciones por procesos gastroentéricos), Úriz señala como elemento diferenciador el mal control de la intervención por el personal de la inclusa respecto al de Margarita Raller, manteniendo la confianza en la fórmula nutricional.

El ensayo sobre niños enfermos se realizó con lactancia mixta de nodriza y cabra cerca de tres años antes de escribir su obra, probablemente en 1797. Partió de la hipótesis de que las recomendaciones de Iberti sobre la lactancia animal no podían aplicarse directamente en las inclusas, pues estaban formuladas para casos individuales y bien supervisados, por lo que realizó el ensayo externalizando a los lactantes a las aldeas, contando con el apoyo de la actividad y el oreo al aire libre, poniéndolos bajo la supervisión de un médico competente y una nodriza bien pagada, para evitar que rechazara lactar a un infectado, y con pluses en función de la supervivencia alcanzada, a la que además se instruyó en los métodos de lactancia con cabras, de valoración de la tolerancia del niño y de higiene. De los dos lactantes iniciales solo uno seguía vivo a los tres años, no expresándose cuándo murió el otro. Considerado el resultado como un éxito, pues el punto de partida era un 100 % de mortalidad en tales lactantes infectados, se extendió el ensayo a otros 12 expósitos enfermos en los que, en el momento de escribir su texto, "logra el consuelo, de que algunas se sostienen muy decentemente" (p. 148).

Al menos en el primer ensayo, la administración del agua de arroz se hacía mediante "un instrumento, que termine en un modo, que imite al pezon de la muger con sus agujerillos, y un pañito muy limpio, que no impida destile aquel flúido" (p. 141-2). En el segundo da a entender que la lactancia se hacía directamente desde la ubre de la cabra.

Úriz da por válido el ensayo sobre niños enfermos y confía en la validez del agua de arroz del primero, si bien expresa la necesidad de reevaluarlo a más largo plazo tras mejorar el control sobre la intervención. Por la misma razón no ofrece respuesta a sus objetivos específicos pero, indirectamente, su confianza en el agua de arroz le lleva a deslizar la posibilidad de que pudiera desplazar tempranamente la necesidad de nodrizas en los expósitos tanto sanos como enfermos, y que permitiría repartir más niños por nodriza. La necesidad de mejorar el control y la posible menor necesidad de nodrizas le lleva a plantear la formación de una especie de cuerpo de amas secas (nodrizas que ya no lactan) para atender eficientemente en su método, como —según ha leído a Iberti— existen en Inglaterra.

La conclusión general de Úriz es que, independientemente del contenido alimenticio "los dos exes de esta gran máquina […] auxiliándose del exercicio, aséo, y antipútridos, son las nodrizas regulares, mientras no puedan pasar sin leche de muger, y después las amas secas" (p. 153).

DISCUSIÓN

Al objeto de analizar los ensayos nutricionales que Joaquín Xavier de Úriz realizó en la inclusa de Pamplona entre 1797 y 1800, se revisa su obra de 1801 " Causas prácticas de la muerte de los niños expósitos…" (24), encontrando la descripción de dos experimentos que podrían calificarse de ensayos clínicos controlados no aleatorizados, realizados en fases y con el suficiente detalle en el método como para ser reproducidos. Esto último es reseñable, pues otros textos más conocidos, el de Iberti (18) como paradigma, tienen un tono dogmático de aparente síntesis basada en la evidencia de ensayos propios y ajenos, pero de los que no constan ni las metodologías seguidas, ni otros detalles, por lo que resultados y recomendaciones, en realidad, solo se sustentan en la propia autoridad de su autor. De hecho, Iberti se dirige a sus iguales médicos para la asistencia particular, no haciendo sus recomendaciones para las inclusas. Úriz, por el contrario, evidencia un problema, justifica la investigación, se plantea objetivos, describe lo que hace y el resultado que obtiene (si bien de modo impreciso), razona sobre el mismo en aras de una mejora posible y anima a otras inclusas a que repliquen sus ensayos y testimonien sus resultados. Esto confiere a su trabajo, con todas las limitaciones que se le quieran señalar, una metodología científica más cercana a lo que entendemos por ensayo clínico que lo apreciable en otros autores. Por tanto, aunque en la historiografía se citen a veces listados de autores aunados por el tema común de la alimentación del niño, ha de tenerse en cuenta que, en realidad, el abordaje, el contenido y el destinatario de las obras es muy diferente.

El acercamiento al método científico que se aprecia en Úriz no debería sorprender en la obra de un clérigo bien formado, que conoce y maneja la obra de los autores más actuales sobre la nutrición infantil, que estudió derecho y que, quince años después de esta publicación, será obispo de Pamplona (31), pues la Ilustración española es peculiar en el peso cuantitativo de los religiosos. De hecho, Úriz apela constantemente a la razón y dota a su obra de una estructura racionalista dirigida a un objetivo de plena actualidad en el XVIII: el aumento de la población destinado a sostener la riqueza de la nación y la defensa de la religión católica, lo que nos lleva directamente al marco contextual de Adam Smith y los principios de la fisiocracia, por un lado, y a las peculiaridades de los ilustrados españoles frente a las cuestiones monárquicas y religiosas, por el otro.

Este objetivo, común en otros textos sobre alimentación infantil, como es el caso del de Iberti, parece una aspiración sincera pues Úriz lo recalca con frecuencia. Lo que lleva a la cuestión historiográfica sobre el utilitarismo como guía ética característica de aquellos ilustrados y su conflicto cuando se analiza desde los principios bioéticos del presente, así como a la valoración negativa que de ello hace predominantemente la historiografía. El alcance de este estudio no permite debatirlo pero resulta evidente que, entre los valores éticos de Úriz, la supervivencia del expósito es el prioritario y no solo por el utilitarismo explícito del título, pues la lectura evidencia un profundo y sincero humanismo.

Compleja es también la cuestión del nodrizaje. Úriz justifica los experimentos porque desde antiguo, en su inclusa, se sustituía o auxiliaba la escasez de leche de mujer por la alimentación artificial sin ningún tipo de racionalidad y con pésimos resultados. No entra a valorar por qué escaseaba la leche de nodriza, limitándose a repetir tópicos sobre la lactancia mercenaria, y solo con respecto a los niños infectados reconoce el rechazo de las nodrizas a lactarlos. Da pues por estructural e irresoluble su déficit, por lo que, confiando en el agua de arroz como remedio nutricional efectivo, y con él un destete más precoz, se alegra de contribuir con sus experimentos a una menor necesidad de nodrizas y a un mayor ahorro. Curiosamente, sus ensayos se basan en profesionales de calidad a las que paga un salario acorde al mercado más un plus por supervivencia, y a las que acaba señalando como los dos ejes del éxito de su programa, si bien su aspiración es que se necesiten menos nodrizas y más amas secas (más económicas). Por tanto, en el presente, Úriz se alinea con la demanda crítica de Antonio Bilvao (7) para remunerar dignamente a las nodrizas pero aspira a que sea algo transitorio, evidenciando en el fondo compartir la posición mayoritaria entre los ilustrados del rechazo al nodrizaje mercenario (37).

Respecto a los ensayos propiamente dichos, la separación entre expósitos sanos y enfermos probablemente se debió más a la cronología que a una planificación previa. Aunque Úriz los describe a la inversa, el ensayo más antiguo fue el realizado sobre los expósitos infectados. Queda bien justificado por la mortalidad en ese grupo del 100 %, pero llama la atención que, tras ensalzar las recomendaciones de Iberti sobre la leche de burra como la más semejante a la de mujer, y a pesar de considerar la leche animal como peste, realice su ensayo con leche de cabra. Máxime cuando cuida al detalle el resto de la metodología con la escogida selección del ama y la conjunción de lo que llama principios naturales: "oréo, limpieza, campo, y leche pura de animal" (p. 143).

Igual de curioso resulta que el ensayo sobre los sanos se haga con un producto, el agua de arroz, cuya recomendación no procede de las autoridades médicas (Iberti y García) ni religiosas (Hervás) que cita, sino que provenga de un "particular" que no identifica, quien le habla de Margarita Raller y a quien confía la vida de un expósito. En el fondo no es muy diferente a cuando Iberti refiere experiencias de particulares y las valora en el mismo plano que ensayos más formales, por lo que habrá que situarlo en el contexto del siglo XVIII. Por otra parte, merece destacarse que la confianza de Úriz en este agua de arroz milagrosa no se debe solo al éxito parcial de su ensayo y a lo barato del producto, sino que debe tenerse en cuenta una frase inicial al principio del capítulo V en la que aspira a una leche limpia de animales, aludiendo a una cuestión sobre la que no vuelve a incidir pero que estaba de plena actualidad en su tiempo, la sospecha de transmisión de animalidad mediante la lactancia animal (11).

El uso de instrumentos precursores del biberón para la administración de sus preparados no es novedoso. Úriz ya refiere su uso anterior en la inclusa e Iberti le dedica un extenso epígrafe, pero no deja de ser un elemento de experimentación importante y que merece destacarse porque su papel en el éxito o no de las intervenciones alimenticias no está bien valorado.

Úriz reconoce que sus ensayos son insuficientes para alcanzar una evidencia sólida que responda a sus preguntas de investigación y solicita contrastar sus resultados con más experiencias, lo que constituye otra muestra más del desarrollo del método científico que impera en la obra de Úriz. En el mismo sentido, al publicar su obra, los resultados son todavía muy parciales y dispares, aunque puede hacerse una valoración desde los estudios sobre la mortalidad en la inclusa de Pamplona, que señalan una disminución de la mortalidad lactante en el quinquenio 1799-1803 frente al previo de 1793-1798 (29), lo que podría entenderse como un éxito de los ensayos.

CONCLUSIONES

Los ensayos nutricionales de Úriz responden a la aplicación de un método científico de forma más apreciable que lo observado en los textos didácticos de los autores considerados más relevantes.

El utilitarismo imperante no oculta el valor dado a la vida del expósito sobre cualquier otro, siendo Úriz un claro ejemplo de las excepciones al enfoque predominantemente punitivo de la historiografía.

El descenso de la mortalidad lactante tras los ensayos sugiere la posibilidad de una exitosa relación de causa-efecto.

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Recibido: 28 de Septiembre de 2021; Aprobado: 10 de Octubre de 2021

Correspondencia: Manuel Ferreiro Ardións. Departamento de Enfermería. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), Campus de Leioa. Barrio Sarriena, s/n. 48940 Leioa, Bizkaia e-mail: manuel.ferreiro@ehu.eus

Conflicto de intereses:

los autores declaran que no existen conflictos de intereses.

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